La discriminación basada en el embarazo
de las trabajadoras del sector de maquiladoras tiene tres aspectos: exámenes
y otro tipo de tratos a las mujeres para determinar si están embarazadas
durante el proceso de contratación; negación de contrato
a mujeres embarazadas; y maltrato y forzamiento de renuncia de trabajadoras
que se quedan embarazadas.
Discriminación en el Proceso
de Contratación
Todo el mundo sabe que no debes ni molestarte
en ir [a buscar trabajo en las maquiladoras] si estás embarazada.
-Bonita, Matamoros, 19 de marzo de 1995.
Las mujeres que solicitan un puesto de
trabajo en serie o de montaje en el sector de maquiladoras de México
tienen que someterse normalmente a exámenes de embarazo como una
condición de empleo. Esta práctica se reproduce en muchas
fábricas de la frontera de Estados Unidos con México, desde
Matamoros a Tijuana. Las compañías implicadas en Tijuana
son43: Ensambles de Precisión (Teledyne,
Los Angeles, California), Panasonic (Matsushita Electric Works, Osaka,
Japón), Zettler (American Zettler, Aliso Viejo, California), Maquiladora
de Accesorios para Mascotas (Coyote Pet Products, Chula Vista, California),
Sanyo (Osaka, Japón), Afi de México (cerrada; fabricaba juguetes
para Fisher Price); Ensambles de Precisión de las Californias (Pacific
Electricord, Gardena, California), Intercombustión (Lipps Inc.,
Los Angeles, California), Nellcor de Mexicanos (Assemble in Mexico, Pleasanton,
California), y Administración de Maquiladoras (Hudson Respiratory
Care, Temecula, California). En Chihuahua: Industrias de Américas
(cerrada), Sistemas Eléctricos y Conductores (SECOSA) (Yazaki Corporation,
Tokio, Japón), y BuenaVentura Auto Partes (BAPSA) (American Yazaki,
Tokio, Japón). En Reynosa: Attel Fábrica (AT&T, New York
City, New York), TRW (Cleveland, Ohio), Partes de televisión de
Reynosa (Zenith, Glen View, Illinois; ahora con capital mayoritario de
Goldstar, Corea del Sur), La Bonita Señorita de Reynosa (cerrada,
antes propiedad de Sportswear International, McAllen, Texas), Erika de
Reynosa (W.R. Grace, Boca Raton, Florida), Zenith (Glen View, Illinois;
ahora con capital mayoritario de Goldstar, Corea del Sur), Datacom de México
(GENICOM Corp., Chantilly, Virginia), Controles de Reynosa (Johnson Controls,
Milwaukee, Wisconsin), Delnosa (General Motors, Detroit, Michigan), Sociedad
de Motores Domésticos (General Electric, Fairfield, Connecticut),
y Jen-O-Mex (Jenncraft Corp., Totowa, New Jersey). En Río Bravo:
International Telephone and Telegraph (ITT) (New York City, New York).
En Matamoros: Trico Componentes Fábrica (TRICO STANT Co., Richmond,
Indianna), Sunbeam-Oster (Fort Lauderdale, Florida), MagneTek Componentes
Eléctricos (Magnetek Inc., Nashville, Tennessee), Nova/Link (confeccionaba
ropa interior para Fruit of the Loom, ahora subcontrata para Polo y Liz
Claiborne), Lepco (Leonard Electric, Brownsville, Texas), y Deltrónicos
(General Motors, Detroit, Michigan).
Se exigió a las solicitantes femeninas
que revelaran si estaban embarazadas en el formulario de solicitud de empleo
o durante una entrevista con personal de la maquiladora, en las siguientes
maquiladoras en Tijuana: Plásticos Bajacal (Carlisle Plastics, Phoenix,
Arizona), Dalila (cerrada), Maquiladora de Accesorios para Mascotas (Coyote
Pet Products, Chula Vista, California), Exportadora de Mano de Obra (cerrada,
era propiedad de American United Global, Downey, California), Chappel (100
por ciento de capital mejicano), Temco, Ensambles de Precisión de
las Californias (Pacific Electricord, Gardena, California), y Administración
de Maquiladoras (cerrada, era propiedad de Hudson Oxygen Therapy Sales,
ahora Hudson Respiratory Care, Temecula, California). En Chihuahua: Alambrados
y Circuitos Eléctricos (General Motors, Detroit, Michigan). En Reynosa:
Partes de Televisión de Reynosa (Zenith, Glen View, Illinois; ahora
con capital mayoritario de Goldstar, Corea del Sur), Controles de Reynosa
(Johnson Controls, Milwaukee, Wisconsin), Datacom de México (GENICOM,
Chantilly, Virginia), y Zenith (Glen View, Illinois; ahora con capital
mayoritario de Goldstar, Corea del Sur). En Matamoros: Sunbeam-Oster (Fort
Lauderdale, Florida), Texitron (Midwestco, Chicago, Illinois), y Zenith
(Glen View, Illinois; ahora con capital mayoritario de Goldstar, Corea
del Sur).
Hasta donde sabemos, cinco de las compañías
de las cuales entrevistamos trabajadoras no intentaron determinar si las
mujeres estaban embarazadas como condición de empleo: Bebe Products
(cerrada), K.W. de México y Etcétera (cerrada) en Tijuana;
Electromex (Electromech, Colorado Springs, Colorado) en Chihuahua; y Rey
Mex Bra (VF Corp., Reading, Pennsylvania; fabrica sostenes para Sears Roebuck)
en Reynosa.
Las entrevistas de Human Rights Watch revelan
que los exámenes de embarazo los administran los propios doctores
y enfermeras de las empresas, o clínicas privadas contratadas que
los combinan con otras pruebas médicas, como la toma de la presión
sanguínea o las pruebas de anemia o diabetes. Muchas veces, estas
otras pruebas sirven como pretexto para los exámenes de embarazo.44
Las trabajadoras nos dijeron que creen que los resultados de los exámenes
se envían a los jefes de personal de las fábricas para que
los estudien y decidan que solicitantes serán seleccionadas para
el trabajo. Las mujeres entrevistadas por Human Rights Watch, muchas de
las cuales acudieron al proceso de selección acompañadas
de amigas, señalaron que, al parecer, sólo se niega el trabajo
a las mujeres embarazadas. En algunos casos, los doctores, enfermeras y
otros empleados de las maquiladoras dijeron explícitamente a las
mujeres que si sus pruebasde embarazo resultaban positivas no serían
contratadas.45 El personal administrativo de
otras compañías, como Zenith en Reynosa, reprendió
a las mujeres diciendo que si se quedaban embarazadas perderían
sus trabajos.
A parte de las pruebas médicas,
las maquiladoras utilizan toda una serie de métodos para determinar
si una mujer está embarazada. En algunos talleres los encargados
de personal preguntan directamente a las solicitantes femeninas si están
embarazadas; en otros talleres las mujeres deben señalar en los
formularios de solicitud de empleo si están embarazadas; y en otros
casos; para determinar si una mujer está embarazada, los encargados
de personal de las maquiladoras llegan a recurrir a preguntas indiscretas
sobre asuntos como la actividad sexual de la solicitante, su ciclo menstrual,
y el tipo de anticonceptivos que utiliza. Una supervisora que trabaja actualmente
en Alambrados y Circuitos Eléctricos en Chihuahua contó a
Human Rights Watch que normalmente se animaba a los encargados a que no
contrataran a mujeres embarazadas (o mujeres obesas, porque no podían
estar de pie mucho tiempo).46 En los formularios
aparece la pregunta "¿Está usted embarazada?" En el Apéndice
C puede encontrarse una copia de este formulario.
