Mexico


SIN GARANTÍAS
Discriminación sexual en el sector de maquiladoras de México


I. RESUMEN Y RECOMENDACIONES

II. ANTECEDENTES

III. DISCRIMINACIÓN Y MALTRATO A TRABAJADORAS

IV. EL PAPEL DEL GOBIERNO MEJICANO

APÉNDICE A: CARTA DE HUMAN RIGHTS WATCH A ZENITH

AGRADECIMIENTOS


(New York: Human Rights Watch, 1996)

III. DISCRIMINACIÓN Y MALTRATO A TRABAJADORAS

La discriminación basada en el embarazo de las trabajadoras del sector de maquiladoras tiene tres aspectos: exámenes y otro tipo de tratos a las mujeres para determinar si están embarazadas durante el proceso de contratación; negación de contrato a mujeres embarazadas; y maltrato y forzamiento de renuncia de trabajadoras que se quedan embarazadas.

Discriminación en el Proceso de Contratación

Todo el mundo sabe que no debes ni molestarte en ir [a buscar trabajo en las maquiladoras] si estás embarazada.

-Bonita, Matamoros, 19 de marzo de 1995.

Las mujeres que solicitan un puesto de trabajo en serie o de montaje en el sector de maquiladoras de México tienen que someterse normalmente a exámenes de embarazo como una condición de empleo. Esta práctica se reproduce en muchas fábricas de la frontera de Estados Unidos con México, desde Matamoros a Tijuana. Las compañías implicadas en Tijuana son43: Ensambles de Precisión (Teledyne, Los Angeles, California), Panasonic (Matsushita Electric Works, Osaka, Japón), Zettler (American Zettler, Aliso Viejo, California), Maquiladora de Accesorios para Mascotas (Coyote Pet Products, Chula Vista, California), Sanyo (Osaka, Japón), Afi de México (cerrada; fabricaba juguetes para Fisher Price); Ensambles de Precisión de las Californias (Pacific Electricord, Gardena, California), Intercombustión (Lipps Inc., Los Angeles, California), Nellcor de Mexicanos (Assemble in Mexico, Pleasanton, California), y Administración de Maquiladoras (Hudson Respiratory Care, Temecula, California). En Chihuahua: Industrias de Américas (cerrada), Sistemas Eléctricos y Conductores (SECOSA) (Yazaki Corporation, Tokio, Japón), y BuenaVentura Auto Partes (BAPSA) (American Yazaki, Tokio, Japón). En Reynosa: Attel Fábrica (AT&T, New York City, New York), TRW (Cleveland, Ohio), Partes de televisión de Reynosa (Zenith, Glen View, Illinois; ahora con capital mayoritario de Goldstar, Corea del Sur), La Bonita Señorita de Reynosa (cerrada, antes propiedad de Sportswear International, McAllen, Texas), Erika de Reynosa (W.R. Grace, Boca Raton, Florida), Zenith (Glen View, Illinois; ahora con capital mayoritario de Goldstar, Corea del Sur), Datacom de México (GENICOM Corp., Chantilly, Virginia), Controles de Reynosa (Johnson Controls, Milwaukee, Wisconsin), Delnosa (General Motors, Detroit, Michigan), Sociedad de Motores Domésticos (General Electric, Fairfield, Connecticut), y Jen-O-Mex (Jenncraft Corp., Totowa, New Jersey). En Río Bravo: International Telephone and Telegraph (ITT) (New York City, New York). En Matamoros: Trico Componentes Fábrica (TRICO STANT Co., Richmond, Indianna), Sunbeam-Oster (Fort Lauderdale, Florida), MagneTek Componentes Eléctricos (Magnetek Inc., Nashville, Tennessee), Nova/Link (confeccionaba ropa interior para Fruit of the Loom, ahora subcontrata para Polo y Liz Claiborne), Lepco (Leonard Electric, Brownsville, Texas), y Deltrónicos (General Motors, Detroit, Michigan).

Se exigió a las solicitantes femeninas que revelaran si estaban embarazadas en el formulario de solicitud de empleo o durante una entrevista con personal de la maquiladora, en las siguientes maquiladoras en Tijuana: Plásticos Bajacal (Carlisle Plastics, Phoenix, Arizona), Dalila (cerrada), Maquiladora de Accesorios para Mascotas (Coyote Pet Products, Chula Vista, California), Exportadora de Mano de Obra (cerrada, era propiedad de American United Global, Downey, California), Chappel (100 por ciento de capital mejicano), Temco, Ensambles de Precisión de las Californias (Pacific Electricord, Gardena, California), y Administración de Maquiladoras (cerrada, era propiedad de Hudson Oxygen Therapy Sales, ahora Hudson Respiratory Care, Temecula, California). En Chihuahua: Alambrados y Circuitos Eléctricos (General Motors, Detroit, Michigan). En Reynosa: Partes de Televisión de Reynosa (Zenith, Glen View, Illinois; ahora con capital mayoritario de Goldstar, Corea del Sur), Controles de Reynosa (Johnson Controls, Milwaukee, Wisconsin), Datacom de México (GENICOM, Chantilly, Virginia), y Zenith (Glen View, Illinois; ahora con capital mayoritario de Goldstar, Corea del Sur). En Matamoros: Sunbeam-Oster (Fort Lauderdale, Florida), Texitron (Midwestco, Chicago, Illinois), y Zenith (Glen View, Illinois; ahora con capital mayoritario de Goldstar, Corea del Sur).

Hasta donde sabemos, cinco de las compañías de las cuales entrevistamos trabajadoras no intentaron determinar si las mujeres estaban embarazadas como condición de empleo: Bebe Products (cerrada), K.W. de México y Etcétera (cerrada) en Tijuana; Electromex (Electromech, Colorado Springs, Colorado) en Chihuahua; y Rey Mex Bra (VF Corp., Reading, Pennsylvania; fabrica sostenes para Sears Roebuck) en Reynosa.

Las entrevistas de Human Rights Watch revelan que los exámenes de embarazo los administran los propios doctores y enfermeras de las empresas, o clínicas privadas contratadas que los combinan con otras pruebas médicas, como la toma de la presión sanguínea o las pruebas de anemia o diabetes. Muchas veces, estas otras pruebas sirven como pretexto para los exámenes de embarazo.44 Las trabajadoras nos dijeron que creen que los resultados de los exámenes se envían a los jefes de personal de las fábricas para que los estudien y decidan que solicitantes serán seleccionadas para el trabajo. Las mujeres entrevistadas por Human Rights Watch, muchas de las cuales acudieron al proceso de selección acompañadas de amigas, señalaron que, al parecer, sólo se niega el trabajo a las mujeres embarazadas. En algunos casos, los doctores, enfermeras y otros empleados de las maquiladoras dijeron explícitamente a las mujeres que si sus pruebasde embarazo resultaban positivas no serían contratadas.45 El personal administrativo de otras compañías, como Zenith en Reynosa, reprendió a las mujeres diciendo que si se quedaban embarazadas perderían sus trabajos.

A parte de las pruebas médicas, las maquiladoras utilizan toda una serie de métodos para determinar si una mujer está embarazada. En algunos talleres los encargados de personal preguntan directamente a las solicitantes femeninas si están embarazadas; en otros talleres las mujeres deben señalar en los formularios de solicitud de empleo si están embarazadas; y en otros casos; para determinar si una mujer está embarazada, los encargados de personal de las maquiladoras llegan a recurrir a preguntas indiscretas sobre asuntos como la actividad sexual de la solicitante, su ciclo menstrual, y el tipo de anticonceptivos que utiliza. Una supervisora que trabaja actualmente en Alambrados y Circuitos Eléctricos en Chihuahua contó a Human Rights Watch que normalmente se animaba a los encargados a que no contrataran a mujeres embarazadas (o mujeres obesas, porque no podían estar de pie mucho tiempo).46 En los formularios aparece la pregunta "¿Está usted embarazada?" En el Apéndice C puede encontrarse una copia de este formulario.

