Los Lazos que Unen:
Colombia y las Relaciones Militares-Paramilitares

(New York: Human Rights Watch, 2000)

LA CUARTA BRIGADA (con sede en Medellín, Antioquia)

      "Si le entregamos un guerrillero al Batallón Girardot, por cambio de granadas y munición de R 15... Y el ejército cuando lo recibió le puso [el cuerpo] camuflado."

      — Francisco Enrique Villalba Hernández, un ex paramilitar

La Fiscalía General ha recopilado considerables pruebas sobre las amplias relaciones durante 1997, 1998 y 1999 entre la Cuarta Brigada y los paramilitares bajo el mando de Carlos Castaño. En estos documentos se mencionan a los Batallones Girardot, Granaderos, Héroes de Barbacoas, Juan del Corral y Pedro Nel Ospina, así como al cuartel general de la Cuarta Brigada.

En la investigación se describen las actividades ocurridas cuando la Cuarta Brigada estaba a las órdenes del General Alfonso Monsalva (fallecido posteriormente) y después, del Gral. Carlos Ospina Valle, que desde entonces ha sido ascendido y encabeza ahora la Cuarta División de Colombia.(29)

En su puesto actual, el Gral. Ospina es el comandante divisional de al menos una de las unidades propuestas para la asistencia de seguridad de Estados Unidos, la Décimo Segunda Brigada, con sede en Florencia, Caquetá.(30)

En 1998, la Fiscalía General abrió una investigación de presuntas atrocidades cometidas el año anterior por paramilitares en las cercanías de la ciudades de Girardota, Tarazá y Caucasia, en el departamento de Antioquia. Los investigadores concluyeron que un grupo de los llamados "paramilitares" incluía a seis soldados en el servicio activo asignados al Batallón de Infantería No. 10 "Girardot" y el Batallón de Ingenieros No. 4 "Pedro Nel Ospina". En la investigación oficial, el grupo fue relacionado con una serie de asesinatos y robos cometidos cuando llevaban uniforme y armas del Ejército, entre ellas ametralladoras y granadas. En las llamadas operaciones de "limpieza social," el grupo atacó y mató a personas consideradas drogadictos o ladrones.(31)

Entre los presuntos paramilitares que, según los investigadores de la Fiscalía General, disfrutaban de libre acceso al cuartel general de la Cuarta Brigada en 1997 y 1998 estaba Jacinto Alberto Soto, alías "Lucas" y considerado el jefe de contabilidad de las ACCU. En 1998, la Fiscalía General dictó una orden de detención contra Soto que fue capturado junto con documentos y libros de contabilidad de las ACCU. No obstante, las autoridades dijeron a Human Rights Watch que Soto sobornó aparentemente a los funcionarios y salió por la puerta principal de la prisión de máxima seguridad de Medellín semanas después.(32)

En otra serie de investigaciones, los funcionarios de la Fiscalía General reunieron pruebas abundantes que relacionaban a la Cuarta Brigada con los paramilitares a las órdenes de Castaño que llevaron a cabo la masacre de El Aro, que tuvo lugar en octubre de 1997. En ese momento, el Gral. Ospina era el comandante de la Cuarta Brigada. Estos documentos demuestran que el 25 de octubre, una fuerza conjunta del Ejército y los paramilitares rodearon el pueblo de El Aro y a las 2000 personas que vivían en su interior y los alrededores. La operación formaba parte de una ofensiva regional lanzada contra las FARC y destinada a obligar a los residentes a que abandonaran pueblos considerados proveedores de los guerrilleros y Aconquistar la región, en palabras de Castaño.(33)

Los supervivientes dijeron a Human Rights Watch que mientras los soldados mantenían un perímetro alrededor de El Aro, unos 25 miembros de las ACCU entraba en el pueblo, rodeaban a los residentes y ejecutaban a cuatro personas en la plaza. Un testigo dijo a Human Rights Watch que los líderes de las ACCU se hacían llamar a si mismos "Cobra" y "Junior". Los testigos dijeron que los paramilitares dijeron al propietario de comercio Aurelio Areiza y su familia que mataran un novillo y preparan comida con lo que había en su tienda para alimentar a los combatientes de las ACCU los días 25 y 26 de octubre, mientras el resto del país votaba en las elecciones presidenciales. Según los mismos testigos, al día siguiente, los paramilitares llevaron a Areiza a una casa cercana, lo ataron a un árbol y lo torturaron y mataron. Añadieron que las ACCU le habían sacado los ojos y cortado la lengua y los testículos.(34)

Un testigo le dijo a los periodistas que visitaron El Aro poco después que las familias que intentaron huir fueron enviados de vuelta por los soldados acampados en las cercanías de la ciudad. Se consideraba que, durante los cinco días que estuvieron en El Aro, los miembros de las ACCU habían ejecutado al menos 11 personas, entre ellas tres niños, quemado 47 de las 68 casas, entre ellas una farmacia, una iglesia y una central telefónica, saqueado comercios, destruido cañerías que de suministro de agua potable a las casas y obligado a huir a la mayoría de los residentes. Cuando salieron el 30 de octubre, las ACCU se llevaron consigo más de un millar de cabezas de ganado junto con los bienes saqueados en casas y comercios.(35)