Si no existiera la participación,
a petición de las propias maquiladoras, de cierto personal sanitario
en esta práctica discriminatoria, sería más difícil
para las maquiladoras eliminar a las mujeres embarazadas de las listas
de solicitantes de empleo y negarles un puesto de trabajo. La Dra. Adela
Moreno47, que trabajó en el taller de
Matsushita-Panasonic en Tijuana en 1993, contó a Human Rights Watch
que su trabajo consistía casi exclusivamente en administrar pruebas
de embarazo a las solicitantes femeninas de manera a no contratar mujeres
embarazadas:
Cuando empecé a trabajar en Matsushita,
el director de personal me dijo que tenía que asegurarme de hacer
una prueba de embarazo a todas y cada una de las solicitantes femeninas
porque las mujeres embarazadas eran demasiado costosas para la compañía.
Me parecía que era lo único que hacía. Estaba consternada,
pero hice las pruebas de embarazo. A veces, estaba tan indignada por lo
que estaba pasando en el taller y tan harta de que estuvieran explotando
a esas jovencitas que les decía [a los encargados] que las jóvenes
no estaban embarazadas, cuando en realidad lo estaban. Sabía que
lo que la fábrica estaba haciendo era ilegal. Era una negación
a estas jóvenes del derecho a trabajar, que está garantizado
en nuestra Constitución. Cuando se determinaba que una solicitante
estaba embarazada, el director de personal le decía que no calificaba,
o que todos los puestos estaban cubiertos. Era horrible. A las jóvenes
que conseguían colarse-con mi ayuda o porque cambiaban las muestras
de orina-los patrones les hicieron la vida imposible cuando descubrieron
que estaban embarazadas. Hacían cosas como ponerlas en el turno
de noche- lo que es totalmente ilegal según la Ley Federal del Trabajo
de México.48
Según la Dra. Moreno, Matsushita-Panasonic
la despidió porque se quejó sobre la falta de un sistemade
ventilación adecuado y de ropa y lentes de protección para
las soldadoras. Según la doctora, existían muchos riesgos
para la salud y la seguridad en el taller. Intentó levantar la conciencia
de las trabajadoras explicándoles cuáles eran sus derechos
según la Ley Federal del Trabajo y trató de animarlas a que
los ejercieran. La Dra. Moreno recurrió su despido ante una Junta
de Conciliación y Arbitraje (jca) pero no fue readmitida en su puesto
de trabajo. En cambio, le pagaron la indemnización por despido completa,
que Matsushita no le había pagado cuando la despidió. Aconsejada
por su abogado, la Dra. Moreno no mencionó el uso específico
de pruebas de embarazo por parte de Matsushita-Panasonic, cuando presentó
su caso ante la jca; aunque si incluyó información sobre
la práctica generalizada dentro del sector de maquiladoras de utilizar
las pruebas de embarazo como método para negar el trabajo a las
mujeres.49
Los siguientes casos ilustran la generalizada
utilización de una variedad de técnicas, que van del mero
examen de embarazo a las preguntas indiscretas a las solicitantes femeninas,
para determinar si una mujer está embarazada:
· Bonita, que ahora tiene veintiocho
años, monta radios de automóviles en el taller de Deltrónicos
en Matamoros, propiedad de General Motors. Cuando empezó a trabajar
allí, en los ochenta, la enviaron directamente a una clínica
privada en Matamoros para que la examinaran. La única prueba que
le administraron fue la del embarazo. Ahora, el taller propiedad de General
Motors tiene su propia clínica dentro de sus instalaciones, dónde
trabajan un médico y una enfermera.50
· En septiembre de 1994, Paula,
que ahora tiene veintiocho años, empezó a trabajar en American
Zettler en Tijuana. Cuando se presentó para solicitar un puesto
de trabajadora en serie, le exigieron que se sometiera a una prueba de
embarazo para calificar para el trabajo. Un médico contratado por
American Zettler realizó el examen de embarazo en el taller.51
· En diciembre de 1994, Francesca,
que ahora tiene veintiún años, solicitó un trabajo
de planchadora de blusas acabadas en La Bonita Señorita de Reynosa.
Aunque ella no tuvo que someterse a una prueba de embarazo porque acababa
de tener un niño, el resto de mujeres casadas que solicitaron trabajo
el mismo día que ella tuvieron que someterse al examen como condición
de empleo en La Bonita Señorita de Reynosa.52
· En agosto de 1991 Sofía,
que entonces tenía veintitrés años, solicitó
un puesto de montadora en Sistemas Eléctricos y Conductores, S.A.
(SECOSA)53 en Chihuahua. Cuando solicitó
el trabajo, tuvo que someterse a un examen médico general, que incluía
una prueba de embarazo.54
· Paloma, veintinueve años,
ha trabajado en el taller de Datacom de México55
en Reynosa durante casi cuatro años. El taller tenía un médico
encargado de preguntarle a las solicitantes femeninas si estaban embarazadas
y de administrarles una prueba de embarazo.56
· En 1990, Graciela, que ahora tiene
veintisiete años, trabajó en Panasonic en Tijuana. Como parte
del proceso de solicitud de empleo tuvo que someterse a una prueba de embarazo.57
· Reina, veintinueve años,
trabaja en Lepco58 en Matamoros montando transformadores.
Antes de ofrecerle un puesto de trabajo la enviaron a un laboratorio privado
para que se sometiera a una prueba de embarazo.59
· Clara, treinta y siete años,
ha trabajado en Partes de Televisión de Reynosa durante más
de siete años. Inspecciona los cables que salen de la parte trasera
de los televisores Zenith. Cuando, hace siete años, solicitó
un puesto de trabajo en Partes de Televisión de Reynosa, la enfermera
de la fábrica le preguntó si estaba embarazada. La enfermera
no le administró un examen de embarazo, aunque le dijo que no contrataban
a mujeres embarazadas.60
· Rebeca, veintidós años,
trabaja en MagneTek61 montando contrapesos para
lámparas fluorescentes. Rebeca solicitó el trabajo en MagneTek
en noviembre de 1995. Como condición para obtener un puesto fijo
en la fábrica, la obligaron a someterse a un examen de embarazo
cuando acabó su periodo de "prueba" de tres meses. En 1992, Rebeca
trabajó durante un año en Nova/Link62
en Matamoros, poniendo elásticos a la ropa interior de Fruit of
the Loom. Como parte del proceso de solicitud de un puesto de trabajo en
Nova/Link, tuvo que someterse a un examen de embarazo.63
· Graciela, que ahora tiene veintisiete
años, empezó a trabajar en el taller de Sanyo en Tijuana
en marzo de 1995. Cuando la entrevistaron para el puesto de trabajadora
en serie, el encargado le preguntó si estaba embarazada. Ese mismo
día, una enfermera le administró un examen deembarazo.64
· En 1993, Elisabeta, que ahora
tiene veinticuatro años, trabajaba en Controles de Reynosa, propiedad
de Johnson Controls, montando circuitos integrados de computadora. Antes
de contratarla la mandaron a una clínica privada para que se sometiera
a una prueba de embarazo.65
· Orfilia tiene treinta y tres años.
Empezó a trabajar en el taller de Delnosa en Reynosa, propiedad
de General Motors, en marzo de 1995. El día que solicitó
un puesto de trabajadora en serie, ella y unas treinta mujeres más
tuvieron que someterse a análisis de sangre y pruebas de embarazo.66
· Julieta, veinticinco años,
trabaja en el taller de Sociedad de Motores Domésticos en Reynosa,
propiedad de General Electric. Es la primera vez que trabaja en una maquiladora.
Julieta tuvo que someterse a una prueba de embarazo para poder trabajar
en el taller. Nos dijo que Sociedad ha empezado a administrar pruebas de
embarazo a las solicitantes en los últimos dos o tres años,
debido a la gran cantidad de mujeres que empiezan a trabajar embarazadas.67
· Mirabel tiene treinta años.
