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Marruecos: ‘Un manual de estrategias” para enmascarar la creciente represión

Vigilancia, campañas de desprestigio, intimidación, prisión tras un juicio injusto

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Maati Monjib

In the past, dissidents in Morocco were faced with clear-cut political trials, which made them heroes and earned them public opinion support. Nowadays, they are accused of rape, theft, treason…This is more efficient (to take them down) because they are cut from public support.

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How to deal with dissidents

Voice over

Allegations of serious crimes should be investigated thoroughly and tried fairly. But in Morocco, when the accused is a dissident, fair trial norms are often violated.

That is just a chapter of a sophisticated playbook that Moroccan authorities have developed to muzzle high-profile dissidents.

After more than two years of research, Human Rights Watch exposes how that playbook works.

The playbook tactics include a mix of character-assassination campaigns, video and electronic surveillance, unfair trials ending in unjust verdicts, witness intimidation, and sometimes physical violence and the targeting of family member.

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1. “Character Assassination Campaigns”

Maati Monjib

Historian and activist who tried to unite opposition iIslamists and secularists

“Maati Monjib, the Historian Liar”

“Monjib, the Renegade Who Betrayed Morocco”

“Screw the Traitors: Maati Monjib Is a Foreign Agent”

“Monjib: a Hired Gun, Ungrateful Liar, and the Rest Is Yet To Come...”

“The Criminal Mindset of Maati Monjib”

This is just a small sample of the headlines that websites close to the authorities published about me. Me and others… Anyone who raises their head, they get this treatment.

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#2. Video and Cyber surveillance

Fouad Abdelmoumni

Human Rights activist and outspoken critic of the authorities

They planted two video cameras in the AC units of my apartment – here’s one. They filmed me in intimate situations with my fiancée, and then sent the videos to her family members.

A tech lab informed me that my smartphone had been infected with the Spyware Pegasus, which allows access to emails, photos, recordings, phone calls… everything. Basically, they had access to all my private life.

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#3. Unfair trials, unjust verdicts

Fatiha and Driss Radi

Parents of Omar Radi, journalist who investigated state corruption

Omar remained in pretrial detention, without [detailed] justification for a year, without access to his own case file. He didn’t know the [detailed] charges against him. How could he defend himself without even knowing that? When Omar’s trial started, the tribunal refused to listen to witnesses in his favor. In the end, after many sessions, Omar was sentenced to 6 years.

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#4. Witness Intimidation

Afaf Bernani

Staffer at opposition daily who refused to testify against her boss

When the police was interrogating me, they pressured me to say that I was a victim of sexual harassment at the hands of journalist Taoufik Bouachrine. Of course, I refused because the man never harassed me. After the [interrogation] report was out, I discovered that they made me say what I had refused to say, and that my [interrogation] report had been falsified. That’s when I understood that they really wanted to take him [Bouachrine] down. After I protested, they prosecuted. me for “defamation” [of the police] and the tribunal sentenced me to 6 months in jail at record speed. Because of all that, I decided to leave Morocco. I had no choice.

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#5. Physical Violence

Hicham Mansouri

Former manager of an association for investigative journalism

I was out of a work meeting, it was the evening, I was walking back home, when 2 men suddenly attacked me, punching and kicking. They especially targeted my face, but also hit me on multiple parts of my body. Since they broke my glasses, I couldn’t see anything. I fell on the floor, but they kept kicking me. The aggression was quick and professional. I pressed charges, but the police didn’t deal with my complaint seriously.

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#6. Targeting Family Members

Wahiba Khourchech

Former police officer who accused a commander of sexual harassment

My husband received pictures showing me, my lawyer, and my daughter in my hotel room. The picture was accompanied by a text message claiming that I cheated on my husband with my lawyer.

Another time, I was walking in Casablanca, when two [unknown] men accosted me, threatened me and said, “Your daughter is dead” mentioning her name. My daughter was then 6.

I called home, thank God, she was okay. I was beside myself.

Text On Screen

These tactics, among others, combine to form an ecosystem of repression.

