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La Unión Europea debería condicionar la normalización de las relaciones económicas con Cuba a un avance significativo en materia de derechos humanos en ese país.

Un avance significativo incluiría la puesta en libertad de todos los disidentes injustamente encarcelados. En la campaña de represión política de abril de 2003, 75 disidentes pacíficos fueron arrestados y condenados a largas penas de prisión; 61 de ellos siguen encarcelados. En la reciente puesta en libertad de 14 disidentes, el gobierno no reconoció que habían sido encarcelados injustamente, sino que los puso en libertad por motivos "humanitarios".

"La reciente puesta en libertad de algunos de los disidentes cubanos es un paso positivo, pero no demuestra un cambio significativo en las políticas represivas del gobierno", señaló José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch. "El Presidente Fidel Castro está usando a seres humanos como peones en un juego político destinado a mejorar las relaciones con Europa", agregó.

Otra medida significativa para Cuba sería la adopción de reformas legales destinadas a proteger los derechos a la libertad de expresión y de asociación. El gobierno cubano continúa restringiendo la libertad de expresión, asociación, asamblea, movimiento y prensa.

Human Rights Watch no se opone a las iniciativas de la Unión Europea para aumentar el diálogo con el gobierno cubano, en tanto en cuanto la Unión Europea utilice sus contactos con funcionarios cubanos para recordarles la necesidad acuciante de una reforma en materia de derechos humanos. En particular, la Unión Europea debe continuar aprovechando cualquier oportunidad para pedir la puesta en libertad de todos los disidentes encarcelados en Cuba y la revisión de las leyes opresivas.

Antecedentes

La Unión Europea está replanteándose su posición sobre las relaciones con Cuba. En junio de 2003, después de la represión contra los disidentes cubanos, la UE reconsideró sus relaciones con Cuba e impuso una serie de sanciones que incluyeron limitar las visitas oficiales de alto nivel e invitar a los disidentes cubanos a las recepciones diplomáticas con motivo de fiestas nacionales en La Habana. El gobierno cubano respondió con la ruptura de todas las relaciones con las embajadas europeas en Cuba.

Sin embargo, con la reciente puesta en libertad de 14 disidentes, la Unión Europea-siguiendo el ejemplo del gobierno español-ha estado considerando una reorientación de su política con respecto a Cuba. A mediados de enero, Cuba había reanudado el contacto diplomático con todos los países de la Unión Europea.

La UE eliminó uno de los escollos para la mejora de las relaciones en diciembre de 2004, cuando su grupo de trabajo sobre América Latina recomendó que los países de la UE dejaran de invitar a disidentes a recepciones diplomáticas con motivo de fiestas nacionales.

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