Posteriormente, se denunció la desaparición forzada de 30 personas.(36)

A finales de año, cientos de familias desplazadas estaban repartidas en albergues de Ituango, Puerto Valdivia y Medellín.(37)

Jesús Valle, consejero municipal de Ituango, abogado y presidente del Comité Permanente de Derechos Humanos "Héctor Abad Gómez", ayudó a documentar la masacre y representó a algunas familias de las víctimas. Fue asesinado en su oficina de Medellín el 27 de febrero de 1998. Carlos Castaño, el Ejército y los narcotraficantes locales están siendo investigados por planear su asesinato.(38)

Los investigadores del gobierno han relacionado a los sicarios con La Terraza, un grupo de asesinos profesionales que trabaja por contrato para Castaño.(39)

Francisco Enrique Villalba Hernández, un ex paramilitar que participó en la masacre de El Aro, confirmó bajo juramento ante la Fiscalía General, el 30 de abril de 1998, el testimonio de los supervivientes entrevistados por Human Rights Watch que indicaba que la operación había sido cuidadosamente planeada y ejecutada por una fuerza conjunta de paramilitar-militar. Villalba dijo que pertenecía al Grupo Toledo dentro del Frente Metropolitano de las ACCU. Dijo a las autoridades que "Junior" y Salvatore Mancuso, alías "El Mono Mancuso" y comandante de los combatientes de las ACCU presentes, le llevaron junto con un centenar de paramilitares a Puerto Valdivia para preparar la entrada en El Aro.(40)

Villalba dijo a las autoridades que en Puerto Valdivia fue testigo de un encuentro entre Mancuso, un teniente del Ejército y dos subordinados militares que estaban allí con las tropas. Esta región está cubierta por los Batallones Girardot y Granaderos. Según Villalba, durante la reunión los soldados y los paramilitares se llamaban de "primo" entre ellos, como muestra de sus objetivos y fines compartidos.(41)

Villalba también testificó sobre las comunicaciones de radio que pudo escuchar entre Mancuso y el coronel al mando del batallón que estaba participando en la operación combinada. Según Villalba, "estaban planeando la entrada al Aro y como se iba a operar abajo, para que el ejército no dejara pasar a personas o no fuera a pasar comiciones (sic), ni periodismo."(42)

Durante la operación, Villalba dijo que la fuerza combinada del Ejército y los paramilitares fue atacada por las FARC. "Al momentico de tener contacto que duramos tres horas llegó un helicóptero del ejército, ahí nos bajo lo que fue elementos de salud y munición."(43)

Villalba admitió su participación directa en los asesinatos y las mutilaciones de víctimas, entre ellas una decapitación. Villalba dijo que cuando los paramilitares tenían rodeado al ganado pertenecientes a los residentes de El Aro, salieron del área con la protección del Ejército, que les aconsejó qué camino tomar para evitar el encuentro con los miembros de la Fiscalía General y la Procuraduría, que según ellos habían sido enviados para investigar las denuncias de la masacre. Según Villalba, mientras los paramilitares viajaban en autobuses públicos capturados en la autopista, otro vehículo les precedía para garantizar que los autobuses pasaban sin problema los retenes de carretera.(44)

En declaraciones a la prensa, Carlos Castaño se hizo responsable de la masacre.(45)

Villalba también declaró sobre otras muchas operaciones ejecutadas conjuntamente por los paramilitares y los Batallones Granaderos y Girardot. Dijo a los investigadores que una práctica habitual consistía en la "legalización", cuando los paramilitares entregaban cuerpos de presuntos guerrilleros o civiles asesinados al Ejército a cambio de armas y municiones. Villaba testificó que los soldados vestían entonces los cadáveres con uniformes militares y afirmaban públicamente que se trataba de guerrilleros caídos en combate. "Si le entregamos un guerrillero al Batallón Girardot, por cambio de granadas y munición de R 15... Y el ejército cuando lo recibió le puso [el cuerpo] camuflado."(46)

Los fiscales dijeron a Human Rights Watch que habían confirmado este detalle mediante la revisión de los registros de armas de la Cuarta Brigada, que revelaban que muchas armas para las tropas habían desaparecido. Aunque el fiscal dijo a Human Rights Watch que oficiales de la Cuarta Brigada habían confirmado que arsenales del Batallón Granaderos habían ido a manos de paramilitares, afirmó que el Ejército nunca siguió adelante con la investigación ni sancionó a nadie.(47)

Como explicó Human Rights Watch en Guerra sin Cuartel: Colombia y el Derecho Internacional Humanitario, la constante insistencia del Ejército en el número de bajas para medir su desempeño fomenta los abusos a los derechos humanos por parte de los soldados.(48)

Los oficiales que no logran acumular listas de bajas enemigas se arriesgan a que sus carreras se estanquen o terminen.(49)

Como demuestra el testimonio de Villaba, la legalización es una manera de que los oficiales puedan mejorar sus posibilidades de recibir medallas y ascensos. "El comandante daba la orden y decía que quería resultados, bajas, dijo un ex oficial del Ejército a Human Rights Watch. "Así que cualquier que se acercara a nuestra patrulla estaba muerto."(50)

