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The #MeToo movement has encouraged women to share their accounts of sexual harassment at work.

 

India’s law to address this has done little to improve the lives of millions of women employed in the informal sector, including domestic workers

 

He used to tell me: “Wear a short dress, you will look better in it.” When his children and grandchildren would go out, he would purposely stay home He would keep following me around. He would pat my back, but then his hands would wander I tried to ignore him. I knew no one would believe me if I told them, so I kept quiet. I put up with it because I had to earn to support my family.

 

My employer, he was a doctor, he grabbed my hand and made me sit in his lap. He told me he will give me sweets I felt really scared and uncomfortable. So, I ran away and quit. I did not say anything at home because I was too afraid to tell anyone. No one really cares to understand girls, it was better to just quit the job.

 

When I started work, I used to be scared of leaving home. In the residential estate where I worked, the guard would harass me. One day, the guard took out money, forced it into my hands and asked me to go with him. That day I cried endlessly when I went home and told my husband I wanted to go back to the village. My husband complained to the head of security who he knew, and the guard was quietly transferred. If my employers found out, it’s likely they would have blamed me, and I could have lost my job. That is why I kept quiet. For women like me, what is #MeToo? Poverty and stigma mean we can never speak out. There is no place safe for women like us. Not our workplaces, nor our homes, and not the road we take.

 

The Indian government should take urgent action to address sexual harassment in the workplace.

 

Fully enforce the Sexual Harassment at Work Law and ratify the ILO Violence and Harassment Convention.

(Nueva York) – El hecho que el gobierno indio no vele adecuadamente por el cumplimiento de su ley de acoso sexual deja a millones de mujeres expuestas a abusos en el lugar de trabajo sin acceso a ningún tipo de remedio, dijo Human Rights Watch en un informe publicado hoy. El gobierno debe garantizar urgentemente el cumplimiento de su Ley de 2013 sobre el Acoso Sexual a Mujeres en el Lugar de Trabajo (Prevención, Prohibición y Reparación), popularmente conocida como Ley POSH.

El informe de 56 páginas “‘No #MeToo for Women Like Us’: Poor Enforcement of India’s Sexual Harassment Law” (“‘No hay #MeToo para mujeres como nosotras’: la inadecuada aplicación de la ley de acoso sexual en la India”) concluye que, si bien las mujeres en la India se están pronunciando cada vez más en contra del abuso sexual en el trabajo, en parte impulsadas por el movimiento global #MeToo (YoTambién), muchas, particularmente en el sector informal, todavía se ven limitadas por el estigma, el miedo a las represalias y las barreras institucionales a la justicia. El gobierno central y los gobiernos locales no han promovido, establecido ni monitoreado los comités de quejas –una característica central de la Ley POSH– para recibir denuncias de acoso sexual, realizar investigaciones y recomendar acciones contra los responsables de abusos.

“El movimiento #MeToo ayudó a arrojar luz sobre la violencia y el acoso en el trabajo, pero las experiencias de millones de mujeres en el sector informal de la India siguen siendo invisibles”, dijo Meenakshi Ganguly, directora de Asia meridional para Human Rights Watch. “India tiene leyes progresistas para proteger a las mujeres del abuso sexual por parte de sus jefes, compañeros de trabajo y clientes, pero no ha tomado medidas básicas para velar por el cumplimiento de estas leyes”.

Human Rights Watch llevó a cabo una investigación de campo y más de 85 entrevistas en Tamil Nadu, Haryana y Delhi a mujeres que trabajan tanto en el sector formal como en el informal, dirigentes sindicales, activistas de derechos laborales y de las mujeres, abogados y académicos. Los hallazgos también se basan en investigaciones realizadas por organizaciones indias.

Inspiradas por el movimiento global #MeToo, las mujeres que han presentado denuncias contra hombres en puestos de alto nivel a menudo han enfrentado reacciones violentas, las cuales incluyen amenazas, intimidación, represalias, intentos de soborno, vacíos y prejuicios en los procedimientos legales y estigma. Los acusados ​​con frecuencia han utilizado la ley de difamación penal de la era colonial contra las mujeres que se atreven a denunciar los abusos. Esto produce un efecto escalofriante que disuade a otras víctimas de alzar la voz.
La presunta violación en grupo y asesinato en septiembre de 2020 de una mujer dalit de 19 años en el estado de Uttar Pradesh puso de relieve tanto la violencia desenfrenada contra las mujeres en India como la violencia estructural contra las comunidades pobres y marginadas. La respuesta de las autoridades ilustra las barreras que enfrentan las mujeres para acceder a la justicia.

