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Panamá: una comunidad indígena necesita más apoyo para su reubicación

El Gobierno retrasa el traslado a pesar de la subida del nivel del mar y del hacinamiento

La pequeña isla de Gardi Sugdub, en la comarca panameña de Guna Yala. © 2018 Michael Adams
  • La subida del nivel del mar y la falta de espacio amenazan los derechos de los habitantes de la pequeña isla de Gardi Sugdub y de otras comunidades indígenas costeras de Panamá.
  • La comunidad de Gardi Sugdub lleva más de una década planeando su reubicación a un lugar más seguro en tierra firme, pero el apoyo prometido desde hace tiempo por el gobierno acumula graves retrasos.
  • Panamá debería proporcionar apoyo inmediato para que la comunidad de Gardi Sugdub pueda completar su reubicación con dignidad y debería basarse en las lecciones aprendidas para desarrollar una política nacional que salvaguarde los derechos humanos en futuras reubicaciones relacionadas con el clima.

(Ciudad de Panamá) – La subida del nivel del mar y la falta de espacio para vivir amenazan los derechos de la comunidad indígena Guna que vive en la pequeña isla panameña de Gardi Sugdub, también conocida como “Isla Cangrejo”, señaló Human Rights Watch en un informe publicado hoy. La comunidad comenzó a planificar su reubicación a tierra firme en 2010, pero hasta ahora nadie ha podido trasladarse.  

El informe de 52 páginas, “‘El mar se está comiendo la tierra debajo de nuestras casas: Ante el hacinamiento y la subida del nivel del mar, una comunidad indígena planea su reubicación”, documenta por qué la comunidad de Gardi Sugdub decidió reubicarse y cómo los retrasos del gobierno y el apoyo incompleto a la reubicación han paralizado el traslado y dejado a la comunidad en el limbo. (En este enlace puede leer el resumen y nuestras recomendaciones. El informe completo se dará a conocer en los próximos días.) Human Rights Watch constató que, si bien algunos aspectos del apoyo del gobierno panameño y del Banco Interamericano de Desarrollo a la comunidad han sido ejemplares, se necesitan medidas urgentes para garantizar el respeto por los derechos de los miembros de la comunidad en la reubicación.

“Panamá debería cumplir sus promesas y brindar apoyo inmediato para que la comunidad de Gardi Sugdub pueda ser reubicada con dignidad”, señaló Erica Bower, investigadora sobre desplazamiento climático de Human Rights Watch y autora del informe. “No es demasiado tarde para que el gobierno aproveche esta oportunidad y establezca un modelo al que las comunidades costeras de otros lugares de Panamá y del mundo puedan recurrir a la hora de hacer frente a la crisis del cambio climático”.

El informe está basado en más de 40 entrevistas a miembros de la comunidad de Gardi Sugdub y otras personas implicadas en el proceso de reubicación.

Gardi Sugdub es una isla diminuta, llana y hacinada de casi 1.300 habitantes situada frente a la costa norte de Panamá. La isla, que forma parte de la comarca autónoma de Guna Yala, ha sido el hogar de los indígenas Guna durante más de un siglo. Originalmente, Gardi Sugdub ofrecía refugio de las enfermedades transmitidas por los mosquitos del continente y de las restricciones coloniales, pero hoy la isla se enfrenta a nuevos retos. No hay espacio para expandirse, y las inundaciones ya están dificultando la vida de sus habitantes, con consecuencias negativas para sus derechos a una vivienda adecuada, la salud, la educación y la cultura. Según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, es inevitable que el nivel del mar siga subiendo en el futuro, lo que amenaza la habitabilidad de la isla a largo plazo e impulsa a esta comunidad a optar por la reubicación a tierra firme como medida de último recurso.

El presidente Laurentino Cortizo prometió, después de que las fechas anteriores para el traslado fueran pasando sin que nadie fuera reubicado, que el nuevo emplazamiento estaría listo para el 25 de septiembre de 2023, según los miembros de la comunidad. Sin embargo, recientemente el Ministerio de Vivienda ha vuelto a retrasar la fecha hasta febrero de 2024. La nueva fecha es la última de una serie de promesas incumplidas que incluyen un hospital parcialmente construido, ahora abandonado, y un escaso progreso en la construcción de una escuela. Las autoridades no han proporcionado una explicación completa de los retrasos a todos los miembros de la comunidad, que han pedido mayor transparencia sobre los plazos y los cambios presupuestarios y temen cada vez más que no se cumpla el nuevo plazo.

