(Bruselas) – La Unión Europea tuvo dificultades para formular una respuesta eficaz y digna al millón de solicitantes de asilo y migrantes que llegaron a Europa por vía marítima durante 2015, señaló hoy Human Rights Watch en su Informe Mundial 2016. Human Rights Watch presenta los principales acontecimientos en 10 estados miembros de la UE y las novedades que afectaron a toda la Unión en materia de migración y asilo, discriminación e intolerancia, y también lucha contra el terrorismo, una de las principales preocupaciones del año, y a poco de los nefastos atentados en París.
“Las reacciones descoordinadas —orientadas más bien a desviar los problemas a otros países— que ofrecieron los gobiernos de la UE al millón de personas que llegaron este año ha convertido un desafío manejable en una crisis política de grandes proporciones”, señaló Benjamin Ward, subdirector de la división de Europa y Asia Central de Human Rights Watch. “Los solicitantes de asilo y migrantes en Grecia y en la ruta de los Balcanes occidentales han pagado el precio de una UE dividida”.
En el Informe Mundial 2016 de 659 páginas, su 26ª edición, Human Rights Watch examina prácticas de derechos humanos en más de 90 países. En el ensayo introductorio, el director ejecutivo Kenneth Roth escribe que la propagación de los ataques terroristas más allá de Oriente Medio y los enormes flujos de refugiados provocados por la represión y el conflicto llevaron a muchos gobiernos a restringir los derechos, lo se tradujo en esfuerzos erróneos por proteger su seguridad. Al mismo tiempo, los gobiernos autoritarios en todo el mundo, temerosos de la disidencia pacífica que a menudo se ve magnificada por las redes sociales, emprendieron su ofensiva más intensa en los últimos tiempos contra los grupos independientes.
Durante el año, fue habitual que se impusieran los intereses individuales de los gobiernos nacionales, en vez de responder a la crisis de refugiados con políticas sensatas y, como consecuencia, se demoraron las medidas de protección y acogida a personas vulnerables, aunque unos pocos gobiernos, entre ellos Alemania y Suecia, sí respondieron con generosidad. Los gobiernos de la UE acordaron incrementar el reasentamiento de refugiados procedentes de fuera de la Unión, y reubicar a 160.000 solicitantes de asilo que habían llegado a Grecia e Italia. Sin embargo, apenas 272 solicitantes de asilo habían sido reubicados hasta el 8 de enero de 2016, incluidos tan solo 82 de los que estaban en Grecia, el país en las fronteras externas de la UE que recibe mayor afluencia.
La Comisión Europea inició procedimientos contra 23 estados miembros por incumplimiento de los estándares del sistema común de asilo de la UE, incluida Hungría, que respondió a la gran cantidad de personas que llegaban instalando vallados y deteniendo y criminalizando a solicitantes de asilo que cruzaban sus fronteras sin autorización.
Los gobiernos de la UE intentaron reiteradamente desviar la responsabilidad a países fuera de la UE, incluso a través de un conflictivo acuerdo migratorio entablado en noviembre con Turquía, el principal país de tránsito hacia la UE para solicitantes de asilo y migrantes, que ya alberga a más de 2 millones de ciudadanos sirios.
La identificación por la policía de solicitantes de asilo entre quienes presuntamente habrían estado involucrados en actos masivos de agresión sexual y robo durante las celebraciones de Noche Vieja de 2015 en Colonia y otras ciudades alemanas, dio renovados argumentos a quienes proponen el cierre de las fronteras. Si bien los responsables de los delitos deben rendir cuentas, estos desconcertantes incidentes no deberían servir como excusa para implementar políticas regresivas en materia de refugiados, indicó Human Rights Watch.
Los temores sobre seguridad en los países en la UE también marcaron un año que culminó con múltiples atentados en París perpetrados por extremistas armados. Los atentados de noviembre en París — los más mortíferos ocurridos en Europa en más de una década— propiciaron medidas de emergencia en Francia, mayores controles en las fronteras, incluso dentro de la zona Schengen de libre circulación, y la intensificación de acciones para coordinar el intercambio de inteligencia.
Durante el año, algunos gobiernos de la UE plantearon preocupación por el fenómeno del terrorismo de origen interno y el regreso de combatientes extranjeros vinculados con la organización extremista Estado Islámico (también conocida como ISIS) como justificación para ampliar invasivas facultades de vigilancia. Sin embargo, no hay evidencias de que la falta de suficiente vigilancia fuera uno de los factores que permitió que ocurrieran los atentados de París. Otros usaron los atentados de noviembre en París para justificar su falta de cooperación con el reparto de responsabilidades dentro de la UE por la crisis de refugiados, aun cuando todos los agresores de París que pudieron ser identificados eran ciudadanos europeos.
Fueron escasos los avances para que haya rendición de cuentas por la complicidad europea con abusos perpetrados por la Agencia Central de Inteligencia (Central Intelligence Agency, CIA), a pesar de que se están impulsando investigaciones penales en Polonia y el Reino Unido, y de que se reactivaron las indagaciones en Lituania.
La muerte de cuatro rehenes en un supermercado kosher durante los atentados ocurridos en enero en París y el ataque a una sinagoga en febrero en Copenhague, en el cual murieron dos personas, alertaron sobre un problema más grave y generalizado de antisemitismo en la UE. Los delitos de odio contra musulmanes también representaron un problema extendido, con algunas escaladas en Francia y el Reino Unido. Las comunidades romaníes también siguieron sufriendo frecuentemente actos de discriminación y desalojo forzado en la UE.
“La última década mostró a Europa que las medidas contra el terrorismo que vulneran derechos no hacen más que favorecer a quienes nos atacan”, observó Ward. “Es crucial que las respuestas que ofrecen los gobiernos de la UE a las amenazas actuales tengan en cuenta estas enseñanzas, aprendidas a través de duras experiencias”.
Pobre respuesta de la Union Europea a refugiados
Una Unión dividida en materia de protección de derechos ante la crisis migratoria y de seguridad
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