(Washington, DC) – Legisladores estadounidenses deberían apoyar la ley propuesta para fortalecer las protecciones a las y los trabajadores que están intentando organizar un sindicato y negociar colectivamente, declaró Human Rights Watch en un informe publicado hoy.
El informe de 12 páginas, “The Employee Free Choice Act: A Human Rights Imperative” (“La Ley sobre la Libertad de Asociación de Trabajadores: Un imperativo de derechos humanos”), detalla cómo la ley laboral estadounidense facilita los abusos y viola las normas internacionales. Human Rights Watch ha documentado extensamente en el pasado la interferencia sistemática con el derecho de trabajadores de sindicación y de negociación colectiva en Estados Unidos.
“La débil ley de trabajo estadounidense en efecto niega a millones de trabajadores el derecho a formar un sindicato y negociar colectivamente”, dijo Carol Pier, investigadora principal de derechos laborales y comercio de Human Rights Watch. “El Congreso debe armonizar mejor las protecciones laborales con los estándares internacionales aprobando la Ley sobre la Libertad de Asociación de Trabajadores”.
El derecho de los trabajadores a la libertad de asociación, que incluye el derecho a organizar sindicatos y negociar colectivamente, está bien establecido en la legislación internacional. Las normas internacionales exigen que las y los trabajadores cuenten con un remedio efectivo cuando este derecho es violado y que las penas por violarlo sean lo suficientemente fuertes para prevenir una conducta ilegal. Exigen que los empleadores permitan a representantes de sindicatos comunicarse con trabajadores y estipulan que los procedimientos de elección no pueden utilizarse para retrasar o impedir la formación de sindicatos. Una vez que se organizan, las y los trabajadores tienen el derecho a intentar mejorar sus condiciones laborales a través de la negociación colectiva de buena fe con su empleador.
La ley estadounidense se queda corta. Las reglas de elección sindical que dan a los empleadores una ventaja injusta impiden la formación de sindicatos. Sanciones mínimas por violaciones no desalientan a quienes desean violar incluso las reglas vigentes. Atrasos endémicos en la aplicación de la ley niegan a las y los trabajadores una reparación significativa. Además, las inadecuadas protecciones a la negociación colectiva significan que, aun si las y los trabajadores son capaces de organizarse, podrían no llegar a un convenio colectivo.
Aunque no es cura para todo mal, la Ley sobre la Libertad de Asociación de Trabajadores empezaría a enmendar muchas de estas deficiencias y acercaría más la ley estadounidense a las normas internacionales. Podría simplificar y modernizar el proceso de certificación sindical, así como fortalecer los remedios para trabajadores cuyos empleadores emprenden represalias en su contra por tratar de formar un sindicato o negociar colectivamente; también ayudaría a que las y los trabajadores logren acuerdos iniciales de negociación con sus empleadores.
Remedios débiles y atrasos de aplicación
La Ley sobre la Libertad de Asociación de Trabajadores fortalecería los remedios para la conducta antisindical ilegal durante los esfuerzos de organización y la negociación inicial de contratos. Establecería multas civiles para actos ilegales deliberados o recurrentes, además de incrementar la cantidad de dinero que ha de pagarse a trabajadores que sufren victimización, y exigiría a la entidad responsable de aplicar la legislación laboral estadounidense, la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB en inglés), que busque amparos judiciales si considera que un empleador “interfiere significativamente con trabajadores, les restringe o coacciona” en el ejercicio de sus derechos (tal como ya se exige en casos contra sindicatos).
Los empleadores estadounidenses que violan las leyes de trabajo actuales no reciben ninguna sanción punitiva y enfrentan, si acaso, pocas consecuencias económicas. En la mayoría de los casos deben simplemente completar un “proceso de reparación” de dos pasos: restaurar el ‘statu quo ante’ recreando las condiciones laborales previas a las violaciones y publicar en el lugar de trabajo un aviso en el que se comprometen a detener su conducta ilegal y no repetirla.