Si no existiera la participación, a petición de las propias maquiladoras, de cierto personal sanitario en esta práctica discriminatoria, sería más difícil para las maquiladoras eliminar a las mujeres embarazadas de las listas de solicitantes de empleo y negarles un puesto de trabajo. La Dra. Adela Moreno47, que trabajó en el taller de Matsushita-Panasonic en Tijuana en 1993, contó a Human Rights Watch que su trabajo consistía casi exclusivamente en administrar pruebas de embarazo a las solicitantes femeninas de manera a no contratar mujeres embarazadas:

Cuando empecé a trabajar en Matsushita, el director de personal me dijo que tenía que asegurarme de hacer una prueba de embarazo a todas y cada una de las solicitantes femeninas porque las mujeres embarazadas eran demasiado costosas para la compañía. Me parecía que era lo único que hacía. Estaba consternada, pero hice las pruebas de embarazo. A veces, estaba tan indignada por lo que estaba pasando en el taller y tan harta de que estuvieran explotando a esas jovencitas que les decía [a los encargados] que las jóvenes no estaban embarazadas, cuando en realidad lo estaban. Sabía que lo que la fábrica estaba haciendo era ilegal. Era una negación a estas jóvenes del derecho a trabajar, que está garantizado en nuestra Constitución. Cuando se determinaba que una solicitante estaba embarazada, el director de personal le decía que no calificaba, o que todos los puestos estaban cubiertos. Era horrible. A las jóvenes que conseguían colarse-con mi ayuda o porque cambiaban las muestras de orina-los patrones les hicieron la vida imposible cuando descubrieron que estaban embarazadas. Hacían cosas como ponerlas en el turno de noche- lo que es totalmente ilegal según la Ley Federal del Trabajo de México.48

Según la Dra. Moreno, Matsushita-Panasonic la despidió porque se quejó sobre la falta de un sistemade ventilación adecuado y de ropa y lentes de protección para las soldadoras. Según la doctora, existían muchos riesgos para la salud y la seguridad en el taller. Intentó levantar la conciencia de las trabajadoras explicándoles cuáles eran sus derechos según la Ley Federal del Trabajo y trató de animarlas a que los ejercieran. La Dra. Moreno recurrió su despido ante una Junta de Conciliación y Arbitraje (jca) pero no fue readmitida en su puesto de trabajo. En cambio, le pagaron la indemnización por despido completa, que Matsushita no le había pagado cuando la despidió. Aconsejada por su abogado, la Dra. Moreno no mencionó el uso específico de pruebas de embarazo por parte de Matsushita-Panasonic, cuando presentó su caso ante la jca; aunque si incluyó información sobre la práctica generalizada dentro del sector de maquiladoras de utilizar las pruebas de embarazo como método para negar el trabajo a las mujeres.49

Los siguientes casos ilustran la generalizada utilización de una variedad de técnicas, que van del mero examen de embarazo a las preguntas indiscretas a las solicitantes femeninas, para determinar si una mujer está embarazada:

· Bonita, que ahora tiene veintiocho años, monta radios de automóviles en el taller de Deltrónicos en Matamoros, propiedad de General Motors. Cuando empezó a trabajar allí, en los ochenta, la enviaron directamente a una clínica privada en Matamoros para que la examinaran. La única prueba que le administraron fue la del embarazo. Ahora, el taller propiedad de General Motors tiene su propia clínica dentro de sus instalaciones, dónde trabajan un médico y una enfermera.50

· En septiembre de 1994, Paula, que ahora tiene veintiocho años, empezó a trabajar en American Zettler en Tijuana. Cuando se presentó para solicitar un puesto de trabajadora en serie, le exigieron que se sometiera a una prueba de embarazo para calificar para el trabajo. Un médico contratado por American Zettler realizó el examen de embarazo en el taller.51

· En diciembre de 1994, Francesca, que ahora tiene veintiún años, solicitó un trabajo de planchadora de blusas acabadas en La Bonita Señorita de Reynosa. Aunque ella no tuvo que someterse a una prueba de embarazo porque acababa de tener un niño, el resto de mujeres casadas que solicitaron trabajo el mismo día que ella tuvieron que someterse al examen como condición de empleo en La Bonita Señorita de Reynosa.52

· En agosto de 1991 Sofía, que entonces tenía veintitrés años, solicitó un puesto de montadora en Sistemas Eléctricos y Conductores, S.A. (SECOSA)53 en Chihuahua. Cuando solicitó el trabajo, tuvo que someterse a un examen médico general, que incluía una prueba de embarazo.54

· Paloma, veintinueve años, ha trabajado en el taller de Datacom de México55 en Reynosa durante casi cuatro años. El taller tenía un médico encargado de preguntarle a las solicitantes femeninas si estaban embarazadas y de administrarles una prueba de embarazo.56

· En 1990, Graciela, que ahora tiene veintisiete años, trabajó en Panasonic en Tijuana. Como parte del proceso de solicitud de empleo tuvo que someterse a una prueba de embarazo.57

· Reina, veintinueve años, trabaja en Lepco58 en Matamoros montando transformadores. Antes de ofrecerle un puesto de trabajo la enviaron a un laboratorio privado para que se sometiera a una prueba de embarazo.59

· Clara, treinta y siete años, ha trabajado en Partes de Televisión de Reynosa durante más de siete años. Inspecciona los cables que salen de la parte trasera de los televisores Zenith. Cuando, hace siete años, solicitó un puesto de trabajo en Partes de Televisión de Reynosa, la enfermera de la fábrica le preguntó si estaba embarazada. La enfermera no le administró un examen de embarazo, aunque le dijo que no contrataban a mujeres embarazadas.60

· Rebeca, veintidós años, trabaja en MagneTek61 montando contrapesos para lámparas fluorescentes. Rebeca solicitó el trabajo en MagneTek en noviembre de 1995. Como condición para obtener un puesto fijo en la fábrica, la obligaron a someterse a un examen de embarazo cuando acabó su periodo de "prueba" de tres meses. En 1992, Rebeca trabajó durante un año en Nova/Link62 en Matamoros, poniendo elásticos a la ropa interior de Fruit of the Loom. Como parte del proceso de solicitud de un puesto de trabajo en Nova/Link, tuvo que someterse a un examen de embarazo.63

· Graciela, que ahora tiene veintisiete años, empezó a trabajar en el taller de Sanyo en Tijuana en marzo de 1995. Cuando la entrevistaron para el puesto de trabajadora en serie, el encargado le preguntó si estaba embarazada. Ese mismo día, una enfermera le administró un examen deembarazo.64

· En 1993, Elisabeta, que ahora tiene veinticuatro años, trabajaba en Controles de Reynosa, propiedad de Johnson Controls, montando circuitos integrados de computadora. Antes de contratarla la mandaron a una clínica privada para que se sometiera a una prueba de embarazo.65

· Orfilia tiene treinta y tres años. Empezó a trabajar en el taller de Delnosa en Reynosa, propiedad de General Motors, en marzo de 1995. El día que solicitó un puesto de trabajadora en serie, ella y unas treinta mujeres más tuvieron que someterse a análisis de sangre y pruebas de embarazo.66

