(Sacramento) – El gobernador de California, Jerry Brown, sancionó como ley un proyecto legislativo que podría evitar que cientos de jóvenes delincuentes sufran violaciones y ataques y se vean forzados a unirse a pandillas mientras están en la cárcel, dijo hoy Human Rights Watch.
El 27 de septiembre de 2014, Brown firmó el Proyecto de Ley 1276 de la Asamblea, que obliga al Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California a llevar a cabo una revisión especializada, basada en un comité, de cada persona menor de 22 años que ingresa en prisión para considerar su envío a un centro de menor nivel de seguridad, con un mayor acceso a programas de educación y autoayuda. Human Rights Watch incidió a favor de la aprobación del proyecto de ley.
“La nueva ley de California tiene el potencial de cambiar drásticamente la vida de miles de jóvenes delincuentes”, dijo Elizabeth Calvin, defensora sénior de los derechos del niño de Human Rights Watch. “Con esta ley, California ayudará a proteger a los jóvenes que envía a la cárcel de ser violados, golpeados o forzados a unirse a pandillas”.
Cada año, aproximadamente 4.800 menores de 22 años son admitidos en las prisiones de California. Bajo la práctica actual, muchos son enviados de forma rutinaria a las unidades penitenciarias de máxima seguridad, clasificadas como “Nivel IV”, donde los jóvenes reclusos son muy vulnerables al asalto, la violación y otros actos de violencia, y están en contacto cercano con las influencias más negativas de la prisión.
En las unidades de Nivel IV, los miembros de las pandillas y otros reclusos abusan de los jóvenes. Los centros de máxima seguridad también ofrecen menos servicios educativos y de rehabilitación. Bajo la nueva ley, California reconoce que los jóvenes necesitan una protección especial y merecen un mayor acceso a las oportunidades educativas.
“Esta nueva ley reconoce tanto la vulnerabilidad como el potencial de los jóvenes delincuentes”, señaló Calvin. “Esto significa que un menor número de jóvenes adultos serán violados y agredidos en la cárcel. No se verán obligados a recurrir a las pandillas para su protección o por desesperación, y tendrán un mayor acceso a los programas educativos”.
Human Rights Watch ha recopilado los testimonios de más de 500 presos en California enviados a centros penitenciarios de máxima seguridad cuando eran jóvenes. La gran mayoría dijo que la oportunidad de ingresar en la cárcel lejos de los presos más duros habría hecho una gran diferencia en sus vidas.
“Llegué a la cárcel con 20 años y fue muy difícil para mí, siendo una persona joven, estar rodeado de hombres más mayores que estaban locos”, escribió J.M., que tenía 15 años cuando cometió su delito. “Tenía que hacerles caso cuando me decían lo que tenía que hacer, bien o mal. Tenía que escucharles o me hacían daño. Eso me machacaba la cabeza 24 horas al día, siete días a la semana”. Otro preso, E.T., dijo a Human Rights Watch:
Realmente creo que mi vida habría sido diferente si me hubieran colocado [en un nivel inferior de seguridad cuando entré en la cárcel]... No habría estado expuesto a tanta violencia y odio... Habría estado consiguiendo... [cosas como educación y formación profesional]. En vez de eso tenía que centrarme en cómo seguir con vida y sobrevivir. Había noches en las que me dormía llorando en silencio por el miedo que sentía.
“Ya sea viviendo en una residencia universitaria o en una celda de una prisión, los jóvenes adultos tienen que tomar decisiones importantes acerca de su identidad y su camino en la vida”, dijo Calvin. “Los jóvenes son más susceptibles que los adultos a las influencias que los rodean, tanto buenas como malas. Esta nueva ley es una oportunidad para influir positivamente en la dirección de la vida de una persona joven”.