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Francia: Abolir el limbo aeroportuario de los niños migrantes

Sistema de ‘zona de tránsito' amenaza la seguridad de los niños no acompañados

El sistema francés de detención y deportación de niños migrantes no acompañados que llegan a París vía aérea los expone a riesgos graves, Human Rights Watch dijo hoy. Las conclusiones se basan en el informe de 60 páginas "Lost in Transit: Insufficiente protection for Unaccompanied Migrant Children at Roissy Charles de Gaulle Airport" (Perdido en tránsito: Protecciones insuficientes para los niños migrantes no acompañados en el aeropuerto Roissy Charles de Gaulle).

En 2008, la policía del aeropuerto deportó o expulsó a un tercio de los 1,000 niños migrantes no acompañados que llegaron al aeropuerto Roissy Charles de Gaulle en París, y que fueron negados entrar a Francia. Francia asume la posición de que los niños no han entrado todavía a Francia y los detiene en una "zona de tránsito", donde se les niega los derechos concedidos a otros niños migrantes en territorio francés.

"El argumento de Francia de que estos niños nunca han entrado a Francia es absurdo", dijo Simone Troller, investigadora de derechos del niño para Human Rights Watch. "Es irresponsable y peligroso tratarlos de esta manera".

La policía de fronteras del aeropuerto pone a los niños detenidos en el mismo lugar que a los adultos, exponiendo a los niños al riesgo de abuso. Amenaza rutinariamente a niños incluso de seis años de edad con la deportación, los somete a registros desnudos, los esposa durante viajes a hospitales, y ordena exámenes intrusivos de edad incluso cuando no hay duda de que el niño es menor de 18 años. La policía se aprovecha de la vulnerabilidad física y emocional de los niños, los intimida y los presiona para que firmen documentos que estos niños no entienden y donde renuncian a sus derechos.

Los niños son deportados a países por los que sólo habían transitado, o son obligados a continuar su viaje a otro destino sin las debidas salvaguardias para asegurar que no estén expuestos al riesgo de abuso y de que tengan a alguien que los cuide en su destino. La policía puede expulsar a los niños antes de que lleguen sus tutores designados, negando a los niños la oportunidad de impugnar su detención y deportación.

"Daniel S.", de 17 años de edad, describió a Human Rights Watch cómo la policía de fronteras inicialmente se negó a recibir su solicitud de asilo y lo amenazó con la deportación:

"[El policía] me llamó a un escritorio. Me tomó una foto y me dio un papel para firmar. Le dije que no iba a firmar. El oficial de policía me dijo entonces que me iban a deportar de todas maneras aunque firmara o no. Dije de nuevo que quería solicitar asilo, pero el policía se echó a reír y me dijo, 'No tiene sentido hacer eso' y que iba a ser deportado de todos modos.

"Cuando dijo eso, en ese momento, me dieron ganas de suicidarme. Había vivido tantas cosas y siempre había tenido la fuerza para superarlas e hice todo este esfuerzo para salvarme y había llegado a donde finalmente creí estar a salvo. Sentí que todo se vino abajo. Pensé que si tenía la oportunidad de tirarme por una ventana, lo haría".

El Gobierno francés argumenta que el detener a los menores no acompañados en el aeropuerto los protege de peligros, tales como caer en manos de las redes de trata de personas. Human Rights Watch descubrió que en realidad sucede lo contrario. Los traficantes de hecho visitan y llaman a los niños en el centro de detención del aeropuerto. Además, en el curso de tres semanas, hubo una serie de incidentes perturbadores en este lugar, incluyendo un intento de suicidio, una crisis psicológica y el acoso sexual de un niño por parte un hombre detenido.

En la mayoría de los casos se proporcionan guardianes para los niños, y recientemente el Gobierno se comprometió a que se le asignaría un tutor a todo niño detenido en el aeropuerto. Pero los tutores tienen un mandato débil y se enfrentan a muchos obstáculos al tratar de llevar a cabo su trabajo. Los tutores no se encuentran presentes inmediatamente después de que los niños llegan, no tienen oportunidad de opinar sobre si un niño es detenido o deportado, a menudo enfrentan obstrucción de la policía, y se encuentran en una carrera contra el tiempo si tratan de evitar la deportación a un país donde el niño estaría en riesgo.

Una señal positiva, dijo Human Rights Watch, es que el Ministro de Inmigración ha creado un grupo de trabajo para examinar la cuestión de los niños no acompañados, incluyendo a los detenidos en la zona de tránsito del aeropuerto. Sin embargo, la negativa del Gobierno a considerar eliminar el sistema de "zona de tránsito" del aeropuerto limita sus opciones para mejorar la protección de estos niños y sus derechos, señaló Human Rights Watch.

"En la zona de tránsito del aeropuerto, los niños terminan siendo tratados como inmigrantes adultos," dijo Troller. "Las autoridades francesas deben dejar de fingir que este lugar no es en Francia y otorgar a los niños la protección a la que tienen derecho".

Los niños cuentan sus historias

"Juliette H.", de doce años de edad, dijo a Human Rights Watch cómo la policía la amenazó a ella y a un niño de 6 años de edad con la deportación:

"Ellos dijeron, ‘No sabemos si volverás a ver a tus padres". Me puse a llorar y ella también [la otra niña detenida]. Entonces le dije [a la otra niña] que ellos estaban mintiendo para que se calmara. La policía dijo que castigarían a mis padres para que esto no volviera a suceder".

"Lilian A.", de dieciséis años de edad, dijo a Human Rights Watch cómo la policía la encerró durante horas en la terminal del aeropuerto y no la dejó ir al baño:

"Primero me encerraron en un cuarto. Estaba con otras personas en el cuarto, incluyendo hombres, tal vez ocho o diez en total. Traté de llamar a un policía para ir al baño pero no había nadie. ... No pude ir al baño".

"Paco M.", de dieciséis años de edad, dijo a Human Rights Watch que tuvo que esconderse en el centro de detención debido a que un adulto detenido lo acosó sexualmente:

"Tenía miedo porque había un tipo que estaba interesado en mí. Me dijo que lo siguiera. Le dije que 'no'. Me quedé en la habitación todo el día. Tenía miedo y me quedé en la habitación. No podía hablar con nadie".

"Omar F.", de dieciséis años de edad, quien llegó a Francia como solicitante de asilo, dijo a Human Rights Watch que cuando estaba detenido en el aeropuerto se sentía bajo presión, intimidado y al mismo tiempo inseguro:

"El lugar [centro de detención del aeropuerto] se encuentra muy cerca del aeropuerto, por lo que sólo estás bien hasta que te encuentras lejos del aeropuerto. Cada que vez los aviones estás pensando, ‘es mi turno ahora. Luego vez que deportan a otras personas. Es intimidante".

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