Menos de un mes después de que el ex comandante de las Fuerzas Militares, el Gral. Manuel Bonett, dijera a Human Rights Watch que el Ejército había revisado los métodos para medir el éxito, el Gral. Iván Ramírez resumió el trabajo de su Primera División con la entrega a la prensa de largas listas de personas caídas en combate contra sus tropas.(51)

Se trata del mismo oficial cuyo visado de entrada en Estados Unidos fue al parecer revocado por "actividad terrorista", en este caso por apoyar a los paramilitares. Según una investigación del Washington Post, Ramírez era una fuente clave de inteligencia para Estados Unidos y ejercía de enlace e informante a sueldo para la Agencia Central de Inteligencia, supuestamente para ayudar en la lucha contra la droga y las guerrillas marxistas. Al mismo tiempo, de acuerdo con el informe, mantenía estrechos vínculos con los grupos paramilitares de ultraderecha cuyas actividades se financian en gran parte mediante el narcotráfico.(52)

Las investigaciones de la Fiscalía General recopilaron pruebas convincentes y detalladas de que, en lugar de disminuir, las actividades ilegales en la Cuarta Brigada se mantuvieron en 1998 y 1999. El hecho más destacado sea quizá el asesinato en marzo de 1999 de Álex Lopera, un ex asesor para la paz de la Gobernación de Antioquia. Lopera estaba ayudando a una familia a negociar la liberación de un familiar secuestrado por la guerrilla cuando fue detenido en un retén del Ejército cerca de Sonsón, Antioquia.(53)

Según las declaraciones bajo juramento de "Valentín," un soldado y operador de radio de la Cuarta Brigada que estaba presente en la escena del crímen, soldados de los Batallones Granaderos y Juan del Corral registraron el vehículo y descubrieron el dinero del rescate oculto en la rueda de repuesto. "Valentín" dijo a los fiscales que el comandante del Batallón Granaderos, el Mayor David Hernández Rojas, estaba presente en ese momento.(54)

"Valentín" declaró que, al no haber ninguna orden de arresto para los ocupantes del vehículo, el reglamento obligaba a los soldados a dejarlo pasar. Sin embargo, según "Valentín", el Mayor Hernández envió a varios soldados a que lo emboscaran más adelante y robaran el dinero.(55)

"Valentín" explicó que los soldados no tenían otra alternativa. "Hernández nos dijo a todos los que estábamos ahí, que mucho cuidado, que él que se tuerza se muere, con toda la familia; dijo que él tenía gente que le hacía ese trabajo."(56)

Dijo que él y dos soldados a las órdenes del Capitán Diego Fernando Fino montaron la emboscada.(57)

"Valentín" declaró a los fiscales que el cabo Carlos Mario Escudero hizo los disparos a quemarropa que mataron a los tres pasajeros. Los soldados se repartieron el dinero del rescate.(58)

El caso salió no obstante a la luz cuando la esposa de Escudero denunció que habían robado su parte del dinero varias semanas después, según el testimonio de Escudero ante los investigadores del gobierno.(59)

Según "Valentín" se desvió fácilmente una investigación interna iniciada por la Cuarta Brigada. "(Hernández) le dijo a todos los integrantes del Granaderos como debían declarar, a cada uno le dijo que debía decir."(60)

"Valentín" testificó asimismo sobre las estrechas relaciones del Mayor Hernández con los paramilitares que operaban en el este de Antioquia.(61)

En una declaración, "Valentín" dijo a los investigadores que el Mayor Hernández les había dicho que había empezado a organizar un escuadrón de la muerte llamado "La Muerte" dentro de la Cuarta Brigada, en coordinación con un oficial del Ejército asignado al Grupo de Acción Unificada (GAULA) rural, una unidad combinada del Ejército y la Policía. El escuadrón iba a ser equipado y armado con uniformes de camuflaje, armas y municiones requisadas a la guerrilla por los soldados.(62)

"Valentín" también dijo a los investigadores de la Fiscalía General que el Mayor Jesús María Clavijo Clavijo, entonces comandante del Batallón de Contraguerrillas "Héroes de Barbacoas", colaboraba con los grupos paramilitares.(63)

Entre los asesinatos que "Valentín" atribuía a la colaboración de Clavijo con los paramilitares estaban los ocurridos en las cercanías de El Carmen de Atrato, Chocó, en febrero de 1999. "Normalmente en el área donde estaba el Mayor Clavijo, había desaparecidos, muertos, y por donde se pasaba siempre llegaban citatorias de demandas."(64)

Según "Valentín", el Mayor Clavijo también "legalizaba" cuerpos entregados por los paramilitares. Sin embargo, este sistema no funcionaba si los familiares de un desaparecido ofrecían una recompensa. "Valentín" declaró que en una ocasión, el Mayor Clavijo ordenó a los soldados bajo su mando que desmembraran varios cuerpos con sierras eléctricas para frustrar su identificación.(65)

"Valentín", que era operador de radio, dijo que solía escuchar a los paramilitares comunicándose con el Ejército sobre el terreno. "Por la monitoría escuché gente hablando de combates, pidiendo apoyo, por otro tipo de comunicaciones diferentes a las nuestras, yo reconocí que eran las autodefensas por la forma de hablar... el Mayor Abondano [de la Cuarta Brigada] dio la orden a la tropa por radio, que avanzaran, que siguieran con el eje que llevaban, que los primos estaban en combates y necesitaban apoyos."(66)

