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Siria: Hay pruebas de que varios niños habrían muerto por bombas de racimo

Todos los gobiernos deberían exigir que Damasco renuncie al uso de estas municiones

(Washington, DC) – Hay pruebas contundentes que señalan que en un ataque aéreo lanzado el 25 de noviembre de 2012 contra la localidad de Deir al-`Assafeer, próxima a Damasco, se habrían usado bombas de racimo que causaron la muerte de al menos 11 niños y dejaron varios heridos, señaló hoy Human Rights Watch. El gobierno sirio debe renunciar inmediatamente al uso de estas peligrosas armas que han sido prohibidas por la mayoría de las naciones.

“El ataque muestra que las municiones en racimo provocan muertes sin distinguir entre civiles y militares”, manifestó Mary Wareham, directora de incidencia de la división de armas de Human Rights Watch. “Frente al daño devastador que causan a la población civil, las bombas de racimo no deberían ser usadas por ningún actor, en ningún momento y en ningún sitio”.

Según se determinó a partir de imágenes de video y del testimonio de residentes locales, al menos 11 niños habrían muerto durante la ofensiva contra el barrio de Saraya, en la zona oriental de Deir al-`Assafeer. Dos residentes contaron a Human Rights Watch que el ataque con bombas de racimo se produjo mientas un grupo de como mínimo 20 niños de esa localidad se encontraban reunidos en un terreno adonde acuden habitualmente para jugar.

Uno de los testigos dijo:

Cerca de las 2:50 p.m. apareció en el cielo un MIG 23. Yo estaba a 100 metros del patio donde juegan los niños. Miré hacia afuera y pude ver al MIG sobrevolar primero la zona y luego lanzar seis bombas de racimo cuando se retiraba. Vi cuando dos de las bombas se abrían a la mitad. Luego escuché varias explosiones pequeñas. Se oía como si fueran fuegos artificiales, pero más fuertes. Luego escuché gritos y vi que algunas personas corrían hacia el patio. Yo y los hombres que estaban conmigo fuimos atrás de ellos. Cuando llegué al patio vi que había 5 niños muertos y muchos otros heridos. Los niños que tenían heridas graves fueron trasladados a hospitales cercanos, y los que tenían heridas más superficiales fueron llevados a un hospital de campaña.

Tras analizar imágenes de video tomadas en el lugar del ataque que luego fueron publicadas en línea por activistas sirios, Human Rights Watch concluyó que se usaron al menos tres bombas de racimo RBK-250/275 AO-1SCh. Cada bomba de racimo RBK-250/275 AO-1SCh contiene 150 bombas de fragmentación antipersonal AO-1SCh y alcanza un área de impacto de 4.800 metros cuadrados (52.000 pies cuadrados), o el equivalente a un campo de fútbol americano, según se indica en una guía internacional de referencia sobre lanzamientos aéreos. Las marcas visibles en los fragmentos de las municiones en racimo señalan que fueron fabricadas en la Unión Soviética en la década de 1970. Human Rights Watch no dispone de información sobre la fecha ni el modo en que Siria adquirió estas municiones.

En algunas imágenes de video tomadas poco después del ataque y que fueron posteriormente publicadas en Internet por activistas sirios se puede ver a varios niños y adultos que yacen en el piso y presentan heridas compatibles con las causadas por las bombas de racimo.

A partir de los fragmentos de las bombas de racimo y del testimonio de testigos locales se pudo determinar que una de las bombas habría caído en el sitio donde, según los testigos, estaban jugando los niños, una segunda bomba impactó en una vivienda a menos de 50 metros de este lugar, y la tercera bomba cayó en una finca agrícola ubicada a unos 150 metros.

Uno de los videos muestra submuniciones sin detonar halladas en el terreno donde, según señalaron los testigos, habrían estado jugando los niños. En el video, un residente que vive junto a este terreno señala que al menos seis niños habrían perdido la vida allí a causa del ataque: Shahd al-Lahham al-Omar, de 4 años, Mamdouh Shehab, de 11, Mohamad al-Shafouni, de 11, Roba Youssef al-Ali, de 13, y otros dos niños cuyo nombre no se especifica.

Según residentes locales, a 50 metros de allí se encontraron restos de una segunda bomba de racimo que habría matado a cuatro niños que estaban en una casa: Mohamad Bassel al-Lahham, de 5 años, Eman al-Lahham, de 12, `Adnan al-Hussein, de 7, y `Anoud Mohamad, de 12. Un hombre anciano también sufrió heridas de gravedad.