· Julieta, veinticinco años, trabaja en el taller de Sociedad de Motores Domésticos en Reynosa, propiedad de General Electric. Es la primera vez que trabaja en una maquiladora. Julieta tuvo que someterse a una prueba de embarazo para poder trabajar en el taller. Nos dijo que Sociedad ha empezado a administrar pruebas de embarazo a las solicitantes en los últimos dos o tres años, debido a la gran cantidad de mujeres que empiezan a trabajar embarazadas.67

· Mirabel tiene treinta años. Entre 1994 y 1995 trabajó durante cinco meses en el taller de TRW en Reynosa montando cinturones de seguridad. Tuvo que someterse a un examen de embarazo para acceder a un puesto de montadora en el taller.68

· Lidia, veintiún años, viene de una familia de cuatro hijos. No terminó la educación básica porque su padre ya no podía pagar los gastos escolares. Desde 1994, trabajó durante un año en Buena Ventura Auto Partes (BAPSA) en Chihuahua recubriendo cables eléctricos.69 Para conseguir un trabajo de montadora tuvo que someterse a una prueba de embarazo, como parte de un examen general más amplio.70

· Sonia tiene treinta y tres años. Cuando en 1986 empezó a trabajar en Industrias de Américas en Chihuahua como montadora de cables eléctricos de automóviles, tuvo que someterse a una prueba de embarazo para calificar para el puesto.71

· Carmen, treinta y tres años, empezó a trabajar en el taller de TRW en Reynosa en abril de 1992.Como parte del proceso de solicitud de empleo, tuvo que ir a una clínica privada en Reynosa y someterse a varias pruebas, entre ellas una de embarazo.72

· Laura, veinticuatro años, monta mandos para mantas eléctricas en el taller de Sunbeam-Oster en Matamoros. Cuando empezó a trabajar en 1993, tuvo que responder a una pregunta dentro del formulario de solicitud de empleo de Sunbeam-Oster relativa al embarazo; después, durante una entrevista, un encargado de personal le preguntó si estaba embarazada; y al día siguiente tuvo que dar una muestra de orina para una prueba de embarazo.73

· Alina, treinta y un años, ha trabajado como montadora de limpiaparabrisas en Trico Componentes74 en Matamoros desde 1992. Durante el proceso de contratación la enfermera de la fábrica le administró una prueba de embarazo.75

· Liona, cuarenta años, trabaja en Ensambles de Precisión de las Californias76 en Tijuana montando extensiones y cable eléctrico. Durante su entrevista, un encargado de la maquiladora le preguntó si estaba embarazada y si estaba dispuesta a someterse a una prueba de embarazo. Poco después, ese mismo día, le exigieron que se sometiera a un examen de embarazo. En 1990, Liona trabajó en serie en Nellcor de Mexicanos, durante un año aproximadamente. Tuvo que someterse a un examen de embarazo como parte del proceso de solicitud de empleo. En 1987, tuvo su primer trabajo en las maquiladoras como montadora de máscaras de oxigeno en Administración de Maquiladoras. Al estar dando pecho, Liona no tuvo que someterse a una prueba de embarazo cuando solicitó el puesto en 1987, a diferencia de otras solicitantes femeninas. Sin embargo, en el formulario de solicitud de empleo de Administración de Maquiladoras había una pregunta relativa al embarazo. Liona trabajó allí durante tres años.77

· Estela, dieciocho años, empezó a trabajar en el taller de Zenith en Matamoros en marzo de 1994. Como parte del proceso de contratación, Zenith la envió, junto a otras solicitantes femeninas, a una clínica privada en Matamoros para someterse a una prueba de embarazo. Durante su entrevista con un encargado de Zenith, le preguntaron si era sexualmente activa. Supo de la oferta de empleo en Zenith a través de la oficina del sindicato local.78

· Monze tiene veintinueve años. Trabajó durante ocho meses montando equipo médico en Erika en Reynosa, propiedad de W.R. Grace. Cuando solicitó el empleo en 1990, una enfermera que trabajabaen la fábrica le preguntó si estaba embarazada. La enfermera le advirtió que si el resultado de la prueba de embarazo era positivo no la contratarían. Monze dejó el trabajo después de ocho meses porque los vapores de los productos químicos con los que trabajaba le provocaban jaquecas diarias. También empezó a sentir que su memoria inmediata estaba siendo afectada y, después de perderse un día a la salida del autobús después del trabajo, decidió dejar el empleo.79

· Angelina, veinticuatro años, trabaja en Erika en Reynosa, propiedad de W.R. Grace. Antes de ofrecerle un puesto en julio de 1994, un administrador de la maquiladora le advirtió que si se quedaba embarazada durante el periodo de prueba de dos meses la despedirían.80

· Eva, veinticuatro años, desde 1990 trabajó durante casi dos años montando perchas en el taller de Plásticos Bajacal en Tijuana, propiedad de Carlisle Plastics. Cuando solicitó el puesto de trabajo el encargado le preguntó si estaba embarazada y le advirtió que si estaba embarazada no la contratarían, y si se quedaba embarazada la despedirían. En 1989, Eva trabajó durante nueve meses cosiendo a máquina collares para perros en Maquiladora de Accesorios para Mascotas en Tijuana. Para poder conseguir el trabajo tuvo que someterse a un examen de embarazo. Además, durante la entrevista de trabajo, el personal de la maquiladora le preguntó si estaba embarazada y tuvo que contestar a una pregunta relativa al embarazo dentro del formulario de solicitud de empleo.81

· Alma, diecinueve años, viene de una familia de ocho hijos. Empezó a trabajar en el taller de Zenith en Matamoros en noviembre de 1994. Cuando solicitó el trabajo de montadora, la enviaron a una clínica privada en Matamoros para un examen de embarazo. El personal de la maquiladora de Zenith le dijo claramente que si su prueba de embarazo era positiva no la contratarían.82

· A principios de los ochenta Rosa, que ahora tiene cuarenta y seis años, trabajó de costurera en Dalila de México en Tijuana. Durante la entrevista de trabajo, el personal de la maquiladora le preguntó si estaba embarazada y si estaba dispuesta a someterse a un examen de embarazo. Les dijo que no estaba embarazada y no le administraron una prueba de embarazo. También tuvo que responder que no estaba embarazada en el formulario de solicitud de empleo.83

· Rafa, veintitrés años, trabajó a principios de los noventa en Exportadora de Mano de Obra84,propiedad de American United Global. El formulario que completó cuando empezó el empleo contenía la pregunta: "¿Está usted embarazada?".85

· Cristina, veintiún años, trabaja montando televisores en Zenith en Reynosa desde 1989. Antes de contratarla la enviaron a la enfermería para un examen de la vista, durante él cual la enfermera le advirtió que si se quedaba embarazada durante el primer año la despedirían.86

· Clarissa, dieciocho años, a finales de 1994 trabajó durante tres meses en Texitron87 en Matamoros. Cuando solicitó un puesto de montadora, su entrevistador le preguntó si estaba embarazada, si era sexualmente activa, y cuándo había tenido su última menstruación.88

· Cuando en 1993, Josefina, veintitrés años, solicitó un puesto de montadora en el taller de Attel Fábrica en Reynosa, propiedad de AT&T, estaba menstruando y por lo tanto no tuvo que someterse a un examen de embarazo. Sin embargo, la totalidad de las aproximadamente doce mujeres que solicitaron empleo ese día tuvo que dar muestras de orina en la enfermería.89

· Pamela, que ahora tiene dieciocho años, empezó a trabajar en febrero de 1994 en el taller de Zenith en Reynosa. Una enfermera de la fábrica le preguntó si estaba embarazada como parte del proceso de contratación.90

· En 1989, cuando tenía quince años, Dalia, que ahora tiene veintitrés, montaba juguetes en Afi de México91 en Tijuana. Tuvo que someterse a un examen de embarazo a partir de una muestra de orina para poder asegurarse el puesto de trabajo.92

