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La perversa persecución rusa contra el colectivo LGBT

Boletin informativo, 4 de diciembre de 2023

Activistas LGBT sostienen una bandera arco iris en una manifestación en la plaza Pushkin de Moscú, Rusia, en julio de 2020. En noviembre de 2023, el Tribunal Supremo de Rusia accedió a una petición del Ministerio de Justicia del país para ilegalizar el "movimiento LGBT internacional" por considerarlo "extremista". © AP Photo, File

A primera vista, es difícil entender la decisión del Tribunal Supremo de Rusia de la semana pasada de catalogar al "Movimiento Internacional LGBT" como "organización extremista".

Dado que no existe tal grupo, ilegalizarlo parecería como mínimo confuso o, en el peor de los casos, descabellado: otro ejemplo del absurdo autoritarismo ruso.

Eso sería ya bastante terrible, pero aquí hay algo más.

El régimen lleva mucho tiempo atacando a las personas LGBT, y esta última medida de convertirlas en chivos expiatorios probablemente tiene como objetivo revitalizar a los partidarios conservadores del Kremlin antes de las elecciones presidenciales de marzo. Este ha sido el truco de Putin durante años: luchar contra "Occidente" y fingir que cosas como las personas LGBT y los derechos humanos (y el país de Ucrania) son de alguna manera "invenciones occidentales".

Es la típica estrategia autoritaria para mantener el control interno: inventar un enemigo, fingir que amenaza a la población y comprometerse a defenderla de él. Se utiliza para justificar todo tipo de violaciones de los derechos humanos.

El objetivo es claramente más amplio que sólo el colectivo LGBT. Esta sentencia obstaculizará aún más el trabajo de todos los grupos de derechos que luchan contra la discriminación y en defensa de las libertades fundamentales.

Según la legislación penal rusa, participar en una "organización extremista" o financiarla se castiga con hasta 12 años de prisión. Una persona declarada culpable de exhibir símbolos de estos grupos se enfrenta a hasta 15 días de detención por el primer delito y a hasta cuatro años de prisión por reincidencia.

Las autoridades pueden incluir a personas sospechosas de estar implicadas en una organización extremista en su "lista de extremistas" y congelar sus cuentas bancarias. Las personas consideradas implicadas en una organización extremista no pueden presentarse a cargos públicos.

Así, la medida aparentemente ilógica de prohibir un grupo que no existe cobra de repente sentido. La nueva resolución permitirá a las autoridades perseguir a cualquier persona por cualquier actividad remotamente relacionada con los derechos LGBT.

Como dice mi colega y experta en Rusia Tanya Lokshina: "El asalto a los derechos LGBT se ha convertido en un símbolo del rechazo de Rusia a los derechos humanos universales".

Lo que en un principio puede parecer que las autoridades están dando un paso muy limitado, incluso sin sentido, es en realidad el Kremlin lanzando una red muy amplia.

 

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