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El presidente de EEUU, Donald Trump, firma órdenes ejecutivas en el Despacho Oval de la Casa Blanca, Washington, DC, 20 de enero de 2025. © 2025 Evan Vucci/AP Photo

Casi inmediatamente después de jurar su cargo como presidente de Estados Unidos el lunes, Donald Trump emitió con celeridad una orden ejecutiva tras otra.

En lo que respecta a los derechos humanos, fue como abrir una manguera de políticas terribles, calando hasta los huesos a cualquiera que todavía tuviera la más mínima esperanza de que el segundo mandato de Trump no fuera tan horrible como el primero.

Sin duda, este Boletín Informativo analizará algunas de estas políticas en las próximas semanas y meses, pero ahora mismo, he aquí un resumen de algunas de las más preocupantes.

En primer lugar, una serie de órdenes ejecutivas relacionadas con la inmigración han echado por tierra el derecho a solicitar asilo en Estados Unidos y otras formas de protección humanitaria.

Es importante reconocer aquí que, a pesar de toda la retórica de la campaña sobre la "inmigración ilegal", Trump también está atacando las vías legales. La plataforma en línea que los solicitantes de asilo tenían que utilizar para concertar citas con las autoridades estadounidenses, CBP-One, ha sido desactivada.

Incluso a los refugiados que estaban de camino a Estados Unidos -personas que huyen de la guerra y la persecución y que ya habían recibido la autorización de seguridad de las autoridades estadounidenses- se les bloqueará la entrada.

Como parte de su campaña general contra la inmigración, Trump también está tratando de restringir la ciudadanía por derecho de nacimiento, por la que cualquier persona nacida en Estados Unidos se convierte automáticamente en ciudadano estadounidense. Otras órdenes utilizan un lenguaje bélico para intentar justificar la participación del ejército estadounidense en la aplicación de las leyes de inmigración civiles. También se incrementará el uso de la detención de inmigrantes y la deportación acelerada sin el debido proceso.

Todo eso abarca sólo algunas de las nuevas órdenes ejecutivas dirigidas contra migrantes y solicitantes de asilo.

Otros decretos presidenciales van dirigidos a los transexuales. Una vez más, se les prohibirá servir en el ejército estadounidense. En una nueva política aún más desagradable, se va a impedir a las personas transgénero incluso que el gobierno estadounidense las reconozca como tales.

Pasando de lo doméstico a lo internacional, Trump también emitió una serie de órdenes ejecutivas que tendrán un impacto global sombrío.

Ha convocado una pausa en la ayuda estadounidense al desarrollo exterior. Esto tendrá consecuencias de gran alcance para la ayuda humanitaria y al desarrollo internacional, interrumpiendo la asistencia vital para millones de personas. También pondrá en mayor peligro a muchos defensores de los derechos humanos de todo el mundo y a las personas a las que ayudan a proteger, porque dependen de esa ayuda para su trabajo.

En una medida que afecta a todos los habitantes del planeta, Trump también ha retirado a Estados Unidos de los Acuerdos Climáticos de París. Esto podría aumentar la devastación relacionada con el clima en personas y comunidades de innumerables lugares.

Las órdenes ejecutivas siguen llegando; la manguera no deja de manar. Esta breve reseña apenas cubre una mínima parte.

Hay mucho más que analizar, y este boletín lo hará en los próximos meses: no sólo las terribles políticas y sus efectos perjudiciales, sino también, esperemos, algunas soluciones.

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