Tanzania — Violencia contra mujeres refugiadas
Reporte documenta fallas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)

(Nueva York, 26 de septiembre de 2000) — Human Rights Watch informó hoy que las mujeres refugiadas de Burundi confrontan diaria violencia en el campo para refugiados ubicado en Tanzania. El difundido abuso doméstico y sexual que estas mujeres sufren ha dejado a muchas de ellas no solo en malas condiciones físicas y psicológicas, sino también traumatizadas y aterrorizadas en su vida diaria. Aunque el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha tomado importantes pasos para parar la violencia, la organización internacional de derechos humanos afirmó que las medidas tomadas no han sido suficiente.

[Las mujeres de Burundi] escaparon un tipo de violencia en Burundi para encontrar otro tipo de violencia en los campos para refugiados en Tanzania.

Chirumbidzo Mabuwa, Investigadora de Human Rights Watch


"Cuando las mujeres de Burundi huyeron su propio país por conflictos civiles internos, tenían la esperanza de ir a un lugar donde encontrarían protección y seguridad. En cambio, pareciera ser que escaparon un tipo de violencia en Burundi para encontrar otro tipo de violencia en los campos para refugiados en Tanzania," expresó Chirumbidzo Mabuwa, autora de un reporte especial para el departamento de los derechos de la mujer en Human Rights Watch.

El reporte de 151 paginas, "Buscando protección: Enfrentando el problema de violencia doméstica y sexual en los campos para refugiados de Tanzania," documenta las fallas producidas por el ACNUR, y por el gobierno de Tanzania en traer a la luz la existencia de violencia vivida por mujeres refugiadas, en una manera efectiva y rápida, aún cuando había suficientes evidencias del peligro que estas mujeres corrían en sus propias casas, así como también en la comunidad en general.

No sucedió hasta 1999, cinco años después del establecimiento del campo para refugiados en Tanzania, cuando el ACNUR comenzó a resolver los problemas de las refugiadas, a consecuencia de la presión de los mismos refugiados y de ciertos grupos de derechos humanos, tales como Human Rights Watch. En Octubre de 1998 el ACNUR recibió ayuda financiera de una organización filantrópica establecida en los Estados Unidos que financia programas que ayudan a combatir violencia sexual y doméstica en Tanzania así como en otros países africanos. "Debemos aprender una lección importante de los errores cometidos en Tanzania," dijo Mabuwa. "El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y los gobiernos que hospedan a refugiados deben priorizar los problemas que las mujeres refugiadas confrontan-no se puede esperar hasta que el problema se transforma en una situación de emergencia-agregó.

Junto con sus organismos implementarios, el ACNUR ha comenzado programas en los campos de refugiados de Tanzania. Estos programas, entre otras cosas, fomentan la conciencia comunitaria acerca de todo tipo de violencia, tanto sexual, como doméstica, otorgando al mismo tiempo asesoramiento a las víctimas de violencia. "Mientras apreciamos los pasos dados por el ACNUR para resolver los problemas de violencia en contra de las mujeres, creemos todavía que los programas llevados a cabo no son perfectos," expresó Mabuwa. "Todavía hay una escasez en un monitoreo que sea constante, la continuidad de los casos es ad-hoc, y los roles y funciones del staff del ACNUR no están bien definidos," agregó Mabuwa.

"La ausencia de una política apropiada que pueda orientar al personal del ACNUR en como responder ante la violencia doméstica, es todavía un problema serio que puede traer consecuencias aún mayores que aquellas presentes en los campos de refugiados en Tanzania," dijo LaShawn R. Jefferson, miembro del grupo de investigación y directora adjunta del departamento de derechos de la mujer de Human Rights Watch. Hasta el momento, el único consejo que el ACNUR ofrece a sus empleados es virtualmente ignorar los casos de violencia doméstica que se presentan ante ellos.

