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"Marcos" tenía 12 años cuando comenzó a trabajar cortando árboles de Navidad en Carolina del Norte. A veces faltaba a la escuela, me dijo. También manejó una motosierra y respiró plaguicidas. Durante los veranos recolectaba tomates y cortaba raíces de fresas. Nadie le preguntó cuántos años tenía: "Sólo ven si puedes trabajar".

Cientos de miles de niños como Marcos son contratados para trabajar en granjas de todo Estados Unidos, deshierbando, cosechando y empaquetando nuestras frutas y hortalizas, así como algodón, tabaco y otros cultivos. Debido a una excepción en la ley federal,  estos niños pueden trabajar por contrato desde edades muy tempranas, por muchas más horas y en condiciones mucho más peligrosas que todos los demás niños que trabajan.

Los niños trabajadores agrícolas suelen comenzar a trabajar desde los 11 ó 12 años, por 10 horas o más horas al día durante los veranos y fines de semana, y a veces en días de escuela. Muchos comienzan antes, algunos incluso me dijeron que empezaron desde los siete. Las largas horas tienen un alto costo real para su educación. Los menores trabajadores agrícolas tienden a abandonar la escuela a una tasa cuatro veces más alta que la nacional.

Las leyes de trabajo infantil de Estados Unidos, que se remontan a la época más rural de Estados Unidos, contienen un peligroso doble estándar. Fuera de la agricultura, los niños deben tener por lo menos 14 años para trabajar. Incluso entonces los puestos de trabajo que pueden realizar y sus horarios son muy restringidos. Pero no existe una edad mínima para trabajar en las granjas pequeñas con permiso de los padres, y los niños de 12 años en adelante pueden trabajar por contrato en cualquier granja. Si bien tiene que respetarse el horario escolar, no hay restricciones sobre el número de horas que pueden laborar.

Los niños trabajadores agrícolas mueren en el trabajo con más frecuencia que los niños en cualquier otra ocupación. Y la ley federal permite a los niños en la agricultura realizar trabajos a los 16 años que están prohibidos por ser demasiado "peligrosos" para toda persona menor de 18 años de edad en otros sectores.

Este vacío legal no sólo es malo para los niños, también es discriminatorio. Estas débiles protecciones laborales afectan abrumadoramente a los trabajadores hispanos, alrededor del 80 por ciento de los trabajadores agrícolas contratados.

La pobreza a menudo presiona a los niños trabajadores agrícolas a trabajar. Pero el Gobierno de Estados Unidos no sacrifica la salud y la educación de los niños pobres en otras industrias. Varias madres me han dicho que posteriormente lamentaron enviar a sus hijos a trabajar -sin un diploma de preparatoria, sus hijos se quedaron con pocas opciones además de toda una vida de trabajo agrícola y la pobreza que le acompaña. El hecho de que el trabajo es legal lo hace ver como una opción legítima.

Algunos trabajos pueden ayudar a los adolescentes a desarrollar disciplina y habilidades, así como contribuir a su economía familiar y satisfacer sus propias necesidades básicas. Pero cuando los niños trabajan durante demasiado tiempo, a tan corta edad, en trabajos peligrosos, se pone en riesgo su futuro. Es hora de cerrar el vacío en la ley federal que pone en riesgo a los niños trabajadores del campo mediante la modificación de la Ley de Normas Equitativas de Trabajo de Estados Unidos  para aplicar las mismas protecciones a los niños contratados en la agricultura que las que ya se aplican a todos los demás niños que trabajan.

"Yo realmente no tuve infancia y no quiero que [mis hijos] hagan lo que yo hice", Marcos, entonces de 17 años, me dijo. "Se es niño sólo una vez. Cuando se crece, hay que trabajar".

Zama Coursen-Neff es directora adjunta de la división de Derechos del Niño para Human Rights Watch y autora del informe  "Fields of Peril: Child Labor in US Agricultura" ("En tierras peligrosas: El trabajo agrícola infantil en Estados Unidos").

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