El pueblo de Ecuador votó a favor de que se detengan todas las perforaciones petroleras actuales y futuras en el corazón del Parque Nacional Yasuní en la selva amazónica, el pasado domingo. Esto ocurre tras décadas de movilización liderada por una coalición de pueblos indígenas, jóvenes y activistas de todo el país. Los votantes también decidieron prohibir todo tipo de minería en la selva del Chocó Andino, cerca de la capital ecuatoriana, Quito.
El voto a favor de “dejar el petróleo bajo el suelo” es un acontecimiento histórico: implica que permanezcan bajo el suelo cerca de 1.670 millones de barriles de crudo implementando una moratoria sobre las perforaciones actuales y futuras en los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT) del Parque Nacional Yasuní, una de las áreas más intactas que aún quedan en la cuenca del río Amazonas. También protege los derechos de los pueblos indígenas taromenane, tagaeri y dugakaeri, que viven en condiciones de aislamiento voluntario.
Por primera vez en todo el mundo, un referéndum nacional logró que se establezca una moratoria para frenar nuevas operaciones relacionadas con combustibles fósiles y revertir las existentes.
Yasuní, que fue declarada Reserva Mundial de Biosfera por las Naciones Unidas, es uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta y alberga casi un millón de hectáreas de selva tropical. La exploración y producción de petróleo han provocado daños muy considerables a la Amazonía ecuatoriana y sus habitantes. Las poblaciones indígenas han sufrido hostigamiento, represión e incluso muertes como resultado de impulsar acciones de resistencia ante el petróleo.
“¡Hoy hicimos historia!”, declararon organizadores del grupo YASunidos en las redes sociales. “Esta consulta, nacida desde la ciudadanía, demuestra el mayor consenso nacional en Ecuador. Es la primera vez que un país decide defender la vida y dejar el petróleo bajo tierra. ¡Es una victoria histórica para Ecuador y para el planeta!”.
La proporción del producto interno bruto ecuatoriano que corresponde al petróleo se redujo en forma drástica a poco más del 6% en 2021, comparado con un nivel máximo del 18,7% alcanzado en 2008. Aun así, el costo que generan los derrames petroleros constantes, los perjuicios para la salud y los derechos humanos, y la crisis climática son cada vez mayores.
Las moratorias contra las operaciones relacionadas con combustibles fósiles son un fenómeno cada vez más común y que se extiende en todo el mundo. Costa Rica, Sudáfrica, Belice y Nueva Zelanda son algunos de los países que han establecido una moratoria.
La quema de combustibles fósiles y la deforestación propician la crisis climática. El pueblo de Ecuador ha mostrado al mundo cómo se puede enfrentar la crisis climática sin rodeos, al proteger a las personas y al planeta usando un modelo que otros pueden emular.
A fin de cumplir con las obligaciones de derechos humanos asumidas, los gobiernos deberían eliminar de manera progresiva los combustibles fósiles y proteger a los bosques y a sus habitantes en todas partes.