Este testigo relacionó asimismo con los paramilitares a otros oficiales de la Cuarta Brigada, entre ellos el Mayor Clavijo, el Coronel Rivillas, el Mayor Abondano y otros, con los que celebraban reuniones periódicas en las bases militares. Dijo que oficiales asignados al Batallón "Pedro Nel Ospina" también participaron en el apoyo a los paramilitares.(67)

En una investigación paralela de la Procuraduría se enumeraban cientos de comunicaciones por teléfono móvil y buscapersonas entre conocidos paramilitares y oficiales de la Cuarta Brigada, entre ellos el Teniente Coronel Carlos Ospina Pardo, el Teniente Coronel Alfonso Zapata Gaviria, el Mayor Álvaro Cortés Morillo,(68) un tal "Mayor Ardila", el Mayor Jesús María Clavijo, el Teniente Felipe Rodríguez, el Cabo Iván Darío Jaramillo, el Cabo Javier Gómez Herrán y el Cabo Carlos Mario Escudero.(69)

El nombre de Clavijo apareció también en las investigaciones de la Fiscalía General sobre la presunta coordinación, por parte del Ejército, de las CONVIVIR, los grupos de civiles autorizados por el gobierno para llevar a cabo actividades bélicas. En la práctica, eran muy similares a los grupos paramilitares. En 1997, José Alirio Arcila, líder de una CONVIVIR de Antioquia conocida como "Los Sables", implicó a Clavijo y otros oficiales de la Cuarta Brigada en una serie de asesinatos cometidos en Medellín. Sin embargo, Human Rights Watch no tiene conocimiento de ninguna investigación de los agentes de las fuerzas de seguridad denunciados por Arcila.(70)

No obstante, el Mayor Clavijo ha sido ascendido a coronel y está ahora al mando del Batallón de Contraguerrillas "Héroes de Majagual", bajo la jurisdicción de la Quinta Brigada y con sede en Barrancabermeja. Muy recientemente, este batallón ha sido relacionado en la prensa con un aumento de la actividad paramilitar y de los ataques directos contra la población civil cerca de Cantagallo, Santander. En noviembre de 1999, por ejemplo, campesinos locales denunciaron que las tropas a las órdenes directas de Clavijo se habían coordinado con los paramilitares para secuestrar a dos destacados lideres de los desplazados, Gildardo Fuentes y Edgar Quiroga.(71)

Cuando se escribió este informe, seguían desaparecidos.

En enero del 2000, la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra dijo a las autoridades locales que los hombres de Clavijo estaban llevando a cabo las llamadas "operaciones antidroga" mediante ataques a civiles a lo largo del río Cimitarra. Además, alegaron que lanchas patrulleras de la Armada de Colombia estaban disparando contra hogares civiles en los pueblos de La Victoria, Coroncoro y Yanacué desde el 16 de enero.(72)

Más de 150 personas huyeron de Barrancabermeja para ponerse a salvo.(73)

Por su parte, el Mayor Hernández fue detenido, pero después, según los investigadores del gobierno, pudo escapar cuando estaba bajo la custodia de soldados a las órdenes del comandante de la Cuarta Brigada, el Brigadier General Eduardo Herrera Verbel.(74)

La prensa colombiana ha informado de que Hernández trabaja ahora para las ACCU.(75)

De hecho, "Valentín" declaró a los investigadores del gobierno que el oficial había dicho a sus subordinados que trabajaría para los paramilitares si era investigado por la Fiscalía General, dado que las ACCU ya le habían ofrecido un automóvil, una finca y un buen salario.(76)

Hasta ahora, las investigaciones oficiales han resultado en impunidad. Los fiscales e investigadores asignados al caso se han recusado a si mismos por temor o huido de Colombia debido a las amenazas. Un fiscal dijo a Human Rights Watch que recibió información creíble que indicaba que el Mayor Hernández había pagado a La Terraza una suma equivalente a siete mil dólares a cambio de su vida.(77)

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LA DÉCIMO TERCERA BRIGADA (con sede en Bogotá, la capital del país)

      "Firmé un auto para autorizar el procesamiento de paramilitares antes del almuerzo, y cuando regresé a mi mesa después de comer, me encontré con una amenaza de muerte entregada personalmente con detalles privados sobre la decoración de mi apartamento para que supiera que los asesinos ya habían estado ahí."

      — Fiscal colombiano

El Fiscal General y otros investigadores dijeron en entrevistas con Human Rights Watch que creen que la inteligencia militar está detrás de una serie de asesinatos y campañas de terror de los últimos tres años. Aunque la Vigésima Brigada, en la que se centralizaba la inteligencia militar, fue disuelta oficialmente en 1998 y unidades de inteligencia perdieron supuestamente su capacidad operativa, las pruebas indican claramente que los agentes fueron simplemente redistribuidos en unidades de inteligencia dentro de las brigadas y los batallones existentes. Human Rights Watch ha obtenido información que indica que las unidades de inteligencia continúan organizando operaciones en las que se violan los derechos humanos.