· En 1990, después de que un camión llegara a su vecindario anunciando que TRW necesitaba operadoras para trabajar en el primer turno, Gina, que ahora tiene treinta y dos años, empezó atrabajar en el taller de TRW en Reynosa. El anuncio decía que el trabajo sólo era para mujeres. Al día siguiente, Gina se presentó en el taller de TRW para solicitar un puesto de trabajadora en serie. La sometieron a exámenes de orina y sangre. La mujer que administraba los exámenes, que según Gina era una enfermera, le dijo que iban a hacerle una prueba de embarazo. Mientras Gina esperaba los resultados de la prueba, le dijeron que volviera al día siguiente para empezar la capacitación para hacer cinturones de seguridad.93

· Dorotea, veinticuatro años, monta cortinas venecianas en la fábrica de Jen-O-Mex94 en Reynosa. Empezó el trabajo en febrero de 1995. Antes de ofrecerle el puesto, ella y todas las mujeres que solicitaron empleo ese día tuvieron que presentarse en la enfermería de la compañía y someterse a un examen de embarazo.95

· Marina, que ahora tiene diecinueve años, trabajó en el taller de Zenith en Reynosa en 1992, cuando tenía dieciséis años. Zenith envió un camión a su vecindario anunciando una oferta de trabajos de montadora bien pagados sólo para mujeres. Cuando Marina solicitó el puesto en Zenith una enfermera de la compañía le preguntó si estaba embarazada. También le hicieron un examen de la vista. A Marina no le extrañó que la enfermera le preguntara si estaba embarazada porque sabía que las maquiladoras no contrataban a mujeres embarazadas. Ahora Marina trabaja en Delnosa en Reynosa, propiedad de General Motors. Para poder solicitar el puesto de trabajadora en serie en Delnosa, tuvo que someterse a un examen de embarazo como parte de un examen físico general.96

· Melissia, que ahora tiene treinta y un años, ha trabajado durante seis años en Trico Componentes97 en Matamoros. En 1990, cuando empezó el trabajo, tuvo que someterse a un examen de embarazo como parte del proceso de contratación. Durante su entrevista con un encargado de la maquiladora, le advirtieron que iban a administrarle una prueba de embarazo y que si el resultado era positivo no la contratarían. La enviaron a que se sometiera al examen en una clínica privada de Matamoros.98

· En 1993, Marta, veintiún años, pintó durante un año marcos para cuadros en Chappel en Tijuana. Tuvo que contestar una pregunta relativa al embarazo en el formulario de solicitud de empleo de Chappel. Después, durante una entrevista con un encargado de la maquiladora, le preguntaron si estaba embarazada. A principios de 1994 trabajó en Intercombustión99, que también está en Tijuana. Le administraron una prueba de embarazo antes de contratarla, y el médico le advirtió que si estaba embarazada no la contratarían. A finales de 1994 Marta empezó a trabajar en Temco, donde tuvoque responder a una pregunta en el formulario de solicitud de empleo relativa al embarazo. Ella sabía que estaba embarazada, a pesar de que respondió lo contrario. Aunque no le administraron una prueba de embarazo en Temco, una secretaria le advirtió que no dijera a nadie que estaba embarazada o no la contratarían.100

Discriminación Posterior al Contrato y Utilización Punitiva de Condiciones de Trabajo

Nuestras entrevistas demuestran que si una trabajadora de la maquiladora se queda embarazada una vez contratada, su capacidad para mantener el puesto de trabajo puede depender mucho de la actitud del supervisor. Hemos documentado casos en los que mujeres embarazadas fueron forzadas a renunciar y fueron acosadas y maltratadas por haberse quedado embarazadas.

Las trabajadoras nos hablaron de las prácticas abusivas y las condiciones irracionales que ellas mismas experimentaron o de las que fueron víctimas otras compañeras porque estaban embarazadas, y de las cuales, sin embargo, tenían temor de quejarse o estaban reticentes a protestar por miedo a perder sus trabajos.101

Aunque estas condiciones, por sí mismas, están fuera del alcance de este informe, la utilización punitiva de estas condiciones suele intervenir en el maltrato y el forzamiento a renunciar a las trabajadoras embarazadas. Las mujeres nos contaron como las reasignaron a tareas con una carga física mayor; les alteraron los horarios de trabajo cada semana; las forzaron a trabajar de pie en lugar de sentadas; y las obligaron a trabajar las horas extraordinarias que les pedían para que pudieran mantener sus puestos de trabajo.102 Además, las mujeres que se quedaron embarazadas informaron de que las maquiladoras utilizaroncontratos de prueba de treinta a noventa días como un mecanismo para no tener que ofrecer puestos permanentes a trabajadoras embarazadas.

En otros casos, las mujeres siguieron trabajando sin problemas. A pesar del embarazo, con frecuencia el tiempo que una mujer llevaba trabajando fue un factor en sus posibilidades de mantener su puesto. Sin embargo, ninguna trabajadora tiene la seguridad de que podrá mantener su puesto de trabajo si se queda embarazada. Las entrevistas tanto con mujeres que perdieron sus trabajos por estar embarazadas como con trabajadoras embarazadas que mantuvieron sus puestos de trabajo revelan que si una mujer había trabajado en una maquiladora durante varios años, tenía menos posibilidades de que la despidieran o la acosaran por quedarse embarazada. Las trabajadoras nos dijeron que si después de un tiempo en el empleo una trabajadora ha establecido una buena relación laboral con un supervisor y ha demostrado claramente su productividad y responsabilidad, tiene más posibilidades de que no la fuercen a renunciar.

Renuncias Forzadas e Intentos de Forzar Renuncias

Human Rights Watch investigó y documentó casos en los que los encargados u otro personal de las maquiladoras forzó o intentó forzar la renuncia de las mujeres por estar embarazadas. Después de que las forzaran a dejar sus puestos de trabajo en el sector de las maquiladoras, las trabajadoras perdieron frecuentemente el contacto con sus compañeras de trabajo, o buscaron trabajo como empleadas domésticas, lo que hizo más difícil encontrarlas y entrevistarlas. Sin embargo, Human Rights Watch pudo documentar varios casos de renuncias forzadas.

Las trabajadoras utilizaron con frecuencia el término "obligada" para describir sus renuncias. En los casos que siguen, las mujeres renunciaron en el sentido más técnico de la palabra-es decir que presentaron sus renuncias o firmaron cartas de renuncia insistidas, instigadas o instadas por los encargados de la maquiladora. Human Rights Watch considera que estas renuncias forzadas equivalen a despidos, teniendo en cuenta la coacción con que se hicieron y el hecho de que todas las trabajadoras dijeron que pensaban que no tuvieron otra alternativa más que firmar y dejar la maquiladora en unas condiciones que les permitieran buscar trabajo en otras maquiladoras en el futuro. En todos los casos investigados por Human Rights Watch en los que se forzó la renuncia de mujeres embarazadas, las propias trabajadoras creían que fueron las únicas forzadas a renunciar, aunque en algunos casos, la compañía argumentaba que ya no había trabajo suficiente para todas las trabajadoras.

