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España y Marruecos maltratan a los niños migrantes
Las palizas y las expulsiones sumarias de menores no acompañados son habituales
(Madrid, 7 de mayo de 2002) — Los niños marroquíes inmigrados a España suelen ser golpeados por la policía y maltratados por el personal y otros niños de centros de acogida hacinados e insalubres, ha denunciado Human Rights Watch en un informe publicado hoy. España también expulsa sumariamente a niños de hasta once años de edad a Marruecos, donde la policía marroquí los golpea, maltrata y abandona en las calles.

Nadie se ocupa de estos niños. Los funcionarios españoles violan los derechos humanos de estos niños migrantes para forzarles a regresar a Marruecos y los funcionarios marroquíes los castigan por haberse ido.

Clarisa Bencomo, Investigadora de la División de Derechos del Niño de Human Rights Watch


En el informe de 64 páginas, "Callejón sin salida: abusos cometidos por las autoridades españolas y marroquíes contra niños migrantes", se documenta el abuso generalizado contra los niños marroquíes que viajan solos a las ciudades españolas de Ceuta y Melilla, situadas en la costa norteafricana. Human Rights Watch entrevistó a docenas de niños migrantes o personas que habían sido niños migrantes durante su investigación de cinco semanas en España y Marruecos. Muchos niños habían sido expulsados sumariamente en múltiples ocasiones.

“Nadie se ocupa de estos niños”, dijo Clarisa Bencomo, investigadora de la División de Derechos del Niño de Human Rights Watch. “Los funcionarios españoles violan los derechos humanos de estos niños migrantes para forzarles a regresar a Marruecos y los funcionarios marroquíes los castigan por haberse ido”.

Las condiciones en dos centros de acogida españoles, el Centro San Antonio de Ceuta y el Fuerte de la Purísima Concepción de Melilla, eran especialmente malas: las instalaciones no cumplían las normas, la situación de hacinamiento era grave y no había espacios ni tiempo para actividades recreativas para los niños. Los niños entrevistados por Human Rights Watch coincidieron en que el personal de estos centros les golpeaba y amenazaba con frecuencia. El personal del Centro San Antonio tenía una “celda de castigo”donde encerraba a los niños durante períodos de hasta una semana sin ropa de cama adecuada y a veces sin acceso a un baño. Los niños más jóvenes y pequeños denunciaron que los muchachos más mayores y grandes de estos centros les atacaban y robaban mientras el personal observaba impasible.

“Los niños nos dijeron que se sentían más seguros en la calle que hacinados en los centros de acogida que España dispone para su cuidado”, dijo Bencomo.

Human Rights Watch denunció que España ha negado el derecho a la educación a la gran mayoría de los niños migrantes no acompañados de Ceuta y a muchos niños de Melilla, y que el personal tanto de los centros de salud públicos como de los centros de acogida se ha negado arbitrariamente a ofrecer atención sanitaria a los niños enfermos o con lesiones en Ceuta.

La legislación española garantiza el cuidado y la protección de los niños extranjeros no acompañados con los mismos derechos que los españoles, entre ellos el derecho a la educación, la atención a la salud, la residencia temporal y la protección frente a la repatriación cuando ésta ponga en peligro al niño. Los funcionarios locales de Ceuta y Melilla incumplen habitualmente las leyes y niegan arbitrariamente el cuidado y la protección de los niños. Los funcionarios del gobierno central admitieron que no supervisan regularmente el trato a los niños ni someten a los tribunales los casos de abusos graves. En muchos de los casos investigados por Human Rights Watch, los organismos encargados de proteger a los niños —- la policía y las Consejerías de Bienestar Social —- eran el origen de los abusos.

“El gobierno español dice que se preocupa por los derechos del niño, pero se esfuerza muy poco o nada por aplicar sus propias leyes al respecto”, dijo Bencomo. “Siempre que le preguntamos a los funcionarios del gobierno qué estaban haciendo para proteger a los niños, nos decían que era responsabilidad de otros”.

España expulsaba a los niños de Ceuta y Melilla entregándoselos a la policía marroquí, que los golpeaba y maltrataba. La policía marroquí abandonaba entonces a los niños en calles desconocidas por ellos, con frecuencia a altas horas de la noche. Hasta los niños muy pequeños se quedaban en el desamparo porque Marruecos carecía de disposiciones adecuadas para la protección de los niños fuera del entorno familiar y las autoridades marroquíes sólo solían intervenir cuando un niño era sospechoso de haber cometido un delito grave. La atención en los centros de detención para menores de Marruecos era claramente inadecuada, pero los jueces contaban con escasas alternativas a parte de estos centros si no podían retornar a un niño a la seguridad de su familia.

Human Rights Watch ha pedido al Gobierno de España que garantice que los niños migrantes no acompañados tengan acceso a los centros de acogida, la educación, los servicios de urgencia y otros tipos de atención a la salud, y que dispongan de documentos de residencia temporales, como prevé la legislación española. Los centros de acogidas para niños no acompañados deben cumplir las normas básicas sanitarias y de seguridad y ofrecer a los niños la protección y el cuidado necesarios para su bienestar. España no debe repatriar o expulsar a niños mientras que el gobierno no haya comprobado que el menor en cuestión va a regresar con un familiar dispuesto y capaz de cuidarle o ingresar en un organismo de servicio social apropiado en su país de origen, y que el regreso del niño no plantea ningún riesgo ni peligro para su seguridad y la de sus familiares.

Human Rights Watch pidió al Gobierno de Marruecos que facilite el retorno al país de niños menores no acompañados cuando redunde en el interés superior del menor y que disponga los recursos para su cuidado y protección, lo que incluye la designación de un organismo de bienestar social encargado de recibir a los niños migrantes no acompañados expulsados de España y, cuando sea pertinente, el retorno con sus familias. Marruecos debe proteger a los niños migrantes no acompañados expulsados de España a Marruecos frente al trato cruel, inhumano o degradante y otros abusos por parte de la policía.

La organización también pidió a ambos gobiernos que colaboren para garantizar que sólo se repatría a niños de España a Marruecos cuando vayan a regresar con familiares dispuestos y capaces de cuidarles o ingresar en un organismo de servicio social apropiado.

“Las policías española y marroquí no deben ser las encargadas de repatriar a los niños migrantes no acompañados”, dijo Bencomo.


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