Venezuela/Brazil gallery es
Diego Pineda, de 26 años, cruzó la frontera entre Brasil y Venezuela en febrero de 2017, en busca de comida y trabajo. Pineda recorrió a pie los 200 kilómetros entre Pacaraima, la localidad fronteriza brasileña, y Boa Vista, la capital de Roraima, y tenía previsto pedir asilo al llegar. 12 de febrero de 2017.
© 2017 Human Rights Watch
Enriqueta Rivero, de 70 años, cruzó la frontera entre Brasil y Venezuela el 12 de febrero de 2017 en busca de medicamentos para su hipertensión. Por más de tres meses, Rivero no había podido comprar en su país los fármacos recetados por su médico. Dijo que, por la falta de medicinas, había estado comiendo ajos para controlar los síntomas. 12 de febrero de 2017.
© 2017 Human Rights Watch
Pablo López, de 23 años, miembro de la comunidad indígena venezolana Warao, se mudó a Brasil para conseguir alimentos, que no podía comprar en Venezuela. López trabajaba descargando camiones por cerca de USD 1,40 la hora y vivía en la calle con otros cien indígenas en la ciudad fronteriza brasileña de Pacaraima. 12 de febrero de 2017.
© 2017 Human Rights Watch
Bebé de cuatro meses que contrajo varicela en un refugio donde vivían más de 180 venezolanos en Boa Vista, la capital de Roraima. En enero de 2017, la organización humanitaria que gestionaba el refugio informó a las autoridades del estado del primer caso de varicela, pero éstas no proporcionaron vacunas. En pocas semanas, hubo otros cinco contagios de varicela, incluido el bebé de la foto. 11 de febrero de 2017.
© 2017 Tamara Taraciuk Broner/Human Rights Watch
Niña de dos años que había llegado a un refugio en Boa Vista, la capital de Roraima, algunas semanas antes pesando siete kilos. La desnutrición entre los venezolanos que llegan al refugio es “evidente”, según señaló a Human Rights Watch la directora del Centro de Migraciones y Derechos Humanos de la Diócesis de Roraima. 11 de febrero de 2017.
© 2017 Tamara Taraciuk Broner/Human Rights Watch
María José Pacheco, profesora de 33 años, y su esposo Germán Pacheco, de 34 años, se trasladaron de Venezuela a Brasil en busca de alimentos y trabajo. En Boa Vista vendían fruta en los semáforos y así ganaban dinero para vivir y enviar una parte a sus hijos en Venezuela. Ambos estaban en lista de espera para pedir asilo en Brasil. 11 de febrero de 2017.
© 2017 Tamara Taraciuk Broner/Human Rights Watch
Bárbara Rosales, de 21 años, acudió en enero al hospital de la ciudad venezolana de Santa Elena de Uairén por complicaciones en su embarazo de seis meses. El hospital no contaba con los medicamentos que necesitaba y los médicos la enviaron a Brasil en un automóvil, acompañada por un enfermero, pero sin medicamentos. En Brasil, Rosales fue internada inmediatamente. Su bebé nació cinco días después, pensando un kilo. Cuando Human Rights Watch visitó el hospital un mes más tarde, la bebé seguía en terapia intensiva. 15 de febrero de 2017.
© 2017 César Muñoz Acebes/Human Rights Watch
María Patricia Molina, de 27 años, se trasladó a Brasil cuando estaba en el séptimo mes de embarazo, a causa de la inseguridad y la escasez de alimentos y medicamentos en Venezuela. Su hija Sasha nació en el Hospital de Maternidad de Roraima el 15 de febrero de 2017. Molina había pedido asilo y cuando dialogó con Human Rights Watch estaba esperando una respuesta del organismo de refugiados brasileño. 15 de febrero de 2017.
© 2017 César Muñoz Acebes/Human Rights Watch
Olimpo Lozada, de 68 años, fue conducido hasta Brasil por un amigo de la familia debido a complicaciones provocadas por un cálculo en la vesícula que no podían ser tratadas en Venezuela, según su esposa. La directora del Hospital General de Roraima, donde fue hospitalizado, dijo que si Lozada hubiese recibido tratamiento adecuado apenas empezó a manifestar los síntomas, no habría necesitado ser internado para una cirugía de emergencia. 14 de febrero de 2017.
© 2017 César Muñoz Acebes/Human Rights Watch
Brian Rodríguez, de 26 años, e ingeniero de profesión, se fue de Venezuela en 2014. Pidió asilo en 2016, pero todavía está esperando una decisión definitiva del organismo de refugiados brasileño. Rodríguez vende artesanías en las calles de Boa Vista, la capital de Roraima, y envía dinero a casa para su hermano de 7 años. 11 de febrero de 2017.
© 2017 Human Rights Watch