Por ejemplo, un empleador al que se halló culpable de haber despedido a un trabajador por organizarse debe publicar el aviso de “mea culpa” y ofrecer reinstalar al empleado con pago retroactivo, menos el ingreso que haya devengado desde el despido. Sin embargo, la mayoría de trabajadores encuentra otro empleo durante el largo periodo que transcurre mientras su caso está pendiente y no desea volver a su antiguo trabajo. Un empleador culpable de proferir amenazas antisindicales o de reajustar las cámaras de seguridad para espiar a partidarios de sindicatos sólo debe publicar el aviso requerido y detener su conducta ilegal.
“Los empleadores violan los derechos de las y los trabajadores pues saben que enfrentarán consecuencias mínimas”, dijo Pier. “Esta ley podría finalmente lograr que lo piensen dos veces antes de transgredir la ley”.
Injustos procedimientos de elección sindical
De conformidad con la Ley sobre la Libertad de Asociación de Trabajadores, las y los empleados podrían escoger entre dos opciones para ejercer su derecho a organizarse: la “firma de tarjetas” – autorizaciones suscritas libremente por una mayoría de trabajadores indicando su deseo de organizarse – y una elección dirigida por la NLRB. Una vez que la NLRB ha autorizado los resultados de la firma de tarjetas, los empleadores tendrían que aceptarlos y reconocer el sindicato.
Actualmente, los empleadores en Estados Unidos pueden rehusarse a reconocer un sindicato con base en la firma de tarjetas. Por el contrario, pueden exigir que el apoyo de la mayoría sea demostrado mediante una elección de la NLRB. El periodo de preelección crea una oportunidad para que empleadores que se oponen a los sindicatos exploten un campo disparejo de juego con campañas antisindicales distorsionadas y actividades ilegales contra la sindicalización.
Hoy día, los sesgos en las reglas de elección sindical en Estados Unidos permiten a los empleadores realizar campañas vigorosas contra la formación de sindicatos y negarles a organizadores sindicales una oportunidad similar para responder. Los empleadores pueden obligar a sus trabajadores a que asistan a reuniones antisindicales de público cautivo en horario laboral y prohibir que partidarios del sindicalismo realicen sesiones paralelas. También pueden emitir continuos mensajes antisindicales durante la jornada laboral, a la vez de no permitir el ingreso de organizadores sindicalistas al lugar de trabajo. En la mayoría de los casos, los empleadores pueden impedir que representantes de sindicatos distribuyan información en las instalaciones de la empresa, incluyendo aceras y estacionamientos.
“Las elecciones sindicales están plagadas de coerción por parte de los empleadores y ridiculizan la noción de votaciones justas y democráticas”, afirmó Pier. “La Ley sobre la Libertad de Asociación de Trabajadores incrementaría drásticamente la posibilidad de que las y los trabajadores ejerzan con libertad su derecho a organizarse”.
Negociación colectiva de mala fe
La Ley sobre la Libertad de Asociación de Trabajadores también proporcionaría algún remedio a los millares de trabajadores estadounidenses que no ven prosperar sus negociaciones de primeros contratos con empleadores que negocian de mala fe. Haría posible que esos trabajadores buscaran mediación y luego arbitraje que conduzcan a un contrato vinculante.
Según la ley vigente, aun cuando las y los trabajadores se organizan con éxito, a menudo se les deniega un convenio colectivo. Si un empleador estadounidense es hallado culpable de “negociación superficial o fingida” ilegal – por negociar sin deseo alguno de llegar a un contrato – el remedio consiste simplemente en volver a negociar, y así la negociación de mala fe puede comenzar de nuevo. Muchos trabajadores decepcionados abandonan este inútil proceso y su sindicato, obligados por sus empleadores a renunciar a su derecho a la libre asociación.
“Con la Ley sobre la Libertad de Asociación de Trabajadores, las y los empleados podrían finalmente escapar del interminable ciclo de negociación de mala fe y ejercer su derecho a negociar”, aseveró Pier.