Estados Unidos entrena a oficiales de inteligencia del Ejército de Colombia, pero no ha aportado información públicamente sobre las unidades a las que pertenecen. En el año fiscal 1999, por ejemplo, Estados Unidos entrenó a cuatro agentes de inteligencia de la Fuerza Aérea y dos agentes del Ejército. En el año fiscal 1998, Estados Unidos entrenó a seis agentes de inteligencia del Ejército: cuatro de ellos estaban destacados en el cuartel general de inteligencia en Bogotá, uno en San José del Guaviare y uno en la ciudad de Santa Marta.(78)

En uno de al menos cinco casos similares, los investigadores de la Fiscalía General relacionaron el secuestro en 1998 y asesinato posterior del empresario israelí Benjamín Khoudari con agentes de inteligencia de la XIII Brigada. Según el auto de procesamiento oficial, el Coronel Jorge Plazas Acevedo, jefe de la unidad de inteligencia, planeó y llevó a cabo una serie de secuestros para obtener rescates o matar a los rehenes, entre ellos Khoudari.(79)

En 1999, Plazas fue retirado del servicio activo y su caso está ahora en manos de una corte civil.(80)

Aún después de la detención de Acevedo, los investigadores del gobierno siguen implicando a la XIII0 Brigada en amenazas contra defensores de los derechos humanos. "La XIII Brigada sigue en crisis," dijo a Human Rights Watch un alto responsable de investigación en octubre de 1999.(81)

La vigilancia de las organizaciones de derechos humanos atribuida a la inteligencia militar es manifiesta, agresiva y amenazante. Un grupo de Bogotá denunció que sus oficinas estaban siendo filmadas y fotografiadas desde un hotel vecino. Muchos de los teléfonos utilizados por grupos de derechos humanos están abiertamente intervenidos. Las amenazas son el pan de cada día. Un gerente de oficina dijo a Human Rights Watch que cuando intentan distribuir una acción urgente les cortan la línea telefónica para que no puedan enviarla por correo electrónico o fax. Además, cuando hacen llamadas suelen terminar conectados directamente con la XIII Brigada.(82)

En algunos asesinatos — como el de los trabajadores del CINEP en 1997 y el de Valle, defensor de los derechos humanos de Antioquia, en 1998 — las pruebas reunidas por los investigadores del gobierno sugieren claramente que la inteligencia militar actuó en coordinación con Carlos Castaño. Dado que Castaño no cuenta con una fuerza capaz de operar en las ciudades, contrata a La Terraza para cometer asesinatos.(83)

Según los investigadores del gobierno, Castaño paga un contrato mensual a La Terraza. Los investigadores creen que una vez que se identifica un objetivo y se negocia un "contrato" con La Terraza, los sicarios reciben inteligencia recopilada por el Ejército sobre el paradero y los movimientos del objetivo. Los asesinos pueden viajar por toda Colombia y suelen trabajar por parejas. La pareja, a bordo de una motocicleta, sigue al objetivo hasta que está lista para ejecutar el atentado.(84)

Los investigadores del gobierno implicaron asimismo a La Terraza con los secuestros del Instituto Popular de Capacitación (IPC) y la senadora Piedad Córdoba, que según ellos fueron ejecutados por orden de Castaño. Los testigos han declarado bajo juramento que renocieron entre los pistoleros al líder de La Terraza, Alexander Londoño, alías "El Zarco."(85)

El asesinato más reciente que está siendo investigado en relación con La Terraza y sus lazos con la inteligencia militar es el del humorista Jaime Garzón. Un presunto pistolero de La Terraza fue detenido en Colombia en enero del 2000 en conexión con el asesinato de Garzón.(86)

Los investigadores del gobierno dijeron a Human Rights Watch que el sistema de inteligencia mantenido por La Terraza es excelente y tiene cobertura nacional. Dependen en parte de los taxistas para reunir inteligencia, y han sido implicados en amenazas de muerte contra investigadores del gobierno, entre ellos miembros del Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI).(87)

Un fiscal dijo a Human Rights Watch: "Firmé un auto para autorizar el procesamiento de paramilitares antes del almuerzo, y cuando regresé a mi mesa después de comer, me encontré con una amenaza de muerte entregada personalmente con detalles privados sobre la decoración de mi apartamento para que supiera que los asesinos ya habían estado ahí."(88)

Algunas investigaciones de lideres paramilitares clave y sus relaciones con el Ejército y La Terraza se hacen prácticamente imposibles debido a este tipo de amenazas y la falta de protección de fiscales, investigadores y testigos clave. En 1998 y 1999, una docena de agentes del CTI fueron asesinados o se vieron obligados a renunciar debido a las amenazas relativas a su trabajo en casos de derechos humanos. Otros han salido del país por temor a perder la vida.(89)

Los investigadores del gobierno dijeron a Human Rights Watch que entre los casos más afectados por las amenazas de La Terraza se encuentra la investigación del asesinato del defensor de derechos humanos Valle. Un agente del CTI encargado de la investigación fue asesinado poco después de la muerte de Valle. El fiscal encargado del caso huyó de Colombia. Otro investigador del CTI fue asesinado en septiembre de 1999.(90)

