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Rusia/FIFA: Explotación de trabajadores en estadios del Mundial de Fútbol 2018

Merecen “Tarjeta roja” por incumplimiento de compromisos de derechos humanos

(Moscú) – Numerosos trabajadores empleados en la construcción de los estadios en Rusia que serán sede de la Copa Confederaciones 2017 de la FIFA y el Mundial de Fútbol 2018 sufren explotación y abusos laborales, señaló hoy Human Rights Watch. La FIFA, la asociación mundial de fútbol, todavía no ha cumplido en forma plena los compromisos que asumió de controlar eficazmente las condiciones laborales en los preparativos para la Copa Confederaciones y el Mundial de Fútbol, indicó Human Rights Watch.

“La promesa de la FIFA de situar los derechos humanos como centro mismo de sus actividades globales ha sido puesta a prueba por la actitud de Rusia, y la FIFA no ha reaccionando adecuadamente”, opinó Jane Buchanan, directora asociada para Europa y Asia Central de Human Rights Watch. “Los trabajadores de la construcción en los estadios del Mundial de Fútbol enfrentan explotación y abusos, y la FIFA todavía no ha demostrado que pueda realmente supervisar, prevenir y subsanar estos problemas”.

El Mundial de Fútbol es el principal torneo de esta disciplina en el mundo. En ocasión de la Copa Confederaciones, Rusia recibirá a ocho equipos de fútbol internacionales, incluidos equipos propios, del 17 de junio al 2 de julio de 2017, en cuatro ciudades. La Copa Confederaciones también marca el inicio de la cuenta regresiva de un año hasta el Mundial de Fútbol 2018, que se disputará del 14 de junio al 15 de julio de ese año, y en el cual 32 equipos jugarán en 12 estadios distintos, en 11 ciudades rusas.

El informe de 34 páginas, “Tarjeta roja: Explotación de trabajadores de la construcción en sedes del Mundial de Fútbol de Rusia” (Red Card: Exploitation of Construction Workers on World Cup Sites in Russia), documenta evidencias de falta de pago o pago parcial a trabajadores implicados en la construcción de seis estadios del Mundial de Fútbol, así como también de trabajo en temperaturas extremas de -25 grados Celsius sin protección suficiente, y de que algunos empleadores no brindaron los contratos de trabajo exigidos para el empleo legal.

Human Rights Watch entrevistó a ciudadanos rusos, incluidos algunos que habían migrado internamente para trabajar en construcciones relacionadas con el Mundial de Fútbol, así como trabajadores migrantes de nacionalidad extranjera, algunos de ellos procedentes de países de Asía Central, Bielorrusia y Ucrania.

Al menos 17 trabajadores han muerto en las obras en emplazamientos donde se disputará el Mundial de Fútbol, según el sindicato mundial Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera. En varios estadios, los trabajadores han organizado sucesivas huelgas en protesta por la falta de pago de salarios y otros abusos laborales. Los medios internacionales han difundido información creíble sobre la presencia, en 2016, de trabajadores procedentes de Corea del Norte en la construcción del Estadio del Mundial de Fútbol en San Petersbrugo, que trabajan largas jornadas con pocos días de descanso y son obligados a enviar sus salarios al gobierno norcoreano. La FIFA afirma que ya no hay presencia de estos trabajadores en los estadios de San Petersburgo y otras sedes del Mundial de Fútbol, pero no difundió información sobre las medidas adoptadas para proteger o asistir a estos trabajadores.

Los trabajadores entrevistados por Human Rights Watch dijeron, en todos los casos, que temían hablar sobre los abusos, por temor a represalias de sus empleadores.

En abril de 2017, las autoridades rusas detuvieron a un investigador de Human Rights Watch que intentó entrevistar a trabajadores de la construcción fuera del estadio del Mundial de Fútbol en la ciudad de Volgogrado, en el sur de Rusia. Varios policías y un hombre vestido de civil, que parecía ser un agente de los servicios de seguridad, se dirigieron al investigador por su nombre, sugiriendo de ese modo que estaba siendo vigilado por las autoridades. La policía interrogó al investigador durante tres horas, lo amenazó y, finalmente, fue puesto en libertad sin que se presentaran cargos.

