El 15 de mayo, un panel del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas arrojó luz sobre la crisis de violaciones de derechos humanos de los migrantes en fronteras de todo el mundo. En la sesión, sobrevivientes y representantes de la sociedad civil presentaron testimonios desgarradores, e hicieron énfasis en la necesidad de mayores acciones para prevenir abusos y garantizar la rendición de cuentas.
El relator especial de la ONU sobre los derechos humanos de los migrantes subrayó la importancia de la justicia y la rendición de cuentas y pidió un mecanismo independiente de monitoreo de las fronteras y sus alrededores. El relator hizo eco de llamados similares realizados anteriormente por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos y una coalición mundial de organizaciones de la sociedad civil.
Human Rights Watch ha documentado graves abusos contra los derechos de los migrantes en fronteras de todo el mundo. Sólo en los últimos años, hemos sido testigos de violaciones masivas de derechos a lo largo de las rutas migratorias en América Latina, el mar Mediterráneo y la frontera entre Arabia Saudita y Yemen.
En el panel, Human Rights Watch y Médicos sin Fronteras (MSF) destacaron las violaciones de derechos que tienen lugar en el Tapón del Darién, una selva entre Colombia y Panamá por la que transitan cientos de miles de personas cada año. Nuestro más reciente informe sobre el Darién documenta serios abusos, incluyendo violencia sexual. Decenas, si no cientos, de personas han desaparecido durante su peligrosa travesía. En gran medida, estos abusos no son investigados por las autoridades colombianas y panameñas, por lo que rara vez hay rendición de cuentas.
Hace casi un año, más de 600 personas se ahogaron cuando un barco que transportaba migrantes naufragó frente a las costas de Pylos (Grecia). La investigación a cargo del Tribunal Naval griego sobre la responsabilidad de la Guardia Costera griega casi no ha progresado, por lo que parece que no habrá rendición de cuentas. El Tribunal debe avanzar en sus investigaciones con rapidez, eficacia e imparcialidad para ofrecer verdad y justicia a los sobrevivientes y a las familias de las víctimas.
Otro ejemplo estremecedor es la masacre de miles de migrantes y solicitantes de asilo etíopes a manos de guardias fronterizos saudíes, quienes utilizaron armas explosivas o les dispararon cuando intentaban cruzar la frontera entre Arabia Saudita y Yemen. Las personas que entrevistamos describieron escenas espeluznantes: campos de muerte con cadáveres y cuerpos desmembrados esparcidos a lo largo de las montañas. Las autoridades etíopes y saudíes han prometido investigaciones, pero hasta la fecha no han dado más información.
Para garantizar una investigación adecuada de estos crímenes y otros abusos en las fronteras, y para ayudar a que haya justicia para las víctimas, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU debería crear, sin demoras, un mecanismo independiente de monitoreo de violaciones de derechos en las fronteras.
