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La administración del petróleo después de la guerra debe reforzar los derechos y beneficiar a los iraquíes
(Washington, DC, 18 de abril de 2003) — El petróleo de Irak debe ser administrado de manera transparente y responsable, conforme a las necesidades humanitarias y para que se asegure el respeto de los derechos humanos, dijo hoy Human Rights Watch.

El petróleo de Irak le pertenece a los iraquíes. Se debe establecer un mecanismo independiente para asegurar que los ingresos del petróleo se manejen transparentemente y para que se atiendan las necesidades humanitarias.

Arvind Ganesan Director, Programa de Negocios y Derechos Humanos de Human Rights Watch


El 16 de abril el presidente de los EE.UU., George W. Bush, exhortó a las Naciones Unidas a levantar las sanciones económicas contra Irak. Pero esto hará que se elimine la supervisión de las Naciones Unidas sobre los ingresos petroleros que recibe Irak a través del programa Petróleo por Alimentos antes de que se haya instalado un gobierno nuevo y transparente.

En un nuevo documento de fondo, Human Rights Watch apunta los principios que deben regir la administración de los ingresos petroleros de Irak para que garanticen transparencia y responsabilidad y así poder evitar a largo plazo los problemas de corrupción, mal gobierno y violaciones de los derechos humanos que afectan a muchos países no democráticos que dependen del petróleo.

"El petróleo de Irak le pertenece a los iraquíes. Se debe establecer un mecanismo independiente para asegurar que los ingresos del petróleo se manejen transparentemente y para que se atiendan las necesidades humanitarias", dijo Arvind Ganesan, Director del Programa de Negocios y Derechos Humanos.

Human Rights Watch dijo que los ingresos petroleros deben ser dirigidos, antes que nada, a atender las necesidades humanitarias del pueblo de Irak. Antes de la guerra, aproximadamente el 60% de las familias iraquíes recibían su único sustento del programa Petróleo por Alimentos. A raíz del conflicto y de la suspensión de dicho programa las necesidades humanitarias aumentarán considerablemente.

Human Rights Watch añadió que otro tema urgente es decidir quién administrará el petróleo. Cualquier regreso al control extranjero, o a la apariencia de control extranjero al final de una invasión militar dirigida por los EE.UU., se convertirá probablemente en un tema de debate y de oposición popular.

"Hay un conflicto de intereses intrínsico cuando vemos al mayor importador de petróleo del mundo administrar la segunda reserva de petróleo más grande del mundo", dijo Ganesan. "La única manera de tratarlo es permitiendo que las instituciones iraquíes en funcionamiento, o un mecanismo independiente con participación iraquí, administre los recursos petroleros para el bien del pueblo de Irak."

No está claro si la Compañía Petrolera Nacional de Irak, que ha administrado el sector del petróleo iraquí, es ahora capaz de ejercer eficazmente ese rol. Para asegurar la transparencia y la independencia, Human Rights Watch recomienda que se le otorgue dicha función a una tercera entidad, por ejemplo a la Oficina de Política sobre Irak de la ONU.

Sea cual fuere la institución que administre el petróleo de Irak, Human Rights Watch dijo que todas las fuentes de ingreso y gastos deben ser sometidos a auditoría y los resultados hechos públicos. La institución designada también debe tener la autoridad de ofrecer y administrar un proceso abierto de subastas para la reconstrucción y rehabilitación de la infraestructura petrolera iraquí. En caso de que haya acuerdos de nueva exploración y producción, la entidad responsable del proceso abierto de ofertas y subastas debe cerciorarse de que los contratos que otorgue sean comparables a acuerdos similares a través del mundo y además debe hacerlos públicos. Las compañías que reciban dichos contratos deberían publicar todos los pagos efectuados a la autoridad que administre el petróleo de Irak como resultado de sus contratos y acuerdos, así el pueblo iraquí tendrá conocimiento de los mismos.

"El Irak de la posguerra debe ser un modelo para todos los otros estados que dependen del petróleo", dijo Ganesan. "Una cuidada administración de los recursos petroleros de Irak puede permitir el fortalecimiento de las instituciones que protegen los derechos humanos y demostrar que es posible beneficiarse de la riqueza del petróleo sin sacrificar los derechos humanos y las libertades democráticas; y al mismo tiempo debe evitar la corrupción."

Trasfondo

Irak tiene la segunda reserva más grande del mundo de petróleo: sobre 112 mil millones de barriles. Sin embargo, su infraestructura petrolera está subdesarrollada o en deterioro y va a requerir de una inversión considerable para realizar al completo su potencial como motor de una economía de posguerra y de un gobierno democrático que respete los derechos humanos.

La piedra angular de la administración de los ingresos de petróleo de Irak después de la Guerra del Golfo ha sido el programa Petróleo por Alimentos, supervisado por la ONU y establecido por el Consejo de Seguridad en 1995. A pesar de que Irak cuenta con la segunda reserva más grande de petróleo del mundo, su producción actual está muy por debajo de su potencial.

El Consejo de Seguridad de la ONU modificó y extendió el mandato del programa Petróleo por Alimentos por cuarenta y cinco días el 28 de marzo de 2003, pero no está claro si el mandato se va a renovar; por cuánto tiempo pudiera renovarse; o cuál va a ser la dimensión del mismo.


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