The aim is to muzzle outspoken dissidents as well as to deter all critics from speaking out.

The international community must publicly denounce these deceptive tactics and support Moroccan independent voices.

(Nueva York) – Las autoridades marroquíes están utilizando tácticas indirectas y encubiertas para silenciar a activistas y periodistas críticos con el régimen, ha señalado Human Rights Watch en un informe publicado hoy. El objetivo de estas estrategias es preservar la codiciada imagen de Marruecos como país “moderado” y respetuoso con los derechos, cuando en realidad se está volviendo cada vez más represivo.

En el informe de 129 páginas, titulado “They'll Get You No Matter What: Morocco’s Playbook to Crush Dissent” (“Te atraparán pase lo que pase: el libro de tácticas de Marruecos para reprimir la disidencia”), Human Rights Watch documenta una serie de tácticas que, cuando se utilizan conjuntamente, conforman un ecosistema de represión, con el objetivo no solo de silenciar las voces disidentes, sino de ahuyentar a todos los posibles críticos. Las estrategias incluyen juicios injustos y largas penas de prisión por cargos penales no relacionados con la expresión, campañas de acoso y desprestigio en medios de comunicación afines al Estado y la persecución de los familiares de los disidentes. Voces críticas del Estado también han sido sometidas a vigilancia mediante video y medios digitales, y en algunos casos a intimidaciones y agresiones físicas que la policía no ha investigado adecuadamente.

“Las autoridades utilizan un manual de tácticas turbias para reprimir a la disidencia mientras se esfuerzan por mantener intacta la imagen de Marruecos como país respetuoso con los derechos”, afirmó Lama Fakih, directora de Oriente Medio y Norte de África de Human Rights Watch. “La comunidad internacional debería abrir los ojos, reconocer la represión como lo que es y exigir que cese inmediatamente”.

Human Rights Watch documentó 8 casos de represión multifacética, que implican 12 juicios y numerosos objetivos asociados. Para ello, entrevistó a 89 personas dentro y fuera de Marruecos, entre ellas personas sometidas a acoso policial o judicial, sus familiares y amigos cercanos, defensores de los derechos humanos, activistas sociales y políticos, abogados, periodistas y testigos de juicios. Human Rights Watch también asistió a 19 sesiones de juicios de varios disidentes en Casablanca y Rabat, revisó cientos de páginas de expedientes judiciales y otros documentos oficiales, e hizo un seguimiento cercano a los medios de comunicación afines al Estado durante más de dos años.


Desde que el rey Mohamed VI subió al trono de Marruecos en 1999, Human Rights Watch ha documentado decenas de condenas a periodistas y activistas por cargos relacionados con la libertad de expresión, en violación de su derecho a la misma. Estos juicios continúan. Paralelamente, las autoridades han perfeccionado un enfoque diferente para los detractores más destacados, procesándolos por delitos no relacionados con la expresión, como el blanqueo de dinero, el espionaje, la violación, la agresión sexual, e incluso la trata de personas.

Estas graves acusaciones penales deben ser investigadas sin discriminación, y los responsables deberían ser llevados ante la justicia en juicios que respeten el debido proceso y sean justos para todas las partes, señaló Human Rights Watch. El informe evalúa si el proceso judicial en estos casos respetó las normas internacionales que rigen el derecho a un proceso justo.

En los juicios examinados, Human Rights Watch descubrió que los disidentes, sus familiares o sus asociados fueron condenados sobre la base de acusaciones que, por su propia naturaleza, violaban los derechos humanos internacionalmente reconocidos o, cuando las acusaciones eran legítimas, sobre la base de procedimientos injustos que violaban numerosas garantías de un juicio justo. Los problemas de procedimiento incluían la detención preventiva sin justificación individualizada, la denegación del acceso de los acusados a sus expedientes durante períodos prolongados, la denegación de las peticiones de la defensa para oír y contrainterrogar a los testigos materialmente relevantes, y la condena de los acusados encarcelados en su ausencia después de que la policía no los llevara al tribunal.

