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(Nueva York) - El último esfuerzo para obtener la exención de los Estados Unidos en la corte penal internacional no ha tenido éxito, según dijo hoy Human Rights Watch.

En las tres semanas de negociaciones en las Naciones Unidas que concluyen hoy, la delegación de Estados Unidos trató de restringir el poder de la corte para pedir la comparecencia de sospechosos. En el debate del 23 de junio sobre la propuesta de Estados Unidos, 39 delegaciones de las 45 que participaron se opusieron a la misma. Solamente Israel y Turquía apoyaron el texto presentado por Estados Unidos en su totalidad.

Los delegados sí se pusieron de acuerdo para incluir una nueva provisión dirigida a que Washington se mantenga en las conversaciones sobre la corte. Human Rights Watch advirtió que esta nueva provisión puede fomentar la presión de Washington para lograr exenciones especiales en la próxima ronda de negociaciones, prevista para noviembre de 2000.

"Completar esta ronda de conversaciones es un gran paso para hacer que la corte se convierta en realidad", dijo Richard Dicker, consejero de Human Rights Watch y director de la campaña para el tribunal penal internacional. "Me alegra poder decir que el esfuerzo de los Estados Unidos para debilitar la corte ha fracasado, al menos por ahora. Pero los gobiernos tienen que prepararse para otro asalto en noviembre".

Los esfuerzos de Estados Unidos se centraron en el artículo 98 (2) del tratado, que ya impide (debido a la insistencia de los Estados Unidos en Roma) que la corte procese a las tropas localizadas en el extranjero cuando sean acusadas de graves crímenes contra los derechos humanos. Estados Unidos quiso aumentar la excepción para permitir que todas las formas de acuerdos -- entre la corte y los estados individuales, entre la corte y las alianzas militares como la OTAN, entre la corte y las organizaciones regionales y, lo más importante, entre la corte y las Naciones Unidas -- concedan exenciones especiales.

"La propuesta de Estados Unidos hubiera hecho la corte vulnerable desde todos los lados, lo cual debilitaría sin duda su autoridad", afirmó Dicker. "Es importante que las demandas de Washington por un tratamiento especial no debiliten la imparcialidad y la efectividad del tribunal".

Dicker afirmó que la actividad de los grupos de presión de Washington no es necesaria porque el tratado ya proporciona varias salvaguardias contra los procesamientos por motivos políticos.

Las conversaciones de este mes lograron un gran hito: completar "las reglas de procedimiento y pruebas" y "los elementos de los crímenes" de la corte. "Se espera que al haber completado estos acuerdos subsidiarios se acelere la ratificación del tratado para el establecimiento de la corte. Trece estados lo han ratificado ya y se esperan que Alemania y Canadá lo ratifiquen pronto. La corte será establecida cuando 60 estados hayan completado este paso.

El tratado para la corte penal internacional fue finalizado en Roma en julio de l998. Sólo siete países, incluyendo a Estados Unidos, Iraq y China, votaron en contra en aquella ocasión, mientras que 120 países votaron a favor. La corte penal internacional perseguirá el genocidio, los crímenes contra la humanidad y los crímenes de guerra. Este hecho es considerado uno de los avances más significativos para la protección de los derechos humanos en décadas.

En las negociaciones sobre "los elementos de los crímenes", Egipto y China también hicieron grandes esfuerzos para limitar algunas partes del tratado. Insistieron en que un estado debe de haber "alentado activamente" un crimen para que la corte procese a un sospechoso. Para los crímenes en los que el estado haga la vista ciega ante el abuso en vez de alentarlo activamente, la corte tendrá menos espacio para actuar. Pero una apostilla a la nueva provisión permitirá que la corte intervenga en "circunstancias especiales".

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