Las trabajadoras se quejaron con frecuencia de que cuando estaban embarazadas, un supervisor buscó cualquier escusa para despedirlas e incluso cuando algunas de ellas no habían sido realmente despedidas, los supervisores solían amenazarlas con despedirlas para intimidar a las trabajadoras. Una trabajadora que trabajó en el sector de maquiladoras durante más de diez años y que ahora trabaja en una cooperativa103 nos dijo que para una trabajadora embarazada "el mínimo descuido, como llegar tarde o no trabajar lo suficientemente rápido puede utilizarse como escusa para deshacerse de ella."104

Según una empleada de maquiladora que participó directamente en el incidente que se expone a continuación, si una mujer consigue ser contratada estando embarazada, la compañía puede encontrar una manera de deshacerse de ella rápidamente, como ocurrió en Alambrados y Circuitos Eléctricos deChihuahua. Nos contó:

Hace un par de meses había una mujer embarazada. Por alguna razón no se dieron cuenta de su embarazo. No sé si mintió en el formulario, o los resultados de la prueba estaban equivocados, pero el hecho es que estaba embarazada. Firmó un contrato provisional de treinta días, que era perfecto para su supervisor. Significaba que podía despedirla sin ningún problema. Y eso fue exactamente lo que hizo: antes de que pasaran treinta días, le rescindió el contrato y le dijo que era demasiado lenta.105

Los superiores pueden intentar forzar la renuncia de las mujeres embarazadas. Por ejemplo, desde 1981, Liliana trabajó durante cuatro años como soldadora de circuitos de televisores en Zenith en Reynosa. Era la primera vez que trabajaba en una maquiladora. Antes había trabajado en el servicio doméstico, pero pagaban muy poco. Una amiga le dijo que Zenith estaba contratando y que podía ganar más dinero allí, por lo que decidió solicitar un puesto de trabajo. Liliana se dio cuenta de que estaba embarazada unos tres meses después de empezar el trabajo de soldadora en Zenith. El supervisor de Liliana en Zenith se negó a concederle un permiso para ir al médico e intentó incesantemente forzarla a renunciar, aunque finalmente no lo consiguió. Finalmente, Liliana dejó el trabajo cuando su hijo tenía cuatro años.106

En otro caso, los encargados de una maquiladora forzaron la renuncia de Nieves. Nieves trabajaba montando cables bajo la luz ultravioleta en MagneTek Componentes107 en Matamoros. Tiene veintidós años. Llego desde Veracruz al área de Matamoros en 1992, donde vivía en una finca con sus padres y sus cuatro hermanos. Nieves empezó a trabajar en el turno de 4:30 p.m. a 1:30 a.m. de MagneTek en noviembre de 1994. Encontró el trabajo a través de la oficina del sindicato local. Los encargados de la maquiladora advirtieron a Nieves que tendría que someterse a un examen de embarazo tres meses después de empezar el trabajo. Nieves se dio cuenta de que estaba embarazada antes de que pasara el periodo de tres meses. Estaba enferma y su supervisor la envió al médico de la compañía, que le administró un examen de embarazo, que resultó positivo. Más tarde, el supervisor le dijo que ya no la necesitaba.108

En 1983, cuando Roberta empezó a trabajar en ITT en Río Bravo, la compañía no exigía que las solicitantes femeninas se sometieran a un examen de embarazo. Sin embargo, antes de su renuncia forzada en 1992, ITT había empezado a exigir estos exámenes a todas las posibles trabajadoras. Roberta había estado enferma varias veces y le pidió permiso a su representante sindical para ir al hospital. Su examen de embarazo resultó positivo. Dos meses más tarde, después de haber trabajado casi nueve años en ITT, la forzaron a renunciar. Por aquel entonces se notaba su embarazo. Roberta nos dijo que, en octubre de 1992, uno de los asistentes del delegado sindical la visitó en el trabajo y le dijo que recogiera sus cosas porque la fábrica ya no la necesitaba. Un miembro de la oficina de contratación le pidió que firmara una carta de renuncia, lo que hizo porque el delegado sindical, que estaba presente, le dijo que la firmase. Le dijeron que ya no había trabajo, aunque por lo que ella ha sabido, fue la única trabajadora a la que pidieron querenunciara ese día.109

Zenith en Reynosa contrató a Rigoberta en 1981 por 1.500 pesos (62 dólares ee.uu.) a la semana.110 A todas las mujeres que solicitaron trabajo el mismo día que Rigoberta se les exigió que se sometieran a un examen de embarazo.111 Después de unos cinco meses trabajando allí, Rigoberta se dio cuenta de que estaba embarazada. Una vez que se desmayó cuando estaba soldando, su supervisor le preguntó si quería un examen de embarazo. Se fue a la enfermería, donde la enfermera le administró un examen de embarazo que resultó positivo. Durante su octavo mes de embarazo Rigoberta empezó a sentirse peor, y su supervisor le negó el permiso para ir al médico. En cambio, el supervisor le dijo que renunciara. Rigoberta dio a luz prematuramente con una cesárea. Zenith la acusó de haber mentido sobre su fecha de embarazo y no quiso pagarle el permiso de maternidad posterior al parto. Renunció y no volvió al trabajo después del nacimiento de su hijo.112

Los supervisores exigen cosas extraordinarias a las mujeres embarazadas de manera a forzar su renuncia. Por ejemplo Marta siempre ha trabajado de montadora en una serie de talleres en Tijuana. Tiene veinte años y terminó tercer año de educación básica. A finales de 1994, empezó a trabajar con un contrato provisional en Temco en Tijuana.113 La compañía no exigía un examen de embarazo, aunque una de las preguntas del formulario de solicitud de empleo era si la solicitante estaba embarazada. Marta contestó que no y posteriormente la compañía la forzó a renunciar cuando descubrió que estaba embarazada. Nos dijo:

Cuando solicité el puesto sabía que estaba embarazada de aproximadamente un mes y medio. Pero necesitaba el trabajo. Así que aunque contesté que no, que no estaba embarazada, le dije a la secretaria que estaba embarazada. Ella sabía que no iban a administrar exámenes de embarazo y me dijo que no se lo dijera a nadie o no me contratarían.

Mi supervisor no se dio cuenta de que estaba embarazada hasta que llevaba unos cuatro meses trabajando, ya que llevaba ropa floja a propósito. Cuando este supervisor se dio cuenta de que estaba embarazada me dijo que tendría que quedarme hasta tarde y trabajar horas extraordinarias no pagadas, si quería mantener mi puesto de trabajo. ¿Qué otra cosa podía hacer?

Siempre que me lo pidió, trabajaba dos horas extraordinarias al día. Hice todo lo necesario para mantener mi puesto, a pesar de que estaba cansada y de pie demasiado tiempo. Cuando acabó mi periodo de prueba, me dijeron que no querían que me quedara permanentemente. Así que firmé la carta de renuncia. La secretaria que me aconsejó cuando empecé meadvirtió que era mejor que no reclamara el despido. Me dijo que no me beneficiaría reclamar porque empecé embarazada.114

Cuando Marta, madre soltera, perdió el trabajo en Temco, perdió los 180 nuevos pesos (30 dólares (ee.uu.) a la semana con los que mantenía a su familia.

Maltrato a Trabajadoras Embarazadas

Ciertas trabajadoras se quejaron de que cuando las maquiladoras no forzaron la renuncia de las mujeres embarazadas, las maltrataron. Estas mujeres nos informaron de que en ciertos casos los supervisores de las maquiladoras intentaron deliberadamente que las mujeres embarazadas hicieran un esfuerzo excesivo.115 El 11 de diciembre de 1989, la negación por parte de un supervisor de permitir a una mujer embarazada dejar la cadena de montaje en el taller de Plásticos Bajacal, propiedad de Carlisle Plastics, en Tijuana, desembocó en un aborto espontáneo. María Elena Corona Caldero116 trabajaba, primero montando y después empaquetando perchas de plástico, en Plásticos Bajacal. Nos contó:

Cuando empecé a trabajar en Plásticos Bajacal, ninguna de las mujeres tenía que someterse a exámenes de embarazo. Sencillamente, tenías que trabajar todo el tiempo. Me dí cuenta de que estaba embarazada en noviembre. Cuando me dí cuenta de que estaba embarazada, le pedí al supervisor un puesto sentada. Me dijo que no había nadie que pudiera ocupar mi puesto y que tendría que mantenerme en mi posición. En diciembre, durante uno de los turnos, me estaba sintiendo mal y le pregunté al supervisor si podía tomarme un descanso y dejar de empaquetar perchas en cajas y poner las cajas en la cinta transportadora. Tenía la responsabilidad de empaquetar de setenta y cinco a noventa cajas en cada jornada. Me dijo que no.

