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La crueldad de Francia hacia los niños

Boletín informativo, 30 de enero de 2024

A la mitad de las niñas y los niños migrantes que reciben una determinación de edad en Marsella se les niega el reconocimiento formal como niños, pero estas decisiones se anulan en casi el 75% de los casos que se apelan. © Nicolas Tucat via Getty Images

Arrojemos a la calle a los niños y niñas que padecen enfermedades infecciosas: ¿le parece una buena idea?

Eso es lo que están haciendo las autoridades con los niños y niñas de Marsella, la segunda ciudad más grande de Francia, aparentemente despreocupadas por la brutal inmoralidad de lo que están haciendo, por no hablar de los problemas de salud pública.

Para entender esta quiebra de la decencia humana, centrémonos en un caso, el de un adolescente al que llamaremos "R".

Nacido en África Occidental, R. acabó en Marsella, donde inicialmente pudo alojarse de urgencia en febrero de 2021. Allí esperó a que se evaluara su edad, es decir, si las autoridades regionales del departamento francés de Bouches-du-Rhône lo consideraban un niño o un adulto.

Mientras estaba allí, el centro nacional de control de la tuberculosis le diagnosticó tuberculosis. Ahora bien, la tuberculosis se puede prevenir y curar, pero puede ser mortal sin tratamiento. De hecho, después del COVID-19, la tuberculosis es hoy la segunda causa de muerte infecciosa en el mundo.

Naturalmente, el centro nacional de control de la tuberculosis informó a las autoridades departamentales del diagnóstico de R. y solicitó que fuera enviado a sus instalaciones para recibir tratamiento. Sin embargo, a pesar de numerosos recordatorios al departamento durante varios meses, R. nunca fue redirigido para recibir ese tratamiento.

En lugar de ello, en abril de 2021, su evaluación de edad declaró que no era un menor, y se le echó a la calle sin tratamiento antituberculoso ni cuidados de seguimiento.

En Francia, las evaluaciones de la edad suelen ser cruciales, pero las decisiones son muy poco claras. En casi el 75% de los casos, las evaluaciones son anuladas en apelación. Por desgracia, esta revisión por los tribunales puede llevar meses, incluso años. Mientras tanto, los niños y niñas no pueden optar a un alojamiento de emergencia, es decir, a menudo se ven obligados a vivir sin hogar, en la calle.

Tampoco pueden acceder a servicios como la educación, la asistencia jurídica, el nombramiento de un tutor y la protección sanitaria universal.

Lo que nos lleva de nuevo al adolescente R. Sin tratamiento, su tuberculosis se extendió a los huesos y la médula espinal. En noviembre de 2021, R. perdió bruscamente la sensibilidad en ambas piernas. Los médicos le practicaron una artrodesis de urgencia y le insertaron placas metálicas en las vértebras.

A día de hoy, R. sigue padeciendo fuertes dolores físicos, ha perdido el 60% de su movilidad y hay movimientos que sencillamente nunca podrá volver a hacer. Su pesadilla podría haberse evitado si las autoridades hubieran actuado diez meses antes, cuando R. tuvo su diagnóstico inicial.

La mezquindad, la vergüenza y la miopía de las autoridades son terribles, pero lo peor es que el caso de R. no es único.

Un nuevo informe documenta cómo el departamento francés de Bouches-du-Rhône, que incluye Marsella, no proporciona a los niños y niñas migrantes no acompañados la protección que necesitan y a la que tienen derecho.

Obligan a los niños a dormir en la calle durante días o semanas con tuberculosis, VIH, estrés postraumático o embarazos no detectados mientras esperan sus recursos de evaluación de edad, que, una vez más, prosperan en tres de cada cuatro casos.

Los funcionarios deberían dejar de escudarse en la burocracia, a menudo falsa, de las evaluaciones de edad. Deberían asumir que son menores -porque la mayoría lo son- y tratarlos con humanidad, no echarlos a la calle.

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