Un líder comunitario implicado en el proceso afirmó: “El gobierno no está cumpliendo con lo acordado para este proyecto. Mira ese retraso. Eso no es justo”. No es el único. Un anciano dijo: “Es posible que ni siquiera vea este traslado en mi vida. Todos los demás líderes que iniciaron el proyecto han muerto en este proceso”.

Human Rights Watch concluyó que, sin una rápida actuación por parte del Gobierno, las condiciones en el nuevo emplazamiento podrían poner bajo amenaza los derechos de las personas a un nivel de vida adecuado, la vivienda, el agua, la salud, la educación y la cultura. Los planes para la gestión del agua, el alcantarillado y la basura en el lugar de reubicación y en la escuela modelo cercana son inadecuados. El nuevo emplazamiento sufre erosión durante las inundaciones y carece de sombra para proteger a la población de las altas temperaturas. En abril, el lugar propuesto para un pequeño centro de salud aún no estaba preparado para que empezaran los trabajos de construcción.

Por otro lado, no todo el mundo quiere trasladarse. Algunos miembros de la comunidad de Gardi Sugdub desean permanecer en la isla y necesitan seguir teniendo acceso a los servicios básicos, como atención sanitaria, educación y electricidad. Otros pretenden ir y venir regularmente entre la isla y el continente por razones culturales y de subsistencia, pero para ello necesitan un mejor acceso al transporte.

Gardi Sugdub no es un caso único: 38 comunidades de Panamá podrían necesitar ser reubicadas debido a una combinación de superpoblación y subida del nivel del mar. Más de 400 comunidades de todo el mundo han llevado a cabo o están llevando a cabo reubicaciones debido a peligros naturales, incluidos aquellos cuya frecuencia e intensidad se prevé que aumenten debido al cambio climático. Las experiencias de Gardi Sugdub ofrecen importantes lecciones sobre el proceso de reubicación dirigido por la comunidad para esfuerzos posteriores, señaló Human Rights Watch.

La reubicación planificada es una medida de adaptación de último recurso con graves riesgos, por lo que es esencial que la planificación respete principios de derechos humanos como la participación significativa, el consentimiento informado y la no discriminación. Lo más importante es que comunidades como Gardi Sugdub lideren todas las fases del proceso de reubicación.

Algunos gobiernos, como los de Fiyi y las Islas Salomón, ambas naciones insulares del Pacífico, han desarrollado políticas para la reubicación planificada, aunque ningún país de Norte, Centro o Sudamérica lo ha hecho todavía. Panamá debería aprender de su experiencia en Gardi Sugdub y diseñar la primera política nacional para salvaguardar los derechos de los pueblos durante la reubicación planificada en Latinoamérica.

La comunidad internacional también debería aprovechar las lecciones aprendidas del modelo de apoyo comunitario del Banco Interamericano de Desarrollo para Gardi Sugdub. El banco proporcionó un importante apoyo al proyecto de 2018 a 2023, aunque dicho apoyo finaliza este mes. Dado que los traslados previstos son complejos y requieren un compromiso a largo plazo, el futuro apoyo de los bancos de desarrollo y otras organizaciones internacionales requiere plazos más amplios y un seguimiento y evaluación continuos.

La reubicación de Gardi Sugdub se planea en un momento en que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), principal autoridad mundial en ciencia climática, considera que “a medida que se intensifique el riesgo climático, aumentará la necesidad de reubicaciones planificadas”. Esta realidad hace que sea esencial aprender de las experiencias pasadas de reubicación dirigida por la comunidad, como Gardi Sugdub.

“Los gobiernos de todo el mundo deberían planificar desde ahora y de forma anticipatoria, inclusiva y respetuosa con los derechos para evitar previsibles violaciones de derechos en el futuro”, afirmó Bower.

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