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Canadá: La crisis climática mella el acceso de las Primeras Naciones a los alimentos

Respuesta inadecuada del gobierno ante aumento de las emisiones

(Ottawa) – El cambio climático perjudica cada vez más a las Primeras Naciones en Canadá, al agotar sus fuentes de alimentos y afectar su salud, señaló Human Rights Watch en un informe presentado hoy. El gobierno canadiense no apoya de manera adecuada los esfuerzos de las Primeras Naciones orientados a adaptarse a una crisis cada vez más profunda, y no toma las medidas correspondientes para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que propician esa crisis.

El informe “‘My Fear is Losing Everything’: The Climate Crisis and First Nations’ Right to Food in Canada” [Temo perder todo: La crisis climática y el derecho de las Primeras Naciones a la alimentación en Canadá], de 120 páginas, documenta evidencias de que los efectos del cambio climático reducen las fuentes tradicionales de alimentos de las Primeras Naciones, elevan el costo de productos alternativos importados y exacerban el problema de la inseguridad alimentaria y otras consecuencias negativas para la salud. El alza de las temperaturas en Canadá supera en más del doble la tasa de calentamiento global y, en el caso del norte del país, prácticamente la triplica. A pesar de tener una población pequeña en relación con otros grandes contaminadores, Canadá está entre los 10 principales emisores de gases de efecto invernadero, con volúmenes per cápita que triplican o cuadriplican la media mundial. 

“Como resultado del cambio climático, las Primeras Naciones se ven sumidas en niveles cada vez más alarmantes de pobreza alimentaria”, expresó Katharina Rall, investigadora sénior sobre Medioambiente de Human Rights Watch. “Al no cumplir sus propios compromisos sobre reducción de emisiones, Canadá empeora la crisis climática global que, en su territorio, tiene un mayor impacto entre los pueblos Indígenas que viven de la tierra”.

Human Rights Watch entrevistó a más de 120 personas, como residentes, jefes y miembros de consejos de Primeras Naciones en Yukón, el noroeste de la Columbia Británica y el norte de Ontario, así como a proveedores sanitarios, educadores y expertos ambientales y de salud, incluidos consejeros de salud mental que trabajan con comunidades Indígenas y miembros de organizaciones que las representan. Human Rights Watch también consultó investigaciones académicas y estudios científicos revisados por otros expertos en los cuales se documenta y se proyecta el impacto del cambio climático en las zonas de estudio, y dialogó sobre estos temas con funcionarios de los gobiernos federal, provinciales y territoriales.

En las tres zonas geográficas de estudio, los residentes señalaron haber observado una drástica reducción en la cantidad de alimentos que pueden cosechar, así como dificultades y peligros crecientes asociados con la obtención de los alimentos en su entorno. Estos cambios se deben, en gran parte, a los efectos del cambio climático sobre la vida silvestre, como las variaciones en las condiciones del hielo y el permafrost, los incendios forestales cada vez más intensos y frecuentes, el aumento en las temperaturas del agua, la alteración de los niveles del mar y precipitaciones, y la imprevisibilidad climática.

Las familias se ven obligadas a reforzar su dieta tradicional con más alimentos comprados. Sin embargo, las tiendas de alimentos en general están en lugares alejados y los precios de los alimentos nutritivos les resultan prohibitivos. Muchas personas señalaron que, debido a esto, suelen comer alimentos más asequibles pero con menor valor nutricional, lo cual agrava las condiciones de salud preexistentes que son resultado de la marginación histórica y el acceso limitado a la atención de la salud en las comunidades indígenas rurales y remotas. Los niños y las niñas, las personas mayores y las personas con enfermedades crónicas están entre los más perjudicados. Algunos niños y niñas van a la escuela con hambre y hay personas mayores que tienen que reducir la cantidad de comida que consumen. Muchas veces, las personas con enfermedades crónicas no pueden costear la alimentación que les indican los médicos. El acceso a alimentos adecuados y suficientes que sean acordes con las tradiciones culturales es un componente esencial de los derechos humanos a la alimentación y la salud.

En todo el país, las Primeras Naciones están respondiendo al impacto de la crisis climática. Algunas han establecido sólidas redes para el aprovechamiento compartido de alimentos tradicionales, mientras que otras crearon sistemas de monitoreo de los impactos del cambio climático en su entorno. Sin embargo, para todas estas iniciativas se requiere de capacidad y de recursos adecuados, algo con lo que no cuentan numerosas comunidades, y los gobiernos a nivel federal y provincial no les están apoyando lo suficiente, concluyó Human Rights Watch.

Las políticas federales sobre cambio climático en general no han tomado en cuenta el impacto concreto de este fenómeno sobre las Primeras Naciones. El cambio climático exacerba las desigualdades históricas que afectan a las Primeras Naciones, y la mayoría de las políticas vigentes no controlan, ni mucho menos abordan, las consecuencias que este ya tiene sobre los derechos humanos en estos contextos.

A menudo no hay disponibilidad de subsidios ni de los recursos sanitarios y de otro tipo que se necesitan para responder, o estos son insuficientes o no llegan a quienes más los necesitan. El programa Nutrition North, establecido por el gobierno federal, subsidia el transporte de alimentos nutritivos que proveen tiendas minoristas del sur inscriptas en el programa; sin embargo, la posibilidad de comprar otros alimentos directamente en tiendas sigue estando fuera del alcance económico de muchos miembros de las comunidades remotas y del norte del país.

Canadá tampoco cumple con su responsabilidad global de abordar el cambio climático. Canadá no ha fijado metas ambiciosas de reducción de las emisiones de carbono que sean compatibles con el objetivo de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 °C, en consonancia con lo establecido en el Acuerdo de París, y el gobierno no realiza las acciones necesarias para cumplir sus propias metas en este plano.

El gobierno federal reconoció que la seguridad alimentaria es una cuestión crítica y que deben adoptarse medidas más enérgicas para reducir las emisiones y atender las necesidades de seguridad alimentaria de las Primeras Naciones. No obstante, no ha precisado cómo tiene previsto reducir las emisiones o, en concreto, abordar la inseguridad alimentaria que se ha agudizado por la situación climática.

Las respuestas de los gobiernos provinciales y territoriales han sido mixtas. El gobierno territorial de Yukón se ha comprometido al monitoreo y seguimiento de la inseguridad alimentaria y ha reconocido la importancia de resolver el impacto singular que esta tiene para los pueblos Indígenas. En cambio, el gobierno de Ontario ha cancelado numerosos programas de adaptación al cambio climático y de mitigación de sus efectos que beneficiaban a las Primeras Naciones.

La Columbia Británica ha colaborado con las Primeras Naciones en el desarrollo de una estrategia de adaptación climática, pero no respondió a los pedidos de que brindara más información precisando las características de esta estrategia que, según lo previsto, se dará a conocer este año. Ni Yukón, ni Ontario ni la Columbia Británica han conseguido avances significativos en la reducción de sus emisiones.

“Si Canadá no actúa de manera urgente para reducir de manera mucho más drástica sus emisiones, seguirá agudizando la crisis de cambio climático que ya afecta desproporcionadamente a las Primeras Naciones”, señaló Rall. “A su vez, el gobierno debe brindar en forma urgente asistencia financiera y técnica a las Primeras Naciones que ya sufren las consecuencias devastadoras del cambio climático”.
 

 

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