Entre 1994 y 1995 trabajó durante cinco meses en el taller de TRW
en Reynosa montando cinturones de seguridad. Tuvo que someterse a un examen
de embarazo para acceder a un puesto de montadora en el taller.68
· Lidia, veintiún años,
viene de una familia de cuatro hijos. No terminó la educación
básica porque su padre ya no podía pagar los gastos escolares.
Desde 1994, trabajó durante un año en Buena Ventura Auto
Partes (BAPSA) en Chihuahua recubriendo cables eléctricos.69
Para conseguir un trabajo de montadora tuvo que someterse a una prueba
de embarazo, como parte de un examen general más amplio.70
· Sonia tiene treinta y tres años.
Cuando en 1986 empezó a trabajar en Industrias de Américas
en Chihuahua como montadora de cables eléctricos de automóviles,
tuvo que someterse a una prueba de embarazo para calificar para el puesto.71
· Carmen, treinta y tres años,
empezó a trabajar en el taller de TRW en Reynosa en abril de 1992.Como
parte del proceso de solicitud de empleo, tuvo que ir a una clínica
privada en Reynosa y someterse a varias pruebas, entre ellas una de embarazo.72
· Laura, veinticuatro años,
monta mandos para mantas eléctricas en el taller de Sunbeam-Oster
en Matamoros. Cuando empezó a trabajar en 1993, tuvo que responder
a una pregunta dentro del formulario de solicitud de empleo de Sunbeam-Oster
relativa al embarazo; después, durante una entrevista, un encargado
de personal le preguntó si estaba embarazada; y al día siguiente
tuvo que dar una muestra de orina para una prueba de embarazo.73
· Alina, treinta y un años,
ha trabajado como montadora de limpiaparabrisas en Trico Componentes74
en Matamoros desde 1992. Durante el proceso de contratación la enfermera
de la fábrica le administró una prueba de embarazo.75
· Liona, cuarenta años, trabaja
en Ensambles de Precisión de las Californias76
en Tijuana montando extensiones y cable eléctrico. Durante su entrevista,
un encargado de la maquiladora le preguntó si estaba embarazada
y si estaba dispuesta a someterse a una prueba de embarazo. Poco después,
ese mismo día, le exigieron que se sometiera a un examen de embarazo.
En 1990, Liona trabajó en serie en Nellcor de Mexicanos, durante
un año aproximadamente. Tuvo que someterse a un examen de embarazo
como parte del proceso de solicitud de empleo. En 1987, tuvo su primer
trabajo en las maquiladoras como montadora de máscaras de oxigeno
en Administración de Maquiladoras. Al estar dando pecho, Liona no
tuvo que someterse a una prueba de embarazo cuando solicitó el puesto
en 1987, a diferencia de otras solicitantes femeninas. Sin embargo, en
el formulario de solicitud de empleo de Administración de Maquiladoras
había una pregunta relativa al embarazo. Liona trabajó allí
durante tres años.77
· Estela, dieciocho años,
empezó a trabajar en el taller de Zenith en Matamoros en marzo de
1994. Como parte del proceso de contratación, Zenith la envió,
junto a otras solicitantes femeninas, a una clínica privada en Matamoros
para someterse a una prueba de embarazo. Durante su entrevista con un encargado
de Zenith, le preguntaron si era sexualmente activa. Supo de la oferta
de empleo en Zenith a través de la oficina del sindicato local.78
· Monze tiene veintinueve años.
Trabajó durante ocho meses montando equipo médico en Erika
en Reynosa, propiedad de W.R. Grace. Cuando solicitó el empleo en
1990, una enfermera que trabajabaen la fábrica le preguntó
si estaba embarazada. La enfermera le advirtió que si el resultado
de la prueba de embarazo era positivo no la contratarían. Monze
dejó el trabajo después de ocho meses porque los vapores
de los productos químicos con los que trabajaba le provocaban jaquecas
diarias. También empezó a sentir que su memoria inmediata
estaba siendo afectada y, después de perderse un día a la
salida del autobús después del trabajo, decidió dejar
el empleo.79
· Angelina, veinticuatro años,
trabaja en Erika en Reynosa, propiedad de W.R. Grace. Antes de ofrecerle
un puesto en julio de 1994, un administrador de la maquiladora le advirtió
que si se quedaba embarazada durante el periodo de prueba de dos meses
la despedirían.80
· Eva, veinticuatro años,
desde 1990 trabajó durante casi dos años montando perchas
en el taller de Plásticos Bajacal en Tijuana, propiedad de Carlisle
Plastics. Cuando solicitó el puesto de trabajo el encargado le preguntó
si estaba embarazada y le advirtió que si estaba embarazada no la
contratarían, y si se quedaba embarazada la despedirían.
En 1989, Eva trabajó durante nueve meses cosiendo a máquina
collares para perros en Maquiladora de Accesorios para Mascotas en Tijuana.
Para poder conseguir el trabajo tuvo que someterse a un examen de embarazo.
Además, durante la entrevista de trabajo, el personal de la maquiladora
le preguntó si estaba embarazada y tuvo que contestar a una pregunta
relativa al embarazo dentro del formulario de solicitud de empleo.81
· Alma, diecinueve años,
viene de una familia de ocho hijos. Empezó a trabajar en el taller
de Zenith en Matamoros en noviembre de 1994. Cuando solicitó el
trabajo de montadora, la enviaron a una clínica privada en Matamoros
para un examen de embarazo. El personal de la maquiladora de Zenith le
dijo claramente que si su prueba de embarazo era positiva no la contratarían.82
· A principios de los ochenta Rosa,
que ahora tiene cuarenta y seis años, trabajó de costurera
en Dalila de México en Tijuana. Durante la entrevista de trabajo,
el personal de la maquiladora le preguntó si estaba embarazada y
si estaba dispuesta a someterse a un examen de embarazo. Les dijo que no
estaba embarazada y no le administraron una prueba de embarazo. También
tuvo que responder que no estaba embarazada en el formulario de solicitud
de empleo.83
· Rafa, veintitrés años,
trabajó a principios de los noventa en Exportadora de Mano de Obra84,propiedad
de American United Global. El formulario que completó cuando empezó
el empleo contenía la pregunta: "¿Está usted embarazada?".85
· Cristina, veintiún años,
trabaja montando televisores en Zenith en Reynosa desde 1989. Antes de
contratarla la enviaron a la enfermería para un examen de la vista,
durante él cual la enfermera le advirtió que si se quedaba
embarazada durante el primer año la despedirían.86
· Clarissa, dieciocho años,
a finales de 1994 trabajó durante tres meses en Texitron87
en Matamoros. Cuando solicitó un puesto de montadora, su entrevistador
le preguntó si estaba embarazada, si era sexualmente activa, y cuándo
había tenido su última menstruación.88
· Cuando en 1993, Josefina, veintitrés
años, solicitó un puesto de montadora en el taller de Attel
Fábrica en Reynosa, propiedad de AT&T, estaba menstruando y
por lo tanto no tuvo que someterse a un examen de embarazo. Sin embargo,
la totalidad de las aproximadamente doce mujeres que solicitaron empleo
ese día tuvo que dar muestras de orina en la enfermería.89
· Pamela, que ahora tiene dieciocho
años, empezó a trabajar en febrero de 1994 en el taller de
Zenith en Reynosa. Una enfermera de la fábrica le preguntó
si estaba embarazada como parte del proceso de contratación.90
· En 1989, cuando tenía quince
años, Dalia, que ahora tiene veintitrés, montaba juguetes
en Afi de México91 en Tijuana. Tuvo que
someterse a un examen de embarazo a partir de una muestra de orina para
poder asegurarse el puesto de trabajo.92
· En 1990, después de que
un camión llegara a su vecindario anunciando que TRW necesitaba
operadoras para trabajar en el primer turno, Gina, que ahora tiene treinta
y dos años, empezó atrabajar en el taller de TRW en Reynosa.