Ese mismo día empecé a sangrar poco después de que empezara la jornada. Mi marido, que también trabajaba en el taller, le preguntó al supervisor si podía llevarme al hospital. Rojas [el supervisor] dijo que no. Finalmente, me dejó ir al baño. Tuve que buscar al guardia porque tenía la llave del armario de provisiones, dónde se guardan las aspirinas y el papel de baño. Me dijo que no quedaban ni aspirinas ni papel de baño.

No salí del taller hasta las 6:30 a.m., cuando terminó mi jornada. Me fuí directamente al médico, pero había sangrado tanto que había perdido el feto. Mientras estaba allí, leí lo que el doctor escribió en mi parte médico. Escribió que había perdido el bebé a causa del trabajo.117

María Elena salió del hospital cinco días después y volvió a su casa, donde se recuperó durante otras dos semanas antes de volver al trabajo. Mientras estaba en el hospital se sometió a una ligadura de trompas, porque, según ella, quería evitar futuros problemas en el trabajo.118

En el caso de Mari-Luz, una joven de diecinueve años que desde junio de 1992 trabajó durante dos años en la fábrica de Ensambles de Precisión119 en Tijuana, cuando su supervisor descubrió que estaba embarazada la trasladó del trabajo de prueba e inspección de la limpieza de los cables al de manipular cables mucho más largos y pesados. Cuando Mari-Luz se quejó de que el trabajo exigía mucho, el supervisor la amenazó con despedirla si no cumplía con los niveles de producción. Le pidió a su supervisor que la reinstalará en su tarea anterior, y éste se negó. Mari-Luz aguantó en esta posición hasta que dio a luz, y sólo pidió permiso una vez para visitar al médico para no darle un pretexto a su supervisor para despedirla.120

Rosa ha trabajado en una serie de maquiladoras y ahora trabaja en una cooperativa. A principios de los ochenta trabajó en Dalila de México en Tijuana. Rosa empezó en la maquiladora sabiendo que estaba embarazada. Unos cuatro meses después de que Rosa empezara el trabajo, cuando su supervisor se dio cuenta de que estaba embarazada, le increpó y le preguntó si había rellenado el formulario de solicitud de empleo donde se preguntaba si la solicitante estaba embarazada. El supervisor la reprendió delante de todas sus compañeras, diciendo que era evidente que no querían trabajadoras embarazadas. Le dijo que si cometía algún error en el trabajo la despedirían.121

Los supervisores recurren a otros métodos, tales como reasignar a las trabajadoras embarazadas a puestos con una carga física mayor, de manera a presionarlas para que renuncien. De esta manera, una trabajadora embarazada se ve forzada a elegir entre tener un embarazo sano y completo, y mantener su puesto de trabajo. Eréndira, una ex supervisora del taller de Industrias de Américas122 en Chihuahua, nos habló de este tipo de maltrato a las mujeres embarazadas en el taller donde trabajó varios años.

Dijo que la presión para que las mujeres embarazadas renuncien depende del supervisor y que muchos supervisores querían sacar a las mujeres embarazadas de sus cadenas de montaje, con el argumento de que disminuyen la productividad. En un caso, por ejemplo, un superior interpeló a un supervisor sobre la baja productividad de una de sus cadenas. El supervisor echó la culpa a la presencia de trabajadoras embarazadas. El superior le dijo que buscara una solución a su problema. Por consiguiente trasladó a la trabajadora embarazada del puesto de montadora de cables al de empaquetadora, que era un puesto con una carga física mucho mayor. Eréndira y algunas otras supervisoras empezaron a quejarse de que la tarea era demasiado extenuante para la mujer embarazada de la cadena. Finalmente, el supervisor cedió y volvió a poner a la trabajadora en su puesto en la cadena de montaje de cable. Pero, según Eréndira, ha habido muchas mujeres embarazadas tratadas del mismo modo, que no aguantaron, y que no tuvieron a nadie que lasdefendiera.123

También encontramos casos en los que los encargados de las maquiladoras permitieron que las trabajadoras mantuvieran sus trabajos después de quedarse embarazadas. Sin embargo, la seguridad en el puesto de estas mujeres dependió con frecuencia de la buena voluntad de un supervisor. Isabel, que tiene tres hijos y ha trabajado en trw en Reynosa desde 1991, nos dijo:

Cuando me presenté para solicitar el trabajo, eramos unas cuarenta mujeres en total. La doctora nos preguntó a todas cuando habíamos tenido la última menstruación. Apuntó las respuestas en algunas hojas de papel rojo. También nos preguntó si teníamos una vida sexualmente activa y las enfermedades que habíamos tenido. No puedo recordar el nombre de la doctora. Era Sonia algo. Tenía retraso en mi periodo, así que no me dejaron quedarme. Me pidieron que volviera cuando tuviera mi menstruación, y así lo hice varios días más tarde. Volví, les dí una muestra de orina que contenía sangre, y me contrataron.

Dos años después me quedé embarazada. Mi supervisora me trató muy bien. Me dio trabajo de empaquetar menos pesado, en lugar de trabajo de montaje. Podía tomarme descansos. Todo estaba bien. Después, cuando nació el bebé, volví a mi trabajo sin ningún problema. Nunca intentaron dejarme sin trabajo. Fueron complacientes. Pero mucho de esto depende del supervisor, porque he oído historias terribles sobre otras mujeres embarazadas en otros talleres. Mi supervisora era mujer, y dicen que las supervisoras tienen más conciencia.124

En cada uno de los cinco casos en los que Human Rights Watch escuchó elogios por parte de las trabajadoras al trato que sus maquiladoras les habían dado cuando estaban embarazadas, las mujeres habían trabajado más de un año en la maquiladora e invariablemente se llevaban bien con sus supervisores.125 Las mujeres tenían muchas más posibilidades de perder que de mantener sus trabajos cuando habían trabajado menos de un año en una maquiladora y/o no se llevaban bien con sus supervisores.

Sin embargo, la antigüedad no es en absoluto una garantía de que las trabajadoras embarazadas no serán forzadas a renunciar por estar embarazadas. Roberta, que trabajó durante nueve años en itt en Río Bravo, fue forzada a renunciar por sus supervisores en la maquiladora cuando se dieron cuenta de que estaba embarazada.126

Varias mujeres informaron a Human Rights Watch de que ocultaron sus embarazos hasta que ya no pudieron trabajar cómodamente o hasta que su supervisor se dio cuenta. Según una integrante de la Red deMujeres de Baja California, basada en Tijuana, el miedo a perder el trabajo hace que las mujeres oculten su embarazo y pongan en peligro su bienestar y él del feto:

[C]uando las mujeres llegan a embarazarse ocultan su estado para no ser despedidas, soportando las difíciles tareas y condiciones de trabajo que se les imponen, aún cuando ponen en riesgo su salud.127

· Patricia trabajaba en el taller de Zenith en Reynosa. Trabajó en Zenith durante cuatro años antes de que la despidieran por ausencias relacionadas con su embarazo. Contó a Human Rights Watch:

Mi marido no trabaja constantemente porque suele estar enfermo. Con frecuencia, a causa de que no trabaja, nos quedabamos sin seguro médico, que es uno de los motivos principales por los que empecé a trabajar en las maquiladoras. Empecé el trabajo en 1991.

