(Moscú, 2 de octubre de 2012) – Las autoridades de Bielorrusia deberían poner fin inmediatamente a la persecución e intimidación de los presos políticos Ales Bialiatski y Zmitser Dashkevich, señaló hoy Human Rights Watch. Bielorrusia debe ordenar que se investiguen sin demora todos los incidentes de malos tratos contra personas detenidas por razones políticas y que, según indican diversos activistas, se habrían agravado en los últimos tiempos, expresó Human Rights Watch.
Platform, una organización de derechos humanos de Bielorrusia que brinda asistencia legal a personas que están en prisión, presentó una denuncia el 28 de septiembre de 2012 ante el Relator Especial de la ONU sobre la Tortura, en la cual afirmó que Dashkevich había sufrido graves maltratos en la colonia penitenciaria donde se encuentra detenido. Andrei Bandarenka, titular de Platform, contó a Human Rights Watch que Dashkevich había sido objeto de reiteradas amenazas de violencia física, como de violación sexual y de muerte, por personal de este centro penitenciario, además de abuso verbal y castigos arbitrarios, incluidas restricciones ilegítimas a la posibilidad de ser visitado por sus familiares. Numerosos colegas de Ales Bialiatski y otras personas se han mostrado consternados debido a que este recibe frecuentemente presiones psicológicas y castigos injustos.
“El maltrato de personas detenidas está prohibido en cualquier circunstancia”, manifestó Yulia Gorbunova, investigadora para Europa y Asia Central de Human Rights Watch. “Estos últimos ejemplos de hostigamiento no hacen más que confirmar que las autoridades bielorrusas piensan continuar aplicando represalias contra sus críticos, incluso después de que han sido encarcelados”.
Diversas organizaciones de derechos humanos de Bielorrusia señalan que el gobierno ha intensificado su embestida contra las voces disidentes en las últimas semanas y, entre otras cosas, ha incrementado las presiones contra presos políticos anticipándose a la reunión que mantendrá la Unión Europea para determinar la posibilidad de aplicar sanciones contra ese país.
Familiares y amigos de Dashkevich ya habían manifestado públicamente su preocupación por el estado de salud de este disidente, que se ha deteriorado rápidamente en los últimos meses. Dashkevich, un activista y líder del movimiento de jóvenes opositores Frente Juvenil, fue condenado en marzo de 2011 por su participación en una serie de protestas pacíficas que tuvieron lugar tras las elecciones presidenciales de diciembre de 2010. En agosto de 2012, la justicia extendió un año más la condena de dos años que había recibido inicialmente Dashkevich por “desobedecer reiteradamente órdenes” del personal de la colonia penitenciaria. Numerosas organizaciones de derechos humanos de Bielorrusia e internacionales aseveran que ambas condenas responden a motivaciones políticas. Luego de la segunda condena, Dashkevich fue trasladado a una colonia penitenciaria en la ciudad de Mozyr.
Human Rights Watch y otras organizaciones de derechos humanos también consideran preocupante el presunto maltrato que habría sufrido en prisión Ales Bialiatski, titular de Viasna, un centro de derechos humanos de Bielorrusia, quien fue arrestado por motivos políticos y acusado de evasión fiscal en agosto de 2011. En noviembre de 2011, Bialiatski fue condenado a cuatro años y medio de prisión y se confiscaron todos sus bienes. En febrero, fue trasladado a la colonia penitenciaria N.° 2 en Bobruiskaya.
Un miembro del personal de Viasna contó a Human Rights Watch que desde mayo se había prohibido a Bialiatski reunirse con familiares y que había permanecido totalmente aislado del mundo exterior durante los últimos meses. En junio, las autoridades penitenciarias clasificaron a Bialiatski como “infractor reincidente” de las condiciones de su detención, y esto impidió que reuniera los requisitos para solicitar el beneficio del indulto conforme a la ley de amnistía promulgada en junio por el Presidente.
Varios colegas de Ales Bialiatski de Viasna y otras organizaciones de derechos humanos de Bielorrusia han expresado en varias oportunidades su consternación debido a que personal de la colonia de Bobruiskaya aplica represalias contra Bialiatski periódicamente, que consisten en restricciones al horario de las comidas y el permiso para recibir envíos de amigos y familiares, supuestamente como castigo por incumplir las normas. Según informan varias organizaciones de derechos humanos, el personal también prohíbe que otros detenidos hablen con Bialiatski o le expresen su apoyo, bajo amenaza de que si lo hacen sufrirán sanciones disciplinarias como ser recluidos en celdas de castigo.
Valentin Stefanovich, vicepresidente de Viasna, contó a Human Rights Watch que esta profundización del hostigamiento contra presos políticos formaría parte de la embestida más reciente de las autoridades bielorrusas, a poco de la sesión que mantendrá en octubre el Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, y durante la cual los estados miembros evaluarán la posibilidad de extender las sanciones específicas contra Bielorrusia. Se cree que la finalidad de esta ofensiva sería presionar a quienes critican abiertamente al gobierno para que pidan el indulto presidencial y firmen una declaración reconociendo su culpabilidad.
En el pasado, la Unión Europea ya ha exhortado a las autoridades de Bielorrusia a liberar a todos los presos políticos en forma inmediata e incondicional. Durante abril, agosto y septiembre, aparentemente en respuesta a la creciente ola de críticas internacionales, el gobierno concedió indultos a varios presos que habían sido condenados en relación con las protestas de diciembre de 2010. Los presos que fueron liberados declararon posteriormente que habían sido presionadas para firmar pedidos de indultos en los cuales debían reconocer su culpabilidad como condición para ser puestos en libertad.
“Es lamentable que las autoridades aparentemente seleccionen a personas detenidas por razones políticas y las usen con fines de negociación política”, manifestó Gorbunova. “El hostigamiento contra Bialiatski, Dashkevich y otros detenidos debe cesar inmediatamente y todos los casos de maltrato deberían ser investigados de manera exhaustiva”.
Para obtener más información acerca del trabajo de Human Rights Watch sobre Bielorrusia, visite:
https://www.hrw.org/europecentral-asia/belarus
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En Moscú, Yulia Gorbunova (inglés, ruso): +7-916-238-5135 (celular); o gorbuny@hrw.org
En Nueva York, Rachel Denber (inglés, ruso, francés): +1-917-916-1266 (celular); o denberr@hrw.org
En Nueva York, Hugh Williamson (inglés, alemán): +49-172-282-0535 (celular); o williaa@hrw.org