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India/Bangladesh: Asesinatos indiscriminados y abusos por parte de guardias fronterizos

El Gobierno indio debería investigar y acabar con la impunidad para los agentes de las fuerzas de seguridad

(Calcuta)-India y Bangladesh deberían tomar medidas urgentes para acabar con la matanza de cientos de sus ciudadanos en la frontera de Bengala Occidental y Bangladesh a manos de la Fuerza de Seguridad Fronteriza (BSF, por sus siglas en inglés), señaló Human Rights Watch en un informe publicado hoy. El Gobierno indio debería procesar a los soldados de la BSF responsables de serias violaciones a los derechos humanos, dijo Human Rights Watch.

El informe de 81 páginas, "'Trigger Happy': Excessive Use of Force by Indian Troops at the Bangladesh Border" ("'Gatillo Fácil': El uso excesivo de la fuerza por las autoridades indias en la frontera de Bangladesh"), documenta la situación en la región fronteriza, donde tanto Bangladesh como India han desplegado guardias para prevenir la infiltración, el tráfico y el contrabando. Human Rights Watch descubrió numerosos casos de uso indiscriminado de la fuerza, detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos por parte de las fuerzas de seguridad, sin que hubiera ninguna clase de investigación ni castigo al respecto. El reporte está basado en más de 100 entrevistas con víctimas, testigos, activistas de los derechos humanos, periodistas, y miembros de la Fuerza de Seguridad Fronteriza y de los Rifles de Bangladesh (BDR, por sus siglas en inglés).

"La guardia fronteriza parece estar fuera de control, con órdenes de disparar contra cualquier sospechoso", dijo Meenakshi Ganguly, director para Asia Meridional de Human Rights Watch. "Las operaciones en la frontera ignoran la norma más básica del Estado de derecho, que es la presunción de inocencia".

Dado que tanto los indios como bangladesíes se han convertido en víctimas de estos abusos, ambos gobiernos necesitan abrir una investigación independiente conjunta para solucionar esta situación, recomendó Human Rights Watch.

Muchas personas cruzan esta frontera de forma rutinaria para visitar a familiares, comprar suministros y buscar trabajo, pero también para cometer delitos menores y graves. Los guardias fronterizos están encargados de interceptar actividades ilegales, especialmente el tráfico de narcóticos, el tráfico humano para la prostitución y el transporte de dinero falso y explosivos. También deben impedir los ataques de militantes que tratan de planificar atentados violentos.

En muchos de los casos investigados por Human Rights Watch, las víctimas eran ladrones de ganado (granjeros o jornaleros que intentaban complementar sus precarios sustentos como traficantes en el lucrativo pero ilegal comercio de ganado que prolifera en la frontera de Bengala Occidental. Alauddin Biswas, un residente en la frontera, describió el asesinato de su sobrino, sospechoso de tráfico de ganado, por los guardias fronterizos en marzo de 2010:

Fui a ver el cuerpo. Estaba a 5 ó 6 kilómetros de nuestra casa. Había policías y políticos. Todos vimos que la BSF le había disparado mientras estaba tendido boca arriba. Le habían disparado en la frente y la bala lo había atravesado y se encontraba a unos centímetros dentro de la tierra. Si hubiera estad huyendo, le habrían disparado por la espalda. Simplemente lo ejecutaron...

Más de 900 ciudadanos bangladesíes han sido asesinados por la BSF en los últimos 10 años, muchos de ellos cuando entraban a territorio indio para contrabandear ganado u otras actividades de tráfico ilegal. Sin embargo, en muchos casos también encontramos que los bangladesíes resultaron heridos o perdieron la vida por fuego indiscriminado en la frontera. Por ejemplo, Abdur Rakib, de 13 años, recibió disparos mientras llevaba a sus búfalos a pastar cerca de la frontera cuando un soldado abrió fuego. Otro joven, Mohammad Omar Faruq, de 15 años, resultó herido.

El Gobierno indio está construyendo una valla cerca de la frontera para contener la infiltración de emigrantes económicos de Bangladesh, además de grupos militantes responsables de ataques contra ciudadanos indios. Las limitaciones resultantes a la libertad de movimiento para aquellos que quieren acceder a sus propias tierras cerca de la frontera han causado penurias a los residentes fronterizos.