Me quedé embarazada unos tres años más tarde, pero no se lo dije a nadie. Fuí al Instituto Mejicano de Seguro Social (imss), y me dijeron que estaba embarazada de dos meses. Me aseguré de no perder horas de trabajo para ir a esta cita-lo que habría hecho que mis supervisores sospecharan. Terminé diciéndoles que estaba embarazada tres meses después-cuando mi médico me dijo que pensaba que iba a tener un aborto espontáneo. Empecé a sentirme muy enferma y perdí un día de trabajo. Fuí al Instituto Mejicano del Seguro Social pero no quisieron darme un parte médico.128 Cuando volví al trabajo mi supervisora estaba muy enojada conmigo y ya no quería que trabajara en su cadena.

Me dirigí a otros supervisores del taller y les dije que había estado en el Instituto de Seguro Social y que estaba en peligro de tener un aborto espontáneo. Les pedí que me cambiaran a otra cadena porque había tenido problemas con esta supervisora. Los encargados me dijeron que si no quería volver a mi puesto a las órdenes de esta supervisora, podía renunciar. Entonces la otra supervisora empezó a decir que esta no era la primera vez que había perdido un día de trabajo sin avisarla. Dijo que me había ausentado muchos días sin su permiso. Me sentí muy presionada y renuncié ese mismo día.

La carta de renuncia que copié y firmé decía que estaba renunciando voluntariamente, cosa que no era del todo cierta. Me pareció que me querían echar y que por eso no querían cambiarme de supervisor. Posteriormente, fui a quejarme a nuestro delegado sindical. Me dijo que no podía ayudarme realmente, ya que había firmado la carta de denuncia-pero que a lo mejor podría hacer algo para ayudarme a mantener mi seguro médico. Finalmente, ni siquiera consiguió eso. Terminé teniendo el niño prematuramente en una clínica, donde tuvimos que pagar porque no teníamosseguro.129

· Marta, veinte años, a finales de 1994 trabajaba en la fábrica de Temco en Tijuana. Le ocultó intencionadamente a su supervisor su embarazo hasta el quinto mes, vistiéndose con ropa floja. Cuando iba a empezar en Temco, Marta sabía que no la iban a someter a un examen de embarazo y decidió correr el riesgo de empezar a trabajar, a sabiendas de que eventualmente iban a descubrir su embarazo. Como se señaló anteriormente, Marta fue eventualmente forzada a renunciar de su puesto en Temco después de que acabó su periodo de empleo a prueba.130


CAPÍTULO IV

43 Entre paréntesis aparece la compañía matriz y dónde está basada.

44 Fernández-Kelly, For We are Sold, p. 122.

45 Esto sucedió en Zenith en Matamoros, en Delnosa en Reynosa, en Intercombustión en Tijuana, y en Erika en Río Bravo.

46 Entrevista de Human Rights Watch con Ami, Chihuahua, 8 de marzo de 1995.

47 Este es el nombre real de la doctora.

48 Entrevista telefónica de Human Rights Watch con la Dra. Moreno, Tijuana, 9 de julio de 1995.

49 Entrevista telefónica de Human Rights Watch con la Dra. Moreno, Tijuana, 4 de enero de 1996.

50 Entrevista de Human Rights Watch con Bonita, Matamoros, 19 de marzo de 1995.

51 Entrevista de Human Rights Watch con Paula, Tijuana, 2 de marzo de 1995.

52 Entrevista de Human Rights Watch con Francesca, Reynosa, 10 de marzo de 1995.

53 Propiedad de Yazaki Corporation.

54 Entrevista de Human Rights Watch con Sofía, Chihuahua, 7 de marzo de 1995.

55 Propiedad de GENICOM Corp.

56 Entrevista de Human Rights Watch con Paloma, Reynosa, 20 de marzo de 1995.

57 Entrevista de Human Rights Watch con Graciela, Tijuana, 4 de marzo de 1995.

58 Propiedad de Leonard Electric.

59 Entrevista de Human Rights Watch con Reina, Matamoros, 9 de marzo de 1995.

60 Entrevista de Human Rights Watch con Clara, Río Bravo, 10 de marzo de 1995.

61 Propiedad de Magnetek Inc.

62 Nova/Link es un taller subcontratista. Dejó de confeccionar ropa interior para Fruit of the Loom en algún momento de 1993. Actualmente, confecciona ropa para Liz Claiborne, Best y Polo.

63 Entrevista de Human Rights Watch con Rebeca, Matamoros, 19 de marzo de 1995.

64 Entrevista de Human Rights Watch con Graciela, Tijuana, 4 de marzo de 1995.

65 Entrevista de Human Rights Watch con Elisabeta, Reynosa, 18 de marzo de 1995.

66 Entrevista de Human Rights Watch con Orfilia, Río Bravo, 13 de marzo de 1995.

67 Entrevista de Human Rights Watch con Julieta, Reynosa, 18 de marzo de 1995.

68 Entrevista de Human Rights Watch con Mirabel, Reynosa, 9 de marzo de 1995.

69 Yazaki Corporation es la empresa matriz de bapsa. bapsa monta arneses de automóviles, como Toyotas.

70 Entrevista de Human Rights Watch con Lidia, Chihuahua, 8 de marzo de 1995.

71 Entrevista de Human Rights Watch con Sonia, Chihuahua, 8 de marzo de 1995. En 1992 Industrias de Américas fue vendido a Alambrados y Circuitos Eléctricos.

72 Entrevista de Human Rights Watch con Carmen, Río Bravo, 11 de marzo de 1995.

73 Entrevista de Human Rights Watch con Laura, Matamoros, 19 de marzo de 1995.

74 Propiedad de TRICO STANT Co.

75 Entrevista de Human Rights Watch con Alina, Matamoros, 15 de marzo de 1995.

76 Pacific Electricord es la empresa matriz de Ensambles.

77 Entrevista de Human Rights Watch con Liona, Tijuana, 5 de marzo de 1995.

78 Entrevista de Human Rights Watch con Estela, Matamoros, 15 de marzo de 1995.

79 Entrevista de Human Rights Watch con Monze, Río Bravo, 18 de marzo de 1995.

80 Entrevista de Human Rights Watch con Angelina, Río Bravo, 14 de marzo de 1995.

81 Entrevista de Human Rights Watch con Eva, Tijuana, 4 de marzo de 1995.

82 Entrevista de Human Rights Watch con Alma, Matamoros, 19 de marzo de 1995.

83 Entrevista de Human Rights Watch con Rosa, Tijuana, 3 de marzo de 1995. En realidad, Rosa estaba embarazada cuando empezó a trabajar en Dalila de México. Su caso se expone más adelante.

84 En diciembre de 1994, 118 trabajadoras de Exportadora de Mano de Obra (emosa) presentaron una demanda contra la compañía matriz de emosa en Estados Unidos, American United Global (aug)/National O-Ring por acoso sexual, despido ilegal, y negación de indemnización por despido. En septiembre de 1994, durante una visita del presidente de aug, John Shahid, hicieron participar a las trabajadoras en un desfile de bikinis durante un picnic de la compañía y fueron grabadas en video. Al mes siguiente, en una reunión del taller, Shahid hizo proposicionesdeshonestas a varias trabajadoras y les dijo que si querían un aumento de salario tendrían que acostarse con él. Alcanzaron un acuerdo legal satisfactorio en septiembre de 1995. Esta era la primera vez que trabajadores mejicanos demandaban a una compañía internacional ante los tribunales de Estados Unidos por violaciones de la Ley Federal del Trabajo de México.

