(Montgomery, Alabama) – El gobierno federal y muchos gobiernos estatales y locales de Estados Unidos no están haciendo lo suficiente para prevenir las muertes por cáncer cervical, la mayoría de las cuales son en gran medida prevenibles, dijo Human Rights Watch en un informe publicado hoy. Aproximadamente 4.200 mujeres al año mueren en el país como consecuencia del cáncer de cuello uterino, incluyendo un número desproporcionadamente alto de mujeres afroamericanas.
El informe de 103 páginas “It Should Not Happen: Alabama’s Failure to Prevent Cervical Cancer Death in the Black Belt” (“No debería ocurrir: el fracaso de Alabama en prevenir la muerte por cáncer cervical en la región del Cinturón Negro”) documenta cómo las políticas estatales y federales contribuyen a un peligroso marco de salud reproductiva en Alabama, donde las mujeres mueren de cáncer cervical a tasas más altas que en cualquier otro estado del país. El informe presenta las experiencias de mujeres en su mayoría del Cinturón Negro de Alabama, una región en gran medida rural de este estado cuya población es principalmente afroamericana y tiene altos índices de pobreza y mala salud física. Human Rights Watch descubrió que los gobiernos no están haciendo lo suficiente para facilitar el acceso a los servicios de salud reproductiva o proporcionar información para prevenir estas muertes.
“Todas las mujeres que mueren de cáncer cervical han sido defraudadas por los sistemas de salud y educación del país”, dijo Kelly Flannery, becaria de la Facultad de Derecho de NYU en Human Rights Watch. “La pobreza y la exclusión agravan esta enfermedad, y cuando las mujeres negras mueren a causa de este mal a tasas mucho más altas que las mujeres blancas, también están en juego patrones más amplios de disparidad racial y discriminación”.
Human Rights Watch entrevistó a más de 100 mujeres, expertos médicos, proveedores de servicios y otros profesionales entre noviembre de 2017 y abril de 2018. Los investigadores también buscaron determinar por qué las mujeres afroamericanas tienen más probabilidades de morir de cáncer cervical que cualquier otro grupo racial o étnico.
A nivel nacional, la mujer afroamericana tienen una probabilidad 1.5 mayor de morir de cáncer cervical que las mujeres blancas. Pero las tasas de cáncer de cuello uterino han sido históricamente mal calculadas, ya que lo más probable es que se hayan subestimado las verdaderas disparidades raciales en las tasas de mortalidad. Si Alabama es un reflejo de las tendencias a nivel nacional, concluyó Human Rights Watch, la tasa corregida probablemente mostraría que las mujeres negras mueren a una tasa dos veces mayor que las mujeres blancas por culpa de esta enfermedad prevenible y curable. Las cifras de Alabama muestran que 5,2 mujeres negras mueren de cáncer cervical por cada 2,7 mujeres blancas.
Los habitantes negros de Alabama tienen el doble de probabilidades de vivir en la pobreza que los blancos. Los estudios han encontrado que incluso cuando las mujeres negras con cáncer cervical ganan lo mismo que las mujeres blancas, siguen afrontando un mayor riesgo de muerte por la enfermedad.
Las mujeres entrevistadas dijeron que se vieron forzadas a demorar o renunciar a la atención médica o a asumir una enorme carga financiera porque carecían de un seguro de salud consistente, un ginecólogo local o un medio de transporte para acudir a las citas.
“Creo que si mi madre hubiese tenido Medicaid, le podrían haber hecho una histerectomía, y creo que eso habría evitado que las células precancerosas creciesen y se convirtiesen en un tumor”, dijo Karen Snipes, cuya madre murió de cáncer de cuello uterino en 2017. “Pienso que el no tener seguro de salud fue su sentencia de muerte”.
La gran mayoría de los casos de cáncer cervical se derivan del virus del papiloma humano, para el cual existe una vacuna eficaz. Simples pruebas de detección, incluidas las pruebas de VPH y Papanicolaou, detectan cambios tempranos en las células cervicales que indican riesgo de cáncer cervical. Con un seguimiento oportuno, las lesiones precancerosas pueden controlarse o eliminarse fácilmente antes de convertirse en cáncer. El cáncer cervical detectado y tratado a tiempo tiene una tasa de supervivencia de cinco años del 93 por ciento, pero la tasa disminuye drásticamente cuanto más tarde se diagnostica el cáncer.
