(Nueva York) – Los Estados miembros de la ONU no deben seguir dando luz verde a más abusos al permanecer callados ante el récord problemático de los derechos humanos en China durante el proceso de la Revisión Periódica Universal de la ONU (RPU) el 9 de febrero del 2009, declaró Human Rights Watch. La Revisión Periódica Universal, mediante la cual todos los países miembros de la ONU son examinados una vez cada cuatro años, permite a los países miembros y al Consejo de Derechos Humanos de la ONU examinar el récord de los derechos humanos en China.
El gobierno de la República Popular de China se ha comprometido a fortalecer las protecciones de derechos humanos. Sin embargo las violaciones extensivas de derechos humanos continúan y deben ser señaladas, incluyendo graves limitaciones al ejercicio de las libertades fundamentales.
“En lo que miembros de la ONU se preparan para debatir el récord de los derechos humanos en China, deben recordar que esta es una oportunidad crónicamente negada a la inmensa mayoría de las personas chinas”, dijo Sophie Richardson, directora de Incidencia Política en Asia para Human Rights Watch. “Las decisiones de esos miembros para hablar no deben ser dictadas por asuntos bilaterales ni temores de cómo el gobierno chino reaccionará, sino por la urgente necesidad de examinar asuntos críticos de derechos humanos”.
Human Rights Watch declaró que para que la revisión sea significativa, ésta debe incluir la discusión sobre el Tibet y Xinjiang, las continuas violaciones a la libertad de expresión, formas extrajudiciales de arresto y tortura. Estos y otros asuntos son señalados en declaración de Human Rights Watch que fue sometida al proceso de revisión mediante el mecanismo para organizaciones no gubernamentales interesadas. La declaración se encuentra disponible en: https://www.hrw.org/en/news/2008/09/30/china-upr-submission.
Human Rights Watch continúa documentando amplias violaciones a los derechos humanos en China, incluyendo limitaciones graves al ejercicio de las libertades fundamentales. Estas limitaciones son agravadas por el hecho de que la última fuente de la autoridad en cada nivel del gobierno no es el gobierno mismo, sino el Partido Comunista de China (PCC). El sistema legal, incluyendo el poder judicial, permanece explícitamente bajo la "supervisión y guía" del PCC. Estos imperativos prohíben cualquier crítica directa al PCC hecha por cualquier individuo u organización. Cada año, cientos de enjuiciamientos por "subversión" y "separatismo" demuestran la estricta aplicación de estas prohibiciones.
Además de estas restricciones institucionales, otras preocupaciones urgentes de derechos humanos en la República Popular de China incluyen: acoso y enjuiciamiento de disidentes y defensores de derechos humanos; el uso de re-educación a través de detención laboral y administrativa, privación de la libertad sin procesos judiciales; confesiones forzadas y tortura en el sistema de justicia; censura política activa y manifiesta sobre el contenido de los medios de comunicación e Internet; ejecuciones; trabajo infantil – incluso en escuelas estatales – persecución de creyentes religiosos que se rehúsan a unirse a iglesias controladas por el Estado; evicciones forzadas a gran escala y reasentamientos involuntarios para dar espacio a proyectos de infraestructura; discriminación en contra de ciudadanos rurales formalizada por el sistema de registro de hogares; y represión de tibetanos étnicos en el Tíbet y uigures en Xinjiang.
"A menudo, funcionarios chinos dicen que ningún país es inmune a problemas de derechos humanos, pero lo que hace a China objeto de particular preocupación es que continúa persiguiendo a gente que denuncia estas violaciones", dijo Richardson. "Los Estados miembros de la ONU tienen la obligación de ver más allá de la retórica del gobierno chino sobre su desempeño en derechos humanos y de señalar casos específicos de violaciones de derechos y demandar un cambio y acción significativa para terminar con dichos abusos".
Aunque la información sobre la revisión de derechos supuestamente debe ser difundida ampliamente dentro de cada país, y el proceso está diseñado para permitir la opinión ciudadana, prácticamente no existe circulación alguna de información sobre la revisión de China dentro de este país.
El gobierno Chino tiene un largo historial de censurar información que considera políticamente sensible, como sucedió recientemente con partes del discurso inaugural del presidente de Estados Unidos Barack Obama, donde hacía comentarios críticos sobre el comunismo y el fascismo. Los sitios de Internet del New York Times y de la BBC han sido bloqueados intermitentemente, y los medios de comunicación Ming Pao y Asiaweek, basados en Hong-Kong, también han sido afectados.
Human Rights Watch exhortó al gobierno chino que acepte las recomendaciones específicas en tiempo razonable con vista hacia el establecimiento de soluciones efectivas. Human Rights Watch acogió con beneplácito la voluntad expresada por el gobierno chino de participar en la discusión de asuntos de derechos humanos, pero se preocupa por los comentarios hechos a Human Rights Watch y a diversos gobiernos de que rechazará la discusión de temas que considera ‘asuntos políticos’, como el del Tíbet.
"El gobierno está tratando de limitar la discusión de los abusos más serios que actualmente ocurren en China, no de sacarlos a la luz" dijo Richardson. "Una revisión exitosa es aquella que produce un mapa de cómo el gobierno chino trabajará para disminuir los abusos en los siguientes cuatro años".
Human Rights Watch exhortó a todas las embajadas y agencias de la ONU en China a ayudar a que los ciudadanos chinos vean las transmisiones por Internet de la Revisión Periódica Universal, así como a fungir de anfitriones en sesiones abiertas de proyección en sus instalaciones. Las transmisiones en Internet de la RPU pueden ser vistas en: http://www.un.org/webcast/unhrc/archive.asp?go=090209.
“Esta es una gran prueba para el Consejo de Derechos Humanos”, dijo Richardson. “Su antecesor, la Comisión de Derechos Humanos, perdió mucha credibilidad debido a su manera politizada de ver el historial de derechos humanos de China. En esta ocasión, no deben existir perspectivas políticas, sino solamente un vistazo frío y duro de la situación en China”.
. “Esta es una gran prueba para el Consejo de Derechos Humanos”, dijo Richardson. “Su antecesor, la Comisión de Derechos Humanos, perdió mucha credibilidad debido a su manera politizada de ver el historial de derechos humanos de China. En esta ocasión, no deben existir perspectivas políticas, sino solamente un vistazo frío y duro de la situación en China”.