"Los residentes se quejan de que la intimidación, el hostigamiento verbal y las palizas son comunes. Los guardias de la frontera, especialmente la BSF, tratan a todo el mundo como sospechoso", señaló Ganguly. "Pese a tener la misión pacífica de prevenir las actividades ilegales, la guardia fronteriza actúa como si se tratara de una zona de guerra, torturando y matando a residentes locales".

La guardia fronteriza justifica las muertes argumentando que los sospechosos trataban de evadir arrestos, o que disparó en defensa propia, dijo Human Rights Watch. Sin embargo, la sospecha de un delito o la evasión de arresto por sí solas no son suficientes para justificar el uso de fuerza letal. Los Principios Básicos de las Naciones Unidas sobre el Empleo de la Fuerza y de Armas de Fuego por los Funcionarios Encargados de Hacer Cumplir la Ley exhortan a los funcionarios a que utilicen, en la medida de lo posible, los medios no violentos antes de recurrir al uso de la fuerza y las armas de fuego.  Los encargados de hacer cumplir la ley deben ejercer moderación y "actuar en proporción a la gravedad del delito". Human Rights Watch no encontró pruebas en ninguna de las muertes que documentó de que la víctima estuviera involucrada en alguna actividad que justificase una respuesta tan extrema.

Se han presentado cientos de quejas de malos tratos a manos de guardias en la frontera, pero ninguno ha sido llevado ante la justicia. Human Rights Watch descubrió que las fuerzas locales de la policía casi nunca presentan denuncias contra agentes de seguridad fronterizos y a veces hasta alientan a las víctimas a retirar las quejas, asegurándoles que no servirán de nada. En una ocasión, la policía informó a una víctima que los agentes de seguridad de la frontera no habían cometido ningún delito, dado que estaban ahí "para golpear a la gente".

El Gobierno de Bangladesh debería tomar medidas inmediatas para proteger el derecho a la vida de sus ciudadanos, incluso aquellos que podrían estar involucrados en comercio ilegal, y debería instar al Gobierno indio a mesurarse.

"Human Rights Watch ha hecho numerosos llamamientos al Gobierno indio para que persiga a aquellos responsables de violar los derechos humanos en vez de dejar que las fuerzas de seguridad salgan impunes de los asesinatos", dijo Ganguly. "LA BSF insiste en que hay investigaciones internas en marcha, pero entonces, ¿por qué se muestra tan reacia a revelar si alguno de sus agentes ha sido castigado por estas muertes?"

Testimonios del informe:

"El personal de la BSF estaba frustrado porque sus sospechosos habían escapado. Rodearon a los chicos sin darles explicación alguna, los empezaron a golpear con las culatas de sus rifles y a darles patadas y puñetazos. Eran nueve soldados y golpearon a mis hijos despiadadamente. Incluso cuando se desplomaron, los hombres de la BSF siguieron dándoles patadas salvajemente contra el pecho y otros órganos sensibles..."

- Krishna Chandra Mondal, padre de tres chicos arbitrariamente atacados por la BSF.

"A eso de las 3 de la madrugada, decidimos cruzar la frontera india. Al atravesar un campo no nos dimos cuenta de que había unos soldados de la BSF escondidos. Tan pronto como nos vieron, empezaron a dispararnos sin previo aviso. Esa noche, la BSF disparó al menos 30 rondas. Nunca había vivido un ataque de ese calibre por parte de la BSF".

- Nazrul Islam, un bangladeshí que fue herido por los disparos indiscriminados de la BSF.

"Había llevado nuestros tres búfalos a pastar al campo... a unos 45 metros de la frontera. Es un campo de pasto común y muchos otros niños habían llevado sus búfalos al mismo campo a pastar... Un niño pequeño estaba tratando de pescar en el lago... Un soldado de la BSF estaba parado en la frontera y hablando a voces con el niño que estaba pescando. Parecía que quería que el niño le diera unos pescados gratis... Pronto empezaron a insultarse y entonces el agente de la BSF le apuntó con un arma. El chico corrió y el oficial empezó a disparar. Creo que unas siete o diez rondas de disparos después... me dio en la cadera derecha y caí al suelo".

- Mohammad Omar Faruq, de 15 años, herido por los disparos indiscriminados de un agente de la BSF, cuenta el asesinato de Abdur Rakib, de 13 años.

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