Las autoridades reportaron que los agresores detonaron un carrobomba de 200 kilos a las 8 p.m. mientras socios e invitados del club social El Nogal celebraban una boda y una fiesta de niños, y otros cenaban o utilizaron el gimnasio. Según informes, varios de los muertos eran personas que viajaban por Carrera Séptima, una transitada arteria que pasa frente al edificio. Nadie se responsabilizó por el ataque.

"El uso de estas tácticas merece la condena del mundo", dijo José Miguel Vivanco, Director Ejecutivo de la División de las Américas de Human Rights Watch. "Hasta podría merecer la atención de la Corte Penal Internacional, que tiene jurisdicción para investigar y castigar crímenes contra la humanidad cometidos en Colombia."

Vivanco exhortó a las autoridades colombianas a hacer una investigación completa del ataque y asegurarse de que los responsables sean llevados ante la justicia. Además, expresó las condolencias de Human Rights Watch a las víctimas del ataque y a los familiares de los fallecidos.