Cuba

Carta al Presidente Fidel Castro

25 de abril de 2002

Washington, D.C.

Su Excelencia Dr. Fidel Castro Ruz
Presidente de los Consejos de Estados y de Ministros
La Habana, Cuba

Excelentísimo Señor Presidente Castro:

Tengo el honor de dirigirme a S.E. para instarle respetuosamente a que ordene la puesta en libertad del activista de derechos humanos, Juan Carlos González Leiva, así como de otros cinco activistas (Delio Laureano Requejo, Lázaro Iglesias Estrada, Virgilio Mantilla Arango, Enrique García Morejón y Antonio García Morejón) y dos periodistas independientes (Léxter Téllez Castro y Carlos Brizuela Yera) que fueron golpeados y encarcelados arbitrariamente por las autoridades policiales cubanas el 4 de marzo de 2002, en Ciego de Ávila, Cuba.

Juan Carlos González Leiva es un hombre ciego que preside la Fundación Cubana de Derechos Humanos y la Fraternidad de Ciegos Independientes Cubanos. Está actualmente encarcelado en la sede de la Seguridad del Estado en Holguín y ha sido acusado de desorden público y desacato, dos delitos que conllevan una posible condena de uno a tres años de prisión. No se ha establecido aún la fecha del juicio en este caso.

Se informó de que González había sido detenido cuando estaba en el Hospital Antonio Luaces Iraola, donde fue a visitar a un periodista independiente que había sido golpeado por la policía ese mismo día. Jesús Álvarez Castillo, un periodista de la agencia Cuba Press, y Léxter Telles Castro, director de la Agencia de Prensa Libre Ávileña, se dirigían a la reunión mensual de la Fundación Cubana de Derechos Humanos, convocada para el 4 de marzo de 2002, cuando miembros de la Seguridad del Estado, la Policía Nacional Revolucionaria y la Brigada Especial bloquearon el acceso a los periodistas y los atacaron físicamente, según se informó. Como resultado del ataque, Álvarez perdió el conocimiento, sufrió una lesión en el cuello y fue trasladado al hospital provincial.

Cuando le informaron del incidente, Juan Carlos González Leiva se dirigió al Hospital Antonio Luaces Iraola donde estaba hospitalizado Álvarez, junto con varios miembros de la Fundación Cubana de Derechos Humanos y del Movimiento Cristiano de Liberación y dos periodistas independientes. Durante su visita al hospital, el grupo rezó por Álvarez y, durante unos cinco o diez minutos, gritó consignas tales como "Vivan los derechos humanos". Se informó de que los integrantes del grupo dejaron de gritar y se sentaron pacíficamente en un pasillo del hospital cuando el personal sanitario les pidió que se callaran.

Según los informes que ha recibido Human Rights Watch, cuando el grupo llevaba aproximadamente una hora sentado calladamente en el pasillo llegó la Seguridad del Estado. Las fuerzas de seguridad sacaron del hospital a rastras a los activistas y a los periodistas, golpearon y patearon a algunos de ellos, los detuvieron y se los llevaron al Departamento Técnico de Investigaciones en Ciego de Ávila. Las autoridades introdujeron a González en un vehículo patrulla donde lo golpearon y le causaron heridas en la frente para las que precisó de cuatro puntos de sutura.

Desde su detención, González ha sido trasladado al centro de detención de la Seguridad del Estado en Holguín, a unos 300 kilómetros de su casa en Ciego de Ávila, lo que dificulta considerablemente las visitas de su esposa. Los otros activistas y periodistas que fueron detenidos junto con González están actualmente encarcelados en centros de detención en Holguín, Camaguey y Ciego de Ávila.

Human Rights Watch está profundamente preocupado que González no esté recibiendo un trato adecuado en prisión. Las autoridades le han quitado los anteojos y el bastón que utiliza para guiarse cuando camina y no se han dispuesto arreglos especiales para su ceguera. Es más, se ha informado de que las autoridades no le han dejado quedarse con una Biblia en Braille que le trajo su mujer.

Reconocemos que gritar en un hospital puede perturbar a otros pacientes. Sin embargo, las acciones emprendidas por las autoridades cubanas contra González y los otros defensores de los derechos humanos y periodistas que estaban con él-que incluyen los ataques físicos, los encarcelamientos durante más de un mes y las acusaciones de haber cometido delitos que pueden conllevar largas condenas de prisión-fueron desproporcionadas con respecto a la actuación de González y sus colegas el 4 de marzo de 2002.

Instamos respetuosamente a S.E. a que ponga en libertad a Juan Carlos González Leiva, los dos periodistas independientes y los cincos activistas detenidos con él, y a las otras muchas personas que están encarceladas en Cuba por ejercer sus derechos humanos internacionalmente reconocidos.

Aprovecho la oportunidad para expresar a S.E. nuestra más alta estima y consideración.

Atentamente,

José Miguel Vivanco
Director Ejecutivo


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