La XIII Brigada ha sido implicada asimismo en el allanamiento, en mayo de 1998, por parte de las autoridades de las oficinas de la Comisión Intercongregacional de Justicia y Paz, una prestigiosa organización de derechos humanos. Después del asesinato del general retirado y ex ministro de defensa Fernando Landazábal en Santafé de Bogotá, el 12 de mayo de 1998, la XIII Brigada suministró información a la Fiscalía General que relacionaba el crimen con las actividades de Justicia y Paz. Al día siguiente, los soldados de la XIII Brigada tomaron las oficinas.(91)

Los soldados concentraron la búsqueda en la oficina de "Nunca Más," un proyecto de investigación que está recopilando información sobre crímenes de lesa humanidad. Los soldados obligaron a los empleados a arrodillarse a punta de pistola para tomarles fotos, un gesto concebido aparentemente para evocar una ejecución sumaria. Durante el registro, los soldados llamaron "guerrilleros" a los empleados y los filmaron junto a los documentos en la oficina. En cierto momento, los soldados dijeron a los empleados que querían detalles precisos sobre la oficina para construir después un modelo a escala, al parecer para planear nuevas incursiones. Cuando los activistas de derechos humanos se reunieron preocupados en el exterior, los soldados instalaron una cámara para filmarles, lo que supuso un acto de intimidación.(92)

En una declaración grabada a la radio nacional colombiana, el Vicefiscal General Jaime Córdoba Triviño confirmó que la búsqueda se había dictado porque la "inteligencia militar" nos proporcionó un informe que indicaba que en este lugar se encontraban personas asociadas al ELN, por eso realizamos el allanamiento, pero al darse cuenta los fiscales que adelantaban una operación por error, se detuvo la diligencia.(93)

En informes posteriores, el Fiscal General Alfonso Gómez afirmó que el Ejército había ocultado intencionalmente a los investigadores la verdadera naturaleza del trabajo realizado en las oficinas de Justicia y Paz.(94)

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Human Rights Watch

División de las Américas

Human Rights Watch está dedicada a proteger los derechos humanos de toda persona, en cualquier parte del mundo.

Compartimos, con las víctimas de violaciones de derechos humanos y los defensores de estos derechos, un deseo de justicia: combatir la impunidad, prevenir la discriminación, defender las libertades políticas y prevenir atrocidades en tiempos de guerra.

Investigamos y denunciamos violaciones a los derechos humanos, exigiendo a sus autores que rindan cuentas por sus actos.

Exigimos a todas las autoridades — y, en general, a todos aquellos detentan una posición de poder — que pongan fin a los abusos y respeten las normas internacionales de derechos humanos y el derecho internacional humanitario.

Y solicitamos el apoyo de la opinión pública y la cooperación de la comunidad internacional para la defensa de los derechos humanos de todos.

La organización está compuesta por Kenneth Roth, Director Ejecutivo; Michele Alexander, Directora de Desarrollo; Reed Brody, Director de Campañas; Carroll Bogert, Directora de Comunicaciones; Barbara Guglielmo, Directora de Finanzas y Administración; Jeri Laber, Asesora Especial; Lotte Leicht, Directora de la oficina en Bruselas; Patrick Minges, Director de Publicaciones; Susan Osnos, Directora Asociada; Maria Pignataro Nielsen, Directora de Recursos Humanos; Jemera Rone, Consejera; Malcolm Smart, Director de Programas; Wilder Tayler, Director Jurídico; y Joanna Weschler, Representante ante las Naciones Unidas. Jonathan Fanton es el Presidente del Directorio. Robert L. Bernstein es el Presidente Fundador.

Su División de las Américas fue establecida en 1981 para observar los derechos humanos en Latinoamérica y el Caribe. José Miguel Vivanco es Director Ejecutivo; Joanne Mariner es Subdirectora; Joel Solomon es Director de Investigación; Sebastian Brett y Robin Kirk son investigadores; Monisha Bajaj es miembro asociada. Stephen L. Kass es Presidente del Comité Asesor, Marina Pinto Kaufman y David E. Nachman son Vicepresidentes.

Dirección de Listserv: Para suscribirse a la lista, envíe un mensaje de e-mail a majordomoigc.apc.org diciendo "subscribe hrw-news" en el cuerpo del mensaje (deje el sujeto en blanco).

Este informe ha sido traducido al castellano por los traductores de Global Communications L.L.C. (E-mail: globalcomm@erols.com y Tel.: (202) 588 9384).

Todos los informes de Human Rights Watch se elaboran originalmente en inglés. Aunque hacemos todo lo posible para asegurar la exactitud de las traducciones, el texto en inglés es la versión autorizada, a la que se debe hacer referencia cuando se plantee alguna pregunta.

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29. Ospina aparece en la lista de alumnos de la Escuela de las Américas por su asistencia a un curso de orientación para cadetes impartido en 1967.

30. La división engloba a unidades que operan en Meta, Guaviare y Caquetá.

31. Informe de la Unidad de Investigación de la Fiscalía General Regional, Antioquia, 10 de febrero de 1998.

32. Entrevista de Human Rights Watch con investigador de la Fiscalía General, 2 de octubre de 1999; Informe Especial de la Fiscalía General No. 395, "Aseguramientos y capturas de presuntos miembros de las ACCU en Antioquia," 10 de junio de 1998; y "Aseguran a fiscal por fuga de 'para ", El Tiempo, 14 de octubre de 1998.

