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Posición de HRW frente a una posible guerra en Irak

Durante más de 20 años Human Rights Watch ha trabajado en zonas de conflicto armado. Creemos que nuestra contribución en la reducción del sufrimiento asociado a los conflictos armados consiste en monitorear y promover el cumplimiento del derecho internacional humanitario por parte de los actores involucrados en el conflicto. Este derecho -que comprende principalmente las Convenciones de Ginebra y sus Protocolos adicionales- ha sido creado con la intención de proteger a la población civil y a los no combatientes de las calamidades de la guerra.

 

  Human Rights Watch no emite juicio sobre la decisión de ir o no a la guerra.

Human Rights Watch exigirá, tanto a los Estados Unidos y sus aliados militares como a Irak, que cumplan con los requerimientos del derecho internacional humanitario en el caso de que el gobierno norteamericano decida iniciar una guerra en Irak. Tal como lo hemos hecho en el pasado, monitorearemos aquellas decisiones referidas a los blancos seleccionados por las partes en conflicto, el uso de armamentos indiscriminados y el trato a los prisioneros de guerra y a la población civil. Llamaremos la atención sobre las necesidades humanitarias de los desplazados y de las víctimas de la guerra, y demandaremos su debida protección. Instaremos al gobierno de los Estados Unidos a que mantenga bajo control a sus agentes y aliados dentro del territorio de Irak para asegurar de esta manera un trato humano a los prisioneros de guerra y evitar represalias contra la población civil. Destacaremos la necesidad de estar preparados para enfrentar los horrores que el Presidente Saddam Hussein, buscando asegurar su permanencia en el poder, pudiera llegar a descargar contra su propio pueblo. Una vez acabada la guerra, procuraremos llevar ante la justicia a los responsables de cometer actos de genocidio, crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad. También procuraremos que a estas personas se les niegue la posibilidad de ocupar cargos gubernamentales. Finalmente, solicitaremos que se dispongan los recursos necesarios para ayudar al pueblo Iraquí a construir un país donde los derechos de todas las personas sean respetados.

Human Rights Watch no emite juicio sobre la decisión de ir o no a la guerra o sobre si una guerra está justificada sobre la base de las normas del derecho internacional contra la agresión. Examinamos las consecuencias humanitarias de la guerra y no emitimos juicio alguno sobre la legalidad de la misma. Si lo hiciéramos se vería comprometida la condición de neutralidad necesaria para poder monitorear con credibilidad y eficacia la manera en la cual esta guerra es conducida -si se cumple o no con los requisitos del derecho internacional humanitario. Para emitir este tipo de juicio sería necesario hacer evaluaciones políticas y de seguridad que se encuentran fuera de nuestro mandato. Más allá de que uno favorezca o no el inicio de una guerra, más allá de que una guerra se encuentre respaldada o no por argumentos legales, creemos que es necesario establecer un acuerdo que permita minimizar el daño sufrido por los no combatientes, tal como lo establece el derecho internacional.

 

  La única excepción que Human Rights Watch ha hecho con respecto a su postura de neutralidad sobre la conveniencia de la guerra se refiere al caso de las intervenciones humanitarias -la invasión militar de un país para proteger a su propio pueblo.

Por lo tanto, y al igual que en otros conflictos armados, Human Rights Watch ha decidido no apoyar ni condenar una posible guerra contra Irak. No emitimos opinión alguna sobre si los peligros asociados al inicio de una guerra son mayores para la población civil de Irak y de sus países vecinos que los peligros asociados a la decisión de no atacar para la población civil de los Estados Unidos y sus aliados -o, en ultima instancia, para el propio pueblo Iraquí. Tampoco emitimos juicio sobre el intenso debate que ha surgido con respecto a la legalidad de la doctrina de "guerra preventiva" propuesta por el Presidente George Bush, ni sobre la necesidad de contar con la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para iniciar una guerra.

La única excepción que Human Rights Watch ha hecho con respecto a su postura de neutralidad sobre la conveniencia de la guerra se refiere al caso de las intervenciones humanitarias -la invasión militar de una país para proteger a su propio pueblo. En ciertas ocasiones Human Rights Watch ha considerado conveniente reclamar intervenciones militares (por ejemplo, en aquellos casos donde los habitantes de un país están siendo víctimas de un genocidio o de otras atrocidades similares). A pesar de que Saddam Hussein tiene una historia terrible de violaciones a los derechos humanos, actualmente no parece haber llegado al nivel necesario para justificar una intervención de carácter humanitario -a diferencia de su conducta durante el genocidio Anfal contra la población Kurda de Irak.

También consideramos que la guerra contra Irak no constituye una intervención humanitaria, sino que, tal como ha indicado el propio gobierno norteamericano, tiene como objetivo final despojar al gobierno Iraquí de su supuesto arsenal de armas químicas y biológicas, impedir el desarrollo de armas nucleares y desplazar a Saddam Hussein del poder. A pesar de que el Presidente Bush se ha referido al carácter represivo del gobierno Iraquí para respaldar su postura belicista, este argumento es sólo complementario a su decisión de resolver el tema de las de armas de destrucción masiva y de lograr el cambio de régimen en Irak. Seguramente, en el caso de que Saddam Hussein fuera derrocado y que las armas de destrucción masiva fueran desactivadas, ni siquiera se consideraría la posibilidad de iniciar una guerra, aun cuando el nuevo gobierno fuera tan represivo como el actual.

Human Rights Watch ha documentado de manera detallada las violaciones a los derechos humanos cometidas por Saddam Hussein y su gobierno. Hemos recopilado evidencia detallada del genocidio Anfal, y continuamos monitoreando la situación en Irak e informando sobre los abusos contra los derechos humanos allí cometidos. En reiteradas ocasiones hemos solicitado que Saddam Hussein, junto a otros altos oficiales Iraquíes, sean llevados ante la justicia por el rol que desempeñaron en el genocidio Anfal y en otras atrocidades similares. Creemos que el hecho de exponer y divulgar los abusos contra los derechos humanos cometidos por un gobierno representa un primer paso en el intento de presionar a ese gobierno para que detenga sus prácticas abusivas. Nuestros esfuerzos para que el gobierno Iraquí abandone sus prácticas represivas no deben ser interpretados como un apoyo tácito a la guerra.

Del mismo modo, Human Rights Watch ha denunciado las violaciones al derecho internacional humanitario cometidas por los Estados Unidos en Panamá, la Guerra del Golfo, Yugoslavia y Afganistán. Hemos criticado las decisiones adoptadas por el gobierno norteamericano con respecto a temas tales como la selección de blancos, la incapacidad de tomar las precauciones necesarias para minimizar el número de bajas entre la población civil, el uso de armas indiscriminadas y su inobservancia de las reglas de Ginebra sobre los prisioneros de guerra. Nuestras críticas a la conducta del gobierno norteamericano en una posible guerra contra Irak no deben ser interpretadas como una oposición a dicha guerra.


MÁS INFORMACIÓN SOBRE UNA POSIBLE GUERRA EN IRAK (en inglés)
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