En su agresiva persecución de disidentes, incluso por cargos graves, las autoridades han violado los derechos de sus allegados, parejas, familias e incluso de personas que las autoridades alegan que son sus víctimas.

En un caso, un tribunal condenó a Afaf Bernani por “difamar a la policía”, después de que ésta los acusara de falsificar una declaración en la que parecía afirmar que había sido agredida sexualmente por su antiguo jefe, Taoufik Bouachrine, director del último periódico impreso crítico en Marruecos. Bernani negó rotundamente haber hecho tal acusación. Bouachrine fue posteriormente condenado a 15 años de prisión en 2019 por múltiples acusaciones de agresión sexual; Bernani ha huido al exilio.

Las investigaciones de Amnistía Internacional y el consorcio periodístico Forbidden Stories descubrieron que las autoridades marroquíes estaban detrás del hackeo de los teléfonos inteligentes de varios periodistas y defensores de los derechos, junto con posiblemente miles de otras personas, utilizando el programa espía Pegasus, entre 2019 y 2021. Una vez que infecta un teléfono inteligente, Pegasus otorga a las partes vinculadas al gobierno acceso sin restricciones a todo el contenido del dispositivo.

Una de las víctimas de Pegasus cuyo caso examinó Human Rights Watch, el economista y activista de derechos Fouad Abdelmoumni, también fue sometido a videovigilancia. Tras desafiar las amenazas proferidas por personas anónimas si no moderaba sus críticas a las autoridades, su familia recibió videos filmados en secreto en los que aparecía en situaciones íntimas con su entonces prometida. En Marruecos, las relaciones sexuales fuera del matrimonio son un delito castigado con la cárcel y motivo de estigmatización social, especialmente para las mujeres.

Acabaran o no en los tribunales o en la cárcel, todas las personas cuyos casos examinó Human Rights Watch fueron blanco de campañas de desprestigio generalizadas por parte de una constelación de sitios web que un grupo de 110 periodistas independientes marroquíes denomina “medios de difamación” y que supuestamente tienen vínculos con la policía y los servicios de inteligencia de Marruecos.

Los sitios web suelen publicar artículos sobre figuras críticas del Estado que incluyen insultos e información personal, como registros bancarios y de propiedad, capturas de pantalla de conversaciones electrónicas privadas, acusaciones sobre relaciones sexuales o amenazas de exponerlas, junto con detalles biográficos íntimos sobre los familiares, amigos y partidarios de las víctimas.

Disidentes entrevistados afirman que la sola perspectiva de ser blanco de estos medios les disuade de hablar. “Hay un clima inquisitivo”, dijo Hicham Mansouri, un periodista que obtuvo asilo en Francia tras pasar 10 meses en prisión en Marruecos por adulterio. “Sexo, drogas, alcohol... si no pueden encontrar nada, inventarán acusaciones [contra ti]”.

Otras tácticas documentadas incluyen la vigilancia física y la persecución de la familia. Hajar Raissouni, periodista condenada por mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio con su prometido y por practicar un aborto ilegal, declaró que la policía la interrogó sobre dos de sus tíos, reconocidos disidentes. Los agentes también le dieron detalles sobre su relación con su entonces prometido, incluyendo las fechas y horas en las que paseaba a su perro y el nombre del animal.

Las estrategias documentadas por Human Rights Watch violan las obligaciones internacionales de Marruecos en materia de derechos humanos, como el derecho a la intimidad, la libertad de expresión y de asociación, así como el derecho al debido proceso y a un juicio justo para las personas acusadas de un delito.

“Lo que al principio parecen ser casos regulares de aplicación de la ley y actos dispersos de acoso y difamación en los medios de comunicación, resultan ser, cuando se conectan los puntos, un manual de jugadas en toda regla para aplastar la disidencia”, dijo Fakih. “Los aliados internacionales de Marruecos deberían reconocerlo como lo que es, y denunciar a Marruecos por ello, de forma fuerte y contundente”.

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