33. No era la primera vez que las ACCU entraba en esta zona. En 1996, el grupo asesinó a tres personas en las aldeas de El Inglés y La Granja. Entrevista de Human Rights Watch con investigador de la Fiscalía General, Medellín, Antioquia, 2 de julio de 1996.

34. Entrevistas de Human Rights Watch con supervivientes de El Aro, Medellín, Antioquia, 11 de diciembre de 1997; y entrevista de Human Rights Watch con Jesús Valle, presidente del Comité Permanente de Derechos Humanos "Héctor Abad Gómez", Medellín, Antioquia, 11 de diciembre de 1997.

35. Javier Arboleda, "Cinco días de infierno en El Aro," El Colombiano, 14 de noviembre de 1997. Acción Urgente de Amnistía Internacional 01/97, 3 de enero de 1997.

36. Acción Urgente de Amnistía Internacional 01/97, 3 de enero de 1997.

37. "Los desplazados no se veían en el norte de Antioquia," El Tiempo, November 6, 1997.

38. Entrevista de Human Rights Watch con el Comité Permanente de Derechos Humanos "Héctor Abad Gómez", 27 de febrero de 1998; y entrevista de Human Rights Watch con el Fiscal General Alfonso Gómez Méndez, 7 de mayo de 1998.

39. Los investigadores del gobierno dijeron a Human Rights Watch que La Terraza era descendiente de los grupos que trabajaban por contrato para el jefe de la droga Pablo Escobar en los ochenta. Testimonio de Francisco Enrique Villalba Hernández ante la Fiscalía General, 30 de abril de 1998; y entrevista de Human Rights Watch con investigador de la Fiscalía General, 2 de octubre de 1999.

40. Las autoridades dijeron a Human Rights Watch que Salvatore Mancuso Gómez es el jefe de operaciones de Carlos Castaño dentro de las ACCU. La Fiscalía General ha dictado al menos dos órdenes de arresto contra él en relación con la actividad paramilitar y los secuestros. Informe sobre órdenes de arresto pendientes, Fiscalía General, 11 de enero de 1998.

41. Testimonio de Francisco Enrique Villalba Hernández ante la Fiscalía General, 30 de abril de1998.

42. Ibíd.

43. Ibíd.

44. Ibíd.

45. "Autodefensas de Urabá niegan barbarie en El Aro," El Colombiano, 15 de noviembre de 1997.

46. Es muy probable que se trate de munición de AR-15. El AR-15 es el nombre de la empresa Colt para el rifle de asalto M-16. Testimonio de Francisco Enrique Villalba Hernández ante la Fiscalía General, 30 de abril de 1998.

47. Entrevista de Human Rights Watch con funcionario de la Fiscalía General, 2 de octubre de 1999.

48. Guerra sin Cuartel: Colombia y el Derecho Internacional Humanitario (Nueva York: Human Rights Watch, 1998), pp. 48-49.

49. Entrevista de Human Rights Watch con el Coronel retirado Carlos Velásquez, Santafé de Bogotá, 12 de mayo de 1997.

50. Entrevista de Human Rights Watch con ex oficial, Santafé de Bogotá, 12 de noviembre de 1995.

51. El Gral. Ramírez se retiró del servicio en 1999. Tonny Pérez Mier, "Balance de I División del Ejército," El Tiempo, 23 de diciembre de 1997; entrevista de Human Rights Watch con el Gral. Bonett, Santafé de Bogotá, 12 de diciembre de 1997.

52. "Colombian Army's Third in Command Allegedly Led Two Lives: General Reportedly Served as a Key CIA Informant While Maintaining Ties to Death Squads Financed by Drug Traffickers," Douglas Farah y Laura Brooks, Washington Post, 11 de agosto de 1998.

53. "Cuatro militares a juicio por crimen de Álex Lopera," El Tiempo, 13 de octubre de 1999.

54. Hernández aparece en dos ocasiones en la lista de alumnos de la Escuela de las Américas. Cuando era cadete, asitió al curso de orientación sobre armas de combate entre el 7 de marzo y el 19 de abril de 1985. Como teniente, recibió formación sobre "operaciones psicológicas" desde el 27 de febrero al 15 de mayo de 1991. Hemos cambiado el nombre de este testigo por motivos de seguridad. Testimonio de "Valentín" ante la Fiscalía General, 22 de junio de 1999.

55. Ibíd.

56. Ibíd.

57. Fino aparece en la lista de alumnos de la Escuela de las Américas como asistente a un curso de Orientación para Cadetes C-34 (Mecanizado) entre el 28 de junio y el 26 de julio de 1989.

58. Testimonio de "Valentín" ante la Fiscalía General, 22 de junio de 1999.

59. Testimonio de Carlos Mario Escudero ante la Fiscalía General, 1 de junio de 1999.

60. Testimonio de "Valentín" ante la Fiscalía General, 22 de junio de 1999.

61. Testimonio de "Valentín" ante la Fiscalía General, 23 de junio de 1999.

62. Testimonio de "Valentín" ante la Fiscalía General, 1 de junio de 1999.

63. Clavijo aparece en la lista de alumnos de la Escuela de las Américas como asistente a un programa de orientación y armamento para cadetes (C-3) del 1 al 17 de julio de 1981.