85 Entrevista de Human Rights Watch con Rafa, Tijuana, 3 de marzo de 1995.

86 Entrevista de Human Rights Watch con Cristina, 11 de marzo de 1995.

87 Propiedad de Midwestco Enterprises.

88 Entrevista de Human Rights Watch con Clarissa, Matamoros, 19 de marzo de 1995.

89 Entrevista de Human Rights Watch con Josefina, Reynosa, 9 de marzo de 1995.

90 Entrevista de Human Rights Watch con Pamela, Reynosa, 20 de marzo de 1995.

91 Afi de México fabricaba juguetes para Fisher Price. En 1992 Mattel compró Afi de México. Le cambiaron el nombre por Mattel de México o Mabamex. Mattel es el propietario ahora de Fisher Price.

92 Entrevista de Human Rights Watch con Dalia, Tijuana, 4 de marzo de 1995.

93 Entrevista de Human Rights Watch con Gina, Río Bravo, 11 de marzo de 1995.

94 Propiedad de Jenncraft Corp.

95 Entrevista de Human Rights Watch con Dorotea, Reynosa, 17 de marzo de 1995.

96 Entrevista de Human Rights Watch con Marina, Reynosa, 10 de marzo de 1995.

97 Propiedad de TRICO STANT.

98 Entrevista de Human Rights Watch con Melissia, Matamoros, 19 de marzo de 1995.

99 Propiedad de Lipps Inc.

100 Entrevista de Human Rights Watch con Marta, Tijuana, 4 de marzo de 1995.

101 Entrevistas de Human Rights Watch, marzo de 1995. Las trabajadoras se quejaron de que tenían miedo de que sus maquiladoras las pusieran en la lista negra y que por lo tanto cuando se encontraban con problemas de cualquier tipo, preferían dejar el puesto y buscar trabajo en otra maquiladora antes que arriesgarse a enojar a alguien y consiguientemente no poder conseguir una recomendación de una maquiladora para trabajar en otra.

Con frecuencia aparece una pregunta en los formularios de solicitud de empleo de las maquiladoras: "¿Ha trabajado usted antes en una maquiladora?" Los defensores de los derechos del trabajador y las propias trabajadoras estaban seguros de que la experiencia previa en una maquiladora les ayudaba a la hora de conseguir empleo, y no pudieron asegurar si las maquiladoras realmente comprobaban alguna vez las referencias del solicitante.

102 El Artículo 61 de la Ley Federal del Trabajo de México señala: "La duración máxima de la jornada laboral será: ocho horas la diurna, siete la nocturna y siete horas y media la mixta". Los Artículos 65 y 66 estipulan que la jornada de trabajo podrá prolongarse por el tiempo estrictamente indispensable para evitar siniestros, o riesgos inminentes en los que peligre la vida del trabajador, de sus compañeros o del patrón, o la existencia misma de la empresa; sin exceder nunca de tres horas diarias ni de tres veces en una semana.

El Artículo 68 estipula que los trabajadores no están obligados a prestar sus servicios por un tiempo mayor de las nueve horas semanales permitidas y que la prolongación del tiempo extraordinario que exceda de nueve horas a la semana, obliga al patrón a pagar al trabajador el tiempo excedente con un doscientos por ciento más del salario que corresponda a las horas de la jornada.

Además, muchas maquiladoras establecen sus propias normas y regulaciones laborales internas en las que especifican que se espera de los trabajadores que trabajen horas extraordinarias, cuando se les solicite. Este documento se llama "Reglamento Interior del Trabajo". En algunas fábricas, cuando los trabajadores empiezan reciben un libro con las normas y regulaciones o les piden que firmen un documento por el que se comprometen a cumplir con las normas y regulaciones internas de la fábrica.

103 Los empleados son propietarios y administradores de la fábrica.

104 Entrevista de Human Rights Watch con Rosa, Tijuana, 3 de marzo de 1995.

105 Entrevista de Human Rights Watch con Ami, Chihuahua, 8 de marzo de 1995.

106 Entrevista de Human Rights Watch con Liliana, Reynosa, 10 de marzo de 1995.

107 Propiedad de Mangetek Inc.

108 Entrevista de Human Rights Watch con Nieves, Matamoros, 19 de marzo de 1995.

109 Entrevista de Human Rights Watch con Roberta, Río Bravo, 13 de marzo de 1995.

110 24,26 pesos por un dólar (ee.uu.): New York Times, 20 de junio de 1981, p. 35.

111 Los encargados de las maquiladoras asumían que las mujeres que no estaban casadas no tenían actividad sexual y por lo tanto no les exigían someterse a exámenes de embarazo.

112 Entrevista de Human Rights Watch con Rigoberta, Reynosa, 10 de marzo de 1995.

113 Los contratos provisionales son ilegales en México.

114 Entrevista de Human Rights Watch con Marta, Tijuana, 4 de marzo de 1995. El caso de Marta se cita más adelante dentro de otro contexto.

115 Como se expone con más detalle más adelante, la oit y la Ley Federal del Trabajo de México prohíben el despido de trabajadoras por estar embarazadas y exigen que se las acomode, por ejemplo, con trabajo sentado, trabajo más ligero, etc.

116 Entrevista de Human Rights Watch con María Elena Corona Caldero, Tijuana, 1 de marzo de 1995. Este es el nombre real de la trabajadora. Se ha informado ampliamente sobre su caso en la prensa mejicana.

117 Ibíd.

118 Ibíd.

119 Propiedad de Teledyne Inc.

120 Entrevista de Human Rights Watch con Mari-Luz, Tijuana, 5 de marzo de 1995.

121 Entrevista de Human Rights Watch con Rosa, Tijuana, 3 de marzo de 1995.

122 Industrias de Américas fue vendido a Alambrados y Circuitos Eléctricos en 1992.

123 Entrevista de Human Rights Watch con Eréndira, Chihuahua, 8 de marzo de 1995.

124 Entrevista de Human Rights Watch con Isabel, Reynosa, 14 de marzo de 1995.

125 Entrevista de Human Rights Watch con Isabel, Reynosa, 14 de marzo de 1995; entrevista con Maribel, que lleva trabajando en el taller de TRW más de tres años, Reynosa, 9 de marzo de 1995; entrevista con Josefina, que lleva trabajando en la fábrica de AT&T cuatro años, Reynosa, 9 de marzo de 1995; entrevista con Rafa, que trabajó durante dos años en Exportadora de Mano de Obra, Tijuana, 3 de marzo de 1995; y entrevista con María-Teresa, que lleva trabajando diez años en el taller de Zenith, Río Bravo, 13 de marzo de 1995.

126 Entrevista de Human Rights Watch con Roberta, Río Bravo, 13 de marzo de 1995.

127 Eva Solís, "Gran violencia padece la mujer en las maquiladoras de la región fronteriza," El Universal (Ciudad de México), 26 de noviembre de 1994.

128 La mayoría de las maquiladoras exigen que los trabajadores ausentes que dicen estar enfermos presenten un parte médico del Instituto de Seguro Social que pruebe que estaban enfermos. Sin este parte, les pueden descontar a los trabajadores hasta varios días de salario por ausencia injustificada. Muchos trabajadores se quejaron de que era extremadamente difícil, a no ser que estuvieras gravemente enfermo, conseguir un parte médico del Instituto de Seguro Social.

129 Entrevista de Human Rights Watch con Patricia, Río Bravo, 13 de marzo de 1995.

130 Entrevista de Human Rights Watch con Marta, Tijuana, 4 de marzo de 1995.


CAPÍTULO IV
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