El anuncio decía que el trabajo sólo era para mujeres. Al
día siguiente, Gina se presentó en el taller de TRW para
solicitar un puesto de trabajadora en serie. La sometieron a exámenes
de orina y sangre. La mujer que administraba los exámenes, que según
Gina era una enfermera, le dijo que iban a hacerle una prueba de embarazo.
Mientras Gina esperaba los resultados de la prueba, le dijeron que volviera
al día siguiente para empezar la capacitación para hacer
cinturones de seguridad.93
· Dorotea, veinticuatro años,
monta cortinas venecianas en la fábrica de Jen-O-Mex94
en Reynosa. Empezó el trabajo en febrero de 1995. Antes de ofrecerle
el puesto, ella y todas las mujeres que solicitaron empleo ese día
tuvieron que presentarse en la enfermería de la compañía
y someterse a un examen de embarazo.95
· Marina, que ahora tiene diecinueve
años, trabajó en el taller de Zenith en Reynosa en 1992,
cuando tenía dieciséis años. Zenith envió un
camión a su vecindario anunciando una oferta de trabajos de montadora
bien pagados sólo para mujeres. Cuando Marina solicitó el
puesto en Zenith una enfermera de la compañía le preguntó
si estaba embarazada. También le hicieron un examen de la vista.
A Marina no le extrañó que la enfermera le preguntara si
estaba embarazada porque sabía que las maquiladoras no contrataban
a mujeres embarazadas. Ahora Marina trabaja en Delnosa en Reynosa, propiedad
de General Motors. Para poder solicitar el puesto de trabajadora en serie
en Delnosa, tuvo que someterse a un examen de embarazo como parte de un
examen físico general.96
· Melissia, que ahora tiene treinta
y un años, ha trabajado durante seis años en Trico Componentes97
en Matamoros. En 1990, cuando empezó el trabajo, tuvo que someterse
a un examen de embarazo como parte del proceso de contratación.
Durante su entrevista con un encargado de la maquiladora, le advirtieron
que iban a administrarle una prueba de embarazo y que si el resultado era
positivo no la contratarían. La enviaron a que se sometiera al examen
en una clínica privada de Matamoros.98
· En 1993, Marta, veintiún
años, pintó durante un año marcos para cuadros en
Chappel en Tijuana. Tuvo que contestar una pregunta relativa al embarazo
en el formulario de solicitud de empleo de Chappel. Después, durante
una entrevista con un encargado de la maquiladora, le preguntaron si estaba
embarazada. A principios de 1994 trabajó en Intercombustión99,
que también está en Tijuana. Le administraron una prueba
de embarazo antes de contratarla, y el médico le advirtió
que si estaba embarazada no la contratarían. A finales de 1994 Marta
empezó a trabajar en Temco, donde tuvoque responder a una pregunta
en el formulario de solicitud de empleo relativa al embarazo. Ella sabía
que estaba embarazada, a pesar de que respondió lo contrario. Aunque
no le administraron una prueba de embarazo en Temco, una secretaria le
advirtió que no dijera a nadie que estaba embarazada o no la contratarían.100
Discriminación Posterior al Contrato
y Utilización Punitiva de Condiciones de Trabajo
Nuestras entrevistas demuestran que si
una trabajadora de la maquiladora se queda embarazada una vez contratada,
su capacidad para mantener el puesto de trabajo puede depender mucho de
la actitud del supervisor. Hemos documentado casos en los que mujeres embarazadas
fueron forzadas a renunciar y fueron acosadas y maltratadas por haberse
quedado embarazadas.
Las trabajadoras nos hablaron de las prácticas
abusivas y las condiciones irracionales que ellas mismas experimentaron
o de las que fueron víctimas otras compañeras porque estaban
embarazadas, y de las cuales, sin embargo, tenían temor de quejarse
o estaban reticentes a protestar por miedo a perder sus trabajos.101
Aunque estas condiciones, por sí
mismas, están fuera del alcance de este informe, la utilización
punitiva de estas condiciones suele intervenir en el maltrato y el forzamiento
a renunciar a las trabajadoras embarazadas. Las mujeres nos contaron como
las reasignaron a tareas con una carga física mayor; les alteraron
los horarios de trabajo cada semana; las forzaron a trabajar de pie en
lugar de sentadas; y las obligaron a trabajar las horas extraordinarias
que les pedían para que pudieran mantener sus puestos de trabajo.102
Además, las mujeres que se quedaron embarazadas informaron de que
las maquiladoras utilizaroncontratos de prueba de treinta a noventa días
como un mecanismo para no tener que ofrecer puestos permanentes a trabajadoras
embarazadas.
En otros casos, las mujeres siguieron trabajando
sin problemas. A pesar del embarazo, con frecuencia el tiempo que una mujer
llevaba trabajando fue un factor en sus posibilidades de mantener su puesto.
Sin embargo, ninguna trabajadora tiene la seguridad de que podrá
mantener su puesto de trabajo si se queda embarazada. Las entrevistas tanto
con mujeres que perdieron sus trabajos por estar embarazadas como con trabajadoras
embarazadas que mantuvieron sus puestos de trabajo revelan que si una mujer
había trabajado en una maquiladora durante varios años, tenía
menos posibilidades de que la despidieran o la acosaran por quedarse embarazada.
Las trabajadoras nos dijeron que si después de un tiempo en el empleo
una trabajadora ha establecido una buena relación laboral con un
supervisor y ha demostrado claramente su productividad y responsabilidad,
tiene más posibilidades de que no la fuercen a renunciar.
Renuncias Forzadas e Intentos de Forzar
Renuncias
Human Rights Watch investigó y documentó
casos en los que los encargados u otro personal de las maquiladoras forzó
o intentó forzar la renuncia de las mujeres por estar embarazadas.
Después de que las forzaran a dejar sus puestos de trabajo en el
sector de las maquiladoras, las trabajadoras perdieron frecuentemente el
contacto con sus compañeras de trabajo, o buscaron trabajo como
empleadas domésticas, lo que hizo más difícil encontrarlas
y entrevistarlas. Sin embargo, Human Rights Watch pudo documentar varios
casos de renuncias forzadas.
Las trabajadoras utilizaron con frecuencia
el término "obligada" para describir sus renuncias. En los casos
que siguen, las mujeres renunciaron en el sentido más técnico
de la palabra-es decir que presentaron sus renuncias o firmaron cartas
de renuncia insistidas, instigadas o instadas por los encargados de la
maquiladora. Human Rights Watch considera que estas renuncias forzadas
equivalen a despidos, teniendo en cuenta la coacción con que se
hicieron y el hecho de que todas las trabajadoras dijeron que pensaban
que no tuvieron otra alternativa más que firmar y dejar la maquiladora
en unas condiciones que les permitieran buscar trabajo en otras maquiladoras
en el futuro. En todos los casos investigados por Human Rights Watch en
los que se forzó la renuncia de mujeres embarazadas, las propias
trabajadoras creían que fueron las únicas forzadas a renunciar,
aunque en algunos casos, la compañía argumentaba que ya no
había trabajo suficiente para todas las trabajadoras.
Las trabajadoras se quejaron con frecuencia
de que cuando estaban embarazadas, un supervisor buscó cualquier
escusa para despedirlas e incluso cuando algunas de ellas no habían
sido realmente despedidas, los supervisores solían amenazarlas con
despedirlas para intimidar a las trabajadoras. Una trabajadora que trabajó
en el sector de maquiladoras durante más de diez años y que
ahora trabaja en una cooperativa103 nos dijo
que para una trabajadora embarazada "el mínimo descuido, como llegar
tarde o no trabajar lo suficientemente rápido puede utilizarse como
escusa para deshacerse de ella."104
Según una empleada de maquiladora
que participó directamente en el incidente que se expone a continuación,
si una mujer consigue ser contratada estando embarazada, la compañía
puede encontrar una manera de deshacerse de ella rápidamente, como
ocurrió en Alambrados y Circuitos Eléctricos deChihuahua.
