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ONU: China bloquea a activistas y acosa a expertos

Beijing debería poner fin a su campaña para debilitar mecanismos vitales de derechos

Chinese President Xi Jinping delivers a speech in the Palais des Nations at the United Nations in Geneva, January 18, 2017. © 2017 Denis Balibouse/Reuters

(Ginebra, 6 de septiembre de 2017 ) - El gobierno chino debería poner fin a sus esfuerzos por debilitar los mecanismos de las Naciones Unidas que promueven los derechos humanos, dijo hoy Human Rights Watch en un nuevo informe. Las agencias de la ONU deberían oponerse enérgicamente a los intentos de China de restringir el acceso a la ONU de grupos de derechos humanos y activistas cuyo trabajo se centra en China.

“China trabaja con la ONU en temas de derechos humanos, pero a menudo con el objetivo de silenciar agresivamente las críticas y deteriorar el acceso de los activistas que trabajan en China”, dijo Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch. “China no es el único país que actúa de manera terrible en la ONU, pero su membresía en el Consejo de Seguridad, su influencia global y su feroz represión de la sociedad civil en su país lo convierten en un modelo de mala fe que pone en entredicho la integridad del sistema de derechos de la ONU”.

El informe, de 96 páginas y titulado “The Costs of International Advocacy: China’s Interference in United Nations Human Rights Mechanisms” (“El costo de la incidencia internacional: la interferencia de China en los mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas”), detalla los esfuerzos de China por perseguir a los activistas independientes, principalmente los de China. Funcionarios chinos han fotografiado y filmado a activistas en las instalaciones de la ONU en violación de las normas del organismo, y han restringido los viajes de los activistas del país al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. China también ha utilizado su membresía en el Comité de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) del Consejo Económico y Social para impedir que a las ONG que son críticas con China se les otorgue la acreditación de la ONU, y ha intentado - y logrado - incluir a activistas acreditados en listas negras para impedir su participación en eventos de la ONU.

El informe está basado principalmente en entrevistas a 55 personas que tienen conocimiento directo de las interacciones de China con los mecanismos de derechos humanos de la ONU, entre ellas 20 funcionarios y expertos de las Naciones Unidas, 15 diplomáticos extranjeros y 20 representantes de la sociedad civil.

En ocasiones, funcionarios chinos han acosado e intimidado a empleados de la ONU, expertos en los órganos de tratados y expertos independientes centrados en cuestiones específicas de derechos humanos. Un experto dijo a Human Rights Watch que “toda la maquinaria de la ONU intenta abrir más espacio para la sociedad civil mientras la maquinaria [china] funciona en el sentido contrario, tratando de reducir el espacio para las ONG”. China impone fuertes restricciones a las visitas de expertos de la ONU a China, presiona a la ONU para excluir de los comités a los expertos potencialmente críticos, y rara vez proporciona respuestas sustantivas a las consultas de los órganos de derechos humanos de la ONU.

En un caso especialmente flagrante, las autoridades chinas detuvieron en 2013 a la activista Cao Shunli después de que ésta instara a Beijing a consultar con la sociedad civil china la redacción de su informe para su revisión de derechos humanos de la ONU, e intentara viajar a Ginebra para participar en sesiones de capacitación de derechos humanos. Después de que Cao enfermara gravemente en prisión y falleciera, la delegación china en Ginebra tomó, en marzo de 2014, el extraordinario paso de desafiar y bloquear una decisión del presidente del Consejo de Derechos Humanos que permitía un momento de silencio solicitado por las ONG.

“El próximo Examen Periódico Universal de China está programado para 2018, pero la muerte de Cao Shunli ha enviado un mensaje duradero y escalofriante a los activistas chinos: participen bajo su propio riesgo”, señaló Roth.

Altos funcionarios de la ONU, entre ellos el Secretario General Antonio Guterres y el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, afirman regularmente el compromiso y la dependencia de la ONU de la sociedad civil independiente para su información y análisis. En ocasiones, funcionarios de la ONU se han opuesto a la presión inadecuada china o han ignorado los esfuerzos chinos por influir en su trabajo.

Pero en otras circunstancias, como cuando se trataba de mantener el acceso a la ONU para los detractores del gobierno chino, incluidos el Dalai Lama, el líder espiritual exiliado del Tíbet, y Dolkun Isa, un reconocido activista étnico uigur, los funcionarios de la ONU capitularon ante la presión china, presumiblemente para evitar la confrontación con China.

Esta conformidad a veces ha hecho que se le quite importancia a las preocupaciones de la ONU sobre el historial de derechos de China, dijo Human Rights Watch. En enero de 2017, cuando el presidente chino Xi Jinping visitó Ginebra para pronunciar un discurso en el Palacio de las Naciones de la ONU, funcionarios de la ONU tomaron medidas muy inusuales como enviar a casa temprano a muchos de sus aproximadamente 3.000 empleados y prohibir que organizaciones no gubernamentales asistieran al discurso.

“El sistema de la ONU ofrece uno de los pocos canales restantes para que activistas de China puedan compartir sus puntos de vista y presionar por mejoras en el pésimo historial de derechos de Beijing”, dijo Roth. “A menos que la ONU y los gobiernos interesados ​​pongan fin a los esfuerzos de China por manipular o debilitar los mecanismos de derechos humanos de la ONU, la credibilidad de las Naciones Unidas y su capacidad de defender los derechos en China y en todo el mundo corren peligro”.
 

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