Como en tantos otros conflictos modernos, los civiles han sido los que más han sufrido las consecuencias de la guerra de Georgia. Desde el principio, el Ejército georgiano usó la fuerza indiscriminadamente y de forma desproporcionada en Osetia del Sur, provocando muertes entre los civiles. Desde entonces, las tropas rusas también han respondido con el uso indiscriminado de sus fuerzas en Osetia del Sur y en el distrito de Gori, y aparentemente, han atacado a convoyes llenos de civiles liberados.
Actualmente, en las zonas de Georgia bajo control ruso, los robos, incendios y secuestros continúan aterrorizando a los civiles. Ahora que la guerra ha acabado, y especialmente tras el reconocimiento por parte del Kremlin de la independencia de Osetia del Sur y de Abjasia, hay una necesidad urgente de desplegar una misión internacional de seguridad en el resto de Georgia para proteger a los civiles y crear un ambiente seguro para que los desplazados puedan volver a casa sin problemas.
La protección a los civiles también ayudaría a prevenir posibles ataques que podrían reiniciar un conflicto en el que – como indican la retórica reciente de Washington, Moscú y de las capitales europeas – hay mucho más en juego que el futuro de estos dos pequeños enclaves. Una misión de protección civil en Georgia es una tarea muy apropiada para la Unión Europea. Remontándonos una década atrás, la UE ha desplegado cerca de 20 misiones a través de su Política de Defensa y Seguridad Europea (PDSE).
Estas han incluido verdaderas operaciones militares en la República Democrática del Congo y Bosnia, misiones de control fronterizo en Moldavia, Gaza o Egipto; seguimiento del alto el fuego en Aceh, en Indonesia; misiones de «reforma de la seguridad» en la zona de los Balcanes, Cisjordania, Irak y Afganistán, así como una misión de protección de civiles en el Chad. En 2004, Bruselas envió incluso una misión civil de la PDSE para ayudar al Gobierno georgiano a fortalecer la letra de la ley.
Una misión de la PDSE tiene tres ventajas obvias en la crisis que acualmente atraviesa Georgia. Primero, su despliegue es más fácil y rápido que el de una misión de Naciones Unidas: el tiempo es esencial en la crisis actual. En segundo lugar, no representa ninguna amenaza, y por tanto, es más probable que sea aceptada por Rusia. En tercer lugar, la Unión Europea cuenta ahora con una experiencia razonable en las áreas de «baja seguridad» – control fronterizo, patrullas, entrenamiento policial, protección de civiles y fortalecimiento de la ley.
Despejen la retórica de la Guerra Fría de la ecuación y es bastante posible que el Gobierno ruso, habiendo dejado clara su posición ante Georgia y ante el resto del mundo, ahora mismo tenga un interés político en su retirada. Una misión limitada de protección civil de la PDSE, aumentaría la confianza de la población civil a ambos lados del conflicto al tiempo que ayudaría a los rusos a cumplir con su acuerdo de retirada.
Pero la Unión Europea debe actuar rápido para persuadir a los rusos de que tal misión sería de interés tanto para Rusia como para Georgia y la Unión Europea; también sería necesario que cooperaran militarmente, aportando el personal de policía y logística necesarios. Una misión de protección civil en Georgia de la PDSE validaría el acercamiento de la «baja seguridad» de la UE a sus asuntos exteriores, al tiempo que proporcionaría protección a los miles de civiles que ya han sufrido terriblemente en este conflicto.
Tom Porteous es el director de Human Rights Watch en Londres.