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Campaña antiterrorista envuelta de abusos a los derechos humanos
Nuevo estudio global concluye que existe una campaña contra las libertades civiles

(Washington, D.C., 16 de enero de 2002) — La campaña contra el terrorismo liderada por Estados Unidos está inspirando ataques oportunistas contra las libertades civiles en todo el mundo, advirtió Human Rights Watch en su informe global anual publicado hoy.

Los terroristas creen que todo vale en nombre de su causa. La lucha contra el terrorismo no debe apoyar esa lógica. Los principios de derechos humanos no deben comprometerse en nombre de ninguna causa.

Kenneth Roth, Director Ejecutivo de Human Rights Watch


Al mismo tiempo, la campaña ofrece una oportunidad de concentrar la atención en la negativa del disfrute de los derechos humanos y la democracia en Oriente Medio y Asia Central, donde los gobiernos autoritarios han dejado a millones de personas con una elección entre políticas extremistas o ninguna política.

En el informe de 670 páginas se incluyen resúmenes de acontecimientos relacionados con los derechos humanos ocurridos en 66 países, así como un análisis de la política exterior de Estados Unidos y de Europa Occidental, y asuntos relacionados con los refugiados, la justicia internacional, la responsabilidad social de las empresas y el comercio de armas.

Algunos países, tales como Rusia, Uzbekistán y Egipto están empleando la Guerra contra el terrorismo para justificar campañas militares abusivas o la represión de la oposición política interna. En Estados Unidos y Europa Occidental, las medidas destinadas a combatir el terrorismo están amenazando antiguos principios de derechos humanos.

"Los terroristas creen que todo vale en nombre de su causa," dijo Kenneth Roth, Director Ejecutivo de Human Rights Watch. "La lucha contra el terrorismo no debe apoyar esa lógica. Los principios de derechos humanos no deben comprometerse en nombre de ninguna causa."

Tres de los grupos que aparecen en lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado de Estados Unidos operan en Colombia, un país cuya crisis de derechos humanos empeoró durante el año pasado. Aunque el Presidente de Colombia Andrés Pastrana deploró públicamente las atrocidades, no adoptó medidas efectivas para establecer un control de las fuerzas de seguridad del país y romper sus vínculos persistentes con los paramilitares. Human Rights Watch ha recopilado pruebas convincentes que demuestran que, en 2001, ciertas unidades militares y destacamentos de la policía continuaron promoviendo, apoyando y tolerando a los grupos paramilitares -- organizaciones que Estados Unidos calificó de terroristas el 10 de septiembre -- colaborando con ellos y beneficiándose de ellos. Los dos principales grupos guerrilleros del país-que también están en la lista del Departamento de Estado-cometieron violaciones graves tales como ejecuciones extrajudic iales, secuestros en masa y desplazamiento forzado.

La campaña antiterrorista no logrará su objetivo si se convierte simplemente en un combate contra una serie de criminales especialmente despiadados, dijo Roth. La derrota de la amoralidad fundamental del terrorismo requiere un firme asentamiento en los principios internacionales de derechos humanos.

"La lucha contra el terrorismo debe reafirmar el principio de que ningún civil debe ser nunca asesinado o abusado deliberadamente," dijo Roth. "Pero para demasiados países, la consigna antiterrorista ha ofrecido una nueva razón para ignorar los derechos humanos."

Con respecto a Afganistán, Roth dijo que la desaparición del régimen talibán creó una oportunidad para el cambio positivo. Pero instó a que la comunidad internacional dedique recursos reales para llevar ante la justicia a los responsables de crímenes del pasado. El establecimiento del Estado de Derecho será esencial para poner fin al ciclo de atrocidades en Afganistán.

Roth dijo que Human Rights Watch no ha realizado todavía una investigación sobre el terreno de las muertes de civiles durante los bombardeos estadounidenses en Afganistán, pero que las informaciones sobre bajas civiles han planteado serias preguntas.

Human Rights Watch no adopta generalmente una posición sobre la necesidad de una guerra concreta, pero sí exhorta al respeto estricto del derecho internacional humanitario en cualquier guerra. Human Rights Watch instó a las fuerzas armadas de Estados Unidos a que fueran más comunicativas sobre las bajas civiles en Afganistán.

Roth dijo también que las nuevas restricciones sobre las libertades civiles en Estados Unidos, tales como las comisiones militares propuestas, podrían comprometer la capacidad del gobierno estadounidense de criticar las violaciones a los derechos humanos en otros países.

"Imagínese cuando Estados Unidos condena los tribunales militares establecidos por un tirano de poca monta para deshacerse de sus enemigos políticos," dijo Roth. "Este tipo de críticas puede tener una fuerza real. Pero ahora sonaría hipócrita-si el Pentágono no concreta la orden del Presidente Bush sobre las comisiones militares con directrices adecuadas." La legislación antiterrorista de muchos países de Europa Occidental tendrá el mismo efecto sobre su capacidad de liderazgo internacional en materia de derechos humanos, dijo Roth.

"La lucha contra el terrorismo no es solo una cuestión de seguridad," dijo Roth. "Es una cuestión de valores."

La voluntad de la mayoría de los gobiernos occidentales de tolerar los abusos cometidos por gobiernos amigos en Oriente Medio y el Norte de África ha ido minando la expansión de una cultura de derechos humanos en la región, señaló Roth. Entre los problemas de la zona se encuentran el hecho de Occidente no haya refrenado los abusos de Israel contra los palestinos y su aparente indiferencia ante los graves sufrimientos que padecen los civiles a causa de las sanciones contra Irak.

"En las sociedades en las que florecen las libertades fundamentales, los ciudadanos pueden presionar a su gobierno para que responda a las quejas," dijo Roth. "Pero en Arabia Saudita y en otros países en los que Osama Bin Landen despierta el resentimiento, los gobiernos prohíben el debate público. Al cerrarse la opción del cambio político pacífico, las voces de la disidencia no violenta suelen verse eclipsadas por los defensores de la oposición violenta."


INFORME ANUAL 2002 (capítulos en español)
INFORME ANUAL 2002 (en inglés)
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