(Nueva York) - El Gobierno yemení debe dejar de detener de manera sistemática a los solicitantes de asilo etíopes y forzarlos a regresar a Etiopía, Human Rights Watch dijo en un informe publicado hoy. Human Rights Watch también pidió a la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados hacer más para presionar al Gobierno de Yemen para que cumpla sus obligaciones con todos los solicitantes de asilo y refugiados.
El informe de 53 páginas titulado "Hostile Shores: Abuse and Refoulement of Asylum Seekers and Refugees in Yemen" (Costas hostiles: Abuso y devolución de solicitantes de asilo y refugiados en Yemen), detalla el terrible cruce marítimo que desde África decenas de miles de personas realizan cada año para llegar a las costas de Yemen. Pero para muchos, eso es sólo el comienzo de su calvario. Yemen celebra la llegada de somalíes, pero los etíopes y otros corren el riesgo de ser detenidos ilegalmente y obligados a regresar a casa, posiblemente para enfrentar un enjuiciamiento. El Gobierno considera a los somalíes como refugiados con estatus de protección, pero considera a los etíopes y a otros como inmigrantes ilegales que han de ser deportados inmediatamente. El informe muestra también que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) no ha hecho lo suficiente para presionar al Gobierno yemení a cambiar sus políticas abusivas en contra los solicitantes de asilo de Etiopía.
"La inmigración ilegal es un gran problema para el Gobierno de Yemen, pero perseguir a los solicitantes de asilo como si fueran delincuentes y mandarlos de vuelta ilegalmente no es la manera de resolver el problema", dijo Georgette Gagnon, directora para África de Human Rights Watch. "El Gobierno yemení debe respetar su derecho fundamental a solicitar asilo".
Más de 100,000 personas - casi todos procedentes de Somalia y Etiopía - han llegado por mar a lo largo de la costa de Yemen durante los últimos dos años. La mayoría huyen de la guerra o la persecución en su casa o están en busca de trabajo. Los contrabandistas los llevan en barco, ya sea desde la ciudad portuaria somalí de Bosasso, o de la ciudad de Obock en Djibouti. Las condiciones a bordo de los barcos son inhumanas y los contrabandistas - especialmente los que operan fuera de Bosasso - a menudo tratan a sus pasajeros con una brutalidad increíble, robándolos, golpeándolos y hasta asesinándolos.
Los contrabandistas ordenan a los pasajeros en los barcos hacinados que no se muevan, ni siquiera para estirar sus extremidades corporales entumecidas, lo cual es imposible, ya que el viaje desde Bosasso normalmente dura de uno a tres días. Rutinariamente golpean a sus pasajeros con látigos y palos. Muchos sufren tratos mucho peores. Human Rights Watch documentó casos de pasajeros asesinados y arrojados al mar, y de mujeres que fueron atacadas y violadas sexualmente a bordo de los barcos hacinados, mientras que otros pasajeros contemplaban impotentes. Otros fueron asfixiados, encerrados en espacios estrechos y sin aire bajo cubierta como castigo o simplemente como una manera de abarrotar a más personas a bordo. Cientos de personas mueren cada año durante la travesía.
Para muchos, el peor peligro es cuando los barcos están, finalmente, a la vista de Yemen. Muchos contrabandistas, para minimizar su propio riesgo de ser capturados, obligan a sus pasajeros a saltar sobre aguas profundas y a nadar, golpeándolos o incluso apuñalándolos si se niegan. Muchos, que no saben nadar o, simplemente, demasiado cansados por su terrible experiencia en los barcos, se ahogan a la vista de la costa. Human Rights Watch entrevistó a personas que vieron a otros pasajeros - en algunos casos incluso a sus propios hijos, ahogarse a menos de 200 metros de la tierra.
Aquellos que llegan a Yemen enfrentan una de dos opciones muy diferentes de recepción, dependiendo no sólo de por qué llegaron sino de dónde vienen. El Gobierno yemení reconoce en primera instancia como refugiados a todos los nacionales somalíes, lo que significa que tienen derecho automáticamente a todas las protecciones de la condición de refugiado. Pero a los etíopes y a otros que no son somalíes les sucede lo contrario, el Gobierno de Yemen los trata a todos como inmigrantes ilegales, incluso si enfrentan un riesgo grave de persecución en los países de donde huyeron.
Los etíopes y otros que no son somalíes deben mantenerse a la sombra para evitar ser capturados por las fuerzas de seguridad. Aquellos que son capturados son generalmente encarcelados y puestos en vía rápida hacia la deportación, sin oportunidad real de solicitar asilo. Las fuerzas de seguridad han arrestado incluso a los solicitantes de asilo del campamento de refugiados de Kharaz, administrado por el ACNUR, y en un caso expulsaron a más de 50 etíopes después de haberlos detenido en el propio recinto del ACNUR durante la noche.
