En los últimos meses, la atención internacional en torno a la invasión rusa a Ucrania se ha centrado en las conversaciones de paz o, más exactamente, en los intentos fallidos de conversaciones de paz.
Pero mientras las miradas esperanzadas se han posado en la diplomacia, la cruda realidad sobre el terreno no ha hecho más que agravarse.
Los ataques rusos en Ucrania desde enero han matado y herido a más civiles que en el mismo periodo del año pasado.
Esta es la conclusión clave del nuevo informe de Human Rights Watch. La investigación documenta algunos ejemplos recientes de ataques ilegales rusos con víctimas civiles.
En la mañana del 1 de febrero, un misil ruso de gran alcance detonó en el aire y destruyó la esquina de un edificio de apartamentos en la ciudad de Poltava. Mató a 15 civiles e hirió a 20.
El 4 de febrero, las fuerzas rusas lanzaron un misil contra la ciudad de Izium, en el este del país. Alcanzó el edificio del ayuntamiento en el distrito central, matando a 6 civiles e hiriendo a 57, entre ellos 3 niños.
La noche del 5 de marzo, un artefacto explosivo se estrelló contra el hotel Tsentralnyi, en la ciudad de Kryvyi Rih, al sureste del país. No sólo dañó el hotel, sino también muchos edificios residenciales de la zona, matando a 6 civiles e hiriendo a 31.
En la noche del 4 de abril, las fuerzas rusas lanzaron otro ataque contra Kryvyi Rih. Esta vez, una munición estalló en el aire sobre un parque, dañando su pequeño parque infantil, muchos edificios de los alrededores y un restaurante.
El ataque ruso mató a 20 civiles, entre ellos 9 niños, la mayoría en el parque infantil. Otras 73 personas resultaron heridas, entre ellas un bebé de 3 meses.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos afirmó que se trataba del ataque individual más mortífero contra niños desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala.
Todas estas ciudades están lejos de las líneas del frente. En ningún caso había un objetivo militar claro cerca.
Todos estos ataques son ilegales. Como mínimo, violaron la prohibición del derecho internacional de los ataques indiscriminados y desproporcionados. Las fuerzas rusas no distinguieron entre objetivos civiles y militares. O bien no evitaron las desproporcionadas bajas civiles que cabía esperar de los ataques en comparación con cualquier ventaja militar prevista.
Tales ataques, cuando se cometen deliberada o imprudentemente, constituyen crímenes de guerra según el derecho internacional.
Y eso son sólo cuatro ejemplos...
Pase lo que pase con las negociaciones diplomáticas en las próximas semanas y meses, los gobiernos deben abordar este tipo de ataques. La administración Trump, en particular, debe utilizar cualquier influencia que tenga con el Kremlin para presionar a Rusia a que respete el derecho internacional humanitario.
Con o sin acuerdo en Ucrania, el mundo no debería tolerar las atrocidades rusas.