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(Nueva York) - Las fuerzas de seguridad sirias ejecutaron sumariamente a más de 100 civiles  - y posiblemente a muchos más- e hirieron o capturaron a combatientes de la oposición durante los recientes ataques en pueblos y ciudades de este país, Human Rights Watch señaló en un informe publicado hoy.

 

El informe de 25 páginas, “In Cold Blood: Summary Executions by Syrian Security Forces and Pro-Government Militias” (“A sangre fría: Ejecuciones sumarias por las fuerzas de seguridad sirias y las milicias progubernamentales”), documenta más de una docena de incidentes donde hubo al menos 101 víctimas, ocurridos desde finales de 2011 y muchos en marzo de 2012. Human Rights Watch documentó la participación de las fuerzas sirias y las milicias progubernamentales conocidas como Shabeeha en ejecuciones sumarias y extrajudiciales en las provincias de Idlib y Homs. Las fuerzas gubernamentales y progubernamentales no solo ejecutaron a combatientes de la oposición que habían capturado, o que por otras razones ya no se encontraban en combate y no representaban amenaza alguna, sino también a civiles que de la misma forma no representaban amenaza alguna para las fuerzas de seguridad.

 

"En un desesperado intento de aplastar el levantamiento, las fuerzas sirias han ejecutado a sangre fría a personas civiles y combatientes de la oposición por igual", dijo Ole Solvang, investigador principal de emergencias de Human Rights Watch. "Lo están haciendo a plena luz del día y delante de testigos, evidentemente sin temor a ser castigados por sus crímenes".

 

Human Rights Watch instó al Consejo de Seguridad de la ONU a asegurarse de que cualquier misión de la ONU encargada de supervisar el plan de seis puntos negociado por el enviado por la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, estaría en condiciones de documentar estos crímenes. Esto se lograría mejor si se envía junto con observadores militares a observadores de derechos humanos debidamente equipados, capaces de entrevistar de forma segura e independiente a víctimas de abusos de derechos humanos y, al mismo tiempo, protegerlas de represalias.

 

Desde finales de 2011, cuando las fuerzas sirias intensificaron su campaña militar en ciudades y pueblos que consideraban servían como bastiones de la oposición, cientos de otras personas han muerto como consecuencia de los ataques de artillería, fuego de francotiradores, o falta de asistencia médica.

 

Es imposible de verificar el número exacto de víctimas de ejecuciones extrajudiciales dadas las dificultades para acceder y evaluar la información procedente de Siria. Sin embargo, Human Rights Watch documentó al menos 12 casos de ejecuciones en las gobernaciones de Idlib y Homs. Human Rights Watch ha recibido informes adicionales de muchos otros incidentes similares, pero incluyó en este informe solo los casos en que los investigadores entrevistaron personalmente a los testigos de los incidentes.

 

En los casos documentados por Human Rights Watch, al menos 85 víctimas eran residentes sirios que no tomaron parte en los combates, entre ellos mujeres y niños. El informe describe en detalle varios casos de ejecuciones masivas de civiles, como el asesinato el 11 de marzo de al menos 13 hombres en la mezquita de Bilal en Idlib, la ejecución el 3 de marzo de al menos 25 hombres durante una operación de búsqueda y detención en el barrio Sultaniya de Homs, y el asesinato el 11 y el 12 de marzo de al menos 47 personas, principalmente mujeres y niños, en los barrios de Homs de `Adwiyya, Karm al-Zaytoun, y Refa` i.

 

En estos casos las fuerzas de seguridad sirias, que operaban solas o junto con milicias progubernamentales conocidas como Shabeeha, capturaron y ejecutaron a personas que trataban de escapar cuando el ejército tomó control de sus pueblos, asesinaron a tiros o a puñaladas a personas en sus hogares mientras las fuerzas de seguridad entraban a las ciudades capturadas, o ejecutaron a residentes detenidos mientras realizaban registros domiciliarios.

 

Por ejemplo, Louai, un residente que se quedó en el barrio Baba Amr de Homs después de que el ejército tomara control del mismo, describió la ejecución de su hermano y cuatro de sus vecinos el 2 de marzo. Louai, quien nos pidió que no utilizáramos su nombre verdadero por temor a represalias, dijo que primero miembros del ejército entraron a la casa de sus vecinos, sacaron arrastrando a los cuatro hombres que encontraban dentro, y los mataron a cuchilladas en frente de sus familias. Los soldados llegaron a la casa de Louai y, cuando él y su hermano levantaron las manos, les dispararon a los dos, hiriendo a Louai y matando a su hermano.

 

Human Rights Watch también documentó las ejecuciones de al menos 16 combatientes de la oposición, contra quienes las fuerzas de seguridad sirias dispararon a quemarropa después de que estos fueron capturados o resultaron heridos y ya no se encontraban en combate. Los casos causaron preocupaciones de que el Ejército pudiera haber adoptado una política, oficial o extraoficial, de no tomar prisioneros.

 

Un combatiente de la oposición de Kafr Rouma en la gobernación de Idlib describió a Human Rights Watch la ejecución de combatientes de su unidad a inicios de marzo:

 

Uno de los combatientes resultó herido en la pierna derecha por el fuego de una ametralladora. Estaba tendido en la calle y no pudimos rescatarlo ya que el ejército estaba disparando y atacando nuestra posición. Luego se acercó un tanque, unos 15 soldados con uniformes militares rodearon a nuestro compañero y comenzaron a insultarlo y darle patadas. Nos gritaban que teníamos que rendirnos o lo iban a matar. Luego le pusieron un paño negro alrededor de sus ojos, lo esposaron, y uno de ellos le disparó con un [rifle de asalto]. Cuando se fueron, lo enterramos en el cementerio de la aldea.

 

La legislación internacional de derechos humanos prohíbe de manera inequívoca las ejecuciones sumarias y extrajudiciales. En situaciones de conflicto armado en donde se aplica el derecho internacional humanitario, los combatientes son blancos legítimos si están tomando parte en las hostilidades. Pero matar deliberadamente a heridos, a personas que se han rendido, o a soldados capturados constituiría un crimen de guerra.

 

Anteriormente Human Rights Watch ha documentado y condenado graves violaciones por parte de combatientes de la oposición en Siria. Se deben investigar estos abusos y llevar a los responsables ante la justicia. Asimismo, estos abusos de ninguna manera justifican las violaciones cometidas por las fuerzas gubernamentales, como las ejecuciones sumarias de combatientes de la oposición.

 

Human Rights Watch ha pedido al Consejo de Seguridad de la ONU remitir la situación de Siria a la Corte Penal Internacional, imponer un embargo de armas contra el Gobierno de Siria y sanciones contra funcionarios y comandantes rebeldes implicados en graves violaciones de los derechos humanos. Human Rights Watch también instó a otros países a unirse a los crecientes llamados por la rendición de cuentas, brindando apoyo a la propuesta de remitir este caso a la Corte Penal Internacional, el foro con más posibilidades de investigar y perseguir a los principales responsables de los abusos cometidos en Siria.

 

"Las fuerzas de seguridad sirias pondrán un alto a las ejecuciones solo si se dan cuenta de que la rendición de cuentas es inevitable", dijo Solvang. "Corresponde al Consejo de Seguridad enviar este mensaje". 

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