Nos contó:
Hace un par de meses había una mujer
embarazada. Por alguna razón no se dieron cuenta de su embarazo.
No sé si mintió en el formulario, o los resultados de la
prueba estaban equivocados, pero el hecho es que estaba embarazada. Firmó
un contrato provisional de treinta días, que era perfecto para su
supervisor. Significaba que podía despedirla sin ningún problema.
Y eso fue exactamente lo que hizo: antes de que pasaran treinta días,
le rescindió el contrato y le dijo que era demasiado lenta.105
Los superiores pueden intentar forzar la
renuncia de las mujeres embarazadas. Por ejemplo, desde 1981, Liliana trabajó
durante cuatro años como soldadora de circuitos de televisores en
Zenith en Reynosa. Era la primera vez que trabajaba en una maquiladora.
Antes había trabajado en el servicio doméstico, pero pagaban
muy poco. Una amiga le dijo que Zenith estaba contratando y que podía
ganar más dinero allí, por lo que decidió solicitar
un puesto de trabajo. Liliana se dio cuenta de que estaba embarazada unos
tres meses después de empezar el trabajo de soldadora en Zenith.
El supervisor de Liliana en Zenith se negó a concederle un permiso
para ir al médico e intentó incesantemente forzarla a renunciar,
aunque finalmente no lo consiguió. Finalmente, Liliana dejó
el trabajo cuando su hijo tenía cuatro años.106
En otro caso, los encargados de una maquiladora
forzaron la renuncia de Nieves. Nieves trabajaba montando cables bajo la
luz ultravioleta en MagneTek Componentes107 en
Matamoros. Tiene veintidós años. Llego desde Veracruz al
área de Matamoros en 1992, donde vivía en una finca con sus
padres y sus cuatro hermanos. Nieves empezó a trabajar en el turno
de 4:30 p.m. a 1:30 a.m. de MagneTek en noviembre de 1994. Encontró
el trabajo a través de la oficina del sindicato local. Los encargados
de la maquiladora advirtieron a Nieves que tendría que someterse
a un examen de embarazo tres meses después de empezar el trabajo.
Nieves se dio cuenta de que estaba embarazada antes de que pasara el periodo
de tres meses. Estaba enferma y su supervisor la envió al médico
de la compañía, que le administró un examen de embarazo,
que resultó positivo. Más tarde, el supervisor le dijo que
ya no la necesitaba.108
En 1983, cuando Roberta empezó a
trabajar en ITT en Río Bravo, la compañía no exigía
que las solicitantes femeninas se sometieran a un examen de embarazo. Sin
embargo, antes de su renuncia forzada en 1992, ITT había empezado
a exigir estos exámenes a todas las posibles trabajadoras. Roberta
había estado enferma varias veces y le pidió permiso a su
representante sindical para ir al hospital. Su examen de embarazo resultó
positivo. Dos meses más tarde, después de haber trabajado
casi nueve años en ITT, la forzaron a renunciar. Por aquel entonces
se notaba su embarazo. Roberta nos dijo que, en octubre de 1992, uno de
los asistentes del delegado sindical la visitó en el trabajo y le
dijo que recogiera sus cosas porque la fábrica ya no la necesitaba.
Un miembro de la oficina de contratación le pidió que firmara
una carta de renuncia, lo que hizo porque el delegado sindical, que estaba
presente, le dijo que la firmase. Le dijeron que ya no había trabajo,
aunque por lo que ella ha sabido, fue la única trabajadora a la
que pidieron querenunciara ese día.109
Zenith en Reynosa contrató a Rigoberta
en 1981 por 1.500 pesos (62 dólares ee.uu.) a la semana.110
A todas las mujeres que solicitaron trabajo el mismo día que Rigoberta
se les exigió que se sometieran a un examen de embarazo.111
Después de unos cinco meses trabajando allí, Rigoberta se
dio cuenta de que estaba embarazada. Una vez que se desmayó cuando
estaba soldando, su supervisor le preguntó si quería un examen
de embarazo. Se fue a la enfermería, donde la enfermera le administró
un examen de embarazo que resultó positivo. Durante su octavo mes
de embarazo Rigoberta empezó a sentirse peor, y su supervisor le
negó el permiso para ir al médico. En cambio, el supervisor
le dijo que renunciara. Rigoberta dio a luz prematuramente con una cesárea.
Zenith la acusó de haber mentido sobre su fecha de embarazo y no
quiso pagarle el permiso de maternidad posterior al parto. Renunció
y no volvió al trabajo después del nacimiento de su hijo.112
Los supervisores exigen cosas extraordinarias
a las mujeres embarazadas de manera a forzar su renuncia. Por ejemplo Marta
siempre ha trabajado de montadora en una serie de talleres en Tijuana.
Tiene veinte años y terminó tercer año de educación
básica. A finales de 1994, empezó a trabajar con un contrato
provisional en Temco en Tijuana.113 La compañía
no exigía un examen de embarazo, aunque una de las preguntas del
formulario de solicitud de empleo era si la solicitante estaba embarazada.
Marta contestó que no y posteriormente la compañía
la forzó a renunciar cuando descubrió que estaba embarazada.
Nos dijo:
Cuando solicité el puesto sabía
que estaba embarazada de aproximadamente un mes y medio. Pero necesitaba
el trabajo. Así que aunque contesté que no, que no estaba
embarazada, le dije a la secretaria que estaba embarazada. Ella sabía
que no iban a administrar exámenes de embarazo y me dijo que no
se lo dijera a nadie o no me contratarían.
Mi supervisor no se dio cuenta de que estaba
embarazada hasta que llevaba unos cuatro meses trabajando, ya que llevaba
ropa floja a propósito. Cuando este supervisor se dio cuenta de
que estaba embarazada me dijo que tendría que quedarme hasta tarde
y trabajar horas extraordinarias no pagadas, si quería mantener
mi puesto de trabajo. ¿Qué otra cosa podía hacer?
Siempre que me lo pidió, trabajaba
dos horas extraordinarias al día. Hice todo lo necesario para mantener
mi puesto, a pesar de que estaba cansada y de pie demasiado tiempo. Cuando
acabó mi periodo de prueba, me dijeron que no querían que
me quedara permanentemente. Así que firmé la carta de renuncia.
La secretaria que me aconsejó cuando empecé meadvirtió
que era mejor que no reclamara el despido. Me dijo que no me beneficiaría
reclamar porque empecé embarazada.114
Cuando Marta, madre soltera, perdió
el trabajo en Temco, perdió los 180 nuevos pesos (30 dólares
(ee.uu.) a la semana con los que mantenía a su familia.
Maltrato a Trabajadoras Embarazadas
Ciertas trabajadoras se quejaron de que
cuando las maquiladoras no forzaron la renuncia de las mujeres embarazadas,
las maltrataron. Estas mujeres nos informaron de que en ciertos casos los
supervisores de las maquiladoras intentaron deliberadamente que las mujeres
embarazadas hicieran un esfuerzo excesivo.115
El 11 de diciembre de 1989, la negación por parte de un supervisor
de permitir a una mujer embarazada dejar la cadena de montaje en el taller
de Plásticos Bajacal, propiedad de Carlisle Plastics, en Tijuana,
desembocó en un aborto espontáneo. María Elena Corona
Caldero116 trabajaba, primero montando y después
empaquetando perchas de plástico, en Plásticos Bajacal. Nos
contó:
Cuando empecé a trabajar en Plásticos
Bajacal, ninguna de las mujeres tenía que someterse a exámenes
de embarazo. Sencillamente, tenías que trabajar todo el tiempo.