Las mujeres entrevistadas en Alabama dijeron que la falta de cobertura de seguro de salud era una de las barreras más importantes para la atención del cáncer cervical. El único programa público diseñado para que las mujeres sin seguro o con un seguro insuficiente tengan acceso a atención médica no cubre el tratamiento para el cáncer de cuello uterino o las lesiones precancerosas y se ve severamente obstaculizado por restricciones financieras.
Alabama, junto con Texas, tiene uno de los niveles de elegibilidad al programa de Medicaid más bajos del país, pero podría ampliar su elegibilidad para proporcionar un acceso más consistente a los servicios de atención primaria y preventiva. En su lugar, los gobiernos estatales y federales están tratando de hacer que el acceso a la cobertura sea aún más difícil al amenazar con agregar requisitos de trabajo para recibir Medicaid y debilitar los planes de salud.
Menos de la mitad de los condados en Alabama, y sólo cuatro de los 17 condados en el Cinturón Negro, tienen un ginecólogo en ejercicio. Las mujeres rurales deben manejar largas distancias para recibir atención ginecológica esencial y, a menudo, el costo y la carga son demasiado altos. Las mujeres describieron tener que elegir entre la atención de salud reproductiva y otras necesidades básicas como la electricidad, medicamentos o alimentos.
Mujeres, dedicadas al sector de la salud y activistas locales también denunciaron problemas graves en el acceso a la información de salud en Alabama. Algunas mujeres, incluidas aquellas con niños que podrían haberse vacunado, aseguraron no saber nada sobre la vacuna contra el VPH que puede salvar vidas. Otras no sabían que podían obtener servicios gratuitos o de bajo costo del departamento de salud pública relacionados con el cáncer cervical.
Muchos sistemas escolares de Alabama, particularmente en el Cinturón Negro, que ya de por sí sufren graves problemas de financiación debido a la dependencia de los impuestos locales a la propiedad y al legado de persistente segregación constitucional, a menudo descuidan la educación sobre salud sexual. El estado no requiere que las escuelas proporcionen educación sobre salud sexual, pero si deciden hacerlo, están obligados por ley a poner un gran énfasis en la abstinencia y la estigmatización de la homosexualidad, lo que limita el acceso de los niños a una información exhaustiva, sin prejuicios y basada en pruebas fehacientes. Los planes de estudio de salud sexual deben incluir información sobre el riesgo de cáncer cervical y la necesidad de pruebas médicas.
Los programas que priorizan la participación de la comunidad y la educación pueden ayudar a alterar las normas sociales perjudiciales, conectar a las mujeres con la atención y reducir las disparidades de salud en los resultados del cáncer cervical. El Cinturón Negro de Alabama es también el lugar donde se están dando los experimentos racistas y carentes de ética de sífilis de Tuskegee, así como las esterilizaciones forzadas con fondos federales de muchas mujeres y niñas pobres, principalmente negras. Estos abusos históricos a los derechos humanos ilustran cómo el racismo estructural anterior en las prácticas médicas puede seguir minando la confianza de la comunidad en la profesión médica, creando una barrera adicional y significativa a la atención. Un programa financiado con fondos públicos que ha establecido redes de apoyo y participación entre pares en el Cinturón Negro para conectar a mujeres reticentes con la atención médica y ayudar a esclarecer dudas sobre el sistema de atención médica perdió la financiación federal después de 15 años de operaciones en 2017 y está luchando para continuar su trabajo sin suficiente financiación pública.
“Restricciones a la cobertura, la falta de información y la escasez de médicos en las zonas rurales contribuyen a que las mujeres mueran de cáncer cervical en el Cinturón Negro de Alabama”, dijo Flannery. “Alabama y EE.UU. disponen de las herramientas para acabar con estas muertes, simplemente no lo han convertido en una prioridad”.