Nadie sabe exactamente cuántos solicitantes de asilo han sido detenidos y deportados de esta manera. Ni el ACNUR ni nadie más tiene acceso regular a las personas en detención inmigratoria. Funcionarios de la embajada de Etiopía en la capital de Yemen, Sana'a, entrevistan a la gente en espera de la deportación a Etiopía, y existen indicios preocupantes de que los funcionarios han coaccionado a los solicitantes de asilo para que acepten volver a casa.
Los solicitantes de asilo etíopes que logran superar los obstáculos en su camino y llegan a una oficina del ACNUR sin ser detenidos pueden solicitar el estatuto de refugiado. Si el ACNUR los reconoce como refugiados el Gobierno no los detendrá ni deportará. Sin embargo, siguen enfrentando políticas gubernamentales discriminatorias que los relega a una especie de estado de refugiado de segundo nivel.
El Gobierno de Yemen no emitirá documentos de identificación oficial a los refugiados que no sean somalíes, lo que les impide reclamar derechos y servicios de los que deberían beneficiarse. Refugiados etíopes también sufren acoso y violencia, alimentados en parte por la percepción de que el Gobierno no los va a proteger. En muchos casos, los agentes de policía de Yemen se han negado a investigar o a detener a yemeníes responsables de crímenes graves contra los refugiados etíopes. Human Rights Watch documentó numerosos casos de asalto, acoso sexual e incluso asesinato de refugiados etíopes que quedaron impunes.
El ACNUR tiene un trabajo enorme y complicado en Yemen, y existen graves limitaciones prácticas en su capacidad para influir en la política del Gobierno yemenita, dijo Human Rights Watch. Sin embargo, la agencia de refugiados no ha presionado lo suficientemente fuerte a las autoridades yemenitas para proteger los derechos de los refugiados y solicitantes de asilo que no son somalíes.
El ACNUR se ha reunido varias veces a puerta cerrada con funcionarios del Gobierno yemení, pero esta estrategia no ha logrado obtener resultados, y la agencia no ha querido expresar preocupación pública por las acciones del Gobierno. El informe insta al ACNUR a hablar públicamente sobre los abusos del Gobierno de Yemen donde sea necesario, y a presionar con más fuerza para conseguir acceso a los potenciales solicitantes de asilo en detención.
El derecho internacional prohíbe la devolución o el retorno de los refugiados a países donde corren un grave riesgo de persecución. Yemen es el único país de la Península Arábiga que ha ratificado la Convención sobre Refugiados de 1951, que exige conceder derechos a los solicitantes de asilo y refugiados sin discriminación basada en su origen nacional.
"La estrategia del ACNUR de una diplomacia silenciosa con el Gobierno de Yemen simplemente no está funcionando", dijo Gagnon. "La agencia tiene que empezar a tratar la difícil situación de los solicitantes de asilo y los refugiados etíopes en Yemen como una prioridad y no una preocupación secundaria".
Testimonios de solicitantes de asilo y refugiados entrevistados por Human Rights Watch en Yemen:
Si hay 100 barcos, tal vez la gente de sólo dos o tres dirán que hay ningún problema. Cada barco tiene historias más difíciles que el anterior. Conocerá a una persona y pensará, esto es terrible. Luego llegará el próximo barco y escuchará algo inimaginable. Se siente un dolor en el corazón.
- Trabajador humanitario en un centro de acogida para recién llegados en la costa sur de Yemen.
Cuando estábamos en el mar, ella estaba sentada cerca del conductor. Querían violar a la muchacha. Cuando la oí gritar, me levanté, pero me golpearon con un palo en la nuca. Jugaron con ella. La violaron. Hicieron lo que quisieron. Y cuando violaron a mi hermana, le dieron de patadas. La vi, estaba llorando. Pero nadie habló. Si una persona hablaba, le da bande patadas o la tiraban al mar.
- Joven que atestiguó la violación de su hermana a bordo de un barco de Bosasso a Yemen.
Atraparon a mi pequeña niña y la tiraron al mar. Tenía tres años de edad. Luché con el hombre, y él me golpeó con un palo y perdí algunos dientes. Después de eso comenzaron a empujarnos a todos al mar. Echaron a todos mis hijos al mar - cinco de ellos. La niña de tres años de edad murió. Se ahogó. Una casi se murió porque tragó mucha agua, pero la rescaté y la llevé al hospital en Mayfa'a donde permaneció durante 20 días. Ella tiene seis años de edad.
- Refugiados somalí que describe lo que ocurrió cuando los contrabandistas obligaron a su familia y a otros pasajeros a salir de los barcos en aguas profundas lejos de la orilla.
Mucha de nuestra gente llega a Yemen a causa de sus problemas políticos, y sufren muchos más problemas en la playa. Otros refugiados - los somalíes - son aceptados y llevados al campamento [de refugiados en Kharaz] pero nosotros somos capturados directamente y deportados al país del que escapamos ... si tratamos de venir al ACNUR, se nos trata mal en todos puesto de control [policiacos]. Algunos llegan a Sana'a embarcándose en un largo viaje y escondiéndose en el camino. Sin embargo, muchos son capturados primero.
- Refugiado etíope que vivie en Sana'a, Yemen.