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En entrevista con Deutsche Welle, el director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), Kenneth Roth, dice que el régimen de Assad está cometiendo crímenes contra la humanidad y condena a Rusia y China por su indiferencia.

Kenneth Roth es el director ejecutivo de Human Rights Watch (HRW), una de las más importantes organizaciones de derechos humanos. Ha dirigido varias investigaciones y misiones en todo el mundo.

DW: De acuerdo con varios informes, el régimen sirio continúa su campaña militar contra los rebeldes, luego de haber rechazado un llamamiento para que intervenga una misión de paz de las Naciones Unidas. La ONU estima que, hasta el momento, al menos 5.000 personas han sido asesinadas en Siria. ¿Cómo evalúa Human Rights Watch la situación actual?

Kenneth Roth: La situación en Siria es claramente una catástrofe. Usted mencionó que las fuerzas sirias de seguridad están utilizando medios militares y que lo hacen, en parte, en contra de una oposición que también está cada vez más armada. Pero, por supuesto, gran parte de la violencia ejercida por las fuerzas de seguridad sirias sigue dirigiéndose contra los manifestantes pacíficos. Y muchos de los muertos son gente que no ha hecho más que protestar a favor de un gobierno más democrático para su país. Creo que es importante tener esto en cuenta, ya que parecería, en verdad, que la situación se está degenerando y convirtiéndose en una guerra civil. No obstante, la mayor cantidad de víctimas fueron personas que simplemente ejercitaban su derecho a expresarse y a protestar defendiendo los derechos humanos y la democracia.

¿Diría usted que la situación ha empeorado aún más desde diciembre de 2011, cuando Human Rights Watch detalló en un informe las violaciones a los derechos humanos y apeló a la Corte Penal Internacional para que ésta llevara adelante una causa contra el régimen sirio?

Ha empeorado mucho más. Pienso que el nivel de los bombardeos indiscriminados que se han visto en Homs, especialmente en las últimas semanas, fue una escalada más en esta violenta represión. Es por eso que nuestro llamamiento a que intervenga la Corte Penal Internacional es ahora más urgente que nunca. Se trata claramente de crímenes contra la humanidad cometidos por las fuerzas de seguridad sirias, por los comandantes que están ordenando esa carnicería. Y es precisamente una situación en la que debería intervenir la Corte Penal Internacional.

Obviamente, la única razón por la cual no lo ha hecho es porque Rusia y China han impedido la acción del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y debido a que Siria no ratificó el Tratado de Roma, el tratado internacional de la Corte Penal Internacional, la única manera en que esa corte puede obtener la jurisdicción sobre las atrocidades que se cometen en Siria es a través de una recomendación del Consejo de Seguridad de la ONU, que Rusia ha rehusado aprobar hasta el momento.

Usted investigó varios casos de violación de los derechos humanos y trabajó como fiscal. Desde una perspectiva legal, ¿cómo describiría la violencia en Siria y cuán sólidas son las evidencias contra el régimen de Assad ante la corte?

Pienso que se trata de un caso muy sólido, legalmente hablando. En otras palabras, si se dispara sistemáticamente contra manifestantes, o si se bombardea sistemáticamente a áreas civiles de una ciudad de manera indiscriminada, se trata de casos clásicos de crímenes contra la humanidad. Ciertamente, si la violencia en Siria escalara hasta llegar a transformarse en un conflicto armado , también se trataría de crímenes de guerra. Pero, hasta donde sabemos, estamos hablando de crímenes de lesa humanidad. Y éstos entran claramente dentro de la jurisdicción de la Corte Penal Internacional. Obviamente, es difícil reunir evidencias sólidas porque el gobierno sirio ha impedido que tanto observadores de derechos humanos como periodistas pudieran desempeñarse libremente.

Human Rights Watch y otras organizaciones han logrado recoger una cantidad bastante importante de evidencias en el lugar, y tengo confianza en que, con el tiempo, logremos acceder a más pruebas. Por eso creo que lo difícil no será construir un caso contra el régimen sirio, sino obtener la jurisdicción necesaria como para que la Corte Penal Internacional pueda llevar adelante el caso. Es por eso que el veto de Rusia ha sido problemático.

Como usted lo mencionó, Rusia y China siguen bloqueando la mayoría de los esfuerzos de la comunidad internacional, desde el enjuiciamiento del régimen de Assad por la CPI y una resolución de condena por parte de la ONU, hasta un plan de paz propuesto por la Liga Árabe. En vista de que la violencia continúa, ¿cuál sería su mensaje a los líderes en Moscú y Pekín?