Me dí cuenta de que estaba embarazada en noviembre. Cuando me dí
cuenta de que estaba embarazada, le pedí al supervisor un puesto
sentada. Me dijo que no había nadie que pudiera ocupar mi puesto
y que tendría que mantenerme en mi posición. En diciembre,
durante uno de los turnos, me estaba sintiendo mal y le pregunté
al supervisor si podía tomarme un descanso y dejar de empaquetar
perchas en cajas y poner las cajas en la cinta transportadora. Tenía
la responsabilidad de empaquetar de setenta y cinco a noventa cajas en
cada jornada. Me dijo que no.
Ese mismo día empecé a sangrar
poco después de que empezara la jornada. Mi marido, que también
trabajaba en el taller, le preguntó al supervisor si podía
llevarme al hospital. Rojas [el supervisor] dijo que no. Finalmente, me
dejó ir al baño. Tuve que buscar al guardia porque tenía
la llave del armario de provisiones, dónde se guardan las aspirinas
y el papel de baño. Me dijo que no quedaban ni aspirinas ni papel
de baño.
No salí del taller hasta las 6:30
a.m., cuando terminó mi jornada. Me fuí directamente al médico,
pero había sangrado tanto que había perdido el feto. Mientras
estaba allí, leí lo que el doctor escribió en mi parte
médico. Escribió que había perdido el bebé
a causa del trabajo.117
María Elena salió del hospital
cinco días después y volvió a su casa, donde se recuperó
durante otras dos semanas antes de volver al trabajo. Mientras estaba en
el hospital se sometió a una ligadura de trompas, porque, según
ella, quería evitar futuros problemas en el trabajo.118
En el caso de Mari-Luz, una joven de diecinueve
años que desde junio de 1992 trabajó durante dos años
en la fábrica de Ensambles de Precisión119
en Tijuana, cuando su supervisor descubrió que estaba embarazada
la trasladó del trabajo de prueba e inspección de la limpieza
de los cables al de manipular cables mucho más largos y pesados.
Cuando Mari-Luz se quejó de que el trabajo exigía mucho,
el supervisor la amenazó con despedirla si no cumplía con
los niveles de producción. Le pidió a su supervisor que la
reinstalará en su tarea anterior, y éste se negó.
Mari-Luz aguantó en esta posición hasta que dio a luz, y
sólo pidió permiso una vez para visitar al médico
para no darle un pretexto a su supervisor para despedirla.120
Rosa ha trabajado en una serie de maquiladoras
y ahora trabaja en una cooperativa. A principios de los ochenta trabajó
en Dalila de México en Tijuana. Rosa empezó en la maquiladora
sabiendo que estaba embarazada. Unos cuatro meses después de que
Rosa empezara el trabajo, cuando su supervisor se dio cuenta de que estaba
embarazada, le increpó y le preguntó si había rellenado
el formulario de solicitud de empleo donde se preguntaba si la solicitante
estaba embarazada. El supervisor la reprendió delante de todas sus
compañeras, diciendo que era evidente que no querían trabajadoras
embarazadas. Le dijo que si cometía algún error en el trabajo
la despedirían.121
Los supervisores recurren a otros métodos,
tales como reasignar a las trabajadoras embarazadas a puestos con una carga
física mayor, de manera a presionarlas para que renuncien. De esta
manera, una trabajadora embarazada se ve forzada a elegir entre tener un
embarazo sano y completo, y mantener su puesto de trabajo. Eréndira,
una ex supervisora del taller de Industrias de Américas122
en Chihuahua, nos habló de este tipo de maltrato a las mujeres embarazadas
en el taller donde trabajó varios años.
Dijo que la presión para que las
mujeres embarazadas renuncien depende del supervisor y que muchos supervisores
querían sacar a las mujeres embarazadas de sus cadenas de montaje,
con el argumento de que disminuyen la productividad. En un caso, por ejemplo,
un superior interpeló a un supervisor sobre la baja productividad
de una de sus cadenas. El supervisor echó la culpa a la presencia
de trabajadoras embarazadas. El superior le dijo que buscara una solución
a su problema. Por consiguiente trasladó a la trabajadora embarazada
del puesto de montadora de cables al de empaquetadora, que era un puesto
con una carga física mucho mayor. Eréndira y algunas otras
supervisoras empezaron a quejarse de que la tarea era demasiado extenuante
para la mujer embarazada de la cadena. Finalmente, el supervisor cedió
y volvió a poner a la trabajadora en su puesto en la cadena de montaje
de cable. Pero, según Eréndira, ha habido muchas mujeres
embarazadas tratadas del mismo modo, que no aguantaron, y que no tuvieron
a nadie que lasdefendiera.123
También encontramos casos en los
que los encargados de las maquiladoras permitieron que las trabajadoras
mantuvieran sus trabajos después de quedarse embarazadas. Sin embargo,
la seguridad en el puesto de estas mujeres dependió con frecuencia
de la buena voluntad de un supervisor. Isabel, que tiene tres hijos y ha
trabajado en trw en Reynosa desde 1991, nos dijo:
Cuando me presenté para solicitar
el trabajo, eramos unas cuarenta mujeres en total. La doctora nos preguntó
a todas cuando habíamos tenido la última menstruación.
Apuntó las respuestas en algunas hojas de papel rojo. También
nos preguntó si teníamos una vida sexualmente activa y las
enfermedades que habíamos tenido. No puedo recordar el nombre de
la doctora. Era Sonia algo. Tenía retraso en mi periodo, así
que no me dejaron quedarme. Me pidieron que volviera cuando tuviera mi
menstruación, y así lo hice varios días más
tarde. Volví, les dí una muestra de orina que contenía
sangre, y me contrataron.
Dos años después me quedé
embarazada. Mi supervisora me trató muy bien. Me dio trabajo de
empaquetar menos pesado, en lugar de trabajo de montaje. Podía tomarme
descansos. Todo estaba bien. Después, cuando nació el bebé,
volví a mi trabajo sin ningún problema. Nunca intentaron
dejarme sin trabajo. Fueron complacientes. Pero mucho de esto depende del
supervisor, porque he oído historias terribles sobre otras mujeres
embarazadas en otros talleres. Mi supervisora era mujer, y dicen que las
supervisoras tienen más conciencia.124
En cada uno de los cinco casos en los que
Human Rights Watch escuchó elogios por parte de las trabajadoras
al trato que sus maquiladoras les habían dado cuando estaban embarazadas,
las mujeres habían trabajado más de un año en la maquiladora
e invariablemente se llevaban bien con sus supervisores.125
Las mujeres tenían muchas más posibilidades de perder que
de mantener sus trabajos cuando habían trabajado menos de un año
en una maquiladora y/o no se llevaban bien con sus supervisores.
Sin embargo, la antigüedad no es en
absoluto una garantía de que las trabajadoras embarazadas no serán
forzadas a renunciar por estar embarazadas. Roberta, que trabajó
durante nueve años en itt en Río Bravo, fue forzada a renunciar
por sus supervisores en la maquiladora cuando se dieron cuenta de que estaba
embarazada.126
Varias mujeres informaron a Human Rights
Watch de que ocultaron sus embarazos hasta que ya no pudieron trabajar
cómodamente o hasta que su supervisor se dio cuenta. Según
una integrante de la Red deMujeres de Baja California, basada en Tijuana,
el miedo a perder el trabajo hace que las mujeres oculten su embarazo y
pongan en peligro su bienestar y él del feto:
[C]uando las mujeres llegan a embarazarse
ocultan su estado para no ser despedidas, soportando las difíciles
tareas y condiciones de trabajo que se les imponen, aún cuando ponen
en riesgo su salud.127
· Patricia trabajaba en el taller
de Zenith en Reynosa. Trabajó en Zenith durante cuatro años
antes de que la despidieran por ausencias relacionadas con su embarazo.
Contó a Human Rights Watch:
Mi marido no trabaja constantemente porque
suele estar enfermo. Con frecuencia, a causa de que no trabaja, nos quedabamos
sin seguro médico, que es uno de los motivos principales por los
que empecé a trabajar en las maquiladoras. Empecé el trabajo
en 1991.
