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(Dar Es Salaam, 28 de agosto de 2013) – Niños pequeños, algunos incluso de apenas ocho años, trabajan en minas de oro de pequeña escala en Tanzania, lo que supone graves riesgos para su salud e incluso sus vidas, dijo Human Rights Watch en un informe publicado hoy. El gobierno de Tanzania debería frenar el trabajo infantil en la minería de pequeña escala, incluyendo las minas informales sin licencia; el Banco Mundial y los países donantes deberían respaldar estos esfuerzos
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El informe de 96 páginas, “Toxic Toil: Child Labor and Mercury Exposure in Tanzania’s Small-Scale Gold Mines,”(“Trabajo tóxico: Explotación infantil y exposición al mercurio en las minas de oro de pequeña escala de Tanzania”) describe cómo miles de niños trabajan en las minas de oro a pequeña escala, con y sin licencia, en Tanzania, el cuarto mayor productor de oro de África. Cavan y perforan en canteras profundas e inestables, trabajan bajo tierra durante turnos de hasta 24 horas, y transportan y trituran bolsas pesadas de mineral de oro. Los niños se arriesgan a sufrir lesiones por derrumbes en las minas y accidentes con las herramientas. También ponen en peligro su salud a largo plazo como resultado de la exposición al mercurio, respiración del polvo y el transporte de cargas pesadas. Un joven de 17 años, que sobrevivió un accidente en un yacimiento dijo a Human Rights Watch: “Pensé que estaba muerto, estaba tan asustado”
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“Los niños y niñas de Tanzania se sienten atraídos por las minas de oro con la esperanza de que tendrán una vida mejor, pero se encuentran atrapados en un círculo sin salida de peligro y desesperación”, dijo Janine Morna, investigadora asociada de los derechos de los niños de Human Rights Watch. “Tanzania y los donantes deben sacar a estos niños de las minas y meterlos en la escuela o formación profesional”.

Muchos de los niños que trabajan en la minería son huérfanos y otros niños vulnerables que carecen de necesidades básicas y apoyo. Human Rights Watch también descubrió que las niñas que frecuentan los alrededores de los yacimientos mineros sufren acoso sexual, incluyendo presión para participar en el trabajo sexual. Algunas niñas se convierten en víctimas de explotación sexual comercial y se arriesgan a contraer el VIH u otras enfermedades de transmisión sexual.

 

Human Rights Watch visitó 11 yacimientos mineros en las regiones de Geita, Shinyanga y Mbeya, y entrevistó a más de 200 personas, entre ellas 61 niños que trabajan en la minería de oro a pequeña escala. El empleo de niños en trabajos peligrosos de minería constituye una de las peores formas de trabajo infantil bajo los acuerdos internacionales, de los cuales Tanzania es miembro.

“En papel, Tanzania cuenta con leyes estrictas que prohíben el trabajo infantil en la minería, pero el gobierno ha hecho muy poco para hacerlas cumplir”, señaló Morna. “Los inspectores de trabajo deben visitar con regularidad las minas, tanto las que tienen licencia como las que no cuentan con permisos, y garantizar que los empleadores sean sancionados por emplear mano de obra infantil”.

Los niños trabajadores, así como los que viven cerca de los yacimientos mineros, se encuentran en grave riesgo de envenenamiento por mercurio. El mercurio ataca el sistema nervioso central y puede causar discapacidad permanente en los niños, cuyos cuerpos en desarrollo son más vulnerables al metal pesado. Los mineros, incluidos los niños, mezclan mercurio con mineral de oro molido y queman la amalgama de oro-mercurio resultante para liberar el oro, exponiéndose a los vapores tóxicos del mercurio. Incluso los niños pequeños que no trabajan a menudo están presentes en este proceso, que a veces se lleva a cabo en la casa.
La mayoría de los mineros adultos y menores no están al corriente de estos riesgos para la salud. Los trabajadores de la salud carecen de capacitación e instalaciones y no están preparados para diagnosticar o tratar la intoxicación por mercurio. Leyes e iniciativas existentes sobre el mercurio han fracasado en gran medida en reducir el uso de mercurio.

