(Nueva York) – El acceso al lenguaje de señas, en ámbitos como la educación y los servicios públicos, es fundamental para los derechos humanos de las personas sordas, dijo hoy Human Rights Watch. En el primer Día Internacional de Lenguas de Señas, Human Rights Watch está adoptando iniciativas para hacer que su trabajo sea más accesible para las comunidades sordas al traducir sus publicaciones a lengua de señas y ponerlas a su disposición a través de videos.
La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 23 de septiembre de 2018 como el primer Día Internacional de las Lenguas de Señas, para aumentar la conciencia pública sobre las lenguas de señas y su importancia vital para los derechos fundamentales. Se trata de una victoria simbólica para las comunidades de sordos de todo el mundo, recomendada por la Federación Mundial de Sordos y el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad.
“Para las personas sordas, el acceso a la lengua de señas es clave para romper las barreras de comunicación y poder participar en la sociedad como cualquier otra persona”, dijo Lea Labaki, investigadora junior de derechos de las personas con discapacidad para Human Rights Watch. “El derecho de las personas sordas a acceder a escuelas, tratamientos médicos o tribunales depende de la oportunidad para usar su propio idioma”.
Los días 23 y 24 de septiembre, Human Rights Watch hará que parte de sus publicaciones estén disponibles en lengua de señas para promover la inclusión de las personas sordas y crear conciencia sobre sus derechos. Este material incluirá diversos comunicados de prensa, contenidos multimedia y segmentos claves del sitio web. Esta iniciativa también reconoce la importancia de informar a las comunidades sordas sobre los derechos humanos y garantizar que tengan acceso a las noticias mundiales. Human Rights Watch se compromete a hacer que su trabajo sea accesible para todas las personas con discapacidades, por ejemplo a través del lenguaje de señas y los formatos fáciles de leer.
Hacer realidad los derechos de las personas sordas comienza con asegurar que los niños sordos tengan acceso a la educación en lenguaje de señas. Los niños sordos tienen derecho a una educación de calidad, como el resto de niños, en un lenguaje y un entorno que maximice su potencial. En todo el mundo, a los niños y los jóvenes sordos a menudo se les niega la educación, incluso en lengua de señas. Existe una carencia de profesores con una buena formación en el lenguaje de señas y, en muchos casos, los padres no saben que sus hijos tienen derecho a ir a la escuela y que pueden aprender si reciben el apoyo adecuado.
La falta de conocimiento del lenguaje de señas también significa que las personas sordas pasan apuros para acceder a los servicios públicos, incluidos los servicios designados para atender sus necesidades. Una mujer sorda en Irán dijo a Human Rights Watch que cuando acudió a la Organización Estatal de Bienestar para obtener una referencia para una consulta genética antes de tener un bebé, se enfrentó a lo que describió como un “comportamiento insultante y desgarrador” por parte de una trabajadora social: “La mujer que estaba allí literalmente se enojó conmigo. Nunca olvidaré ese día. Traté de comunicarme con ella escribiendo en un pedazo de papel, pero ella comenzó a gritarme y me di cuenta de que me estaba insultando. Lloré mucho”.
En Rusia, Irán, Zambia y Uganda, Human Rights Watch documentó que las barreras de comunicación interferían con el derecho a la salud de las personas sordas, comenzando con la dificultad para obtener información de salud en un formato accesible. Además, cuando el personal médico recurre a los familiares o amigos para comunicarse efectivamente con las personas sordas, esto afecta su derecho a la privacidad.
Las consecuencias pueden ser dramáticas. En Sudáfrica, un hombre gay sordo fue a hacerse una prueba de VIH, pero el personal de la clínica no pudo comunicarse con él en lenguaje de señas, le dijo a Human Rights Watch. El médico le hizo un análisis de sangre y le mostró un papel que decía: “ERES VIH POSITIVO” y luego le pidió que se fuera. No recibió ningún tipo de asesoramiento o apoyo en un idioma que entendiera.
Una mujer sorda en Uganda dijo que no podía comunicarse con sus enfermeras de manera efectiva mientras daba a luz. La mujer no era consciente de que estaba teniendo gemelos y dejó de empujar después del nacimiento del primer hijo. “[La enfermera] fue muy grosera conmigo, y no sabía lenguaje de señas”, dijo la mujer. “Ni siquiera sabía decirme que empujara. No me estaba guiando. Uno de mis hijos murió”.
El no tener acceso a atención médica es sólo uno de los numerosos obstáculos que enfrentan las mujeres sordas que han sido víctimas de violencia. En India, Human Rights Watch descubrió que las mujeres sordas enfrentan un alto riesgo de violencia sexual. Puede que les resulte difícil pedir ayuda o comunicar fácilmente el abuso, o quizás sean más vulnerables a este tipo de ataques simplemente debido a que no pueden escuchar lo que está sucediendo en su entorno. Las víctimas sordas de la violencia también pasan apuros para navegar por los servicios destinados a apoyar a las víctimas de abuso sexual, así como también el sistema judicial.
En consulta con las personas sordas y con problemas de audición y las organizaciones que las representan, los gobiernos deberían proporcionar acceso a la interpretación profesional del lenguaje de señas en el ámbito de los servicios públicos, como la atención médica, la educación o el sistema de justicia.
En el sistema penitenciario, los delincuentes sordos también tienen derecho a adaptaciones razonables para satisfacer sus necesidades. En Australia, de las 14 prisiones visitadas por Human Rights Watch, sólo 3 tenían disposiciones adecuadas para que los reclusos sordos se comunicasen con sus familias a través de videollamadas. Las barreras de comunicación provocan malentendidos con el personal y sentimientos de aislamiento entre los presos y socavan la capacidad de mantener los lazos familiares que ayudarán a los reclusos a reintegrarse en la comunidad después de su liberación.
En tiempos de conflicto, desplazamiento y otras emergencias humanitarias, las barreras que enfrentan las personas sordas se agravan. Las personas sordas que logran huir de la violencia y encontrar refugio en los campos de desplazados están aisladas y tienen un acceso limitado a la ayuda. Un sirio sordo de 24 años que estaba en un campamento cerca de Thessaloniki, Grecia, dijo que apenas salió de su tienda durante meses porque no tenía audífonos, ya que se estropearon durante su viaje a Grecia. Muchas organizaciones humanitarias necesitan hacer más para abordar las necesidades de las personas sordas y garantizar que la información y los servicios estén disponibles en lenguaje de señas.
“En todo el mundo, la escasez de información en las lenguas de señas margina a las personas sordas y dificulta su acceso a los servicios”, señaló Labaki. “Hacer que las noticias sobre derechos humanos estén disponibles en lenguaje de señas es parte de un esfuerzo global imperioso para dar a las personas sordas el acceso a la vida comunitaria y servicios que muchas otras personas dan por sentado”.