Human Rights Watch también criticó al gobierno de Tanzania por su lenta respuesta y sus ineficaces esfuerzos para proteger a las mujeres víctimas de violencia doméstica y sexual. Como miembro de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, a la cual ratificó en 1983, Tanzania esta obligada a asegurar a sus refugiados, el completo acceso a las leyes y sistema judicial del país. También tiene obligaciones legales internacionales de asegurar que todas las mujeres reciban igual protección ante la ley, ya sea en la investigación de las denuncias presentadas a la policía y a la justicia, o en cuanto al procesamiento y condena de los victimarios de violencia sexual y doméstica. "Nosotros entendemos que por muchos anos, Tanzania a abierto generosamente las puertas a cientos de miles de refugiados que vienen de todas partes del Sahara. Sin embargo, las obligaciones legales internacionales requieren que las mujeres refugiadas tengan un acceso más amplio al sistema judicial del que tienen en el presente," agregó Mabuwa.

A pesar de la existencia de leyes que castigan violaciones sexuales y asaltos, a las autoridades de Tanzania les falta entrenamiento, orientación y recursos con los cuales hacer uso de esas leyes. Por un lado, el prejuicio que existe en la fuerza policial en contra de las víctimas de abuso sexual y violencia doméstica hace difícil la posibilidad de acusar a los que cometen esas violaciones. Por el otro lado, las cortes que operan en los distritos de Kibondo, Kasulu, Ngara, y Kigoma, donde la mayoría de los campos de refugiados se encuentran, son encabezados por empleados que no reciben entrenamiento alguno en como investigar y adjudicar casos de violencia contra mujeres.

"El bajo record de Tanzania en asegurar que el sistema judicial proteja a las mujeres refugiadas víctimas de violencia no es exclusivamente un problema de falta de recursos," expresó Mabuwa. "No se debería permitir que las autoridades de Tanzania escondan su falta de ineficiencia en la falta de recursos." Los oficiales de policía a los cuales Human Rights Watch entrevisto no consideraron que violencia doméstica fuese un crimen. En vez de investigar denuncias de violencia doméstica, la policía de Tanzania refiere estos casos al ACNUR y otros organismos de derechos humanos.

Human Rights Watch urgió al ACNUR a que asegure que sus propias políticas y pautas establecidas para proteger a las mujeres refugiadas de la violencia doméstica y sexual, sean completamente implementadas, así como también el entrenamiento del personal que tienen que enfrentar esos tipos de casos. La organización de monitoreo internacional también urgió al gobierno de Tanzania que asegure que la fuerza policial investigue y procese adecuadamente los crímenes de violencia sexual y doméstica que victimizan a las mujeres refugiadas, y que discipline a los miembros de la policía y de la justicia que fallen en seguir estas pautas.

TESTIMONIO

Marie-Claire E. huyo de Tanzania con su madre, hermana y hermano en 1996. Su padre fue asesinado en Burundi. En mayo de 1998 Marie-Claire tenia dieciséis años y estaba viviendo en el campo para refugiados en Mtendeli cuando Human Rights Watch la entrevistó. El 30 de marzo de 1998, Marie-Claire y su hermano más pequeño estaban yendo hacia el campo para refugiados en Kanembwa a visitar a un tío, cuando dos hombres que hablaban Kiha (el idioma local de Tanzania) la violaron sexualmente. Ella fue a la policía ese mismo día y acusó a aquellos dos hombres, pero aún dos meses más tarde, cuando Marie-Claire fue entrevistada por Human Rights Watch, la policía no había llevado a cabo ningún tipo de investigación. Ella le contó a Human Rights Watch que los dos hombres, en presencia de su hermano, le arrancaron la ropa, le vendaron los ojos y la violaron, uno después del otro. "Me gustaría que los que me hicieron esto fueran castigados," agregó Marie-Claire. INFORME — BUSCANDO PROTECCIÓN (en inglés) REGRESAR

Copyright Human Rights Watch 2000, 350 Fifth Avenue, 34th Floor, New York, NY 10118 Estados Unidos