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Un trabajador del gobierno local, a la derecha de rojo, intenta tranquilizar a los residentes durante un tiroteo en las inmediaciones, en Stepanakert/Khankendi, Nagorno-Karabaj, el 21 de septiembre de 2023. © 2023 AP Photo/Siranush Sargsyan

La población de Nagorno-Karabaj atraviesa una grave crisis humanitaria y una gran incertidumbre sobre su futuro.

Hay noticias recientes de que un nutrido número de personas de la etnia armenia está abandonando la región montañosa tras la última operación militar de Azerbaiyán para recuperar el control de la zona. Es posible que algunos no puedan emprender el viaje a Armenia, pero incluso a los que sí lo hagan, ¿qué destino les espera?

La última intervención armada de Azerbaiyán se produce tras meses de privaciones en Nagorno Karabaj, después de que Azerbaiyán cortara en diciembre el crítico corredor de Lachin, que conecta la región con Armenia. Desde mediados de junio, Azerbaiyán ha bloqueado toda la ayuda humanitaria que las fuerzas de paz rusas y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) habían estado distribuyendo.

La población de la región (decenas de miles de personas de etnia armenia) lleva meses sufriendo una grave escasez de alimentos, medicamentos, productos de higiene y otros suministros esenciales. El bloqueo de Azerbaiyán ha llegado incluso a impedir periódicamente que la Cruz Roja transporte enfermos fuera del enclave.

Desde el punto de vista jurídico, Nagorno Karabaj forma parte de Azerbaiyán. Sin embargo, tras una guerra por la independencia a principios de la década de 1990, librada por armenios étnicos junto con fuerzas de la vecina Armenia, la realidad sobre el terreno era que la región estaba separada de Azerbaiyán. Esta situación se mantuvo hasta 2020, cuando Azerbaiyán inició nuevas hostilidades para retomar la zona.

La guerra de 2020, que duró 44 días, terminó con una tregua inestable. El acuerdo preveía la presencia de tropas rusas de mantenimiento de la paz en Nagorno-Karabaj y el control del esencial corredor de Lachin hasta 2025. Pero todo eso empezó a romperse hace diez meses, a finales de 2022, y ahora, las nuevas hostilidades presentan amenazas adicionales graves.

Puede que las dos partes se peleen sin cesar sobre quién debe controlar legítimamente la zona, pero los peligros inmediatos son la seguridad y las necesidades humanitarias de la población de etnia armenia de Nagorno-Karabaj.

Desde el sábado, por fin llega algo de ayuda humanitaria a Karabaj, pero no debemos olvidar las colosales necesidades que se han acumulado durante meses de penurias causadas por el bloqueo por Azerbaiyán de la carretera de Lachin.

Las autoridades azerbaiyanas afirman que se protegerán los derechos de todas las personas y su seguridad, pero es difícil tomarse estas garantías al pie de la letra tras meses de bloqueo y décadas de conflicto. La supervisión internacional es necesaria para garantizar que Bakú cumple sus promesas.

A menos que las autoridades azerbaiyanas tomen medidas sostenidas para abordar las necesidades humanitarias, sería creíble concluir que intenta intencionalmente hacer que la vida de los armenios étnicos sea tan miserable que no tengan más remedio que huir.

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