Las manifestaciones a favor de Palestina han cobrado fuerza en los campus universitarios de todo Estados Unidos. En algunas instituciones, como la Universidad de Columbia, la Universidad de Texas y la Universidad Emory, se han tomado medidas represivas severas. Estas incluyen suspensiones masivas, desalojos de residencias universitarias y detenciones de estudiantes, profesores, observadores legales y periodistas que informan sobre estos eventos.
El 17 de abril, los estudiantes de la Universidad de Columbia montaron tiendas de campaña en el campus para mostrar su solidaridad con el pueblo palestino. Grupos de estudiantes afirmaron protestar contra la campaña militar de Israel en Gaza, la cual ha resultado en más de 34.000 muertes y ha dejado a más de un millón de personas desplazadas y hambrientas. Los manifestantes también demandaron que la universidad se desvincule de inversiones en empresas que se benefician de los ataques en Gaza y de los asentamientos ilegales en la Cisjordania ocupada.
El mismo 17 de abril, Minouche Shafik, presidenta de Columbia, declaró en una audiencia del Congreso sobre antisemitismo. Al día siguiente, suspendió a los manifestantes y revocó su acceso al campus. En una carta dirigida al Departamento de Policía de Nueva York, Shafik explicó que la universidad había emitido “ múltiples avisos y advertencias a los participantes del campamento, indicándoles que debían dispersarse o enfrentarían consecuencias disciplinarias inmediatas”. Shafik argumentó que los manifestantes infringían las normativas y políticas de Columbia y planteaban preocupaciones de seguridad, describiendo el campamento como un “riesgo inminente” y solicitando apoyo policial para disolver la protesta.
La decisión de Shafik fue criticada por el Instituto de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de Columbia, 54 profesores titulares de la misma facultad y el Instituto Knight de la Primera Enmienda, entre otros. El Instituto Knight condenó la 2decisión alarmante de solicitar la intervención de la policía neoyorquina para desmantelar un campamento estudiantil”.
Anteriormente, la universidad había suspendido a los grupos estudiantiles Justice in Palestine y Jewish Voice for Peace, después de que sus administradores alegaran que “violaban reiteradamente las políticas universitarias sobre la realización de eventos en el campus”. En respuesta, la Unión de Libertades Civiles de Nueva York y la organización Palestine Legal presentaron en marzo una demanda contra la universidad por la “suspensión arbitraria” de estos grupos por “participar en protestas pacíficas”.
Shafik informó al Congreso que Columbia había actualizado sus políticas y procedimientos para enfrentar el creciente antisemitismo en el campus. Subrayó el desafío de “equilibrar los derechos de libertad de expresión de las personas que desean protestar con los derechos de los estudiantes judíos a un ambiente libre de acoso o discriminación”.
Han surgido informes alarmantes sobre incidentes antisemitas tanto en el campus de la Universidad de Columbia como en sus alrededores. Las denuncias sobre actos y declaraciones antisemitas, así como casos de islamofobia y otras discriminaciones, deben ser investigadas y resueltas con justicia y transparencia, analizando cada caso de manera individual.
Con la expansión de las protestas a universidades a lo largo del país, es crucial que las administraciones universitarias eviten catalogar erróneamente las críticas a las políticas del gobierno israelí o la defensa de los derechos palestinos como antisemitas, o que mal usen su autoridad para suprimir manifestaciones pacíficas. En su lugar, las universidades deben proteger los derechos de reunión y de libre expresión.