Tanzania ha ayudado a esbozar un nuevo tratado mundial para reducir la exposición al mercurio a nivel mundial, que 140 gobiernos respaldaron en enero de 2013. El Convenio de Minamata sobre el Mercurio, llamado así por la ciudad japonesa que en la década de 1950 fue escenario de uno de los episodios más trágicos de intoxicación por mercurio de la historia, será adoptado en octubre cerca de Minamata.

“Tanzania contribuyó a que el Convenio de Minamata sobre el Mercurio se hiciera realidad”, dijo Morna. “Ahora, para proteger el futuro de su propio pueblo y de su pujante industria minera, debe tomar la iniciativa para proteger a los niños, mediante supervisión, pruebas médicas y tratamientos para la exposición al mercurio, y sacarlos de las minas”.

El trabajo en las minas interfiere en la educación de los niños. Los niños que trabajan en la minería a veces se saltan clases o abandonan la escuela por completo. Varios maestros dijeron a Human Rights Watch que la asistencia escolar y el rendimiento disminuyeron cuando se abrió una mina de oro en los alrededores. Además, muchos adolescentes buscan empleo a tiempo completo, incluyendo en la minería, porque no tienen acceso a la escuela secundaria o formación profesional.

Un niño de 15 años, en el distrito de Geita, resumió el impacto que la minería tiene en su vida: “Es difícil combinar la minería y la escuela. No tengo tiempo para asistir a las tutorías [que tienen lugar los fines de semana]. Me pongo a pensar en la mina, me distrae.... Un día... me puse enfermo [después de ir a la mina y perdí clases]. Me dolía todo el cuerpo”.

El gobierno de Tanzania debería ampliar el acceso a la educación secundaria y la formación profesional así como mejorar la protección de los niños, dijo Human Rights Watch. El gobierno y los donantes deberían proporcionar apoyo financiero y político para el nuevo plan de acción para los niños más vulnerables e incluir a los huérfanos de zonas mineras en el programa del Fondo de Acción Social de Tanzania de subvenciones y transferencias monetarias condicionadas a las poblaciones vulnerables.

El Banco Mundial y otros donantes al sector minero también deben respaldar las medidas necesarias para poner fin al trabajo infantil en las minas y reducir la exposición de niños y adultos al mercurio, recomendó Human Rights Watch. Por ejemplo, deberían ayudar a los niños a hacer la transición de su trabajo en las minas a las escuelas, y garantizar que las minas recién licenciadas no utilicen trabajo infantil. Un proyecto actual de US$55 millones del Banco Mundial para apoyar el sector de la minería no aborda directamente el trabajo infantil.

La industria del oro tiene la responsabilidad de asegurarse que no se beneficie directa o indirectamente del trabajo infantil ilegal, señaló Human Rights Watch. Sin embargo, la mayoría de los comerciantes de oro a los que Human Rights Watch entrevistó en Tanzania carecían de procedimientos para excluir el oro extraído por los niños de sus cadenas de suministro.

Los pequeños comerciantes suelen comprar el oro directamente en las minas o en los pueblos mineros para luego venderlo a comerciantes más grandes en Tanzania. A veces, el oro pasa a través de varios intermediarios antes de llegar a los comerciantes que lo exportan. Según el gobierno de Tanzania, los mineros de pequeña escala produjeron alrededor de 1,6 toneladas de oro en 2012,  con un valor aproximado de US$85 millones.

El principal destino del oro de las minas de pequeña escala de Tanzania es Emiratos Árabes Unidos(EAU). El oro también se exporta a Suiza, Sudáfrica, Chinay Reino Unido.

“Independientemente de que sean grandes o pequeñas, de Tanzania o globales, las empresas deben evitar involucrarse en el trabajo infantil ilegal en sus cadenas de suministro”, dijo Morna. “Debido a que tienen el poder de compra, los comerciantes de oro tienen ventaja sobre sus proveedores. Deben usarla para proteger a los niños y a los consumidores de comprar oro contaminado por el trabajo infantil”.

 

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