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(Bruselas) – Durante 2014, los líderes de la Unión Europea (UE) estuvieron dispuestos, con mucha frecuencia, a dejar de lado los derechos humanos en sus países cuando les parecía conveniente, en un año marcado por el éxito de los partidos populistas y euroescépticos en las elecciones al Parlamento Europeo y otras, dijo Human Rights Watch hoy en su Informe Mundial 2015. El documento destaca los acontecimientos más importantes en 10 estados miembros de la UE, los derechos humanos de la UE en política exterior y la evolución de toda la Unión en materias como la migración y asilo, la discriminación y la intolerancia, y el contraterrorismo.

“Europa sigue siendo un lugar de exclusión, discriminación y sufrimiento de muchas personas”, dijo Benjamin Ward, subdirector para Europa y Asia Central de Human Rights Watch. “Hasta que los líderes de la UE estén preparados para actuar de forma coherente, de acuerdo con los valores declarados de la Unión, esta imagen no va a cambiar”.

En el Informe Mundial 2015 de 656 páginas, su 25ª revisión anual de las prácticas de los derechos humanos en todo el mundo, Human Rights Watch resume las cuestiones más destacadas en más de 90 países. En su ensayo de introducción, el Director Ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth insta a los gobiernos a reconocer que los derechos humanos ofrecen una guía moral efectiva en tiempos turbulentos, y que precisamente, las violaciones de derechos humanos pueden desencadenar o empeorar los problemas de seguridad. Los beneficios a corto plazo de socavar valores básicos  como la libertad y la no discriminación casi nunca valen, a largo plazo, el precio que, inevitablemente, se debe pagar.

Los horribles ataques acontecidos entre el 7 y 9 de enero en París contra la revista satírica Charlie Hebdo, los oficiales de la policía, y las personas que se encontraban en un supermercado kosher, que dejó 17 personas muertas, acentuaron la preocupación respecto a los ataques terroristas en Europa y las nuevas medidas antiterroristas que restringen la libertad de movimiento, asociación y expresión.

La naturaleza antisemita del ataque ocurrido en el supermercado, la ola posterior de violencia islamofóbica en Francia, y la creciente retórica de los partidos de derecha en varios países de la UE destacan un aumento de la intolerancia en Europa que se manifiesta en actos de violencia y discriminación contra los musulmanes, los judíos y otras minorías, dijo Human Rights Watch. En mayo, el ataque armado contra un museo judío de Bruselas en el que murieron cuatro personas, pusieron en evidencia el preocupante patrón de violencia antisemita e incitación al odio que vivió la UE a lo largo del 2014.

La Agencia Europea de Derechos Fundamentales (FRA) publicó unos resultados en octubre indicando que las mujeres romaníes estaban desproporcionadamente afectadas por la discriminación generalizada, la exclusión social y la privación experimentada por los romaníes en toda la UE. En un golpe al derecho de las mujeres a su autonomía personal y su libertad religiosa, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos confirmó en julio la prohibición de Francia de 2010 al velo musulmán integral.

La respuesta de la UE al incremento de la llegada de inmigrantes y solicitantes de asilo fue decepcionante, pues los esfuerzos se enfocaron principalmente en la vigilancia fronteriza y la prevención de salidas. Otros países de la UE criticaron a Italia por rescatar a decenas de miles de migrantes en barcos en el Mediterráneo. Su operación naval a gran escala fue reemplazada por otra mucho más limitada de la Agencia de Fronteras de la UE, Frontex, al final del año. Esto plantea la preocupación de que el número de personas que perdieron la vida en 2015 superará las casi 3.000 muertes en el Mediterráneo en 2014.

La UE es un donante humanitario clave en la crisis siria pero, con la excepción de Alemania, mostró poca disposición a reasentar a un número significativo de refugiados de Siria. Los solicitantes de asilo, en general, se enfrentaron a importantes lagunas en la protección, incluyendo condiciones precarias de acogida en Italia, Grecia, Francia y Bulgaria, y a la detención rutinaria de migrantes y solicitantes de asilo, en algunos casos incluso de niños. A lo largo del año hubo informes de devoluciones sumarias y un uso excesivo de la fuerza por parte de los guardias fronterizos en Bulgaria, Grecia y España.

La discriminación racial por parte de la policía fue un problema serio en varios países, entre ellos Francia, Grecia y Alemania, lo que provocó llamamientos de la FRA y el Consejo de Europa para intensificar la lucha contra el racismo en las fuerzas policiales. La intolerancia y la violencia por motivos de orientación sexual o identidad de género de la persona sigue siendo común, mientras que las personas con discapacidad todavía se enfrentan a la discriminación e importantes obstáculos a la participación política en toda Europa.

Hubo avances modestos hacia un mayor cumplimiento de los derechos humanos dentro de la UE. La Comisión Europea presentó un mecanismo para impugnar a los estados miembros sobre “amenazas sistémicas al estado de derecho”, y el Consejo de la Unión Europea respaldó la idea de una estrategia interna de derechos humanos. La Comisión Europea emprendió una acción legal contra la República Checa por no haber eliminado todavía la segregación de los niños romaníes en sus escuelas. Pero el panorama general siguió siendo uno de renuencia a actuar sobre las prácticas abusivas en los estados miembros de la UE, como Hungría, donde los grupos independientes y la libertad de prensa están bajo una presión significativa.

Una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en julio, encontró que Polonia era cómplice de abusos de la CIA contra dos sospechosos de terrorismo, fue el único punto positivo en los cuestionables esfuerzos de rendición de cuentas a la complicidad europea con los abusos de Estados Unidos contra el terrorismo.

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