En una finca agrícola a 150 metros del terreno donde jugaban los niños se encontraron fragmentos de una tercera bomba de racimo. Esta bomba provocó la muerte de Zeinab Othman, de 12 años, y de uno de sus padres. Un residente contó que al momento del ataque la familia se encontraba trabajando en la finca. El ataque con bombas de racimo también mató y mutiló al ganado que pasteaba en la zona.

El testigo aseveró que no existe presencia de rebeldes del Ejército Sirio Libre (ESL) en la zona ni en las proximidades. “No hay equipos del ESL, máquinas ni tampoco ninguna otra cosa en los campos ni cerca de las haciendas”, indicó un residente a Human Rights Watch. Otro dijo al respecto: “No había vehículos del ESL ni otros equipos a la vista. Los soldados del ESL no viven en zonas residenciales”. Si bien Human Rights Watch no ha podido confirmar de manera independiente si existía algún tipo de presencia de soldados, la gran cantidad de niños que estaban jugando al aire libre en el momento del ataque permite suponer que no se estaban produciendo combates en las proximidades.

A través de las grabaciones de video, Human Rights Watch pudo identificar más de 50 restos de submuniciones AO-1SCh sin detonar. Las cargas explosivas sin detonar suponen un riesgo mortal para quienes las manipulan o se acercan a ellas. Existe en este momento una necesidad urgente de brindar asistencia e informar sobre los riesgos a quienes realizan acciones de limpieza de emergencia en Siria, a fin de que puedan manipular las municiones sin detonar que quedan tras el uso de municiones en racimo y otros explosivos.

Dos testigos dijeron a Human Rights Watch que habían visto un avión MIG sobrevolar nuevamente la zona ese día y arrojar aproximadamente seis bombas de racimo en otro barrio en la zona oriental de Deir al-`Assafeer.

Anteriormente, en el mes de octubre, Human Rights Watch documentó un aumento en el uso de bombas de racimo en todo el país por aeronaves militares sirias.

“Todos los gobiernos, incluidos los aliados de Siria, deberían repudiar el uso de bombas de racimo por Siria, ya que estas municiones están prohibidas por el derecho internacional debido al daño que provocan a la población civil”, indicó Wareham. “Se requiere una respuesta mucho más contundente para persuadir al gobierno sirio de que ponga fin al uso de bombas de racimo”.

Al menos 16 gobiernos han condenado el uso de municiones en racimo por Siria, incluidos Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Irlanda, Japón, México, los Países Bajos, Nueva Zelandia, Noruega, Portugal, Qatar, Suiza, el Reino Unido y Estados Unidos.

La mayoría de las naciones del mundo han prohibido en forma absoluta el uso de municiones en racimo a través de la Convención sobre Municiones en Racimo, que entró en vigor el 1 de agosto de 2010. Siria no es parte en la Convención y tampoco participó en el Proceso de Oslo de 2007-2008, que culminó con la adopción de este tratado que prohíbe las municiones en racimo y exige efectuar una limpieza de las áreas contaminadas y brindar asistencia a las víctimas. Los Estados parte en la Convención son en total 77, y otros 34 han suscripto el documento pero aún no lo han ratificado.

Las municiones en racimo pueden ser lanzadas mediante proyectiles, morteros y artillería, o pueden ser arrojadas desde el aire. Se activan en el aire, y dispersan decenas o incluso cientos de submuniciones o “minibombas” en un radio amplio. Muchas de estas submuniciones no se detonan en el primer impacto, y se convierten en minas que luego explotan al ser manipuladas.

En mayo, se denunciaron nuevos incidentes de uso de municiones en racimo en Sudán, otro país que no ha adoptado la Convención sobre Municiones en Racimo. En 2011, Libia y Tailandia, dos países que tampoco suscribieron la Convención, también emplearon municiones en racimo.

Human Rights Watch es uno de los miembros fundadores de la Coalición contra las Municiones en Racimo, la campaña internacional de la sociedad civil que impulsó la adopción de la Convención sobre Municiones en Racimo.

Asimismo, varios videos publicados durante la semana del 18 de noviembre de 2012 por activistas sirios muestran el uso de bombas que contienen cargas de submuniciones incendiarias. Los fragmentos de estas armas que se ven en los videos sugieren que se usaron al menos tres bombas RBK-250 cerca de la localidad de Ma`ar`et al-Nu`man. Cada una contenía 48 submuniciones incendiarias ZAB-2.5. La designación ZAB significa “zazhigatelnaya aviatsionnaya bomba”, es decir, “bomba incendiaria aérea”.

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