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(Nueva York) – El aparente suicidio de un detenido yemení en la Bahía de Guantánamo pone de relieve la necesidad urgente de que Estados Unidos llegue a un acuerdo con Yemen sobre el envío de los prisioneros sin cargos de regreso a casa, dijo hoy Human Rights Watch.

Mohammad Ahmed Abdullah Saleh Al-Hanashi, cuya muerte en el pabellón psiquiátrico de Guantánamo fue anunciada el martes, fue el quinto detenido - y el segundo yemení - en morir en un aparente suicidio en la prisión de Guantánamo. Abogados de los yemeníes han dicho a Human Rights Watch que un gran número de prisioneros se han puesto en huelga de hambre para protestar por su confinamiento.

"Estados Unidos y Yemen han postergado por mucho tiempo alcanzar un plan de repatriación humana", dijo Letta Tayler, investigadora de terrorismo y contraterrorismo de Human Rights Watch y autora de "No direction home" (Sin rumbo a casa), un informe sobre las perspectivas sombrías que enfrentan los detenidos yemeníes en Guantánamo. "Muchos de estos hombres están entrando en su octavo año de detención sin cargos".

Casi 100 yemeníes permanecen en Guantánamo – por mucho el grupo nacional más grande, y casi la mitad de los 239 detenidos en el campamento. Más de una docena de yemeníes han sido declarados libres para su regreso, y la gran mayoría nunca han sido acusados, pero en los más de siete años desde que Guantánamo comenzó a recibir prisioneros, Estados Unidos ha enviado a casa a sólo a 14 yemeníes y sólo a dos en los últimos dos años.

El estancamiento con Yemen acerca de su regreso es uno de los obstáculos principales de la promesa del presidente Barack Obama de cerrar el centro de detención en enero de 2010. Temiendo que los yemeníes y otros detenidos sean transferidos a Estados Unidos, el Congreso de EE. UU. votó el mes pasado para bloquear el financiamiento para el cierre de Guantánamo.

Las conversaciones entre Estados Unidos y Yemen están estancadas debido a la preocupación de que los detenidos del Yemen podrían representar una amenaza a la seguridad una vez que hayan regresado a casa.

"Detener a estos hombres sin cargo alguno solamente aumenta el resentimiento internacional en contra de Estados Unidos, y otorga a los grupos terroristas una herramienta de reclutamiento conveniente", dijo Tayler. "El gobierno de Obama debe liberar rápidamente a los prisioneros que no pueden acusar formalmente y enjuiciar al resto en tribunales federales".

Saleh, de 31 años de edad, ha estado detenido sin cargos en Guantánamo desde febrero de 2002. Abogados que visitaron Guantánamo en mayo, dijeron que él era uno de los siete prisioneros detenidos en un pabellón psiquiátrico y que estaba restringido en una silla y siendo alimentado a la fuerza mediante un tubo, lo que indica que estaba en huelga de hambre. El historial médico del Pentágono muestra que el peso de Saleh había bajado a 87 libras (39.5 kg) en 2005. Él pesaba 124 libras (56 kg) cuando entró a Guantánamo.

En 2006, otro yemení, Ali Abdullah Ahmed, fue encontrado muerto en un aparente suicidio. Un tercer yemeni, Abdul Latif, ha tratado de suicidarse varias veces, y fue llevado a un pabellón psiquiátrico después de repetidos intentos de suicidio. Él trató de suicidarse otra vez en mayo, en presencia de su abogado. En total, docenas de detenidos han intentado suicidarse en Guantánamo.

Un informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos preparado para Obama en febrero, concluyó que Guantánamo cumple con las normas para el tratamiento humano establecidas en las Convenciones de Ginebra. Desde entonces, el gobierno de Obama ha realizado mejoras tales como el aumento de horas comunales y de acceso a la televisión. Sin embargo, el acoso por parte de los guardias y la alimentación forzada a los huelguistas de hambre, siguen siendo substanciales, de acuerdo con los abogados de los detenidos. Casi la mitad de los detenidos se encuentran en aislamiento.

Hasta que la prisión sea cerrada, Human Rights Watch exhorta al gobierno de Obama a mejorar dramáticamente las condiciones y a permitir las inspecciones por parte de grupos de derechos humanos y de médicos independientes, que podrían reportar sus hallazgos públicamente.

"Si bien las mejoras del Pentágono en Guantánamo deben ser elogiadas, aún persisten condiciones inhumanas para muchos prisioneros", dijo Tayler.

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