Me quedé embarazada unos tres años
más tarde, pero no se lo dije a nadie. Fuí al Instituto Mejicano
de Seguro Social (imss), y me dijeron que estaba embarazada de dos meses.
Me aseguré de no perder horas de trabajo para ir a esta cita-lo
que habría hecho que mis supervisores sospecharan. Terminé
diciéndoles que estaba embarazada tres meses después-cuando
mi médico me dijo que pensaba que iba a tener un aborto espontáneo.
Empecé a sentirme muy enferma y perdí un día de trabajo.
Fuí al Instituto Mejicano del Seguro Social pero no quisieron darme
un parte médico.128 Cuando volví
al trabajo mi supervisora estaba muy enojada conmigo y ya no quería
que trabajara en su cadena.
Me dirigí a otros supervisores del
taller y les dije que había estado en el Instituto de Seguro Social
y que estaba en peligro de tener un aborto espontáneo. Les pedí
que me cambiaran a otra cadena porque había tenido problemas con
esta supervisora. Los encargados me dijeron que si no quería volver
a mi puesto a las órdenes de esta supervisora, podía renunciar.
Entonces la otra supervisora empezó a decir que esta no era la primera
vez que había perdido un día de trabajo sin avisarla. Dijo
que me había ausentado muchos días sin su permiso. Me sentí
muy presionada y renuncié ese mismo día.
La carta de renuncia que copié y
firmé decía que estaba renunciando voluntariamente, cosa
que no era del todo cierta. Me pareció que me querían echar
y que por eso no querían cambiarme de supervisor. Posteriormente,
fui a quejarme a nuestro delegado sindical. Me dijo que no podía
ayudarme realmente, ya que había firmado la carta de denuncia-pero
que a lo mejor podría hacer algo para ayudarme a mantener mi seguro
médico. Finalmente, ni siquiera consiguió eso. Terminé
teniendo el niño prematuramente en una clínica, donde tuvimos
que pagar porque no teníamosseguro.129
· Marta, veinte años, a finales
de 1994 trabajaba en la fábrica de Temco en Tijuana. Le ocultó
intencionadamente a su supervisor su embarazo hasta el quinto mes, vistiéndose
con ropa floja. Cuando iba a empezar en Temco, Marta sabía que no
la iban a someter a un examen de embarazo y decidió correr el riesgo
de empezar a trabajar, a sabiendas de que eventualmente iban a descubrir
su embarazo. Como se señaló anteriormente, Marta fue eventualmente
forzada a renunciar de su puesto en Temco después de que acabó
su periodo de empleo a prueba.130
CAPÍTULO IV
43 Entre paréntesis
aparece la compañía matriz y dónde está basada.
44 Fernández-Kelly,
For We are Sold, p. 122.
45 Esto sucedió
en Zenith en Matamoros, en Delnosa en Reynosa, en Intercombustión
en Tijuana, y en Erika en Río Bravo.
46 Entrevista
de Human Rights Watch con Ami, Chihuahua, 8 de marzo de 1995.
47 Este es el
nombre real de la doctora.
48 Entrevista
telefónica de Human Rights Watch con la Dra. Moreno, Tijuana, 9
de julio de 1995.
49 Entrevista
telefónica de Human Rights Watch con la Dra. Moreno, Tijuana, 4
de enero de 1996.
50 Entrevista
de Human Rights Watch con Bonita, Matamoros, 19 de marzo de 1995.
51 Entrevista
de Human Rights Watch con Paula, Tijuana, 2 de marzo de 1995.
52 Entrevista
de Human Rights Watch con Francesca, Reynosa, 10 de marzo de 1995.
53 Propiedad de
Yazaki Corporation.
54 Entrevista
de Human Rights Watch con Sofía, Chihuahua, 7 de marzo de 1995.
55 Propiedad de
GENICOM Corp.
56 Entrevista
de Human Rights Watch con Paloma, Reynosa, 20 de marzo de 1995.
57 Entrevista
de Human Rights Watch con Graciela, Tijuana, 4 de marzo de 1995.
58 Propiedad de
Leonard Electric.
59 Entrevista
de Human Rights Watch con Reina, Matamoros, 9 de marzo de 1995.
60 Entrevista
de Human Rights Watch con Clara, Río Bravo, 10 de marzo de 1995.
61 Propiedad de
Magnetek Inc.
62 Nova/Link es
un taller subcontratista. Dejó de confeccionar ropa interior para
Fruit of the Loom en algún momento de 1993. Actualmente, confecciona
ropa para Liz Claiborne, Best y Polo.
63 Entrevista
de Human Rights Watch con Rebeca, Matamoros, 19 de marzo de 1995.
64 Entrevista
de Human Rights Watch con Graciela, Tijuana, 4 de marzo de 1995.
65 Entrevista
de Human Rights Watch con Elisabeta, Reynosa, 18 de marzo de 1995.
66 Entrevista
de Human Rights Watch con Orfilia, Río Bravo, 13 de marzo de 1995.
67 Entrevista
de Human Rights Watch con Julieta, Reynosa, 18 de marzo de 1995.
68 Entrevista
de Human Rights Watch con Mirabel, Reynosa, 9 de marzo de 1995.
69 Yazaki Corporation
es la empresa matriz de bapsa. bapsa monta arneses de automóviles,
como Toyotas.
70 Entrevista
de Human Rights Watch con Lidia, Chihuahua, 8 de marzo de 1995.
71 Entrevista
de Human Rights Watch con Sonia, Chihuahua, 8 de marzo de 1995. En 1992
Industrias de Américas fue vendido a Alambrados y Circuitos Eléctricos.
72 Entrevista
de Human Rights Watch con Carmen, Río Bravo, 11 de marzo de 1995.
73 Entrevista
de Human Rights Watch con Laura, Matamoros, 19 de marzo de 1995.
74 Propiedad de
TRICO STANT Co.
75 Entrevista
de Human Rights Watch con Alina, Matamoros, 15 de marzo de 1995.
76 Pacific Electricord
es la empresa matriz de Ensambles.
77 Entrevista
de Human Rights Watch con Liona, Tijuana, 5 de marzo de 1995.
78 Entrevista
de Human Rights Watch con Estela, Matamoros, 15 de marzo de 1995.
79 Entrevista
de Human Rights Watch con Monze, Río Bravo, 18 de marzo de 1995.
80 Entrevista
de Human Rights Watch con Angelina, Río Bravo, 14 de marzo de 1995.
81 Entrevista
de Human Rights Watch con Eva, Tijuana, 4 de marzo de 1995.
82 Entrevista
de Human Rights Watch con Alma, Matamoros, 19 de marzo de 1995.
83 Entrevista
de Human Rights Watch con Rosa, Tijuana, 3 de marzo de 1995. En realidad,
Rosa estaba embarazada cuando empezó a trabajar en Dalila de México.
Su caso se expone más adelante.
84 En diciembre
de 1994, 118 trabajadoras de Exportadora de Mano de Obra (emosa) presentaron
una demanda contra la compañía matriz de emosa en Estados
Unidos, American United Global (aug)/National O-Ring por acoso sexual,
despido ilegal, y negación de indemnización por despido.
En septiembre de 1994, durante una visita del presidente de aug, John Shahid,
hicieron participar a las trabajadoras en un desfile de bikinis durante
un picnic de la compañía y fueron grabadas en video. Al mes
siguiente, en una reunión del taller, Shahid hizo proposicionesdeshonestas
a varias trabajadoras y les dijo que si querían un aumento de salario
tendrían que acostarse con él. Alcanzaron un acuerdo legal
satisfactorio en septiembre de 1995. Esta era la primera vez que trabajadores
mejicanos demandaban a una compañía internacional ante los
tribunales de Estados Unidos por violaciones de la Ley Federal del Trabajo
de México.
