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La decisión de Brasil de expulsar a un corresponsal del New York Times por un artículo en el que comenta la presunta afición a la bebida alcohólica del Presidente empañará la larga tradición del país de respeto por la libertad de expresión.

El Ministerio de Justicia de Brasil dijo ayer que el artículo de Larry Rohter, responsable de la corresponsalía del New York Times en Río de Janeiro, era ofensiva para el honor el Presidente y que el gobierno consideraba "inconveniente" que el periodista continuara su presencia en Brasil.

"Si las autoridades brasileñas siguen adelante con su amenaza de expulsar a Rohter, provocarán un daño irreparable a la libertad de expresión en el país y enviarán un terrible mensaje a otros gobiernos de la región que respetan la tradición de tolerancia en Brasil", señaló José Miguel Vivanco, director ejecutivo de la División de las Américas de Human Rights Watch. "Instamos al gobierno brasileño a que revoque su decisión de expulsar a Larry Rohter".

El artículo de Rohter, titulado "Brazilian Leader's Tippling Becomes National Concern" (El gusto por el trago del presidente brasileño se convierte en una preocupación nacional) fue publicado el 9 de mayo en el New York Times. En el artículo, Rohter se refirió a los crecientes comentarios privados en Brasil sobre el consumo de alcohol del presidente, pero señaló que "muy pocos están dispuestos a expresar sus recelos públicamente u oficialmente". La prensa nacional ha abordado recientemente este asunto, pero la oficina del Presidente Lula comentó a Rohter por e-mail que las informaciones eran "una mezcla de prejuicio, desinformación y mala fe".

Se dijo que, después de la publicación del artículo, el Presidente de Brasil Luis Inacio Lula da Silva había afirmado: "Un presidente no responde a una idiotez como esta. No merece una respuesta, merece una acción. Creo que debería estar más preocupado que yo".

Los altos funcionarios de gobiernos latinoamericanos están acostumbrados a leyes que protegen su reputación frente a las críticas que consideran injustas o injuriosas, y Brasil no es una excepción. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha concluido que dichas leyes-conocidas como leyes de desacato-violan las garantías de la libertad de expresión consagradas en la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Ha pedido a los Estados que las revoquen.

En consonancia con las normas legales internacionales contenidas en la Convención Americana y otros tratados, los funcionarios públicos no deberían tomar represalias legales ni de otro tipo cuando se enfrenten a un intenso escrutinio público. Al expulsar a un periodista extranjero acreditado por un artículo que el presidente considera insultante, Brasil violaría estas normas relativas a la libertad de expresión.

"El Presidente Lula dispone de otros medios para rebatir este artículo o cualquier otra crítica con la que no esté de acuerdo", dijo Vivanco. "En lugar de arremeter de esta manera, podría haber optado por defenderse públicamente en la prensa vibrante y libre de Brasil".

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