En Kaliningrado, varios trabajadores dijeron a Human Rights Watch que, en septiembre de 2015, intentaron acercarse a una delegación de la FIFA y a funcionarios rusos para plantearles su inquietud por las demoras en el pago de salarios. La delegación fue rodeada por guardias de seguridad, que se negaron a permitir que los trabajadores se acercaran para hablarles. Según los trabajadores, a algunos migrantes que trabajaban en el lugar no se les permitió salir de sus albergues, próximos a la obra, durante la visita de la delegación. Los trabajadores no dijeron quiénes ordenaron que los trabajadores migrantes permanecieran allí.

“La evidente vigilancia y la detención del investigador de Human Rights Watch, y la presión para que los trabajadores no denuncien abusos, sugieren que los responsables de las condiciones laborales en los emplazamientos del Mundial de Fútbol tienen algo que ocultar”, apuntó Buchanan. “Los aficionados del fútbol, los jugadores, los entrenadores y otras personas tienen derecho a saber quiénes están construyendo los estadios del Mundial y en qué condiciones. La transparencia es una condición clave para toda protección genuina de los derechos humanos”.

En mayo de 2016, la FIFA anunció que, por primera vez, estaba organizando un sistema, junto con las autoridades rusas, para supervisar las condiciones laborales en los estadios construidos o reformados para el Mundial de Fútbol de 2018. En respuesta a consultas de Human Rights Watch, el 8 de junio de 2017 la FIFA envió una carta a Human Rights Watch en la cual describió su sistema de supervisión laboral. La carta indica que la FIFA realizó decenas de inspecciones en estadios del Mundial de Fútbol. Incluye dos ejemplos en los cuales la FIFA afirmó haber resuelto irregularidades detectadas por el proceso de supervisión. Más allá de esto, la FIFA no ha publicado información sobre el tipo de abusos laborales que detectaron los inspectores; en qué estadios identificaron irregularidades y cuándo; medidas específicas que la FIFA u otros actores tomaron en respuesta; ni resultados concretos para los trabajadores.

El programa de la FIFA se puso en marcha bastante después de que se iniciaran las obras para el Mundial de Fútbol, y solamente se aplica a estadios y no a la construcción de otras obras de infraestructura para el Mundial.

Desde 2015, la FIFA se ha comprometido a mejorar las garantías de derechos humanos, además de auspiciar eventos del Mundial de Fútbol.

Conforme a los Principios Rectores de la ONU sobre las Empresas y los Derechos Humanos, las sociedades comerciales, incluida la FIFA, tienen la responsabilidad de respetar los derechos humanos, no ser cómplices en abusos y garantizar que todas las instancias de abuso que ocurran pese a estos esfuerzos sean subsanadas adecuadamente. Los Principios Rectores también instan a las empresas privadas a garantizar la transparencia como parte de una respuesta creíble a consideraciones de derechos humanos.

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, del cual es parte Rusia, reconoce “el derecho de toda persona al goce de condiciones de trabajo equitativas y satisfactorias”. Rusia también es parte en numerosos convenios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), incluidos varios relativos a salarios y salud y seguridad laboral.

“La FIFA y el gobierno ruso dieron un paso muy importante al organizar la supervisión de las condiciones laborales en los estadios del Mundial de Fútbol; sin embargo, para ser creíble, la FIFA debe hacer pública la información sobre las inspecciones que realiza, qué han encontrado los inspectores y cuáles fueron los resultados concretos, si los hubo, para los trabajadores”, explicó Buchanan. “No podría haber un momento mejor para que la FIFA termine con el secretismo que ha distinguido a sus operaciones y muestre que puede asegurar garantías efectivas a los trabajadores, y actuar con transparencia y rendición de cuentas”.
 

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