La gran mayoría de las trabajadoras de la India –el 95 % (195 millones)– están empleadas en el sector informal, con trabajos que van desde la venta ambulante, trabajo doméstico, agricultura y construcción, hasta trabajos a domicilio como tejer o bordar. También hay 2,6 millones de trabajadoras dedicadas a la nutrición y atención de la primera infancia bajo los Servicios Integrados de Desarrollo Infantil del gobierno; más de 1 millón de Activistas de Salud Social Acreditadas (ASHA, por sus siglas en inglés) que trabajan como trabajadoras comunitarias de la salud; y 2,5 millones de cocineras del “Programa Comida del Mediodía”, que preparan los almuerzos gratuitos que se ofrecen en las escuelas públicas.

“Para mujeres como yo, ¿qué es el #MeToo? La pobreza y el estigma significan que nunca podemos alzar la voz”, dijo una trabajadora doméstica a tiempo parcial que fue acosada sexualmente por un guardia de seguridad. “No hay un lugar seguro para mujeres como nosotras”.

La Ley POSH de 2013 obliga a los empleadores a tomar medidas para proteger a las empleadas del acoso sexual en el lugar de trabajo y proporcionar procedimientos de resolución, conciliación o enjuiciamiento. Amplió la definición de lugar de trabajo y abarca el sector informal, incluidas las trabajadoras domésticas. Protege a todas los trabajadoras en cualquier lugar visitado por la empleada durante el curso de su empleo, incluidos medios de transporte.

La ley se basa en las “Directrices Vishaka” establecidas por la Corte Suprema en 1997, que obligan a los empleadores a tomar medidas para proteger a las empleadas del acoso sexual en el trabajo después de que Bhanwari Devi, una trabajadora social del gobierno, fuera violada en grupo en 1992 como represalia por sus esfuerzos por impedir un matrimonio infantil en su familia.  

La Ley POSH requiere que los empleadores creen un Comité Interno en cada oficina con 10 o más empleados. Para otros establecimientos con menos de 10 empleados y para mujeres que trabajan en el sector informal, el funcionario de distrito o recaudador del gobierno estatal debe formar un Comité Local en cada distrito.

Estos comités procesan las denuncias y recomiendan acciones que van desde una disculpa por escrito hasta el despido, las cuales proporcionan alternativas a la presentación de una denuncia penal ante la policía. Según la Ley POSH, el gobierno también es responsable de desarrollar materiales de capacitación y educación, organizar programas de concientización, monitorear la implementación de la ley y mantener datos sobre el número de casos de acoso sexual presentados y resueltos en el lugar de trabajo. Pero los estudios muestran que muchos de estos Comités Locales simplemente no existen y que, cuando existen, no hay información disponible públicamente sobre cómo acceder a ellos.

 “La mayoría de las mujeres sufren en silencio hasta que se vuelve insoportable, y luego simplemente intentan conseguir otro trabajo”, dijo Sonia George, una alta funcionaria de un sindicato. “Tampoco quieren decírselo a sus familias porque temen que se les impida trabajar”.

Las trabajadoras domésticas corren un riesgo especial de sufrir acoso sexual y violencia debido a su aislamiento en hogares privados y su exclusión de muchas protecciones laborales claves garantizadas a otros trabajadores. Para las trabajadoras del hogar, la Ley POSH dice que los Comités Locales deben remitir el caso a la policía, lo cual las deja sin recurso civil alguno. El gobierno indio debería enmendar la ley para garantizar que las trabajadoras del hogar tengan el mismo acceso a la justicia con plazos determinados a través de los comités locales que otros trabajadores, dijo Human Rights Watch.

Si bien la mayoría de las empresas del sector privado tienen Comités Internos, muchos existen únicamente en el papel para demostrar el cumplimiento de las leyes, sin ningún compromiso por mejorar la cultura del lugar de trabajo. Los empleadores toman pocas medidas para cumplir con sus otras funciones, como la prevención, la sensibilización sobre lo que constituye el acoso sexual y las consecuencias de ese comportamiento.

Tanto en el sector formal como en el informal, el gobierno debería establecer sistemas de seguimiento eficaces para los comités y publicar informes periódicos para garantizar la transparencia y la rendición de cuentas. El gobierno debe establecer Comités Locales en todos los niveles del gobierno local para garantizar fácil acceso y realizar capacitaciones periódicas para los miembros del comité, los magistrados de distrito y otros funcionarios de distrito pertinentes.

