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EE. UU.: El “Corredor del Cáncer” de Luisiana

Profunda crisis de salud por ausencia de control gubernamental a los combustibles fósiles

Robert Taylor de Reserve, Parroquia de San Juan Bautista, en el Corredor del Cáncer de Luisiana. 17 de octubre de 2023. © 2023 Eli Reed para Human Rights Watch

(Washington D.C.) – La industria petroquímica y de combustibles fósiles en el área de Luisiana conocida como “Corredor del Cáncer” ha devastado la salud, la vida y el medioambiente de quienes residen allí, señaló Human Rights Watch en un informe presentado hoy. El Corredor del Cáncer se refiere a un tramo de aproximadamente 85 millas conformado por comunidades a orillas del río Mississippi, entre Nueva Orleans y Baton Rouge, donde las comunidades conviven en forma directa con unas 200 operaciones petroquímicas y de combustibles fósiles. 

El informe de 98 páginas, “‘Estamos muriendo aquí’: La lucha por la vida en una zona de sacrificio de combustibles fósiles de Luisiana”, documenta evidencias de que quienes residen en el Corredor del Cáncer sufren los efectos de la contaminación extrema que genera la industria petroquímica y de combustibles fósiles, y enfrentan riesgos y tasas elevadas de daños a la salud materna, reproductiva y neonatal, cáncer y afecciones respiratorias. En algunas partes del Corredor del Cáncer se registra el riesgo más alto de cáncer por contaminación industrial del aire de todo Estados Unidos. Estos daños afectan de manera desproporcionada a las personas negras que residen en la zona. 

“La industria petroquímica y de combustibles fósiles ha creado una ‘zona de sacrificio’ en Luisiana”, explicó Antonia Juhasz, investigadora sénior sobre combustibles fósiles de Human Rights Watch. “Las autoridades federales y estatales no han regulado adecuadamente la industria, y esto implica consecuencias nefastas para quienes residen en el Corredor del Cáncer”.

Desde septiembre de 2022 hasta enero de 2024, Human Rights Watch entrevistó a 70 personas, incluidos 37 residentes del Corredor del Cáncer, y viajó por toda la región para documentar los impactos que tienen las operaciones petroquímicas y de combustibles fósiles en los derechos humanos de quienes viven en la zona. Los residentes del Corredor del Cáncer describieron el impacto en su salud, que incluye abortos espontáneos, embarazos de alto riesgo, infertilidad, mala salud neonatal, afecciones respiratorias y cáncer. Muchas personas compartieron historias de comunidades enteras devastadas por el cáncer, fallecimiento de familiares y amigos, inasistencia al trabajo y la escuela debido a enfermedades, e ingresos de urgencia de niños y niñas en servicios de guardia por ataques de asma.

El informe incluye nuevas investigaciones que revelan las consecuencias de la contaminación del aire en la salud materna, reproductiva y neonatal en el Corredor del Cáncer, realizadas por investigadores de la Universidad de Tulane en Nueva Orleans, en un artículo que actualmente está siendo objeto de revisión por pares y que aparecerá en la publicación “Environmental Research: Health”. La investigación detectó tasas excepcionalmente elevadas de bajo peso al nacer y nacimientos prematuros, que superaban en hasta el triple el promedio en EE. UU. Las partes de Luisiana que presentan las tasas más altas de resultados de nacimiento adversos corresponden a aquellas con el nivel más grave de contaminación del aire, incluidas áreas dentro del Corredor del Cáncer.

Durante décadas, las autoridades de regulación de Luisiana, en particular el Departamento de Calidad Ambiental de ese estado, no han abordado la gravedad del daño que causan las operaciones petroquímicas y de combustibles fósiles, no han aplicado los estándares mínimos establecidos por el gobierno federal y no han protegido la salud de los residentes de esa zona. La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. (Environmental Protection Agency, EPA) no ha asegurado que las leyes y las directivas federales se apliquen en Luisiana, y por consiguiente, no está protegiendo a las personas que residen en Luisiana frente a los daños causados por la industria petroquímica y de combustibles fósiles.

En diciembre de 2023, por primera vez en las conferencias mundiales sobre el clima que se celebran conforme a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el acuerdo final de la Conferencia de la ONU sobre el Clima, la COP28, instó a los gobiernos a que comiencen a “realizar la transición para dejar atrás los combustibles fósiles”. La implementación inmediata de este compromiso en el Corredor del Cáncer implicaría beneficios considerables para la salud de quienes residen en la zona.

También el 25 de enero, Amnistía Internacional presentó el informe, “¿El costo de hacer negocios? La contaminación tóxica de la industria petroquímica en EE. UU.”. Los informes preparados por dos de las mayores organizaciones de derechos humanos del mundo exponen el costo devastador para los derechos humanos de la industria petroquímica y de combustibles fósiles las comunidades de primera línea en EE.UU. y señalan que las autoridades federales y estatales deberían adoptar medidas inmediatas para abordar estos perjuicios.

El Departamento de Calidad Ambiental de Luisiana debería reforzar las regulaciones y las medidas de aplicación de la ley, denegar permisos en comunidades que ya están sobrecargadas y apoyar los pedidos locales de moratorias sobre operaciones petroquímicas y de combustibles fósiles nuevas o ampliadas.

La EPA debería ordenar  que las plantas petroquímicas y de combustibles fósiles que representen un peligro inminente y sustancial para la salud humana y el medioambiente cesen de inmediato todas las operaciones. La agencia también debería oponerse a que se otorguen permisos en comunidades que ya se encuentran sobrecargadas, apoyar las moratorias sobre proyectos petroquímicos y de combustibles fósiles nuevos o ampliados e implementar un plan de remediación y reubicación.

“Ya es momento de que los gobiernos cumplan con sus obligaciones en materia de derechos humanos y de que se ponga fin a estos sacrificios”, manifestó Juhasz.

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