64. Testimonio de "Valentín" ante la Fiscalía General, 23 de junio de 1999.

65. Ibíd.

66. Testimonio de "Valentín" ante la Fiscalía General, 23 de junio de 1999.

67. Testimonio de "Valentín" ante la Fiscalía General, 1 de junio de 1999.

68. Cortés aparece en la lista de alumnos de la Escuela de las Américas como asistente a un curso de orientación sobre armas para cadetes (C-3) entre el 12 y el 26 de enero de 1984.

69. Informe de la Oficina de Investigaciones Especiales-región de Antioquia, 21 de septiembre de 1998.

70. Arcila dirigía una CONVIVIR, una asociación de civiles autorizados por el gobierno para participar en tareas de reunión de inteligencia y de otro tipo. Sentencia Anticipada, 3687- (F 21.336), Juzgado Regional de Medellín, 8 de agosto de 1997.

71. Se está realizando una investigación oficial. Informe de la Comisión de Búsqueda de Edgar Quiroga y Gildardo Fuentes, integrada por el Programa por la Paz y Desarrollo del Magdalena Medio, el Servicio Jesuita a Refugiados, el Ministerio del Interior, la Defensoría del Pueblo, la Red de Solidaridad Social, CREDHOS, la Organización Femenina Popular, el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, MINGA, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, las Brigadas de Paz Internacionales y la Iglesia Católica, 3 de diciembre de 1999.

72. Acción Urgente, "Campesinos del Valle del Río Cimitarra, en el Magdalena Medio colombiano, son bombardeados y ametrallados por Tropas Oficiales," CREDHOS y la Asociación Campesina Del Valle Del Río Cimitarra (ACVC ), 18 de enero del 2000.

73. "La Casa Campesina, que les sirve de refugio, se quedó pequeña," Vanguardia Liberal, 21 de enero del 2000.

74. Entrevista de Human Rights Watch, 2 de octubre de 1999; y "Cuatro militares a juicio por crimen de Álex Lopera," El Tiempo, 13 de octubre de 1999.

75. "El mayor David Hernández este sindicado de la muerte de Álex Lopera," El Tiempo, 11 de julio de 1999.

76. Testimonio de "Valentín" ante la Fiscalía General, 1 de junio de 1999.

77. Entrevista de Human Rights Watch con funcionario de la Fiscalía General, 2 de octubre de 1999.

78. Departamento de Defensa y Departamento de Estado de Estados Unidos, "Foreign Military Training & DOD Engagement Activities of Interest: A Report to Congress for Fiscal Years 1998 and 1999," (Section 581 Report), CD-ROM, 1999.

79. Se ha informado de que Plazas fue alumno de la Escuela de las Américas y asistió a un curso de Tácticas de Infantería para Pequeñas Unidades del 24 de enero al 4 de marzo de 1977. Entrevista de Human Rights Watch con investigador de la Fiscalía General, 5 de octubre de 1999.

80. El Coronel Bernardo Ruíz, ex comandante de la Vigésima Brigada acusado de planear y organizar el asesinato en 1995 del líder conservador Álvaro Gómez, dijo a la revista Semana que había colaborado estrechamente con Plazas. "Revolcón en Brigada XIII," El Espectador, 21 de julio de 1999; y "Valgo más muerto que vivo, Semana, 13 de septiembre de 1999.

81. Entrevista de Human Rights Watch con investigador de la Fiscalía General, 5 de octubre de 1999.

82. Entrevista de Human Rights Watch, 5 de octubre de 1999.

83. Entrevistas de Human Rights Watch con investigadores de la Fiscalía General, 5 y 9 de octubre de 1999.

84. Ibíd.

85. Ibíd.

86. Entrevistas de Human Rights Watch con investigadores de la Fiscalía General, 5 de octubre de 1999; y "Asegurado presunto asesino de Garzón," El Tiempo, 19 de enero del 2000.

87. Entrevistas de Human Rights Watch con investigadores de la Fiscalía General, 5 y 9 de octubre de 1999.

88. Entrevista de Human Rights Watch con funcionario de la Fiscalía General, 10 de octubre de 1999.

89. Entrevistas de Human Rights Watch con investigadores de la Fiscalía General, 5 y 9 de octubre de 1999.

90. Entrevistas de Human Rights Watch con investigadores de la Fiscalía General, 5 de octubre de 1999.

91. La relación entre la información suministrada por la XIII Brigada y el uso que hizo de ella la Brigada fue confirmada oficialmente en una investigación posterior de la Procuraduría finalizada el 18 de diciembre de 1998. "Ejército busca al ELN en una casa de Paz," El Espectador, 14 de mayo de 1998.

92. Declaración Pública, Justicia y Paz, 19 de mayo de 1998.

93. "Allanamiento a ONG, fue error de inteligencia, advierte Vicefiscal," emisión de RCN, 14 de mayo de 1998.

94. "A calificar servicios," Semana, 25 de mayo de 1998.

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