Creo que esos vetos, que, en realidad, fueron liderados por Rusia y a los que se sumó China (no creo que nadie piense que China hubiese vetado por sí misma, pero estuvo muy de acuerdo en vetar cuando lo hizo Rusia) son la expresión de una indiferencia cruel ante la vida del pueblo sirio. Fue una jugada política global a expensas del pueblo de Siria. Lo que Rusia claramente valora es que el régimen de Assad es, en verdad, el último amigo que les queda en Cercano Oriente y en el norte de África, y es un importante comprador de armas rusas. Rusia sigue mirando la lucha por un cambio democrático en la región a través del cristal de la Guerra Fría. Y parece que todavía está en contra de cualquier tipo de evolución, aun si se trata de una evolución positiva en términos de derechos humanos, porque teme perder a un fiel aliado en ese proceso. Es un cálculo cínico por el cual espero que Rusia sea condenada ampliamente por Europa y la comunidad internacional, ya que su manera de actuar contradice la forma en que debería actuar un miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Y espero, francamente, que una de las lecciones que dejen los vetos de China y Rusia sea que es necesario desarrollar una nueva norma en el Consejo de Seguridad de la ONU a través de la cual no se permita a los miembros permanentes usar su capacidad de vetar en situaciones en las que se estén cometiendo crímenes masivos. Reconozco absolutamente que EE. UU. ha sido tan culpable de esas prácticas en el pasado como ahora lo son Rusia y China, y es por eso que se requiere un cambio palpable de parte de un gran número de miembros permanentes de la ONU. Pero es necesario que ese cambio se lleve a cabo urgentemente, ya que el pueblo sirio está sufriendo hoy la falta de una norma de mayor responsabilidad en el Consejo de Seguridad.

¿Cómo evalúa usted el caso de Siria en lo que respecta al principio de la Responsabilidad de Protección, que ha sido considerado un nuevo tipo de norma de compromiso internacional para prevenir crímenes masivos, y del cual Libia ha sido el primer ejemplo, al no haberse actuado realmente hasta el momento en un caso similar como lo es Siria?

Creo que es erróneo decir que no se actuó. Es importante recordar que la Responsabilidad de Protección –que quedó claramente justificada debido al nivel de atrocidades que se cometen en Siria- no es simplemente una acción militar. Se trata de una serie de pasos que debe dar la comunidad internacional para intervenir y presionar a un gobierno que no cumple con la obligación de proteger a su pueblo, es más, que está matando a su gente. Allí se impone el deber de actuar. Pero pienso que la Liga Árabe, por ejemplo, ha actuado muy positivamente al imponer sanciones y al luchar por que sus observadores pudieran desarrollar sus tareas. Asimismo, más recientemente, ha propuesto la intervención de una misión de paz, algo que Siria rechazó.

Es decir, que se han llevado a cabo una gran cantidad de medidas locales. La Unión Europea, el Gobierno de EE. UU. y otros han impuesto sanciones, y todos esos son pasos positivos que conforman una especie de palanca para presionar al régimen de Damasco a que cumpla con su obligación de proteger a los ciudadanos. Pero esto, evidentemente, no es suficiente, y se hace necesario encontrar otras formas adicionales de incrementar la presión hasta que, si no Assad, al menos los que lo rodean reconozcan que habrá que buscar algún tipo de acuerdo con quienes luchan por la visión de un futuro más democrático para Siria.

¿Coincide con la percepción de aquellos que, comparando a Siria con Libia, piensan que la comunidad internacional en general -y en particular Francia y Gran Bretaña, que lideraron la misión contra Muamar al Gadafi- se ha comportado con cierta reticencia respecto de lo que está haciendo Assad?

Gran Bretaña y Francia se unieron al consenso de la Unión Europea al imponer un embargo al petróleo y sanciones determinadas. En ese sentido, su actitud fue muy buena. Creo que a lo que usted se refiere es a que Gran Bretaña y Francia no están bombardeando Siria como lo hicieron con Libia. Y hay muchas razones para eso, que tienen que ver con el carácter más desorganizado de la oposición y de los rebeldes en Siria, si se los compara con los de Libia, con la mayor cohesión y capacidad de las fuerzas militares de ese país y, además con la mayor complejidad de Siria como país. Se está intentando hallar otras formas de sancionar y de ejercer presión diplomática para aislar a Damasco por sus acciones represivas y dejar en claro que no podrá continuar por este camino de extrema violencia.

¿Cuál es, entonces, su esperanza y su consejo para la comunidad internacional a fin de ejercer una presión mayor para resistir contra el régimen de Assad?

Lo principal es entender que lo que se hizo hasta ahora no es suficiente y que se requiere de otros medios. En segundo lugar, se debe reconocer que el tiempo es esencial, que todos los días se está matando a muchísima gente. Y por eso no podemos simplemente observar cómo se desarrolla la situación durante semanas o meses. Es necesario actuar con suma urgencia.

En cuanto a la actitud de China y Rusia, la presión está aumentando significativamente. Espero que Moscú y Pekín estén pagando un precio lo suficientemente alto, en cuanto a su reputación, por la crueldad de su indiferencia, y que encuentren la forma de apoyar que se presione aún más al régimen de Assad pesar de sus estrechos cálculos políticos, que los han hecho colocarse del lado de un brutal represor en lugar de estar del lado del pueblo sirio.

Entrevista: Michael Knigge (CP)
Editor: Enrique López

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