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Este mes celebramos el 70º aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Para festejar la ocasión, hemos pedido a nuestros expertos en Human Rights Watch que reflexionen sobre algunos de los principales desafíos en materia de derechos humanos en su área de especialidad.

En los años 80 y 90, la revista Newsweek difundió entre las mujeres estadounidenses la “alegre” noticia de que tenían más probabilidades de ser asesinadas por un terrorista que de encontrar un marido después de los 40 años. Supuestamente había demasiadas mujeres y pocos hombres, y las mujeres resultaban las perdedoras. Y por supuesto, permanecer soltera era un destino terrible.

La Organización Mundial de la Salud calcula que la proporción natural de sexos al nacer es de aproximadamente 105 niños por cada 100 niñas y en una sociedad es mejor tener un número igual de hombres y mujeres. Aunque necesitamos a unos cuantos hombres más para mantener el equilibrio, ya que los hombres mueren antes.

En este momento, gracias a una delicada e indeseada situación, estamos descubriendo el grave efecto de lo que pasa cuando la proporción de sexos se sale de control,. En los dos países más poblados del mundo, China e India, existe una grave escasez de mujeres.

Por ejemplo, durante varias décadas en China, el país más poblado del mundo, la proporción de sexos al nacer ha superado con creces la proporción natural de 105 varones, alcanzando en ocasiones  120 niños por cada 100 niñas. Muchas partes de la India, el segundo país más poblado, también han tenido, durante décadas, una proporción de sexos al nacer significativamente superior a 105. La consecuencia es que en esos países combinados, que en conjunto tienen una población de alrededor de 2.730 millones de habitantes, ahora hay un estimado de 80 millones de hombres adicionales. “Hasta ahora no había sucedido nada parecido en la historia de la humanidad”, escribió el Washington Post en un artículo de abril de 2018.

En India, muchas familias recurrieron al aborto selectivo por sexo para tener niños varones, lo que provocó la aprobación de una ley que prohibía la detección del sexo del feto y la realización de abortos selectivos por sexo. En China, la política de “hijo único”, vigente desde 1979 hasta 2015, alentó decisiones similares, lo que llevó a muchos padres a decidir que su único hijo debía ser varón.

El denominador común es la discriminación de género, desde el sexismo común y corriente hasta preocupaciones prácticas de que los hijos son más propensos a apoyar financieramente a los padres en la vejez y proporcionar nietos, mientras que se espera que las hijas convivan con sus suegros, algo que no es exclusivo de China e India. Cuando las mujeres carecen de los mismos derechos que los hombres y el patriarcado está profundamente arraigado, no es sorprendente que los padres decidan no tener hijas.

Pero esto tiene consecuencias. Por ejemplo, China ahora padece una enorme y creciente brecha de género entre las generaciones con más probabilidades de buscar un cónyuge: una grave escasez de novias. Los expertos proyectan que muchos de estos hombres “adicionales” nunca se casarán; otros podrían recurrir a medidas extremas para hacerlo.

La escasez de mujeres está teniendo consecuencias perjudiciales en China y, a veces, también en los países vecinos. Human Rights Watch examinó una de esas consecuencias para un informe que publicará en febrero de 2019 y que se centra en el tráfico de novias desde Birmania a China. En los estados de Kachin y Shan septentrional de Birmania, en la frontera con China, el conflicto de larga data se intensificó en los últimos años, desplazando a más de 100.000 personas. Los traficantes se aprovechan de las mujeres y niñas vulnerables y les ofrecen empleos y transporte a China. Una vez allí, las venden, por alrededor de US$3.000 a US$13.000, a familias chinas en apuros por encontrar novias para sus hijos. Una vez compradas, las mujeres y las niñas suelen ser encerradas en una habitación y violadas repetidamente, con el objetivo de embarazarlas rápidamente para que puedan proveer un bebé para la familia. Después de dar a luz, a algunas se les permite escapar, aunque se les obliga a dejar atrás a sus hijos.

Hay evidencia de patrones similares de migración y tráfico de novias en Camboya, Corea del Norte y Vietnam, y pueden surgir más de otros países limítrofes con China. Importar mujeres no resuelve la escasez, sino que sólo la propaga.

La trata de personas es sólo una consecuencia. La escasez de mujeres también se ha relacionado con otras formas de violencia contra las mujeres. Otras consecuencias incluyen la inestabilidad social, las distorsiones del mercado laboral y los cambios económicos.

Aquí hay una ironía: cuando hay demasiadas mujeres, las mujeres pierden. Pero cuando hay muy pocas mujeres, las mujeres vuelven a perder. Aunque la verdad es que perdemos todos. Sabemos que las relaciones sesgadas entre sexos ya están teniendo consecuencias perjudiciales y no entendemos plenamente qué otras consecuencias a largo plazo puedan existir para las sociedades afectadas por estas disparidades.

China puso fin a la política de “hijo único”, pero continuó restringiendo los derechos reproductivos a través de una nueva política de “dos hijos”. Ha prohibido el aborto selectivo por sexo. Pero estas prohibiciones son a menudo ineficaces y una amenaza para los derechos de las mujeres de acceder al aborto y tomar sus propias decisiones reproductivas.

China, India y otros países afectados deberían actuar con urgencia para mitigar los efectos de la escasez de mujeres. Deberían examinar cuidadosamente las consecuencias de este problema, incluidos los vínculos con la trata de personas y otras formas de violencia contra las mujeres. Y lo que es más importante, deberían hacer mucho más para abordar la causa fundamental del desequilibrio demográfico: la discriminación de género y el desagrado por las hijas que genera.

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