(Nueva York) - En un informe que se anticipa a la Cumbre Mundial de la ONU, Human Rights Watch dijo hoy que niños y niñas alrededor del mundo enfrentan barreras sistemáticas que socavan el progreso global hacia la educación primaria universal.
Investigaciones de Human Rights Watch en más de veinte países demuestran que el costo de la matrícula así como otros gastos relacionados con la escolaridad, la epidemia mundial de VIH/SIDA, la discriminación, la violencia y otros obstáculos llevan a que más de 100 millones de niños y niñas, en su mayoría niñas, no puedan ir a la escuela. El informe de sesenta páginas titulado "Failing Our Children: Barriers to the Right to Education" (Fallándole a nuestros niños y niñas: barreras al derecho a la educación) se basa en entrevistas hechas a cientos de niños y niñas de todas las regiones del mundo.
El 14 de septiembre se reunirán alrededor de 170 líderes mundiales en la sede de la ONU en Nueva York para, entre otras cosas, examinar los avances logrados en los Objetivos de Desarrollo del Milenio adoptados en el año 2000. Uno de los ocho objetivos es garantizar que para el año 2015 todos los niños y niñas completen su educación primaria.
"La educación es un derecho fundamental de todo niño y niña, y es también esencial para lograr desarrollo a nivel global", declaró Jo Becker, Directora de Campañas de la División de los Derechos del Niño de Human Rights Watch. "La educación logra romper con ciclos generacionales de pobreza, protege a los niños y niñas de la explotación y mejora sus posibilidades de supervivencia."
Human Rights Watch descubrió que en más de una dozena de países el costo de la matricula y de los gastos relacionados con la escolaridad (tales como libros, uniformes y transporte) lleva a que muchos niños y niñas abandonen la escuela, a que empiecen tarde, o simple y llanamente, a que nunca asistan. En El Salvador, el costo anual de la educación de un niño es practicamente cuatro veces mayor que el salario mínimo mensual de un agricultor. Human Rights Watch encontró que frecuentemente puede establecerse una relación directa entre los costos prohibitivos de la matrícula y el inicio de la participación de menores en las formas más terribles de trabajo infantil, incluyendo trabajo sexual en Papua Nueva Guinea, trabajo doméstico en Indonesia, trabajo de alto riesgo en plantaciones de bananas en Ecuador y el reclutamiento militar infantil en Birmania.
"A la luz del derecho internacional de los derechos humanos, los países tienen la clara obligación de proveer acceso gratuito a la educación primaria a todos los niños y niñas", dijo Becker.
Human Rights Watch también documentó el devastador efecto que tiene la epidemia global de VIH/SIDA en el derecho de los niños y niñas a la educación, especialmente para los alrededor de catorce millones de niños y niñas en el mundo que han perdido uno o ambos padres como consecuencia del VIH/SIDA. Human Rights Watch documentó que tanto en el sub-sahara africano, donde la crisis es más aguda, como en países como India y Rusia, los niños y niñas afectados por el VIH/SIDA son rechazados en la escuelas o son maltratados por los profesores a raíz del estigma que se asocia con el VIH/SIDA. Muchos niños y niñas, en especial las niñas, son retirados de la escuela para cuidar a parientes enfermos o para trabajar con el fin de complementar el ingreso familiar si alguno de sus padres se enferma o muere.
Otro de los ocho objetivos de desarrollo del milenio es el detener y empezar a revertir la propagación del VIH/SIDA.
"Mientras que el SIDA continúe empobreciendo a muchas familias y produciendo nuevas generaciones de huérfanos, su impacto negativo en el derecho de los niños y niñas a la educación se intensificará", declaró Becker. "Los gobiernos deben adoptar estrategias específicamente orientadas a que los niños y niñas afectados por el VIH/SIDA no abandonen la escuela dado que la educación es uno de medios más efectivos para reducir los riesgos de contagio de VIH."
La primera meta establecida en los objetivos de desarrollo del milenio, que llamaba a lograr que un igual número de niñas y niños asistan a la escuela en el año 2005, no se ha cumplido. Se estima que las niñas constituyen un sesenta por ciento de la totalidad de niños y niñas que no asisten a la escuela. Los tradicionales prejuicios contra educar a las niñas influyen con frecuencia en los padres, quienes le dan prioridad a los hijos por sobre las hijas para obtener una educación, especialmente si los costos de matrícula y la pobreza dificultan que los padres envíen a todos sus hijos a la escuela.
Las niñas son preferidas para ciertos tipos de trabajo infantil, especialmente para el trabajo doméstico, que suele realizarse sin compañía y durante largas horas, lo cual es incompatible con la escolaridad. Asimismo, las niñas son particularmente vulnerables a la violencia sexual por parte de sus compañeros de clase y sus maestros, y es menos probable que ellas recorran caminos largos y peligrosos para llegar a la escuela.
"En algunas partes del mundo, la disparidad por razones de género en materia de escolarización está incrementando", dijo Becker. "Los gobiernos deben redoblar sus esfuerzos para garantizar que las niñas ingresen a la escuela y para combatir los obstáculos a la escolaridad que afectan desproporcionadamente a las niñas."
Algunas medidas para aumentar la escolaridad de las niñas son educar a las familias y comunidades sobre los beneficios que acarrea educar a las niñas, mejorar la seguridad en y alrededor de las escuelas, tratar el tema de la violencia sexual en las escuelas, y proporcionar incentivos, tales como comida gratuita o estipendios que dependan de la asistencia a clases, para que las niñas asistan y permanezcan en la escuela.
Human Rights Watch también pidió a los gobiernos que:
- Garanticen que el derecho a la educación de los niños y niñas no se vea limitado por el costo de la matrícula y demás costos de la escolaridad;
- Decreten y hagan cumplir disposiciones que prohíban la discriminación en la educación por motivos de raza, etnicidad, género, origen social, VIH u otras condiciones y que identifiquen e incorporen a las poblaciones de niños y niñas no atendidas por el sistema educativo;
- Tomen en cuenta la relación que existe entre educación y trabajo infantil a través de la creación de incentivos para que los niños y niñas no abandonen la escuela, de la expansión de las posibilidades educativas para niños y niñas que trabajan, y de mayores esfuerzos para impedir que los niños y niñas continúen trabajando en las formas más terribles de trabajo infantil.
Algunos países en los cuales se realizó la investigación de Human Rights Watch son Brasil, Birmania, Ecuador, Egipto, El Salvador, India, Indonesia, Irak, Israel, Kenya, Liberia, Marruecos, Pakistán, Papua Nueva Guinea, Rusia, España, Sudáfrica, Togo, Uganda, Estados Unidos y Zambia.