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“¿Cuál es el significado del ‘amor que no se atreve a decir su nombre’?”, inquirió el fiscal Charles Gill durante el juicio de Oscar Wilde en Londres, en 1895. Esta pregunta todavía sigue siendo relevante, frente a la proliferación de leyes en todo el mundo que prohíben las relaciones entre personas del mismo sexo y que suelen ser indiscriminadas en su aplicación, pero muy poco precisas en su definición. 

Una cantidad estremecedora de 80 países conservan leyes que prohíben conductas entre personas del mismo sexo u otro tipo de “leyes de propaganda” que impiden difundir información sobre la vida de lesbianas, gais, bisexuales y personas transgénero (LGBT). A fin de que los lectores puedan conocer cuáles son las restricciones a nivel global, el 17 de mayo el programa sobre derechos de personas LGBT de Human Rights Watch presenta un mapa interactivo, en el marco de las celebraciones anuales del Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia. El mapa permitirá a los lectores efectuar su propio análisis de los datos. 

Data from lgbt.silk.co

La influencia duradera del ex Imperio Británico se advierte claramente en el mapa, dado que el origen de muchas de las leyes se remonta a la época colonial, y estas contienen el lenguaje indirecto, pero igualmente lascivo, típico de ese período: “conocimiento carnal contra natura” [carnal knowledge against the order of nature] y “delito aberrante de perversión sexual” [abominable crime of buggery].

En 12 estados de EE. UU. hay todavía leyes sobre sodomía, que si bien resultan no se han implementado desde el pronunciamiento dictado por la Corte Suprema en Lawrence v. Texas (2003), representan un ofensivo recordatorio para las personas LGBT de que, legalmente, fueron clasificadas como ciudadanos de segunda categoría. Este resabio normativo subsiste formalmente como resultado de un sistema legislativo indolente (estas leyes tienen un amplio alcance y regulan otros aspectos además de las relaciones sexuales practicadas con consentimiento entre adultos) o de una intencionalidad deliberada (Kansas y Louisiana ratificaron estas disposiciones tras revisar sus respectivos códigos penales).

Aún más perturbador es que en siete países y algunas regiones de Nigeria todavía se prevé la pena de muerte para las relaciones con consentimiento entre adultos del mismo sexo. 

Se ha señalado en este sentido (por ejemplo, en el pronunciamiento emitido en 2013 por la Corte Suprema de la India, que ratificó las leyes sobre sodomía de ese país) que son muy excepcionales las veces en que estas normas se aplican. Esto es cierto en muchos países. Pero incluso si estas normas no se hacen valer, pueden igualmente tener efectos sumamente nocivos. Por empezar, individualizan a un grupo de personas como potenciales infractores o “delincuentes que no son aprehendidos”, y que con frecuencia no pueden solicitar protección a la Policía ni acceder a atención de la salud adecuada. Y sitúan a las personas LGBT en una posición particularmente vulnerable ante eventuales actos de chantaje y extorsión. 

El Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia comenzó a celebrarse en 2004 para conmemorar la decisión de la Organización Mundial de la Salud, adoptada en 1990, de eliminar a la homosexualidad de su lista de enfermedades de salud mental. El tema de este año es “Jóvenes LGBTI”. 

¿Qué mensaje transmite a los jóvenes LGBT el hecho de que sus deseos más íntimos sean objeto de sanciones penales del Estado? Los jóvenes LGBT son especialmente vulnerables a desarrollar una representación mental negativa de sí mismos y a la posibilidad de autoinfligirse daño. Y el desprecio social es sin duda un factor de peso. Si la ley dice que vales menos que otras personas, no se puede esperar que esto no proyecte un mensaje nocivo.

Nos enfrentamos, entonces, a 80 leyes que deberían desaparecer.

 

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