En junio de 2019, el gobierno de la India, los representantes de los grupos de trabajadores de la India y los representantes de las asociaciones de empleadores de la India votaron a favor de la Conferencia General sobre la Violencia y el Acoso de la Organización Internacional del Trabajo, un tratado histórico que establece estándares globales para prevenir y responder a la violencia y el acoso en el lugar de trabajo.

India debería ratificar el tratado de la OIT y hacer cumplir plenamente la Ley POSH, dijo Human Rights Watch.

“El gobierno indio debe defender los derechos de las mujeres, ya sean empleadas domésticas, trabajadoras de programas gubernamentales o empleadas administrativas, a trabajar con seguridad y dignidad”, dijo Ganguly. “El gobierno debería coordinar con las organizaciones de trabajadoras y los grupos de derechos humanos para abordar el acoso sexual y la violencia como un problema clave en el lugar de trabajo, participar en campañas de información y garantizar que quienes enfrentan abusos puedan obtener el apoyo y los remedios que merecen”.


Casos ilustrativos del informe

Shanta (seudónimo), trabajadora sanitaria
Shanta, de 38 años, trabajadora sanitaria de ASHA en Haryana, dijo que las trabajadoras sanitarias son particularmente vulnerables cuando son convocadas para trabajar de noche. Si presentan una denuncia, se ven sometidas a una intensa presión por parte de la familia del acusado, la sociedad y su propia familia para que la retiren. En enero de 2014, un contratista de una obra en construcción llamó a Shanta para que ayudara a una mujer que estaba a punto de dar a luz. Dijo que acompañó a la mujer a un hospital, pero que el conductor de la ambulancia trató de abusar de ella en el camino de regreso:
 

No dije nada en casa porque tenía miedo, pero llamé al médico encargado y le conté lo sucedido. El personal y los supervisores me ayudaron y encontramos al conductor tres días después. Pero luego la policía y otros trabajadores de ASHA me pidieron que transigiera. Se disculpó frente a decenas de trabajadores de ASHA y me pidieron que no presentara una denuncia oficial. Pero nadie me dijo que había una ley y que podía presentar una denuncia ante un Comité Local.


Kainaat (seudónimo), trabajadora doméstica
Kainaat, de 25 años, se convirtió en trabajadora doméstica cuando tenía 12 años después de que su familia emigrara de Bengala Occidental a Gurgaon en busca de trabajo. Durante los primeros años, de niña, trabajó como empleada doméstica interna en varios hogares, sufriendo palizas y amenazas. En 2012, cuando tenía 17 años, un hombre mayor la acosó sexualmente:

Cuando sus hijos y nietos salían, él se quedaba en casa a propósito y me seguía. Me daba palmaditas en la espalda, pero luego empezaba a manosearme por otras partes. Traté de ignorarlo. Una vez, cuando hizo esto, no había nadie en casa, así que fui al baño y no salí hasta que volvieron los demás. Sabía que nadie me creería si se lo contaba, así que guardé silencio. Ese hombre solía decirme: “Ponte un vestido corto, te verás mejor en él”. Lo aguanté porque tenía que ganar dinero para mantener a mi familia. Pero finalmente renuncié porque estaba muy frustrada y decidí no trabajar más como empleada doméstica.

 


Shalini (seudónimo), trabajadora doméstica
Shalini fue acosada sexualmente durante meses por un guardia de seguridad del complejo de apartamentos en Gurgaon, Haryana, donde trabajaba como empleada doméstica a tiempo parcial:

Me decía que me amaba. Me esperaba junto al ascensor cuando terminaba mi turno y, cuando estaba sola en el ascensor, hacía comentarios lascivos. Un día fue demasiado lejos cuando sacó dinero, me lo puso en las manos y me pidió que lo acompañara. Ese día lloré sin cesar cuando volví a casa y le dije a mi esposo que quería volver al pueblo. Mi esposo y mi cuñado fueron a la colonia y se quejaron ante el jefe de seguridad, a quien conocían, y el guardia fue discretamente trasladado. Si mis empleadores se hubieran enterado, probablemente me habrían culpado a mí. Por eso preferí callarme.

“Para mujeres como yo, ¿qué es el #MeToo? La pobreza y el estigma significan que nunca podemos alzar la voz. No hay un lugar seguro para mujeres como nosotras. No en nuestros lugares de trabajo, ni en nuestros hogares, ni en el camino por el que transcurrimos.

 

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