85 Entrevista
de Human Rights Watch con Rafa, Tijuana, 3 de marzo de 1995.
86 Entrevista
de Human Rights Watch con Cristina, 11 de marzo de 1995.
87 Propiedad de
Midwestco Enterprises.
88 Entrevista
de Human Rights Watch con Clarissa, Matamoros, 19 de marzo de 1995.
89 Entrevista
de Human Rights Watch con Josefina, Reynosa, 9 de marzo de 1995.
90 Entrevista
de Human Rights Watch con Pamela, Reynosa, 20 de marzo de 1995.
91 Afi de México
fabricaba juguetes para Fisher Price. En 1992 Mattel compró Afi
de México. Le cambiaron el nombre por Mattel de México o
Mabamex. Mattel es el propietario ahora de Fisher Price.
92 Entrevista
de Human Rights Watch con Dalia, Tijuana, 4 de marzo de 1995.
93 Entrevista
de Human Rights Watch con Gina, Río Bravo, 11 de marzo de 1995.
94 Propiedad de
Jenncraft Corp.
95 Entrevista
de Human Rights Watch con Dorotea, Reynosa, 17 de marzo de 1995.
96 Entrevista
de Human Rights Watch con Marina, Reynosa, 10 de marzo de 1995.
97 Propiedad de
TRICO STANT.
98 Entrevista
de Human Rights Watch con Melissia, Matamoros, 19 de marzo de 1995.
99 Propiedad de
Lipps Inc.
100 Entrevista
de Human Rights Watch con Marta, Tijuana, 4 de marzo de 1995.
101 Entrevistas
de Human Rights Watch, marzo de 1995. Las trabajadoras se quejaron de que
tenían miedo de que sus maquiladoras las pusieran en la lista negra
y que por lo tanto cuando se encontraban con problemas de cualquier tipo,
preferían dejar el puesto y buscar trabajo en otra maquiladora antes
que arriesgarse a enojar a alguien y consiguientemente no poder conseguir
una recomendación de una maquiladora para trabajar en otra.
Con frecuencia aparece una pregunta en
los formularios de solicitud de empleo de las maquiladoras: "¿Ha
trabajado usted antes en una maquiladora?" Los defensores de los derechos
del trabajador y las propias trabajadoras estaban seguros de que la experiencia
previa en una maquiladora les ayudaba a la hora de conseguir empleo, y
no pudieron asegurar si las maquiladoras realmente comprobaban alguna vez
las referencias del solicitante.
102 El Artículo
61 de la Ley Federal del Trabajo de México señala: "La duración
máxima de la jornada laboral será: ocho horas la diurna,
siete la nocturna y siete horas y media la mixta". Los Artículos
65 y 66 estipulan que la jornada de trabajo podrá prolongarse por
el tiempo estrictamente indispensable para evitar siniestros, o riesgos
inminentes en los que peligre la vida del trabajador, de sus compañeros
o del patrón, o la existencia misma de la empresa; sin exceder nunca
de tres horas diarias ni de tres veces en una semana.
El Artículo 68 estipula que los
trabajadores no están obligados a prestar sus servicios por un tiempo
mayor de las nueve horas semanales permitidas y que la prolongación
del tiempo extraordinario que exceda de nueve horas a la semana, obliga
al patrón a pagar al trabajador el tiempo excedente con un doscientos
por ciento más del salario que corresponda a las horas de la jornada.
Además, muchas maquiladoras establecen
sus propias normas y regulaciones laborales internas en las que especifican
que se espera de los trabajadores que trabajen horas extraordinarias, cuando
se les solicite. Este documento se llama "Reglamento Interior del Trabajo".
En algunas fábricas, cuando los trabajadores empiezan reciben un
libro con las normas y regulaciones o les piden que firmen un documento
por el que se comprometen a cumplir con las normas y regulaciones internas
de la fábrica.
103 Los empleados
son propietarios y administradores de la fábrica.
104 Entrevista
de Human Rights Watch con Rosa, Tijuana, 3 de marzo de 1995.
105 Entrevista
de Human Rights Watch con Ami, Chihuahua, 8 de marzo de 1995.
106 Entrevista
de Human Rights Watch con Liliana, Reynosa, 10 de marzo de 1995.
107 Propiedad
de Mangetek Inc.
108 Entrevista
de Human Rights Watch con Nieves, Matamoros, 19 de marzo de 1995.
109 Entrevista
de Human Rights Watch con Roberta, Río Bravo, 13 de marzo de 1995.
110 24,26 pesos
por un dólar (ee.uu.): New York Times, 20 de junio de 1981,
p. 35.
111 Los encargados
de las maquiladoras asumían que las mujeres que no estaban casadas
no tenían actividad sexual y por lo tanto no les exigían
someterse a exámenes de embarazo.
112 Entrevista
de Human Rights Watch con Rigoberta, Reynosa, 10 de marzo de 1995.
113 Los contratos
provisionales son ilegales en México.
114 Entrevista
de Human Rights Watch con Marta, Tijuana, 4 de marzo de 1995. El caso de
Marta se cita más adelante dentro de otro contexto.
115 Como se expone
con más detalle más adelante, la oit y la Ley Federal del
Trabajo de México prohíben el despido de trabajadoras por
estar embarazadas y exigen que se las acomode, por ejemplo, con trabajo
sentado, trabajo más ligero, etc.
116 Entrevista
de Human Rights Watch con María Elena Corona Caldero, Tijuana, 1
de marzo de 1995. Este es el nombre real de la trabajadora. Se ha informado
ampliamente sobre su caso en la prensa mejicana.
117 Ibíd.
118 Ibíd.
119 Propiedad
de Teledyne Inc.
120 Entrevista
de Human Rights Watch con Mari-Luz, Tijuana, 5 de marzo de 1995.
121 Entrevista
de Human Rights Watch con Rosa, Tijuana, 3 de marzo de 1995.
122 Industrias
de Américas fue vendido a Alambrados y Circuitos Eléctricos
en 1992.
123 Entrevista
de Human Rights Watch con Eréndira, Chihuahua, 8 de marzo de 1995.
124 Entrevista
de Human Rights Watch con Isabel, Reynosa, 14 de marzo de 1995.
125 Entrevista
de Human Rights Watch con Isabel, Reynosa, 14 de marzo de 1995; entrevista
con Maribel, que lleva trabajando en el taller de TRW más de tres
años, Reynosa, 9 de marzo de 1995; entrevista con Josefina, que
lleva trabajando en la fábrica de AT&T cuatro años, Reynosa,
9 de marzo de 1995; entrevista con Rafa, que trabajó durante dos
años en Exportadora de Mano de Obra, Tijuana, 3 de marzo de 1995;
y entrevista con María-Teresa, que lleva trabajando diez años
en el taller de Zenith, Río Bravo, 13 de marzo de 1995.
126 Entrevista
de Human Rights Watch con Roberta, Río Bravo, 13 de marzo de 1995.
127 Eva Solís,
"Gran violencia padece la mujer en las maquiladoras de la región
fronteriza," El Universal (Ciudad de México), 26 de noviembre
de 1994.
128 La mayoría
de las maquiladoras exigen que los trabajadores ausentes que dicen estar
enfermos presenten un parte médico del Instituto de Seguro Social
que pruebe que estaban enfermos. Sin este parte, les pueden descontar a
los trabajadores hasta varios días de salario por ausencia injustificada.
Muchos trabajadores se quejaron de que era extremadamente difícil,
a no ser que estuvieras gravemente enfermo, conseguir un parte médico
del Instituto de Seguro Social.
129 Entrevista
de Human Rights Watch con Patricia, Río Bravo, 13 de marzo de 1995.
130 Entrevista
de Human Rights Watch con Marta, Tijuana, 4 de marzo de 1995.