Colombia

Colombia — Empeora el problema de los niños combatientes
(Santafé de Bogotá, 18 de septiembre de 2003) — Más de 11.000 niños combaten en el conflicto armado colombiano, una de las cifras más altas del mundo, señaló Human Rights Watch en un nuevo informe publicado hoy. Tanto la guerrilla como las fuerzas paramilitares utilizan a los niños combatientes, que han cometido atrocidades y son obligados incluso a ejecutar a otros compañeros menores de edad que intentan desertar.

Al utilizar a niños para el combate, la guerrilla y los paramilitares están causando un daño incalculable en la sociedad colombiana. Estos niños llevaran las cicatrices de su experiencia durante décadas.

José Miguel Vivanco, Director Ejecutivo de la División de las Américas de Human Rights Watch


En el primer informe general publicado sobre este asunto, "Aprenderás a no llorar": Niños combatientes en Colombia, se documenta cómo los grupos armados ilegales de Colombia han reclutado a un número cada vez mayor de niños en los últimos años. Tan sólo en el caso de Birmania (Myanmar) y la República Democrática del Congo se cree que existan cantidades significativamente mayores de niños combatientes que en Colombia.

"Al utilizar a niños para el combate, la guerrilla y los paramilitares están causando un daño incalculable en la sociedad colombiana", dijo José Miguel Vivanco, Director Ejecutivo de la División de las Américas de Human Rights Watch. "Estos niños llevaran las cicatrices de su experiencia durante décadas".

El 80 por ciento de los niños alistados pertenecen a uno de los dos grupos guerrilleros, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) o el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Al menos uno de cada cuatro combatientes irregulares colombianos es menor de 18 años. De ellos, varios miles son menores de 15 años, la edad mínima para el reclutamiento de acuerdo con los Convenios de Ginebra.

"Exponer a un niño de menos de 18 años al combate y su posible muerte es un acto censurable, y el uso de niños combatientes menores de 15 años es un crimen de guerra", dijo Vivanco. "El Gobierno no debe hacer a la guerrilla o los paramilitares, en ninguna circunstancia, una oferta de inmunidad penal por esta horrible conducta".

En el libro de 150 páginas, basado en entrevistas con 112 niños ex combatientes, se documenta cómo tanto la guerrilla como los paramilitares aprovechan la desesperación de los niños pobres de zonas rurales en conflicto. Muchos se incorporan para obtener alimentos o protección física, o se alistan por simple miedo. Otros son niños de la calle que no tienen a donde ir. Se entrena a niños de hasta 13 años, algunos aún más jóvenes, en el uso de fusiles de asalto, granadas y morteros.

Bernardo, un muchacho reclutado por las fuerzas paramilitares, contó a Human Rights Watch como se entrena a los niños para matar. "Le enseñan a uno poco a poco, primero con un 38 (arma corta) y luego con un arma grande", dijo Bernardo. "Estaba disparando contra puestos con el AK-47 antes de cumplir ocho años".

Los jóvenes alistados en los grupos paramilitares dijeron a Human Rights Watch que su entrenamiento incluía presenciar la mutilación de prisioneros con machetes y sierras eléctricas. "Ellos mataban a tres o cuatro personas cada día durante el curso. Había turnos entre las escuadras, cada una un día diferente", dijo Óscar, ex combatientes paramilitar.

Más de una cuarta parte de los niños entrevistados por Human Rights Watch eran niñas, la mayoría de las FARC. Muchas de ellas contaron que los comandantes varones utilizan su poder para formar lazos sexuales con muchachas menores de edad. Se exige el uso de anticonceptivos a las guerrilleras de hasta 12 años de edad, y las que quedan embarazadas tienen que abortar.

En ambos bandos, los niños que intentan escapar o regresar con sus familias corren el riesgo de ser ejecutados. En los "consejos de guerra" de la guerrilla se vota a mano alzada si deben morir los combatientes que incurren en faltas. En ciertos casos, tanto las víctimas como los verdugos son niños. "Tenía que hacerlo porque era una orden", dijo Elizabeth, una joven combatiente de las FARC. "Hubo un consejo de guerra y yo voté que no. El comandante me dijo: 'como usted dijo que no ahora lo tiene que matar'".

"El Gobierno de Colombia debe dar la máxima prioridad a la desmovilización de los niños de las fuerzas guerrilleras y paramilitares, y el cese de su reclutamiento, en cualquier negociación futura con estos grupos", señaló Vivanco.

Human Rights Watch instó a la guerrilla y las fuerzas paramilitares a que pongan fin al reclutamiento de menores de 18 años y desmovilicen a los niños en sus filas. A la espera de que se complete la desmovilización, la organización pidió que se adoptaran las siguientes medidas de manera inmediata e incondicional: prohibir firmemente del reclutamiento forzado, permitir la salida voluntaria sin represalias, cesar las ejecuciones de niños y prestar la atención médica apropiada a los enfermos y los heridos. Estados Unidos debe pedir que se dé la máxima prioridad a la desmovilización de los niños en las futuras negociaciones con los paramilitares y la guerrilla, señaló Human Rights Watch.


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